La historia

Ésta es la historia de una isla donde había nacido un hombre muy grande. El hombre era tan grande que no cabía en la isla porque hacía sentir muy pequeños al resto de los habitantes de la isla. De manera que el dictador de la isla mandó al hombre grande a una isla más pequeña donde solía enviar a todos los hombres que no fueran de estatura espiritual pequeña. Allí el hombre grande, mientras picaba piedras en una cantera, comenzó a hablar de la grandeza de su isla y de la grandeza de los que habitaban aquella isla. El hombre hablaba con una voz única, noble, grande, tan grande que desde la pequeña isla llegaba hasta los hombres de la isla grande; de manera que los habitantes de aquella isla no podían soportar aquella voz tan grande que ellos no tenían. Entonces el dictador de la isla deportó al hombre grande bien lejos, más allá del océano, donde su voz no pudiera llegar hasta la isla. Pero el hombre siguió hablando incesantemente y pronunciaba unos discursos tan bellos y fulgurantes que lo hacían cada vez más grande, tan grande que hasta los que habían sido deportados de la isla por ser grandes o por aspirar a la grandeza sintieron envidia de aquel hombre grande. Así el hombre grande no sólo era atacado por el dictador de la isla y la inmensa mayoría de sus habitantes, sino también por los enemigos del dictador que vivían fuera de la isla y que querían liberar la isla, pero no podían soportar la presencia de un hombre tan grande que seguramente impediría que ellos después se convirtiesen en dictadores. En el destierro, el hombre grande fue el blanco de millones de intrigas, ofensas y calumnias de todo tipo. Lo tildaron de cobarde, de capitán araña, de depravado, de elitista, de borracho, de drogadicto y hasta de amigo del dictador de la isla. Y el dictador de la isla se hacía eco de aquellas calumnias y las multiplicaba. Otras veces era el dictador quien inventaba y difundía todo tipo de ofensas contra el hombre grande, ofensas que eran acogidas con beneplácito hasta por los enemigos del dictador, que no podían soportar la existencia de aquel hombre tan grande. Pero el hombre, a pesar de toda aquella guerra contra su persona, seguía creciendo, se hacía cada vez más grande y proseguía en su lucha contra el dictador. Y a medida que crecía comprendía» cada vez con mayor claridad, que toda aquella grandeza no tenía ningún sentido si no iba a morir a su amada isla, donde, por otra parte, su grandeza no tenía lugar. Así» mientras era injuriado por todos los que querían mantener la isla en la tiranía absoluta y por los que querían liberarla, el hombre grande partió clandestinamente rumbo a la isla. En cuanto llegó, todos los ejércitos, tanto los amigos como los enemigos, se confabularon contra él y lo mataron. Entonces el hombre grande se disolvió en la isla alimentando aquellas tierras. Cuando ya fue sólo polvo y nadie ni siquiera podía identificar dónde había caído o dónde estaba su tumba, los nativos de la isla, tanto los amigos como los enemigos, se sintieron orgullosos de haber tenido un hombre tan grande. E inmediatamente comenzaron a erigirle estatuas. Tantas son ya las estatuas que no hay un rincón en toda la isla que no ostente el rostro pensativo del hombre grande.

El color del verano
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml