Capítulo 60
De raseros
Me comentan que, en España, la única profesión con demanda es la de instructor de alemán; y no les culpo.
Porque es que, en estos tiempos que corren, no hay semana en la que la prensa ibérica no mencione el atodotrapismo al que va el motor de Europa y la cantidad de jugosos y apetecibles puestos de trabajo que le sobran. Vamos, que parece ser que la Merkel ahora quiere acabar con el paro juvenil español, que necesita ingenieros, arquitectos, médicos y demás titulados técnicos y motivados. Y que si no necesitan visado los reciben con alfombra roja y les dan unas longanizas, para que aten a sus perros.
Vale.
Que España va cuesta abajo y sin frenos no lo discute nadie. Sobre todo la Merkel, que de tonta no tiene un pelo. No voy a negar que aquí los sindicatos funcionan, que los salarios son más altos, las carreteras estupendas y los colegios gratuitos y que los yogures están buenísimos; pero sepan ustedes que, para valorar algunas cosas, hace falta cambiar de rasero.
Háganse un favor y, cuando alguien se jacte de que aquí se gana el doble, pregúntenle cuánto le cruje Hacienda. No sean tontos, atrévanse a preguntarle cuánto tributa por su renta, por su sanidad o por solidaridad con la Alemania del Este. Igual le avergüenza contestarles que le quitan la mitad y que, a final de mes, le queda lo mismo que a ustedes. O menos. Y ya que están, que les conteste también a la pregunta de si, además de ganar el doble, también se puede ganar la mitad; o un tercio; si tras ese insignificante desempleo no habrá precariedad laboral, trabajos a un euro la hora o a cuatrocientos al mes.
Cuando alguien se pavonee de que aquí en las Teutonias el seguro médico paga todos los medicamentos de sus hijos hasta que se saquen el carnet de conducir, inquiéranle sobre sus desembolsos durante el embarazo, entérense de cuánto le cobraron por pruebas tan básicas como el test del azúcar o la toxoplasmosis. Indaguen sobre sus visitas al médico o en urgencias, sobre cómo atendieron antes y con mejor cara al que tenía seguro privado.
Pregunten ustedes a las amas de casa con carrera si eso de la mopa es vocación o resignación. Y, de paso, también a sus maridos si salir a las 17.00 es tan bonito como lo pintan, teniendo en cuenta que los polluelos llevan en casa desde las 12.00, anochece a las 16.00 y las nanas se cantan a las 19.00.
Podría seguir aclarando el rasero por el que se tienen que medir algunas particularidades de la vida por aquí, por si alguno se quiere hacer el Pepe y venirse pa Alemania, pero teniendo en cuenta cómo de fatal andan las cosas por la península, me temo que muchos me saltarán al cuello con odiosas comparaciones.
Y tienen razón, oigan, que viendo cómo están las cosas en Somalia, no sé de qué nos quejamos algunos.
Así que vengan ustedes si quieren y, sobre todo, si pueden; pero sacúdanse los complejos antes y no se achiquen ante Alemania, que aquí no les van a hacer la ola, ni mucho menos regalarles nada.