Capítulo XI

El castillo de Broutilles estaba ya preparado. Minoff y Jacqueline se instalaron en él, así como Fissile, y no tardó en venir a reunirse con ellos Jim, quien había perdido repentinamente todo su acento alsaciano.

Los primeros días estuvieron bastante animados por la mudanza, y luego se sucedieron días más aburridos. Minoff se creía seguro, ya que Mitaine había muerto. Leía con asiduidad a Stanislas de Guaita y Eliphas Lévi. Tres líneas de teléfono le mantenían en comunicación con la Bolsa y en su enorme garaje guardaba sus quince autos. En la caleta a la que daba el linde del parque había mandado abrir un pequeño puerto donde estaban atracados dos yates y quince lanchas motoras. Era evidente la fabulosa riqueza de este individuo que sólo bebía agua mineral, pero eso sí, de todas las clases. Fissile concedía una gran importancia a los vinos, mientras que Jim se especializaba en los whiskys. Minoff, además, era un amante del brie; Fissile prefería el queso holandés y Jim tenía una pronunciada querencia hacia el roquefort, gusto que estaba relacionado de alguna manera con su pasión por las sortijas de oro de las más gordas. Fissile no participaba de esta misma pasión, más bien despreciaba las alhajas; en cuanto a Minoff, se daba el lujo de una esmeralda gigantesca en el índice derecho. De sobresalir en algo, era en el bridge, siendo también Jim un ferviente jugador de cartas, en cambio Fissile prefería el ajedrez. No está de más hacer notar la debilidad de este último por las mujeres grandes y rubias. Minoff gustaba más de las mujeres medianas y morenas, mientras que Jim no le hacía ascos a ninguna. En cuanto a libros, Jim no leía jamás, y suerte tenía de saberse el alfabeto. Por el contrario, Fissile y Minoff eran grandes consumidores de libros, el segundo sobre todo gastaba en libros de ocultismo y hermetismo, al revés que el primero, que invertía en estudiar con pasión la heráldica, la montería, la historia del vestido, el arte de trenzar coronas de flores y el de fabricar figuritas de cera. También estaba aprendiendo vasco y bretón. Jim, por su parte, hablaba con fluidez el tabelo, el tagalog, el tahitiano, el vaita, el taleng, el tamil, el tangale, el tanna, el taungutu, el tavara y el taveta. Minoff profundizaba en las lenguas antiguas que necesitaba conocer para el estudio de la cábala. La actriz que prefería era Mary Pickford. Fissile se derretía por Mary Duncan. Y Jim, por Mary Astor. Minoff nadaba de tijera, Fissile lo hacía de tijera crolizada y Jim directamente a crol. Minoff hacía salto de altura, Fissile de longitud y Jim de pértiga. Minoff bailaba el tango, Fissile el minué y Jim el ajuntado. Minoff corría a cuatro patas, Fissile con los dos pies y Jim reptaba con la barriga. Minoff iba armado algunas veces, Fissile con frecuencia y Jim nunca iba sin armas. Minoff se cepillaba las uñas con piel de gamuza, Fissile con piel de cabra y Jim con piel de cebú. Minoff olía a resina de opoponaxm, Fissile a ajo y Jim a cadáver. Y tanto en invierno como en verano, los tres ganduleaban mirando las olas efímeras del Mediterráneo.