GUÍA DE LOS MÉDIUMS Y DE LOS EVOCADORES conteniendo la enseñanza especial de los Espíritus sobre la teoría de todos los géneros da manifestaciones, los medios de comunicar con el mundo invisible, el desarrollo de la mediumnidad, las dificultades y los escollos que se pueden encontrar en la práctica del Espiritismo, continuación de EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS por ALLAN KARDEC
INTRODUCCIÓN
La experiencia nos confirma todos los
días en esta opinión de que las dificultades y las decepciones que
se encuentran en la práctica del Espiritismo, tienen su origen en
la ignorancia de los principios de esta ciencia, y estamos felices
por haber constatado que el trabajo que hemos hecho, para precaver
a los adeptos contra los escollos de un noviciado, ha producido sus
frutos, y que muchos han debido a la atenta lectura de esta obra el
haber podido evitarlos.
Un deseo muy natural, entre las personas que se ocupan del
Espiritismo, es el poder entrar por sí mismas en comunicación con
los Espíritus; esta obra está destinada a facilitarles el camino,
haciéndoles aprovechar del fruto de nuestros largos y laboriosos
estudios, porque se tendría una idea muy falsa, pensando que para
ser experto en esta materia basta saber colocar los dedos sobre una
mesa para hacerla girar o tener un lápiz para escribir.
Se engañaría igualmente, si se creía encontrar en esta obra una
receta universal e infalible para formar los médiums. Aunque cada
uno contenga en sí mismo el germen de la cualidades necesarias para
poderlo ser, estas cualidades no existen si no en grados muy
diferentes, y su desarrollo proviene de causas que no dependen de
ninguna persona el hacerlas nacer a voluntad. Las reglas de la
poesía, de la pintura y de la música, no hacen ni poetas, ni
pintores, ni músicos de aquéllos que no les tienen el genio: guían
en el empleo de facultades naturales. Lo mismo pasa con nuestro
tabajo; su objeto es indicar los medios de desenvolver la facultad
medianímica, tanto como lo permitan las disposiciones de cada uno,
y sobre todo dirigir el empleo de éstas de una manera útil, cuando
la facultad existe. Pero eso no es el fin único que nos hemos
propuesto. Al lado de los médiums propiamente dichos, hay la
multitud, que aumenta todos los días, de personas que se ocupan de
las manifestaciones espiritistas; guiarles en sus observaciones,
señalarles los escollos que pueden y deben necesariamente encontrar
en una cosa nueva, iniciarlas en la manera de tener relación con
los Espíritus, indicarles los medios de tener buenas
comunicaciones, tal es el círculo que debemos abrazar, bajo pena de
hacer una cosa incompleta. Nadie quedará, pues, sorprendido, al
encontrar en nuestro trabajo noticias que de pronto, podrán parecer
extrañas: la experiencia demostrará su utilidad. Después de haberlo
estudiado con cuidado, se comprenderán mejor los hechos de que será
testigo; el lenguaje de ciertos Espíritus parecerá menos raro. Como
instrucción práctica, no se dirige pues exclusivamente a los
médiums sino a todos aquellos que están en disposición de ver y
observar los fenómenos espiritistas. Algunas personas hubieran
deseado que publicásemos un manual práctico muy sucinto,
conteniendo en pocas palabras la indicación de los procedimientos
que deben seguirse para entrar en comunicación con los Espíritus;
piensan que un librito de esta naturaleza, pudiendo, por lo módico
de su precio, circular con profusión, sería un poderoso medio de
propaganda, multiplicando los médiums; en cuanto a nosotros,
miramos tal obra como más dañosa que útil, al menos por el momento.
La práctica del Espiritismo está rodeada de muchas dificultades, y
no está exenta de los inconvenientes que un estudio serio y
completo puede sólo precaver. Sería, pues, de temer que una
indicación demasiado sucinta, provocase experiencias hechas con
ligereza, que podrían dar lugar a arrepentirse; éstas son cosas con
las cuales no es conveniente ni prudente jugar, y creeríamos
prestar un mal servicio poniéndolas a disposición del primer
atolondrado que tomase a diversión el hablar con los muertos. Nos
dirigimos a las personas que ven en el Espiritismo un fin serio,
que comprenden toda su gravedad, y no hacen juguete de las
comunicaciones con el mundo invisible. Habíamos publicado una
Instrucción práctica con el objeto de guiar a los médiums; ésta
obra está hoy agotada, y aunque se hizo con un fin eminentemente
grave y serio, no la reimpri meremos, porque no la encontramos aún
bastante completa para ilustrar sobre todas las dificultades que
pueden encontrar. La hemos reemplazado por ésta, en la que reunimos
todos los datos que una larga experiencia y un estudio concienzudo,
nos permitieron adquirir. Contribuirá, lo esperamos al menos, a dar
al Espiritismo el carácter grave que es su esencia y evitar que se
vea en él un objeto de ocupación frívola de diversión. A estas
consideraciones añadiremos una muy importante que es la mala
impresión que produce sobre las personas novicias o mal dispuestas,
la vista de experiencias hechas ligeramente y sin conocimiento de
causa; tienen por inconveniente el dar del mundo de los Espíritus,
una idea muy falsa y de prestar el flanco a la burla y a una
crítica muchas veces fundada; por eso es que, raramente, los
incrédulos salen convertidos de estas reuniones, y poco dispuestos
a ver el lado grave del Espiritismo. La ignorancia y la liviandad
de ciertos médiums, han hecho más mal, del que parece, en la
opinión de muchas gentes. El Espiritismo ha hecho grandes progresos
desde algunos años, pero los ha hecho sobre todo inmensos, desde
que ha entrado en la vía filosófica, porque ha sido apreciado por
las gentes ilustradas. Hoy día nos es ya un espectáculo: es una
doctrina de la que ya no se ríen, los que se mofaban de las mesas
giratorias. Poniendo nuestros esfuerzos en dirigirle y manternele
en este terreno, tenemos la convicción de conquistarle más
partidarios útiles, que provocando, de cualquer modo,
manifestaciones de las cuales se podría abusar. Todos
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