Las cuatro grandes clasificaciones de los bugarrones
Cuando la aparente Chelo, disfrazada de Delfín Proust (o al revés), terminó a riesgo de su vida su clasificación de las locas, la Superchelo, cuya función era precisamente opacar a la Chelo, avanzó saltando sobre las balsas que se retiraban y cayó exorbitada sobre la mesa donde se acaba de desarrollar la Conferencia Onírico-teológico-político-filosófico-satírica y luego de lanzarle una mirada fulminante a la supuesta Chelo (que ya también pensaba irse para París y seguir trabajando para la policía francesa y la cubana), habló de esta forma, dirigiéndose a un público que no la escuchaba puesto que seguía a Fifo rumbo al Jardín de las Computadoras:
—Esa mulata rumbera y anciana, nacida en el Camagüey durante la época de Agramonte y mantenida en París por una momia, ha olvidado la gran clasificación mundial de los bugarrones. Ya se sabe que sin bugarrón no hay loca y viceversa. De manera que si no exponemos aquí, ante este gran jurado, la clasificación de los bugarrones, aprobada ya por el Consejo de Seguridad de la ONU, la disertación sobre el tema de la pajarería quedaría incompleta... Distinguidísima concurrencia, deténgase y escuche: los bugarrones se dividen en cuatro grandes categorías, a saber.
Y mientras los invitados partían en estampida, la Superchelo siguió hablando.
-Primera categoría: EL BUGARRÓN DE OCASIÓN O BUGARRÓN DORMIDO. Se trata de un tipo de bugarrón que por lo general hace vida normal sin intentar singarse a un maricón, pero que de vez en cuando, obedeciendo a no se sabe qué impulsos secretos, a qué misteriosos e incontenibles arrebatos, necesita templarse a un pájaro. El bugarrón de ocasión puede amar a las mujeres y tener una gran prole; pero un día en un baño, en un túnel o en algún matorral, un pájaro lo sonsaca, y él, que en otras ocasiones se ha ofendido y hasta le ha propinado una bofetada a la loca, en ese instante, sin embargo, se erotiza (se le despierta el bugarrón) y ensarta al pájaro. Luego, cerrándose la bragueta, recupera su hombría y majestad y se retira al seno de su familia o continúa haciendo la guardia de milicia frente a su centro laboral. Como ejemplo de bugarrón de ocasión puede citarse a cualquier hombre.
El salón se llenaba cada vez más de agua, las balsas navegaban rápidamente, pero la loca siguió hablando:
—Segunda gran categoría: EL BUGARRÓN ACOMPLEJADO. Este tipo de bugarrón carga con una extraña culpa por desear el culo de otro hombre y en su rostro se refleja su gran pena. Ha tratado por todos los medios posibles de renunciar a la bugarronería y en la práctica es buen padre de familia. Ay, pero a veces, cuando uno de sus hijos pequeños se le sienta en las piernas, el sufrido bugarrón se excita. Entonces quisiera suicidarse, pero en lugar de ponerse una soga al cuello, se lanza a la calle y le pone un aro de carne a su falo. Luego de templarse a cualquier pájaro recupera su hombría perdida y regresa a su hogar lleno de resentimientos y complejos de culpa, pero aún excitado por el goce que le proporcionó el haber entollado a un hombre. Como ejemplo de bugarrón acomplejado tenemos a Ramón Stivenson y a casi todos los boxeadores, karatecas y yudocas. De la antigüedad podemos citar a Cristo, que amaba a todos los hombres.
El inmenso salón de las conferencias se había quedado vacío, las aguas subían de nivel, mas la loca seguía con su disertación.
—Tercera gran categoría: EL BUGARRÓN NATO. El bugarrón nato es ese tipo de macharrán a quien no le interesan las mujeres, sino los maricones y hacia ellos apunta con sus divinas proporciones fálicas. El bugarrón nato puede templarse hasta treinta locas en un día: puede además estar casado con un pájaro, lo cual no le impide templarse a todas las locas del solar y si es posible a cualquier hombre. A veces entabla grandes guerras con otro bugarrón nato en nombre de cualquier pájaro pretendido. Puede llevar en la cara alguna cicatriz como escudo o sello de sus batallas buganrroniles. Es guaposo, varonil, usa grandes bataholas y cada cinco minutos se palpa los testículos o el miembro de manera casi inconsciente y aun cuando esté hablando con otro bugarrón nato. Como ejemplo de bugarrón nato podemos citar al sin par Gorialdo de Inmedible Lanza o a Maltheatus. De la Antigüedad podemos escoger al rey Assurbanipal y a Alejandro de Macedonia.
Las aguas seguían subiendo de nivel. Por el pasillo aledaño se veían cruzar a nado a miles de enanos con sus navajas en la boca rumbo al Jardín de las Computadoras. Pero la Superchelo prosiguió con su conferencia.
—Cuarta y última categoría: EL SUPERBUGARRÓN. Este raro ejemplar ya en extinción, o tal vez ya extinguido, es un hombre al que sólo le interesa templarse a otro hombre, es decir, a otro superbugarrón como el. Jamás el superbugarrón se templará a un maricón, ni lo pienses, querida; su sueño, su meta, es metérsela a un hombre de verdad, si es posible a un alto militar, a un actor famoso, a un deportista superolímpico o a un miembro del Comité Central del Partido Comunista. Si no puede hacer eso, se templa a un caballo y hasta a un cocodrilo, pero jamás a un pájaro. El superbugarrón es ese hombre que quisiera templarse a su propio suegro o a sus cuñados en vez de a su mujer. Templarse a un maricón sería una traición, templarse a una mujer es para él un acto banal y poco respetable. Como ya dije, el superbugarrón es un ejemplar en extinción, a diferencia de los demás ejemplares, que se multiplican diariamente. Ay, uno de los últimos, quizás el último superbugarrón, era el presidente de la Real Academia Española, quien acaba de fallecer ante las puertas de este palacio. Ante una pérdida tan irreparable lloremos todos.
Y la Superchelo, a pesar del torbellino fluvial que la arrastraba, derramó unas enormes lágrimas que hicieron aún más pavorosa la inundación.