[1322] Van colocados por el señor Temple, en su Ensayo agradable sobre la virtud heroica (Works, vol. III, p. 385) entre los siete caudillos acreedores, sin llevar corona real, Belisario, Narsés, Gonzalo de Córdova, Guillermo, primer príncipe de Orange, Alejandro Farnesio, duque de Parma, Huniades y Jorge Castriota, o Scanderbeg. <<

[1323] Apetecería yo unas memorias sencillas y auténticas de algún amigo de Scanderbeg, que me intimase con el hombre, a su debido tiempo y lugar. En la historia ramplona y nacional de Mariano Barleto, clérigo de Scodra (de Vita, moribus et rebus gestis Georgii Castrioti…, l. XIII, p. 367, Argentorat. 1537, en fol.) ropajes pomposos e inmensos se aparecen claveteados de perlas falsas. Véase igualmente Chalcondyles, l. VII, p. 185; l. VIII, p. 229) <<

[1324] La circuncisión, educación, etc. se hallan en Marino con brevedad y repugnancia (l. I, pp. 6 y 7). <<

[1325] Puesto que Scanderbeg murió en 1466 d. C., a los sesenta y tres años de edad (Marino, l. XIII, p. 370), nació en 1403; puesto que lo arrebataron a sus padres siendo novicio (Marino, l. I, pp. 1, 6) ocurrió aquel acontecimiento en 1412, nueve años antes del ascenso de Amurates II, quien debió hurtar y no adquirir al esclavo albano. Advirtió Spondano aquella contradicción, 1431 d. C., núm. 31; 1443 d. C., núm. 14). <<

[1326] Marino trae afortunadamente sus rentas y sus fuerzas (l. II, p. 44). <<

[1327] Había dos Dibras, alto y bajo, y el búlgaro y el albanés, el primero a setenta millas [112,65 km] de Croya (l. I, p. 17), estaba contiguo a la fortaleza de Sfetigrado, cuyos moradores se negaban a beber de un bote donde habían arrojado un perro con ese intento malvado (l. V, pp. 139, 140) Nos hace falta un mapa esmerado del Epiro. <<

[1328] Cotéjese la narración turca de Cantemiro (p. 92) con la declamación pomposa y larguísima, en los libros cuarto, quinto y sexto del clérigo albanés, copiada siempre por la grey de extranjeros y modernos. <<

[1329] Barleto por el decoro de su héroe (l. VI, pp. 188-192) mata al sultán, aunque de enfermedad, ante los muros de Croya; pero griegos y turcos desautorizan aquella patraña descocada, que están corrientes en el tiempo y forma de la muerte en Andrinópolis de Amurates. <<

[1330] Véanse los portentos de su expedición calabresa en los libros noveno y décimo de Marino Barleto, que pueden rectificarse con el testimonio y silencio de Muratori (Annali d’Italia, t. XIII, p. 291) y sus autores originales (Juan Simonetta, de Rebus Francisci Sfortiœ, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, XXI, p. 728 et alios). La caballería albanesa, bajo el nombre de Stradiots, se afamó en las guerras de Italia (Mémoires de Comines, l. VIII, c. 5). <<

[1331] Spondano, con mayor certeza y con suma crítica, ha venido a reducir el gigante Scanderbeg al tamaño natural del hombre (1461 d. C., núm. 20; 1463 d. C., núm. 9; 1465 d. C., núm. 12, 13; 1467 d. C., núm. 1) la propia carta al papa y el testimonio de Franza (l. III, c. 28), refugiado en la isla de Corfú, muy cercana, están demostrando el gran conflicto, malvadamente encubierto por Marino Barleto (l. X). <<

[1332] Véase la familia de Castriota en Ducange (Familiæ Dalmaticæ, XVIII, pp. 348-350). <<

[1333] Menciona Swinburne la colonia albanesa (Travels into the Two Sicilies, vol. I, pp. 350-354). <<

[1334] Despejada y auténtica aparece la cronología de Franza, mas en vez de cuatro años y siete meses, Spondano (1445 d. C., núm. 7) expresa de siete a ocho años al reinado del último Constantino, ateniéndose a una carta supuesta de Eugenio IV al rey de Etiopía. <<

