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Centro de Mando de ComStar, montaña Zhaloba
Strana Mechty
Región estelar Kerensky, Espacio de los Clanes
23 de abril de 3060
Con la cabeza cubierta por el casco de realidad virtual interactiva en el centro de mando situado al pie de la montaña Zhaloba, Anastasius Focht se sentía sepultado. El traje de RVI que llevaba lo mantenía abrigado, un poco en exceso incluso, como si estuviera en la carlinga de un BattleMech. Mientras le proporcionaban información desde el ordenador al que el equipo de RVI estaba conectado, el mundo se veía brillante y por encima de él giraba con lentitud una rueda de imágenes.
Alargó la mano derecha, que en la simulación aparecía sin guante, y bajó hasta colocar a su altura la rueda con el fin de hacerla girar hasta seleccionar la imagen que deseaba. Marcó una y al instante se amplió hasta llenar por completo la extensión azul que lo rodeaba. En un abrir y cerrar de ojos, aparecieron los datos del Black Night del Capiscol Harvison. Los giroestabilizadores conectados al soporte de la cámara mantenían la imagen sorprendentemente inmóvil mientras el ’Mech avanzaba con pesadez hacia la montaña Zhaloba.
La visión del campo de batalla que Focht había visto en la sala de reuniones era una imagen aérea captada desde el este.
Si la hubiese podido ver desde esa posición en este momento, vería a una docena de ’Mechs de ComStar abriéndose paso por la ladera en dirección a la falda de la montaña. Llegar desde el oeste era prácticamente el único modo de aproximarse al objetivo, un punto que Focht estaba casi seguro que pasaría desapercibido para Marthe Pryde. ComStar iba a atacar en un punto de la ladera, arriba, en un esfuerzo por derrotar a los Halcones de Jade. No iba a ser una batalla sencilla.
Focht sintió una punzada de remordimiento por no poder estar allí con Harvison, instalado en un ’Mech. Durante toda su vida, la imagen de ser un MechWarrior había sido la cumbre de los logros de la humanidad. Ser uno de los mejores requería destreza, valentía y buena disposición para aceptar el máximo de responsabilidad. Un solo BattleMech tenía poder suficiente para levantar edificios…, en tiempos de guerra era implacable y prácticamente invencible, a menos que tuviera que vérselas con otro ’Mech de diez metros de altura. Todos los BattleMechs eran formidables reencarnaciones mecánicas de la Muerte, formados en legiones de autómatas pilotados por los guerreros de más categoría que engendraba la nación.
Por un instante se preguntó si había rechazado unirse a la unidad por cobardía. Ese fantasma acechaba como telón de fondo en la mente de todos los guerreros, en la mayoría de los casos medio oculto entre tradiciones y honores, pero a veces parecía salir por sus propios medios de su tumba, y en esos momentos todo el que lo presenciaba acababa preguntándose si no le habría llegado el momento, si no era ya su hora, si ese proyectil no llevaba escrito su nombre en la punta, si esa ráfaga de láser no iba destinada a él. Ese terror parecía irracional, pero Focht estaba convencido de que era el único aspecto racional del hecho de ser guerrero. Nos ofrecemos voluntarios para situarnos en una posición en la que podemos morir para proteger a aquellos que no pueden protegerse a sí mismos. Eso va contra todo instinto de protección que podamos tener, pero aun así lo hacemos. El temor nos recuerda que estamos actuando de forma insensata.
Examinó el borde de la zona del lago en busca de algún ’Mech situado allí para oponerse al inminente avance de la unidad de ComStar, pero no vio ninguno. El Black Night de Harvison iba equipado con una sonda Beagle Active que agudizaba su capacidad para descubrir ’Mechs ocultos, pero no detectó ninguno. Eso no sorprendió tampoco a Focht, porque él también habría mantenido alejados a los ’Mechs del borde del lago para evitar daños. Habrá tiempo de sobra para hacerlos avanzar cuando estén a nuestro alcance.
