acercan, se acercan también.
¡Marchad, hijos, marchad con el corazón alto, lleno de fe, el camino que seguís es hermoso; no os paréis; seguid siempre la línea recta, servid de guías a aquellos que vienen después de vosotros, ellos serán felices, muy felices!
¡Marchad, hijos; vosotros no tenéis necesidad de la fuerza de tas bayonetas para sostener vuestra causa, sólo necesitáis la fe; la creencia, la fraternidad y la unión, estas son vuestras armas; con ellas sois fuertes, más poderosos que todos los grandes potentados del universo reunidos, a pesar de sus fuerzas vivientes, sus flotas, sus cañones y su metralla!
Vosotros que combatís por la libertad de los pueblos y la regeneración de la grande familia humana, marchad, hijos, ánimo y perseverancia. Dios os ayudará. Buenas noches, hasta más ver. Napoleón.
Observación. - Napoleón era, cuando vivía, un hombre grave y formal como el que más; todo el mundo conoce su estilo breve y conciso; hubiera singularmente degenerado, si después de su muerte se hubiese vuelto hablador y burlesco. Esta comunicación puede que sea del Espíritu de algún soldado que se llamaba Napoleón.
XXXII
No, no se puede cambiar de religión cuando no hay una que pueda a la vez satisfacer el sentido común y la inteligencia que se tiene y que sobre todo pueda dar al hombre los consuelos presentes. No, no se cambia de religión, se cae de la inepcia y de la dominación en la sabiduría y en la libertad. ¡Marchad, marchad, nuestro pequeño ejercito! Marchad y no temáis a las balas enemigas: las que os deben matar, aun no se han hecho, si estáis siempre del fondo del corazón en el camino de Dios, es decir, si queréis siempre combatir pacífica y victoriosamente por la felicidad y la libertad. San Vicente de Paul.
Observación - ¿Quién es el que conoce a San Vicente de Paul, por este lenguaje, por estos pensamientos disparatados y desprovistos de sentido? ¿Qué significan estas palabras: No, no se cambia de religión, uno cae de la inepcia y de la dominación en la sabido la y en la libertad, con sus balas que aun no están hechas? ; sospechamos mucho que este Espíritu no sea el mismo que ha firmado más arriba "Napoleón".
XXXIII
Hijos de mi fe, cristianos de mi doctrina
olvidada por los intereses de los torrentes de la filosofía de los
materialistas, seguidme por el camino de Judea, seguid la pasión de
mi vida, contemplad ahora a mis enemigos, mirad mis sufrimientos,
mis tormentos y mi sangre derramada por mi fe. Hijos
espiritualistas de mi nueva doctrina, estad prontos a soportar, a
desafiar las olas de la adversidad, los sarcasmos de vuestros
enemigos. La fe marchará sin cesar siguiendo vuestra estrella que
os conducirá por el camino de la felicidad eterna, de la misma
manera que la estrella condujo por la le a los magos del Oriente al
pesebre, Cualesquiera que sean vuestras adversidades, cualesquiera
que sean vuestras penas y lágrimas que habréis derramado sobre esta
esfera de destierro, tened ánimo, estad persuadidos que la alegría
que os inundará en el mundo de los Espíritus será mucho más grande
que los tormentos de vuestra existencia pasajera. El valle de
lágrimas es un valle que debe desaparecer para dejar puesto a la
brillante morada de alegría, de fraternidad y de unión, en la que
iréis a parar por vuestra buena obediencia a la santa revelación.
La vida, queridos hermanos de esta esfera terrestre, todo
preparatoria, sólo puede perdurar el tiempo necesario para vivir
bien preparado para esta vida que nunca podrá acabar. Amáos, amáos
como yo os he amado y como os amo aun; hermanos, ánimo hermanos. Os
bendigo; en el cielo os espero.
Jesús.
De estas brillantes y luminosas regiones,
a donde el pensamiento humano apenas puede llegar, el eco de
vuestras palabras y de las mías, han venido a conmover mi corazón.
¡Oh! ¡De qué alegría me siento inundado viéndoos, a vosotros, los
que lleváis adelante mi doctrina! No, nada se iguala al testimonio
de vuestros buenos pensamientos! Ya los veis, hijos, la idea
regeneradora lanzada por mí en otro tiempo por el mundo,
perseguida, detenida un momento bajo la presión de los tiranos, va
a marchar para siempre sin obstáculos, iluminando los caminos a la
humanidad tan largo tiempo sepultada en las tinieblas. Todo
sacrificio grande y desinteresado, hijos míos, tarde o temprano
lleva sus frutos. Mi martirio os lo ha probado; mi sangre derramada
por mi doctrina salvará a la humanidad y borrará las faltas de los
grandes culpables.
¡Seáis bendecidos, vosotros que tomáis puesto en la familia
regeneradora! ¡Marchar, ánimo hijos! Jesús.
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