[1335] Franza (l. III, c. 1-6) merece crédito y aprecio. <<

[1336] Supongamos que lo apresaron en 1394, y en la guerra primera de Tamerlán por Georgia (Cherefeddin, l. III, c. 50) pudo seguir a su soberano tártaro al Indostán en 1398 y desde allí navegar a las islas de la Especiería. <<

[1337] Los indios venturosos y devotos vivían hasta ciento cincuenta años, gozando los productos más preciosos de los reinos vegetal y mineral. Los animales eran de mayor tamaño: dragones de sesenta codos [29,4 m], hormigas (formica Indica) largas de nueve pulgadas [22,5 cm], ganadería como elefantes, elefantes como ovejas, etc. Quidlibet audendi, etc. <<

[1338] Surcó de la Especiería, en un bajel del país; y aportó en un punto de la India exterior; «invenitque navem grandem Ibericam, quâ in Portogalliam est delatus». Este paso, compuesto en 1477 (Franza, l. III, c. 30) veinte años antes del descubrimiento del cabo de Buena Esperanza, es apócrifo o portentoso. Pero esta geografía nueva está mancillada con el yerro antiguo e incompatible, que supone las fuentes del Nilo en la India. <<

[1339] Cantemiro (p. 83) que la llama hija de Lázaro Ogli y la Helena de los serbios, coloca su enlace con Amurates en el año 1424. No se hace creíble que en veintiséis años de cohabitación, el sultán corpus ejus non tetigit. Tras la toma de Constantinopla, huyó a Mohamed II (Franza, l. III, c. 22). <<

[1340] Recordará al lector culto las ofertas de Agamenón (Iliad., l. V, 144) y la práctica general de la Antigüedad. <<

[1341] Cantacuzeno (ignoro su entronque con el emperador de este nombre) era Gran Doméstico, acérrimo defensor del solio griego, y hermano de la reina de Serbia, a quien visitó con el carácter de emperador (Sirópulo, pp. 37, 38, 45). <<

[1342] En cuanto a la índole de Mohamed II, no media confianza, ni en turcos ni en cristianos. Franza es el que se muestra más comedido en su retrato (l. I, c. 32), cuyo encono había ido amainando con la edad y el retiro; véase igualmente Spondano (1451 d. C., núm. 11) y el continuador de Fleury (t. XXII, p. 552); los Elogia de Paulo Jovin (l. III, p. 164-166) y el Diccionario de Bayle (t. III, pp. 272-279). <<

[1343] Cantemiro (p. 115) y las mezquitas que fue fundando, atestiguan su afán por la religión. Solía disputar Mohamed desahogadamente con Genadio sobre entrambas religiones (Spondano, 1453 d. C., núm. 22). <<

[1344] «Quinque linguas præter suam noverat: Graecam, Latinam, Chaldaicam, Persicam». El traductor latino de Franza trascordó la arábiga, que el Alcorán recomienda a todo mahometano. <<

[1345] Filelfo, con una oda latina pidió y alcanzó la libertad de su madre y hermana del conquistador de Constantinopla, habiendo llegado a manos del sultán por los enviados del duque de Milán. Se malició el intento de Filelfo en retirarse a Constantinopla; mas el orador estuvo más y más soplando el clarín para la guerra sagrada (véase su vida por Lancelot, en las Mémoires de l’Académie des Insciptions, t. X, pp. 718, 724 y ss.). <<

[1346] Roberto Valturio publicó en Verona, en 1483, sus doce libros de Re Militari, en los cuales menciona por primera vez el uso de las bombas. Su padrino, Segismundo Malatesta, príncipe de Rímini se lo remitió a Mohamed II, con una carta Latina. <<

[1347] Según Franza solía estar estudiando ahincadamente la vida y hechos de Alejandro, Augusto, Constantino y Teodosio; y aun he leído en alguna parte que hizo traducir al turco las Vidas de Plutarco. Si el mismo sultán entendía el griego, no podía menos de redundar en beneficio de los súbditos; pero aquellas Vidas vienen a ser una escuela de libertad, no menos que de valentía. <<

[1348] El famoso Gentile Bellino, a quien atrajo de Venecia, logró a la despedida una cadena y un collar, y luego un bolsillo de tres mil ducados. Por lo demás, me río con Voltaire del cuento desatinado del esclavo degollado, para que el pintor se hiciese cargo del empuje muscular. <<