Focht no percibía rastro de temor alguno en su interior. Había tomado la decisión de mantenerse en la retaguardia a pesar de su deseo de estar en primera fila. Aunque tenía ochenta y siete años, todavía era muy capaz de pilotar un BattleMech. Se las arreglaba para seguir entrenando y realizar pruebas que lo mantenían en la lista de pilotos en activo, pero sabía que sus puntuaciones estaban más cerca de los mínimos requeridos que de las marcas que había conseguido antaño. El declive de su destreza era algo natural, fruto de la edad, y lo mantenía alejado de todo lo mejor que ComStar podía ofrecer.
Y lo mejor era Harvison y su gente. Todos se habían ofrecido voluntarios para formar parte de la compañía que se enfrentaría a los Halcones de Jade. Ninguno de ellos albergaba ilusiones de que la batalla fuese sencilla, se esperaba que hubiese muchos heridos e incluso muertes porque los Clanes luchaban por su vida. Y aun así se habían ofrecido voluntarios.
Focht sentía admiración por cómo Harvison había conseguido formar una compañía compacta. Los ’Mechs iban equipados con una mezcla aceptable de armas de largo y corto alcance que les permitirían luchar con los miembros de los Clanes en cuanto apareciesen. Todos ellos tenían asimismo una configuración humanoide que mientras caminaban alrededor del Black Night, intentando aprovechar el abrigo que ofrecían las piedras de granito y las protuberancias del terreno, les hacía parecer un ejército de infantería con armadura. Los ’Mechs avanzaban por la ladera de la montaña, resplandecientes por la pintura blanca que cubría sus cuerpos, la insignia dorada de ComStar pintada en el pecho izquierdo y el blasón azul oscuro de las Fuerzas Expedicionarias de la Liga Estelar a modo de abrazadera en los brazos y muslos. Las fuerzas de ComStar eran sin duda formidables, a pesar de haber perdido un Black Night por un fallo en el dispositivo de la cadera cuando se iniciaba el avance hacia la montaña.
Focht captó un fugaz movimiento en la cima de la ladera. Cinco ’Mechs de los Clanes, pintados del color verde brillante de los Halcones de Jade, aparecieron en escena. Sintió que un frío gélido le atenazaba el estómago cuando asomó la primera línea de defensa. Los cinco ’Mechs —un Black Hawk, dos Turkinas y dos Black Lanner— tenían todos un perfil bajo, con las patas traseras inclinadas como si fueran pájaros. Los ’Mechs de este tipo podían descargar sus armas contra sus enemigos y luego agacharse para minimizar el impacto de la respuesta enemiga.
El piloto del Black Hawk apuntó al Black Knight y una andanada de disparos salió proyectada de los seis láseres medios de largo alcance alojados en la muñeca derecha del ’Mech, pero se desviaron un poco hacia abajo y quemaron una línea de hierba a diez metros de distancia del ’Mech de ComStar. Uno de los láseres de la otra mano lanzó una ráfaga de luz de color rubí en dirección a la cabeza del Black Knight, pero a juzgar por las luces de diagnóstico que podía observar por el rabillo del ojo, aunque la cabeza del ’Mech mostró una luz roja, el control del estado del piloto siguió siendo de color verde.
Harvison contraatacó con el cañón de proyección de partículas que llevaba el Hawk en el brazo derecho y con el láser de largo alcance que tenía instalado en el pecho. El haz verdoso del láser erró el blanco pero el rayo azul cobalto del CPP impactó de pleno en el torso central del ’Mech de los Clanes y proyectó una lluvia de fragmentos de blindaje medio derretido que dejó una cicatriz ennegrecida en el pecho del Black Hawk.
