En este primer relato sobrenatural se revela ya el método narrativo que, en adelante, Henry James emplearía: cuenta una historia cotidiana sobre la vida en la Nueva Inglaterra puritana y sobre la rivalidad de dos hermanas. El suceso esotérico se reserva para el final. El autor parece tomar el relevo de Hawthorne, y la palabra «leyenda» del título hace referencia a esa mezcla de lo «extraordinario» con lo real que lo caracterizaba. Sin embargo, allí donde Hawthorne introduce una sensación de atmósfera suprahumana a lo largo de sus cuentos, James construye primero un cuadro detallado, y solo entonces está preparado para insertar el elemento fantasmal.
Cuando se publicó este relato en el Atlantic Monthly de febrero de 1868, Henry James tenía veinticinco años. Era su primer cuento de fantasmas y la séptima historia que publicaba. En 1866, su familia se mudó de Boston a Cambridge, un año después de que publicase su primera obra, y a partir de ese momento el autor permaneció en casa, llevando una existencia tranquila y sedentaria, dedicado a escribir críticas literarias y relatos breves, hasta que realizó su primer viaje a Europa en 1869, ya adulto. En la época en que escribió «La leyenda de ciertas ropas antiguas» describía la vida en Cambridge, «o al menos en esta casa», como «animada como un sepulcro interior». En una carta a William James, quien se encontraba entonces en Alemania, se quejaba de no tener vida social: «Cuando anochece, ya estoy cansado de leer y sé que debería hacer otras cosas, ¿cómo puedo ir al teatro en Boston? Lo he intentado ad nauseam. Y lo mismo con las visitas. A quién». De estas pocas palabras podemos deducir en qué consistía principalmente la vida de Henry James en 1867 y 1868: la literatura, el teatro, su escritorio, alguna visita esporádica, con los viajes en coche de caballos de Cambridge a Boston como toda aventura nocturna.
Henry James revisó este relato con la intención de que apareciese en su primera colección de cuentos, Un peregrino apasionado y otros cuentos (1875), y diez años más tarde lo revisó de nuevo, más en profundidad, para incluirlo en sus tres volúmenes de Stories Revived (1885). El que aquí se recoge es la última versión. Al regresar al relato para el volumen de 1885, modificó los nombres de algunos de los personajes. Los cambios más significativos fueron el del apellido Willoughby a Wingrave (que volvería a utilizar en otro cuento de fantasmas) y el nombre de la hermana mayor, Viola, a Rosalind. En 1885, James había confirmado su costumbre de elegir nombres que tuvieran una relación no solo con los personajes sino también con el tema del propio relato. La Rosalind de Shakespeare era una criatura más agresiva que Viola; o, para definirlo en términos de jardinería, la violeta es una flor tímida, a diferencia de la rosa y sus espinas. Este cuento sobre una caja de Pandora en Nueva Inglaterra anuncia ya una novela mucho más sombría que Henry James escribiría treinta años más tarde, La otra casa. Ambos textos tienen en común una promesa de un marido a una esposa en su lecho de muerte, que interfiere con los deseos de la mujer que intenta sustituirla. Rosalind sustituye a la esposa, pero unos elementos sobrenaturales intervienen para frustrar sus intenciones y castigarla, mientras que la «mala» de La otra casa —a quien el autor llamó Rose— ve sus planes frustrados por su pasión devoradora.