IV. LA ERA DEL REALISMO
Y LA PAZ ARMADA
(1870-1914)

A partir más o menos de 1870 se inicia en la mayor parte del mundo una nueva edad histórica. Su raíz está en gran parte en un cambio de mentalidad del hombre occidental, que le lleva a nuevas actitudes y también a nuevas y más audaces aventuras. Como consecuencia de ello, el progreso material se acelera, se alcanzan espectaculares avances científicos y tecnológicos, la superioridad del hombre blanco se hace más fuerte que nunca, y le lleva a la exploración de los últimos rincones del mundo, así como al control de sus recursos. La propia conciencia de su superioridad y de su hegemonía proporciona a la mentalidad del hombre de Occidente una actitud dominante y orgullosa, que le hace creer como en un dogma en la seguridad de un progreso continuado.

El crecimiento del poder del Estado y la propia conveniencia o necesidad de expansión en demanda de nuevos mercados auspicia el incremento de su poder militar. El patriotismo es ahora menos un fervor popular —como lo había sido en los tiempos románticos—, que un sentimiento oficialmente inducido por un sector público que se ha hecho también dueño de los sistemas de enseñanza y los resortes de la propaganda. Las «Grandes Potencias» exhiben su fuerza armada al mismo tiempo que cantan a la paz como una de las grandes conquistas de la civilización. Pero una concepción de la paz basada únicamente en el equilibrio dinámico de fuerzas quedaba a merced de cualquier contingencia, como la que se produjo en 1914.