Uno de los Turkina enfocó con sus armas a un Grim Reaper. El láser intermedio que llevaba el Turkina en el flanco izquierdo derritió el blindaje del corpulento torso central del Grim Reaper. Los láseres gemelos de largo alcance montados en el brazo derecho del ’Mech se cernieron como una abrazadera sobre el Grim Reaper y rompieron en pedazos parte de la protección de sus brazos. Uno de los dos láseres de propulsión del brazo izquierdo del ’Mech de los Clanes erró su objetivo pero el otro lanzó una andanada de dardos de energía verdosa que dejaron inutilizado el blindaje de la cadera derecha del Grim Reaper.
El ’Mech de ComStar se estremeció por el impacto, pero el piloto consiguió estabilizar la máquina e incluso se las arregló para responder a los disparos. El lanzador de MLA colocado en el costado derecho del torso del ’Mech proyectó una ráfaga de misiles de largo alcance que impactaron de pleno en el Turkina. La mayoría destrozó el blindaje del hombro derecho del ’Mech pero dos misiles fueron a chocar contra el blindaje del otro brazo. El láser grande del Grim Reaper chamuscó el blindaje del pecho izquierdo del ’Mech de los Clanes y dejó un reguero de ferrocerámica fundida en su torso.
Otro de los BattleMechs de ComStar, una máquina de hombros anchos y cabeza en forma de bala llamado Excalibur, eligió como objetivo el mismo Turkina y la ráfaga de MLA que disparó desgarró el pecho izquierdo del ’Mech, cuyo blindaje estaba ya dañado. El rifle de Gauss que llevaba en el brazo derecho el Excalibur disparó un proyectil plateado al ’Mech de los Clanes y la bala impactó sobre el muslo izquierdo del Turkina, lo cual provocó el estremecimiento de las láminas de blindaje pero no lo dejó desprotegido.
El segundo Excalibur de la compañía abrió fuego sobre un Black Lanner. La posta del rifle de Gauss del piloto de ComStar impactó en la montaña, errando su objetivo, pero los disparos del MLA sí que dieron en el blanco y deformaron el blindaje del pecho izquierdo y la pierna derecha del Black Lanner, aunque sin causar daños de consideración. Otro ’Mech de ComStar, un Shootist de constitución pesada, apuntó con el brazo derecho al Black Lanner y abrió fuego con el láser. El haz verdoso atravesó el blindaje del brazo derecho de su contrincante y dejó tras de sí un surco ennegrecido del que salió un hilo de humo.
El Black Lanner devolvió el ataque a su primer oponente, el Excalibur, y con el CPP de su brazo izquierdo lanzó una descarga azul de luz sintética que se incrustó en el costado izquierdo del torso del Excalibur. La lámina de blindaje explotó y el flanco izquierdo del ’Mech de ComStar quedó al descubierto, con lo que dejaba ver la estructura de soporte teñida de negro.
El segundo Black Lanner de los Halcones de Jade abrió fuego sobre un trío de ’Mechs de ComStar. El Spartan, de construcción cilíndrica, apuntó con el CPP que llevaba en el costado izquierdo del pecho al ’Mech de menor tamaño y disparó. La descarga azulada desgarró el blindaje del pecho izquierdo del Black Lanner. Un segundo Spartan utilizó también su CPP sobre el ’Mech de los Clanes y consiguió asimismo chamuscar una zona similar de blindaje, en el lado opuesto del pecho del Black Lanner. El segundo Shootist de la compañía disparó su láser de largo alcance sobre el Halcón de Jade, pero erró por lo bajo e hizo arder la hierba de alrededor.
El Black Lanner respondió atacando al Shootist con láseres medios de largo alcance. De los cinco disparos que efectuó, sólo tres dieron en el blanco. Dos despedazaron el blindaje del flanco derecho del ’Mech de ComStar mientras que el tercero dejó una sucia cicatriz en su pantorrilla izquierda. El piloto del Shootist consiguió mantener en pie al ’Mech y Focht se percató de que los dos Black Lanner tenían una configuración de combate diferente.