[1349] Aquellos beodos imperiales eran Solimán I, Selim II y Amurates IV (Cantemiro, p. 61). Los solios de Persia aprontan una serie más cuantiosa, y en el siglo pasado los viajeros europeos presenciaron y disfrutaron sus bacanales. <<

[1350] Calapino, uno de los infames, se salvó de las crueldades del hermano, y se bautizó en Roma, bajo el nombre de Calisto Otomano. El emperador Federico III le donó un Estado en Austria, donde acabó sus días, y Cuspiniano, quien de joven conversó con el anciano príncipe de Viena, celebra su religiosidad y sabiduría (de Cæsaribus, pp. 672, 673). <<

[1351] Véase el ascenso de Mohamed II en Ducas (c. 33) Franza (l. I, c. 33; l. III, c. 2) Chalcondyles (l. VII, p. 199) y Cantemiro (p. 96). <<

[1352] Antes de entablar el sitio de Constantinopla, advierto, excepto tal cual especie de Cantemiro y Leunclavio, no he logrado pormenor alguno turco sobre el particular, y en suma un pormenor como el que tenemos del sitio de Rodas por Solimán II (Mémoires de l’Académie des Insciptions, t. XXVI. pp. 723-769). Por tanto tengo que ceñirme a griegos, cuyas preocupaciones hasta cierto punto quedan avasalladas con el conflicto, los textos fundamentales son Ducas (c. 34-42), Franza (l. III, c. 7-20), Chalcondyles (l. VIII, pp. 201-214) y Leonardo de Quíos (Historia C. P. a Turco expugnatæ; Norimbergæ, 1544, en 4°, veinte pliegos). El último es el primero en fecha, ya que fue compuesto en la isla de Quío, el 16 de agosto de 1453, a los setenta y nueve días del fracaso, y en la primera confusión de pensamientos y arrebatos. Tal cual especie asoma en la carta del cardenal Isidoro (en Farragine Rerum Turcicarum, ad calcem Chalcondyl. Clauseri, Basilea 1556) al papa Nicolás V, y un tratadillo de Teodosio Zygomala, dedicado a Martín Crusio (Turco-Græcia, l. I, pp. 74-98, Basil. 1584). Spondano va reseñando con criterio sus varios artículos (1453 d. C., núm. 1-27). Me tomo el permiso de arrinconar cuanto es de vida y de los remotos latinos. <<

[1353] Hay que enterarse de la situación de la fortaleza y de la topografía del Bósforo, en Pedro Gyllius (de Bósforo Thracio, l. II, c. 13) Leunclavio (Pandect. p. 445) y Tournefort (Voyage au Levant, t. II, lettre XV, pp. 443, 444), pero siempre echo de menos al mapa o plano que envió Tournefort al ministro de Marina. El lector puede acudir a lo dicho anteriormente en esta misma historia. <<

[1354] El modo afrentoso que dan los turcos a los infieles, viene a ser Kαβoυρ como lo expresa Ducas, y Giaour en Leunclavio y en los modernos. Ducange (Glos Græc. t. I, p. 530) deriva el primero Kαβoυρoν en griego vulgar «tortuga», para denotar el movimiento retrógrado de la fe. Pero ¡ah! que Gabour viene a ser el Gheber, traspasado de la lengua persa a la turca, de los adoradores del fuego a los del crucifijo (D’Herbelot, Biblioteca Oriental, p. 375). <<

[1355] Hace Franza justicia al tino y denuedo de su amo. «Calliditatem hominis non ignorans Imperator prior arma movere constituit», y tizna el desvarío de «cum sacri tum profani proceres», que había estado oyendo, «amentes spe vanâ pasci». No era Ducas consejero íntimo. <<

[1356] En vez de esta relación acorde y despejada, los Anales Turcos (Cantemiro, p. 97) renuevan la conseja desvariada de la piel de buey, con el ardid allá de Dido para la fundación de Cartago; pues dichos anales (a menos de estar poseído por preocupaciones anticristianas) son mucho menos apreciables que los historiadores griegos. <<

[1357] No concuerda cabalmente Franza con Chalcondyles, en cuanto a las dimensiones de la fortaleza, el castillo antiguo de Europa, la descripción se ha ido comprobando en el mismo sitio por Leunclavio. <<

[1358] Había entre ellos algunos pajes de Mohamed, tan empapados en su violencia inexorable, que suplicaban que los degollasen en la ciudad, a menos de regresar antes del anochecer. <<

