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La metáfora. Hubo un tiempo en los Estados Vaticanos en los que se facilitaba el pasaporte a mejor vida con el método Mazzatello, que consistía en golpear en la sien del reo con un mazo y luego, para asegurar el viaje, cortarle la cabeza.

Es cierto que en algo vamos avanzando y cuando un periodista deportivo se refiere a la decapitación de un entrenador, lo hace utilizando una metáfora.

La metáfora, ese cuchillo que se hunde en el corazón sin matar, sutil puñalada que tantas ocasiones se lanza como quien lanza una piedra.

Merecería una tesis doctoral el uso de la metáfora en el periodismo deportivo (se ruega encarecidamente no emplear en la bibliografía el textillo reseñado en el capítulo 14), pero aún sin extender nuestro estudio a las 500 páginas, podríamos apuntar algunos ejemplos:

Periodista deportivo enamorado: Esta clase es poco abundante, pero merece un lugar aquí por la extravagancia del léxico que emplea. Así, un buen periodista enamorado no escatima los juegos florales para explicar un gol, momento culminante en el que el ariete penetra con toda su fuerza en el área rival para que el guardameta vea rota su red, encajando el gol de la derrota. Sí, para el enamorado la defensa es una reja donde acude a seducir el delantero, con sus cantos y sus rimas, sus regates y el grito enloquecido del orgasmo goleador.

Periodista bélico: El más abundante por el uso continuado de la jerga militar. Dada su condición de periodista deportivo genuino no debe extrañarnos si escuchamos o leemos que " la retaguardia ejerce un ataque constante" o que " este gladiador luce el dorsal número cinco en el pecho ", ya que lo que vale es la buena voluntad. A modo de breve vocabulario, adjuntaremos unos cuantos términos para la mejor comprensión de esta clase de periodistas deportivos.

Palanteypatras: Movimiento continuo de las tropas deportivas.

Quesque van a subir: Indica el interés de equipo para acudir al ataque.

Olor de multitudes: Se refiere a la gran aglomeración de seguidores tras una hazaña.

Lleno total: los gladiadores se baten el cobre ante un coliseo sin plazas libres.

Juego engarrotao: El desarrollo de la lucha está trabado.

Tangana: Cuando los futbolistas ejercen de boxeadores.

Equipo correoso: Duros de roer como el cuero.

Vayámonos a marchar y ya veremos a ver.

Además, hay que tener en cuenta la forma de designar la posición de los jugadores en el campo, metáfora última de la suprema inteligencia militar (esto parece un contrasentido) del periodista deportivo. Por ejemplo, al único jugador del equipo que puede agarrar el balón con las manos se le denomina Cancerbero, aquel perro de tres cabezas tan parecido al monstruo del Lago Ness.

Otras frases que he podido escuchar en las retransmisiones deportivas:

"La pelota la dao en tos los morros": el periodista pretende ofrecer gráficamente la imagen del portero afortunado que evita la consecución de un gol gracias a que el balón, fuertemente impulsado por un jugador del equipo adversario, choca en su rostro, más concretamente, a la altura de su boca.

"La empalmó y se la clavó al portero": esta versión se parece a la anterior, pero en este caso el portero tiene la mala fortuna de no poder evitar el gol.

"El deporte se mancha con el odio": frase escuchada en el final de un crónica de ajedrez, firmada por Leoncho García, en la que hablaba sobre la lucha psicológica entre Karpov y Kasparov.

"Lordos equipos": cuando se vocaliza bien se dice "los dos equipos".

"Está haciendo un precalentamiento tan fuerte que va a salir quemao": indica que el deportista pone un enorme empeño al preparar sus músculos para la competición y que si continúa con su esfuerzo, cuando inicie su actuación ya estará cansado.

"El equipo salió a muerte y lan matao": el rival ha sido mejor.

"El electrónico sigue con la bicicleta": significa que el marcador del estadio continúa indicando el empate a cero inicial.

"La defensa da síntomas de flaquedad": la retaguardia del equipo se encuentra en un momento de bajo rendimiento.

En fin, como Tita Merello canta en un tango: "si me gano el morfi diario, qué me importa el diccionario".