El último ’Mech de los Clanes, un Turkina impresionante, descargó su cólera en el segundo Grim Reaper de ComStar. La pareja de láseres de pulsación desparramó una lluvia de agujas láser sobre el torso del Grim Reaper y su brazo derecho, lo cual redujo el blindaje a un grasiento y negruzco amasijo. De los dos láseres de largo alcance con que estaba equipado el brazo derecho del Turkina, sólo uno dio en el blanco, pero contribuyó a destruir más placa de blindaje del pecho del ’Mech de ComStar. Los láseres medios que llevaba montados en el torso arponearon la pierna derecha del ’Mech con un rayo de color rubí, convirtiendo el blindaje en un sedimento líquido de cerámica.
El Grim Reaper contraatacó a la vez con los MLA y el láser de largo alcance. Los misiles arrancaron parte del blindaje de ambos brazos e hicieron saltar en pedazos un trozo del pecho del Turkina. El láser de largo alcance lanzó un rayo sobre el brazo derecho del ’Mech que atravesó el blindaje y dejó una herida en forma de media luna en mitad de la pintura verde.
Otro Black Knight de la ComStar disparó al Turkina pero erró el blanco tanto con el CPP como con uno de los láseres de largo alcance. El segundo haz verdoso de láser arrancó un trozo de metal del torso del Turkina, lo cual no hizo más que aumentar los daños causados por los misiles. El Turkina siguió en pie y no se retiró a pesar de los daños, como si el piloto desdeñara los esfuerzos de la ComStar por destruirlo.
Mientras los ’Mech se colocaban para iniciar un nuevo asalto, Focht sintió que una sensación de terror le recoma la espina dorsal. Aunque su gente había dado de sí todo lo que tenía en este primer asalto, sólo habían tenido que enfrentarse con la mitad de las fuerzas de los Halcones de Jade. Los pilotos de ComStar habían debilitado al enemigo, pero dos ’Mechs habían recibido daños serios, lo cual los dejaba en una situación muy vulnerable.
El Capiscol Marcial arrugó la frente. El comandante de los Halcones de Jade no estaba utilizando la evidente rapidez de sus Black Lanner para lograr una posición ventajosa. Sentía curiosidad por saber el motivo, pero al pensar en ello un frío gélido le atenazó el estómago. No necesita emplearlos de ese modo. Nos tiene en una posición de desventaja y se complace en jugar para demostrarnos su superioridad.
Focht se incorporó pero se contuvo antes de sintonizar la comunicación de radio con Harvison. Quería aconsejarle que contuviera el ataque. Como la herida en la cabeza del Black Knight de Harvison era muy grave, un simple disparo podría destrozar la carlinga y matarlo, lo cual dejaría a sus fuerzas sin líder. Seguro que lo sabe pero, aun así, su ’Mech sigue presionando.
El Capiscol Marcial se reclinó hacia atrás. Le asigné la batalla a Harvison, él es quien debe luchar. Sabe lo que está haciendo y la concentración de disparos parece efectiva. Pero ¿será suficiente?
El Black Knight de Harvison volvió a concentrarse otra vez en el Black Hawk. El CPP golpeó de nuevo al ’Mech de los Clanes en el centro del torso y estuvo a punto de quebrarle el blindaje. Lo que sí que logró el rayo verdoso del láser fue reducir a la mitad el blindaje del brazo derecho del Black Hawk.
El Black Hawk se encaró de nuevo con el Black Knight e intentó librarse de él con los láseres medios, aunque esta vez disparó los seis que llevaba en el brazo izquierdo y sólo uno del derecho. El haz rojizo del brazo derecho volvió a impactar demasiado abajo, lo cual no hizo sino confirmar las sospechas de Focht sobre el mal funcionamiento de esa unidad, pero cinco de los otros láseres dieron en el objetivo. Tres de ellos consiguieron desgarrar el resto de blindaje que quedaba en el brazo derecho de Black Knight, mientras que los otros dos disolvieron el blindaje del centro y los dos costados del torso.