[1359] Ducas, c. 35. Franza (l. III, c. 3) quien había navegado en el buque, celebra el piloto veneciano como a un mártir. <<

[1360]Auctum est Palæologorum genus, et Imperii successor, parvaeque Romanorum scintillae haeres natus, Andreas, etc. (Franza, l. III, c. 3). Sus arranques le inspiraban expresiones vehementes. <<

[1361] Cantemiro, pp. 97, 98. O desconfiaba el sultán de su conquista o ignoraba la suma trascendencia de Constantinopla. Suele un pueblo, o un imperio exterminarse con la suerte de su soberano. <<

[1362] Συντροϕóς, traducido por el presidente Cousin por «père nourricier»; muy esmeradamente en cuanto a la versión latina, pero con su prisa desatendió la nota, donde Ismael Boillaud (ad Ducam, c. 35) reconoce y rectifica su yerro. <<

[1363] Antiquísima la costumbre oriental de no presentarse jamás ante un soberano o superior, sin algún presente, y viene a hermanarse con el concepto de un sacrificio, todavía más antiguo y universal. Véanse ejemplos de tales dones persas en Ælian, Hist. Var. l. I, c. 31, 32, 33). <<

[1364] El Lala de los turcos, y el Tata de los griegos se derivan muy naturalmente (Cantemiro y Ducas) del habla de los niños, y se puede notar que todas las voces así primitivas que expresan sus padres vienen a ser una mera repetición de la misma sílaba compuesto de una consonante labial o dental, y de una vocal muy abierta (des Brosses, Méchanisme des Langues, t. I, pp. 231-247). <<

[1365] El talento ático venía a pesar como sesenta minas o libras [27,6 kg] (Véase Hooper en Ancient Weights, Measures…) pero entre los griegos modernos, esta denominación clásica se suele aumentar hasta cien o ciento veinticinco libras [46 o 57,5 kg] (Ducange, τάλαντον). Midió Leonardo de Quíos la bala o pedrusco del segundo cañón: «Lapidem, qui palmis undecim ex meis ambibat in gyro». <<

[1366] Véase Voltaire (Essai sur l’histoire générale, c. XCI, pp. 294, 295). Suspiraba por la monarquía universal y aspira el poeta por lo más al nombre y al estilo de astrónomo, químico, etc. <<

[1367] El barón de Tott (t. III, pp. 85-89) fortificador de los dardanelos contra los rusos, va describiendo con travesura y un tantillo de farsa su propia hazaña y el pavor de los turcos. Mas aquel viandante aventurero no acierta a granjearse gran confianza. <<

[1368] «Non audivit, indignum ducens», dice el caballeroso Antonino, mas como luego la corte romana quedó apesadumbrada y bochornosa, hallamos la expresión más palaciega de Platina, «in animo fuisse pontifici juvare Grœcos» y luego la afirmación terminante de Eneas Silvio, «structam classem» etc. (Spond. 1453 d. C., núm. 3). <<

[1369] Antonin. en Proem. Epist. Cardinalis Isidor. apud Spondanum, y el doctor Johnson, en la tragedia de Irene, desempeñó atinadamente esta particularidad característica.

The groaning Greeks dig up the golden caverns.

The accumulated wealth of hoarding ages;

That wealth which, granted to their weeping prince,

Had rang’d embattled nations at their gates.

[Gimen los griegos excavando cuevas,

Oro hacinado allá por largos siglos;

Llora el príncipe ansioso al recibirlo

Pues atrajo naciones en su busca]. <<

[1370] Las tropas palatinas se apellidan Capiculi, las provinciales, Seratculi; y los más de los nombres y respectiva planta de la milicia turca, todo es anterior al Canon Nameh de Solimán II, del cual y de su propia experiencia, ha compuesto el conde Marsigli su Stato militare dell’Impero Ottomano. <<

[1371] Aprueba Cuspiniano las observaciones de Filelfo en el año 1508 (de Cæesaribus en Epilog. de Militia Turcica, p. 697). Prueba Marsigli que las tropas turcas son mucho menores de lo que aparentan. En la hueste sitiadora de Constantinopla, Leonardo de Quíos no cuenta más de quince mil jenízaros. <<

