Aclaración de las Divinas Parcas
Queremos aclarar que si hemos condenado a Reinaldo Arenas (Perronales, 1943) a un destino siniestro, no se debe, como dice el escritor, a que nos sintiéramos enfurecidas por los golpes que nos propinara el negro a quien Delfín Proust Pupo (Guanajales, 1944) le tocó la portañuela. Todo eso, el toque de la bragueta, los golpes que recibimos, es cierto. Pero no influyó en nuestro veredicto. Lo que sí influyó es que Arenas (alias Gabriel, alias la Tétrica Mofeta) dudó de nuestras palabras y por lo tanto de nuestro poder. Estando el citado en el castillo de El Morro nos envió a su madre (lo que nos costó una requisa por parte de Fifo) para conocer el destino de su novela. Nosotros le informamos que había sido encontrada por su tía Orfelina, quien la entregó a la Seguridad del Estado. Pero él no lo creyó completamente. Si no, ¿por qué se encaramó en el techo de la casa de Orfelina con el fin de recuperar su novela al salir de la cárcel? Esa falta de confianza en nosotras, las Divinas Parcas, no se la perdonamos.
Firmado:
Cloto
Láquesis
Atropo