Guille, galle, galla, gulle, güello...
No te embullas ni te guilles, Guillen, ni mucho menos te engalles, porque no tienes agallas. ¡Calla! o como payador de talla entónale una loa a la papaya de Maya Plisezcaya hasta que te salgan callos. Respeta a tu ayo o te parte un rayo, porque el caballo sólo quiere grillos y si te las das de gallo te engrilla, te engulle o te corta el cuello mientras tú aplaudes tu «autodegüello».
(A Nicolás Guillotina)