46 La inflación cósmica
El universo en el que vivimos es especial. Cuando lo contemplamos, vemos claramente formaciones de estrellas y galaxias lejanas sin distorsión alguna. Pero fácilmente podría ser de otra manera. La teoría de la relatividad general de Einstein describe la gravedad como una hoja curvada del espacio y el tiempo sobre la cual los rayos de luz retoman el camino por trayectorias curvas (véase Capítulo 41). Por lo tanto, potencialmente, los rayos de luz se podrían mezclar y el universo que vemos aparecería distorsionado, como reflejos en una sala de espejos. Pero en general, aparte de alguna desviación ocasional para sortear una galaxia, los rayos de luz tienden a viajar más o menos en línea recta por el universo. Nuestra perspectiva continúa siendo clara todo el rato hasta el límite visible.
«Se dice que no hay ni una comida gratis. Pero el universo es la comida gratis por excelencia.»
Alan Guth, n. 1947
Planicidad Aunque la teoría de la relatividad concibe el espacio-tiempo como una superficie curvada, los astrónomos a veces describen el universo como «plano», refiriéndose a que los rayos de luz paralelos continúan siendo paralelos al margen de lo lejos que viajen por el espacio, como sucedería si viajaran por un plano llano. El espacio-tiempo se puede representar como una hoja de goma, donde los objetos pesados la deprimen y los demás se hunden en ella, representando la gravedad. En realidad, el espacio-tiempo tiene más dimensiones (al menos cuatro: tres espaciales y una temporal), aunque son difíciles de imaginar. Tras la explosión del big bang, esta estructura está en continua expansión. La geometría del universo es tal que la hoja casi siempre permanece plana, como la encimera de una mesa, aunque presenta algunos pequeños bultos u hoyos aquí y allá, debido a los patrones de la materia. Por tanto, la trayectoria de la luz por el universo apenas se ve afectada, salvo por algún que otro rodeo alrededor de un cuerpo masivo.
La geometría del universo
Desde las observaciones más recientes de las microondas del fondo cósmico, como las realizadas por la sonda WMAP (Wilkinson Microwave Anisotropy Probe) en 2003 y 2006, los físicos han logrado medir la forma del espacio-tiempo de un extremo a otro del universo. La comparación del tamaño de las zonas calientes y frías en el cielo de microondas con las longitudes pronosticadas para ellas en la teoría del big bang, demostró que el universo es «plano». Incluso durante un viaje por todo el universo que durara miles de millones de años, los rayos de luz que parten en paralelo continuarían siendo paralelos.
Si hubiera demasiada materia, toda la hoja se hundiría y finalmente se doblaría sobre sí misma, invirtiendo la expansión. En este escenario, los rayos de luz inicialmente paralelos finalmente convergerían en un punto. Si la materia fuera excesivamente escasa para deprimirla, la hoja del espacio-tiempo se alargaría y llegaría a romperse. Los rayos de luz paralelos divergirían al atravesarla. Sin embargo, nuestro universo real se encuentra en algún punto medio, con la suficiente materia para mantener unida la estructura del universo al tiempo que se expande continuamente. Por lo tanto, el universo parece estar en perfecto equilibrio (véase el recuadro).

Monotonía Otra característica del universo es que tiene prácticamente el mismo aspecto en todas direcciones. Las galaxias no se concentran en un punto, sino que están diseminadas en todas direcciones. Esto quizá no resulta demasiado sorprendente a primera vista, pero es inesperado. El universo es tan grande que es un misterio cómo se han podido comunicar sus extremos opuestos, ni siquiera a la velocidad de la luz. Después de existir durante 14.000 millones de años, el tamaño del universo es superior a 14.000 millones de años luz de un extremo a otro. De modo que, aunque la luz viaja a la máxima velocidad alcanzable por cualquier señal transmitida, no ha tenido tiempo de llegar de un extremo al otro. Entonces, ¿cómo sabe un extremo del universo el aspecto que tiene el otro? Éste es el «problema del horizonte», en el cual el «horizonte» es la máxima distancia a la que ha viajado la luz desde el nacimiento del universo, trazando una esfera iluminada. Por tanto, hay regiones en el espacio que no podemos, ni nunca podremos ver, puesto que la luz de allí aún no ha tenido tiempo de llegar hasta nosotros.
Suavidad El universo es también bastante suave. Las galaxias están dispuestas de una forma bastante uniforme en el cielo. Si entrecerramos los ojos, muestran un brillo uniforme en lugar de agruparse en unas cuantas grandes zonas. Nuevamente, no tendría que haber sido así. Las galaxias han crecido con el tiempo debido a la gravedad. Empezaron siendo un simple punto con una densidad ligeramente excesiva en el gas que quedó del big bang.
Ese punto comenzó a colapsarse a causa de la gravedad, formando estrellas y finalmente una galaxia. Las semillas originalmente superdensas de las galaxias se abrieron debido a los efectos cuánticos, cambios minúsculos en la energía de las partículas en el caliente universo embrionario. Pero podrían haberse desarrollado para formar grandes zonas de galaxias, como la piel de una vaca, diferente del mar homogéneo que observamos. En la distribución de la galaxia, encontramos un gran número de montículos en lugar de unas pocas cordilleras gigantescas.
«Es realmente fantástico darse cuenta de que las leyes de la física pueden describir cómo todo se creó en una fluctuación cuántica aleatoria a partir de la nada, y cómo durante 15.000 millones de años la materia ha podido organizarse en formas tan complejas como las que tenemos aquí y ahora, seres humanos que hablan, que actúan de un modo intencionado.»
Alan Guth, n. 1947
Pegar el estirón Los problemas de la planicidad, el horizonte y la suavidad del universo se pueden resumir en una idea: inflación. La inflación fue desarrollada en 1981 por el físico americano Alan Guth, a modo de solución. El problema del horizonte, que el universo parece igual en todas direcciones aunque es demasiado grande para que lo sepamos, implica que el universo debió de ser en algún momento tan pequeño que la luz se podía comunicar entre todas sus regiones. Como ya no es así, debe haberse inflado con gran rapidez hasta alcanzar el universo proporcionalmente mayor que actualmente vemos. Pero este período de inflación se habrá producido extraordinariamente rápido, a una velocidad muy superior a la de la luz. La rápida expansión, doblándose en tamaño y volviéndose a doblar en una fracción de segundo, igualó las ligeras variaciones de densidad imprimidas por las fluctuaciones cuánticas, como sucede con el patrón estampado de un globo que se infla, que se va desdibujando. Por tanto, el universo se suavizó. El proceso inflacionario también estableció el equilibrio posterior entre la gravedad y la expansión final, procediendo después a un ritmo mucho más pausado. La inflación tuvo lugar casi inmediatamente después de la bola de fuego del big bang (10-35 segundos después).
La inflación todavía no se ha demostrado y su causa última no se comprende del todo bien —hay tantos modelos como teóricos—, pero su comprensión será el objetivo de la siguiente generación de experimentos cosmológicos, incluyendo la producción de mapas más detallados de la radiación de microondas del fondo cósmico y su polarización.
Cronología:
1981 d. C.: Guth propone la inflación.
1992 d. C.: El satélite COBE (COsmic Background Explorer) detecta zonas calientes y frías y mide su temperatura.
2003 d. C.: La sonda WMAP (Wilkinson Microwave Anisotropy Porbe) dibuja un mapa de la radiación de microondas del fondo cósmico.
La idea en síntesis: el estirón cósmico