Dave

Miraba el techo y me concentraba en el hilo de aire que lograba meter por el agujero de la nariz que aún estaba libre. Inspirar, espirar, solo se trata de eso, Dave, nada más.

¿Qué estaría pasando ahí fuera? El motor de ese coche seguía al ralentí y podía percibir el eco de una conversación a lo lejos, pero no se trataba de una discusión, que era lo que yo hubiera deseado. Algún tipo de conflicto que pudiera dejar a John Lusk fuera de combate.

Entonces algo me hizo pestañear. Oí un ruido de pasos a la carrera aproximándose por la parte trasera. Y no era John, ni Lorna, ni mucho menos Zack. Los andares de estos tres los conocía sobradamente. No… Esa persona que se aproximaba era alguien de menor peso, más ágil y rápido.

¿Quién?

La cosa se iba poniendo interesante por momentos. Ese corredor, fuera quien fuera, llegó hasta la parte trasera del establo y se frenó en seco. Básicamente, eso significaba que había esprintado desde alguna parte para ponerse a cubierto tras la fachada, tal vez para que John no pudiera verle.

Caminó con discreción, pegado a la fachada, aunque pisó algunas cosas que había por el suelo y eso le delató. El intruso no era demasiado profesional. ¿Quizás un ladrón de gallinas? Aquello renovó mis esperanzas de que algo fuera de guion estuviera a punto de ocurrir, y yo pudiera aprovecharme de ello.

Volví el cuello en esa dirección y miré por el ventanuco que había sobre la estufa. Allí no tardó en aparecer un rostro. Una mujer. Ponía las manos a modo de visera sobre los ojos intentando distinguir algo en el interior. Desde fuera, este lugar debía de resultar muy oscuro.

No era necesario ser muy listo para comprender que esa aparición estaba relacionada de alguna manera con el coche que acababa de llegar y tampoco hacía falta ser Isaac Newton para darse cuenta de que se trataba de algún tipo de adversario, y que su propósito, fuera cual fuera, iba en contra de los intereses de los hermanos Lusk. Lo cual le convertía automáticamente en mi aliado.

Empecé a mover las piernas y las manos, intentando que la cama hiciese algún tipo de ruido, o que ella pudiera distinguirme en la penumbra. Entonces vi cómo esa bonita cara se pegaba aún más al cristal. ¡Sí! Me había visto. Y entonces dijo algo, una palabra…