El mundo virtual de Focht se agitó y, tras superar la sensación de vértigo, se levantó y pulsó otro control suministrador de datos desde otra unidad del Black Knight. A su derecha pudo ver la humeante silueta del ’Mech de Harvison tumbada en el suelo. El ’Mech estaba rodeado de llamas aquí y allá provocadas en la hierba por el contacto con fragmentos de blindaje al rojo vivo, y parecía la imagen de un caballero anciano dispuesto en el suelo para un funeral. Supo que el piloto seguía con vida porque el ’Mech intentaba mover manos y piernas, pero manejar un BattleMech de diez metros de altura desde el suelo no era tarea fácil para ningún piloto.
El primer Turkina de los Clanes disparó de nuevo sobre el Grim Reaper que había atacado antes. Dos ráfagas gemelas de láseres de pulsación salpicaron al ’Mech con dardos de energía verdosa en la derecha y el centro del torso. La doble descarga de los láseres grandes desgarró la pierna derecha del Grim Reaper, quemó el escaso blindaje que todavía le quedaba y empezó a romper el músculo de fibra de miómero que permitía moverse al ’Mech. El láser medio del flanco izquierdo del Turkina impactó en el flanco derecho del Grim Reaper y redujo el grosor de la capa de blindaje al mínimo.
Aunque el Turkina lo acosaba, el Grim Reaper devolvió el ataque. Los MLA salieron disparados del torso y volaron como propulsores de plata hacia el objetivo. El grupo fundió el blindaje del flanco derecho y central del ’Mech, y completó el daño que le habían hecho anteriormente en el muslo. El láser grande del Grim Reaper se añadió al destrozo ocasionado en el pecho derecho del Turkina, dejando el torso del ’Mech hecho jirones por ambos flancos. Aun así, a pesar del daño causado, el piloto del Grim Reaper no fue capaz de mantener en pie a su ’Mech, que acabó derrumbándose junto al Black Knight.
El Excalibur acosó de nuevo al Turkina con un disparo de rifle Gauss, dirigido a su brazo derecho, que redujo a cenizas las placas de blindaje. Los MLA que lanzó acribillaron el brazo y el flanco derecho del Turkina, lo cual mermó el blindaje pero no consiguió abrir una brecha. Aun así, el ímpetu del ataque desequilibró lo suficiente al ’Mech de los Clanes para que cayera al suelo y desapareciera detrás de la cima de la colina.
El primer Black Lanner de los Clanes empezó a acribillar al Excalibur que lo había atacado con anterioridad. La primera descarga del láser de pulsación envió un reguero de dardos de energía color escarlata al agujero que tenía el blindaje del pecho del ’Mech, y fundió las estructuras de apoyo. El CPP pulverizó el blindaje del costado derecho del torso del ’Mech de ComStar, y la segunda andanada de láseres de pulsación se coló en el interior y acabó dañando gravemente la estructura del ’Mech. Una gota enorme de color negro chorreó por los agujeros, lo cual dejó patente a Focht que la protección interna del Excalibur había quedado dañada y que, al quedar inutilizada la producción de calor, el ’Mech quedaba prácticamente inservible. A pesar de los golpes que había recibido el Excalibur, el piloto lo mantuvo en pie y fue capaz de abrir fuego.
El rifle Gauss del Excalibur lanzó un proyectil contra el flanco izquierdo del Black Lanner que destrozó el blindaje y deformó considerablemente las estructuras de apoyo. La cortina de fuego del MLA acribilló el blindaje de la pierna izquierda del ’Mech así como su núcleo central y causó todavía más daños en el flanco izquierdo, que estaba desprotegido. El Black Lanner se estremeció pero no se derrumbó ante el asalto del Excalibur.
El Shootist que acompañaba al Excalibur volvió a disparar contra el Black Lanner. Los láseres grandes barrieron con sus haces verdosos el muslo derecho del ’Mech de los Clanes, y luego el pesado cañón automático del pecho izquierdo del Excalibur vomitó un mar de postas de uranio que pulverizaron el resto de blindaje que quedaba en aquel miembro. Como aun así no consiguieron mitigar su furia, hicieron jirones el músculo de miómero de la parte inferior de la pierna izquierda del ’Mech, aunque el piloto se las arregló para mantener la máquina de pie.