[1372] «Ego, eidem (Imp.) tabellas extribui non absque dolore et moestitia, mansitque apud nos duos aliis occultus numerus» (Franza, l. III, c. 3). Con algún miramiento por las preocupaciones nacionales no cabe apetecer un testigo más auténtico no sólo en cuanto a los hechos públicos, sino también de los consejos privados. <<

[1373] En Spondano el pormenor de la Unión es además de parcial muy escaso. Murió el obispo de Pamiers en 1642, y la historia de Ducas relativa a estos acontecimientos (c. 36 y 37) con tanto brío y veracidad no se imprimió hasta 1649. <<

[1374] Franza, uno de los griegos conformistas, está confesando que se providenció aquella disposición solamente, «propter spem auxilii», afirmando gustosamente que cuantos se negaban a rezar en santa Sofia «extra culpam et in pace essent» (l. III, c. 20). <<

[1375] Su nombre primitivo y seglar era Jorge Scholario y lo trocó por el de Genadio al hacerse monje o patriarca. Su defensa en Florencia de la misma unión, que luego impugnó tan desaforadamente en Constantinopla inclinó a Leo Allatius (diatriba de Georgiis en Fabricio, Bibliot. Graec., t. X, p. 760-786) a dividirle en dos sujetos; pero Renaudot (p. 343-383) ha restablecido la identidad de la persona y la doblez de su índole. <<

[1376] Φακιóλιον, κάλυπτρα puede adecuadamente traducirse a «capelo». La diferencia de trajes entre griegos y latinos agrió más y más el cisma. <<

[1377] Hay que reducir las millas griegas a las verstas rusas, algo menores de quinientos cuarenta y siete toesas francesas [1066,10 km] o de 104 2/5 por grado. Las seis millas de Franza serán cuatro inglesas [6,43 km] (D’Anville, Mesures Itinéraires, pp. 61, 123 y ss.). <<

[1378] «At indies doctiores nostri facti paravere contra hostes machinamenta, quæ tamen avare dabantur. Pulvis erat nitri modica exigua; tela modica; bombardæ, si aderant incommoditate loci primum hostes offendere maceriebus alveisque tectos non poterant. Nam si quæ magnæ erant, ne murus concuteretur noster quiescebant». Curioso e importante es el paso de Leonardo de Quíos. <<

[1379] Según Chalcondyles y Franza, reventó el cañón enorme, fracaso que según Ducas se precavió por la habilidad del fundidor; pero no hablarán de la misma pieza. <<

[1380] Como a los cien años del sitio de Constantinopla, las escuadras francesa e inglesa se engrieron en hacer trecientas descargas en dos horas (Mémoires de Martin du Bellay, l. X, en la Collection Générale, t. XXI, p. 239). <<

[1381] He ido entresacando tal cual hecho curioso sin empeñarme en competir con elocuencia sangrienta y pertinaz con el abate Vertot, en sus descripciones anchurosas de los sitios de Rodas, Malta, etc. Pero aquel historiador tenía visos de novelista, y como escribía para complacer a la Orden, se empapó en el propio temple caballeresco y de entusiasmo. <<

[1382] El primer apunte sobre minas asoma con particularidades sobre la pólvora, en 1480, por un manuscrito de Jorge de Siena (Tiraboschi, t. VI, p. I, p. 324). Se practicaron por primera vez en Sanzanella, en 1487; pero el honor y mejoramiento, en 1503, se atribuye a Pedro de Navarra, que lo usó con éxito en las guerras de Italia (Hist. de la Ligue de Cambray, t. II, pp. 93-97). <<

[1383] Se hace extrañísimo que los griegos desacuerden en el número de esclarecidos bajeles; los cinco de Ducas, los cuatro de Franza y Leonardo, los dos de Chalcondyles se han de extender a los menores o reducir a los mayores. Voltaire, suponiendo uno de los buques de Federico III, equivoca los emperadores de levante y de poniente. <<

[1384] Arrostrando encontrones con el idioma y la geografía, el presidente Cousin detiene los bajeles en Quíos con el viento Sur, y los empuja para Constantinopla con el Norte. <<

[1385] Se advierte en Ricaut el menoscabo incesante de la armada turca (State of the Ottoman Empire, pp. 372-378) Thévenot (Voyages, p. I, pp. 229-242) y Tott (Mémoires, t. III), yendo siempre el último en busca de asombros y novedades. <<

