«Estos trece», de William Faulkner
Este libro de Faulkner fue publicado a medias hace algunos años por una editorial argentina y bajo el título Victoria y otros cuentos. Decimos que a medias, porque estaba indudablemente traducido del francés y el texto había padecido intensamente de la «voluntad aclaratoria» del traductor.
Poco Faulkner quedó en los doce cuentos publicados: el último, «Carcassone», no fue incluido en aquel desdichado volumen por ser considerado «demasiado obtuso para nuestro público». Ahora, Estos trece aparecen editados por Fosada y admirablemente traducidos por Aurora Bernárdez. La traducción de estos cuentos es particularmente difícil porque puede afirmarse que todos ellos han sido escritos con distintas convicciones estilísticas y son, además de magníficos, otros tantos tanteos hechos por Faulkner en busca de Faulkner.
Varios de los cuentos son ya clásicos de la literatura mundial: «Una rosa para Emilia» y «Justicia», por ejemplo. Sin olvidar «Victoria», desolado relato de una dignidad, de una decadencia y de un estremecedor hechizo, donde el tema de la guerra, como en Paga del soldado, se estudia desde el punto de vista de su pavorosa inutilidad.
Estos trece demuestran la asombrosa capacidad del autor para enfocar el mundo y los hombres desde ángulos variables y contradictorios, y evidencian un total dominio de la composición, a través de técnicas distintas, por medio de sutiles detalles que cobran repentinamente importancia decisiva, y aclaran o lo complican todo.
Los lectores que han seguido la obra de Faulkner publicada en español encontrarán en Estos trece muchas claves, alusiones y anticipos para comprender mejor a sus personajes de la saga sureña. Por ejemplo, la historia de John Sartoris en el impresionante «Todos los aviadores muertos» nos permite saber mucho más del Bajardo Sartoris de Sartoris y entender más profundamente por qué la muerte de su hermano en Francia determinó su propia muerte en el sur de los Estados Unidos.
La publicación de este libro de cuentos de Faulkner debe ser considerada como un importante suceso literario por lectores y críticos.
Agosto de 1956