El segundo Black Lanner de los Clanes volvió a disparar los láseres intermedios contra el Shootist. Con el alcance reducido, cuatro de los cinco disparos dieron en el blanco en este segundo ataque. Dos fundieron más placas de blindaje en la pierna izquierda del ’Mech mientras un tercero taladraba un feo agujero en el muslo derecho. El último rayo impactó en el centro del torso del ’Mech y, al colarse dentro, empezó a salir por la abertura un hilo de humo negro, prueba que demostraba que el motor había quedado dañado.
Si el piloto era consciente de la gravedad de los daños de su ’Mech, eso no pareció alterar su punto de mira. Los láseres de largo alcance dispararon sus rayos a la cadera izquierda del Black Lanner y calcinaron el blindaje de esa parte. El pesado cañón automático acribilló también la misma zona y desgarró el resto del blindaje y acabó con lo que quedaba del miembro.
Los dos Spartan atacaron de nuevo al Black Lanner, cada uno con su CPP. Un destello de rayo azul incidió en el blindaje del torso del ’Mech, fundiendo el metal que tocaba. El segundo rayo azul despellejó la mayor parte del blindaje del brazo del Black Lanner. Si alguno de los dos rayos hubiese impactado en la pierna derecha del ’Mech, ya dañada, la habrían destrozado, como la lucha se libraba en una ladera los disparos no podían tener toda la precisión apetecida.
El último Turkina giró sus armas hacia el Grim Reaper que había atacado antes. Los láseres de pulsación grandes desollaron el resto de blindaje del núcleo del ’Mech de ComStar y empezó a trabajar sobre su flanco derecho. Los láseres grandes del brazo derecho enfocaron sus rayos en la pierna derecha del Grim Reaper, rompieron en pedazos todo el blindaje e incluso incidieron en los músculos artificiales de detrás. El láser medio erró claramente el blanco, lo cual permitió que el piloto del Grim Reaper mantuviera el ’Mech en pie.
El Black Knight que proporcionaba los datos a Focht se encaró con el Turkina. Ambos láseres grandes dieron en el blanco, y proyectaron kilojulios de energía sobre el blindaje del Turkina tanto en el brazo derecho como en la pierna izquierda. El CPP del Black Knight abrió una hendidura en el primitivo muslo derecho, y provocó una lluvia de fragmentos de blindaje licuado a lo largo de la pierna.
El único ’Mech de las fuerzas de ComStar que no había disparado todavía era un humanoide Quickdraw. Estaba equipado con armas adecuadas para la lucha cuerpo a cuerpo y se había acercado lo suficiente para que fueran efectivas contra las fuerzas de los Clanes. Disparó al Turkina cuatro láseres medios pero sólo tres dieron en el blanco. Dos de ellos fundieron más placas de blindaje de la pierna izquierda del ’Mech mientras que el tercero desgarró fragmentos de metal del centro del torso del ’Mech.
Por último, el Grim Reaper arremetió contra el Turkina. El láser de largo alcance disparó demasiado lejos y envió el rayo verdoso a la ladera de la montaña, más allá del lago. La mayor parte de los MLA fallaron el blanco, pero los que acertaron socavaron el blindaje de la pierna y el flanco izquierdo del ’Mech. El pesado blindaje del Turkina le permitió permanecer erguido y desafiante, con la carcasa dañada pero con su habilidad para matar intacta.
Focht sacudió la cabeza y sintió la boca seca. Han tumbado a dos de mis ’Mechs y dañado seriamente a varios más. Nosotros hemos herido a dos de los suyos y tumbado a uno. Hasta ahora, Marthe se ha llevado la mejor parte de la batalla, y cuando recurra a sus reservas… Se estremeció. Sólo espero que los demás tengan más suerte con los combates que están librando.