Exportando talento

El señor Armando Pirotto, eminente historiador que en sus ratos de ocio desempeña las funciones de diputado, acaba de publicar un libro sensacional.

No lo hemos leído, porque nosotros somos gente así, descuidada, pero informes seguramente veraces nos aseguran que el libro del señor Pirotto aclara los orígenes de la famosa noche de San Bartolomé, que ensangrentó la capital de Francia. Libera para siempre de una sospecha infamante a Felipe II, cuya alma, si andaba en pena, podrá ahora descansar tranquila.

Los historiadores franceses quedarían seguramente perplejos al ver que este señor Pirotto les manda así, sencillamente, como con rubor por saber tanto, una verdad que no pudieron encontrar en siglos de estudio.

Triunfo claro del genio criollo, si se recuerda que estos historiadores europeos gastan sus vidas en estudios y búsquedas, mientras el señor Pirotto habrá escrito su libro plácidamente, en los breves momentos libres que restan entre un banquete que Baldomir da a alguien y un banquete que a Baldomir le dan.

Y pensar que mientras asombramos a Francia con la sabiduría de nuestros historiadores, que descorren los velos a episodios seculares, no sabemos lo que pasó ¡aquí!, en la noche del 2.9 de marzo.

8 de septiembre de 1939