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Leo acababa de abrocharse el cinturón de seguridad cuando le preguntó a su hija qué estaba pensando.
—¿De verdad crees que Hunter pudo ser asesinado porque había problemas en la fundación?
—No estoy segura, pero desde luego me da la sensación de que el padre de Hunter manipuló la balanza de la justicia en algún momento.
Le explicó cómo la editora del general, Holly Bloom, había ayudado tanto a Mark Templeton como a Jason Gardner.
—Pero no creerás que el general estuvo implicado, ¿verdad?
—Claro que no. —Esa posibilidad era inimaginable. James Raleigh era un héroe nacional y a decir de todos adoraba a su hijo mayor. Aunque Laurie dudara de él, su paradero estaba confirmado en todo momento hasta que se le notificó la muerte de Hunter.
—¿Por qué iba a proteger al asesino de su propio hijo?
—Quizá creyó que era responsable su otro hijo. Según Casey, Andrew Raleigh daba muestras de tenerle mucha envidia a su hermano, sobre todo cuando iba bebido. Incluso cuando conocí a Andrew, dejó muy claro que Hunter era el hijo favorito. O quizá el general Raleigh estaba convencido de que Casey era culpable. Pero ¿y si se equivocaba?
—O igual tenía razón, Laurie. Aunque le consiguiera a Jason Gardner ese contrato de edición, aunque tuviera algo que ver con los mensajes de RIP_Hunter, aunque intentara trucar la baraja para que condenaran a Casey, ella podría seguir siendo culpable.
«Es posible», pensó Laurie.
Solo faltaban dos días para que empezaran a grabar, y estaba encontrándose más preguntas que respuestas. Ahora sabía que la policía había hallado los números de contables forenses encima de la mesa de Hunter, junto con la anotación «Preguntar a Mark». Eso seguramente corroboraba la afirmación de Casey de que Hunter estaba buscando irregularidades en la fundación. Iba a tener que probar suerte de nuevo con Templeton.
Mientras tanto, tenía que hacer otra parada antes de volver a la ciudad. El navegador del coche alquilado de su padre indicó que su destino quedaba hacia la izquierda.
—¿Vienes? —le preguntó ella.
—No, gracias. Nunca me había caído bien un abogado defensor hasta que conocí a Alex. Creo que prefiero no conocer a ninguno más, por si acaso.
La abogada con la que se iba a reunir Laurie era la que defendió a Casey en el juicio, Janice Marwood.