Espíritu, durante diez minutos o un cuarto de hora, algunas veces, más. La oración y el recogimiento son condiciones esenciales; por esto se puede mirar como imposible el obtener nada en una reunión de personas poco formales, o que no estuviesen animadas de sentimientos simpáticos y benévolos. (Véase la teoría de la escritura directa, capítulo VIII, "Laboratorio del mundo invisible" (números 127 y siguientes) y capítulo XII, "Pneuma-tografía").
Trataremos de una manera especial de los médiums escribientes en los capítulos siguientes.
CAPÍTULO XV
MÉDIUMS ESCRIBIENTES O PSYCÓGRAFOS
Médiums mecánicos; intuitivos; semi-mecánicos; inspirados o
involuntarios; de presentimientos
178. De todos los medios de comunicación, la escritura manual es el más sencillo, el más cómodo y, sobre todo, el más completo. Hacia ese deben dirigirse todos los esfuerzos, porque permite establecer con los Espíritus relaciones tan seguidas y tan regulares como las que existen entre nosotros. Deben dedicarse a él con mayor motivo porque por él los Espíritus revelan del mejor modo su naturaleza y el grado de su perfección o de su inferioridad. Por la facilidad que tienen en expresarse, nos hacen conocer sus pensamientos íntimos y nos ponen de este modo en disposición de juzgarles y apreciarles en su valor. La facultad de escribir por un médium es también la más susceptible de desenvolverse con el ejercicio.
Médiums mecánicos
179. Si se examinan ciertos efectos que
se producen en los movimientos de la mesa, de la cestita o de la
tablita que escribe, no se puede dudar de una acción ejercida
directamente por el Espíritu sobre estos objetos. La cestita se
agita a veces con tanta violencia que escapa de las manos del
médium; algunas veces también se dirige hacia ciertas personas del
círculo para golpearles; otras veces sus movimientos atestiguan un
sentimiento afectuoso. La misma cosa tiene lugar cuando el lápiz
está colocado en la mano; a menudo es lanzado a lo lejos con
fuerza, o bien la mano como la cestita se agita convulsivamente y
golpea la mesa con cólera, aun cuando el médium esté en la mayor
calma y se admire de no ser dueño de sí. Digamos, de paso, que
estos efectos denotan siempre la presencia de Espíritus
imperfectos; los Espíritus realmente superiores están
constantemente tranquilos, son dignos y benévolos; si no se les
escucha convenientemente se retiran y otros toman su puesto. El
Espíritu puede, pues, expresar directamente su pensamiento, ya sea
por el movimiento de un objeto, del cual la mano del médium no es
más que el punto de apoyo, ya sea por su acción sobre la misma
mano.
Cuando el Espíritu obra directamente sobre la mano, da a ésta un
impulso completamente independiente de la voluntad. Marcha sin
interrupción y a pesar del médium, tanto como el Espíritu tiene
alguna cosa que decir, deteniéndose cuando ha concluido.
Lo que caracteriza el fenómeno en esta circunstancia es que el
médium no tiene la menor conciencia de lo que escribe; la falta de
conciencia absoluta en este caso constituye lo que se llaman
"médiums pasivos" o "mecánicos". Esta facultad es preciosa, porque
no puede dejar ninguna duda sobre la independencia del pensamiento
del que escribe.
Médiums intuitivos
180. La transmisión del pensamiento tiene
también lugar por el intermediario del Espíritu del médium, o mejor
dicho de su alma, pues que nosotros designamos bajo este nombre el
Espíritu encarnado. El Espíritu extraño en este caso no obra sobre
la mano para hacerla escribir; no la tiene, no la guía; obra sobre
el alma con la cual se identifica.
El alma, bajo este impulso, dirige la mano, y la mano dirige el
lápiz. Observamos aquí una cosa importante, a saber: que el
Espíritu extraño no se sustituye al alma, porque no podría
desalojaría; la domina sin que lo sepa y le imprime su voluntad. En
esta circunstancia, el papel del alma no es absolutamente pasivo;
ella es la que recibe el pensamiento del Espíritu extraño y lo
transmite. En esta situación, el médium tiene la conciencia de lo
que escribe, aunque esto no sea su propio pensamiento; este es el
que se llama "médium intuitivo". Se dirá que si así sucede nada
prueba que el que escribe sea antes bien un Espíritu extraño que el
del médium. La distinción es, en efecto, algunas veces bastante
difícil de hacer, pero puede acontecer que esto importe poco. Sin
embargo se puede reconocer el pensamiento sugerido en que nunca se
ha concebido anticipadamente; nace a medida que se escribe, y
muchas veces es contrario a la idea previa que uno se ha formado;
también puede estar fuera de los conocimientos y de la capacidad
del médium. El oficio de médium mecánico es el de una máquina; el
médium intuitivo obra como lo haría un intérprete. Este, en efecto,
para transmitir el pensamiento debe comprenderle, apropiárselo de
cierto modo a fin de traducirlo fielmente, y no obstante no es su
pensamiento; no hace más que atravesar su cerebro. Tal es,
exactamente, el papel del médium intuitivo.
Médiums semi-mecánicos
64