[1386] Confieso que estoy presenciando el vivísimo cuadro de Tucídides (l. VII, c. 71) de los ímpetus y ademanes de los atenienses en su combate naval dentro de la bahía de Siracusa. <<

[1387] Según la exageración o el texto estragado de Ducas (c. 38) la barra de oro era del peso enorme y aun increíble de quinientas libras [230 kg]. Leyendo Bouillaud quinientas dracmas o seis libras [2,76 kg], ya es suficiente para ejercitar el brazo de Mohamed y magullar los lomos del almirante. <<

[1388] Ducas, confesándose mal enterado de la negociación de Hungría, acude a un impulso supersticioso y a la creencia infausta de que Constantinopla había de ser el término de la conquista turca. Véase Franza (l. I, c. 20) y Spondano. <<

[1389] Confirma Cantemiro (p. 96) el testimonio de los cuatro griegos de los anales turcos; pero quisiera estrechar las diez millas y dilatar el plazo de una noche. <<

[1390] Refiere Franza dos ejemplares de igual transporte sobre las seis millas [9,65 km] del istmo de Corinto; uno fabuloso, el de Augusto tras la batalla de Accio, y el otro cierto, de Nicetas, general griego en el siglo X. Pudiera añadir el arrojado intento de Aníbal para internar sus bajeles en la bahía de Tarento (Polibio, l. VIII, p. 749, ed. Gronov.). <<

[1391] Un griego de Candia que había servido a los venecianos en igual empresa (Spondano, 1438 d. C., núm. 37) fue probablemente el autor o agente de Mohamed. <<

[1392] Estoy aludiendo particularmente a nuestro embarque sobre los lagos de Canadá en los años 1776 y 1777, tan grandes en su afán y tan infructuosos para sus resultas. <<

[1393] Desacuerdan Chalcondyles y Ducas en cuanto a las circunstancias de la negociación; y como no era ni brillante ni provechoso, el leal Franza excusa a su príncipe hasta del pensamiento de rendición. <<

[1394] Las tales alas no son más que una figura oriental (Chalcondyles, l. VIII, p. 208) pero en la tragedia de Irene los ímpetus de Mohamed se disparan desaforadamente:

Should the fierce North, upon his frozen wings

Bear him aloft above the wondering clouds,

And seat him in the Pleiad’s golden chariot.

Thence should my fury drag him down to tortures.

[Si el Norte viene en sus heladas alas

Y lo arrebata en raudos nubarrones

Hasta el dorado carro de las Pléyades,

Mi saña desde allá lo hunde al tormento.]

Además de la extravagancia de aquel disparo, observo que el ímpetu de los vientos, se halla ceñido a la ínfima región del aire, luego que el nombre, la etimología, y fábula de las Pléyades, todo es absolutamente griego (Scholiast ad Homero, 686; Eudocia en Ionia, p. 339; Apollodor. l. III, c. 10; Heyne, p. 229, n. 682) sin la menor hermandad con la astronomía oriental (Hyde ad Ulugbeg, Tabul. en Syntagma Dissert., t. I, pp. 40-42; Goguet, Origine des Arts… t. VI, pp. 73-78; Gebelin, Histoire du Calendrier, p. 73) que era la de Mohamed, y por fin el carruaje dorado no existe ni en la ciencia ni en la ficción; pero me temo mucho que el dr. Johnson ha equivocado las Pléyades con la Osa Mayor o el Carro, y el zodíaco allá con alguna constelación septentrional.

῎Aρκτον θ ’ἢν καὶ ἂμαξαν ἐπίκλησιν καλέουσιν.

Ilíada, Σ. 487. <<

[1395] Se destempla Franza contra aquellas aclamaciones musulmanas no por el nombre de Dios, sino por el del Profeta; se enfervoriza Voltaire en demasía y con ridiculez. <<

[1396] Me recelo que el discursista fue aquí el mismo Franza y suena tan colmadamente a sermón de convento, que estoy dudando de que llegase Constantino a pronunciarlo. Le atribuye Leonardo otra arenga, en la cual está más comedido con los auxiliares latinos. <<

[1397] Tan suma postración, aborto a veces de la devoción de príncipes en la agonía, es un complemento de la doctrina evangélica sobre el perdón de los agravios; y es más obvio el perdonar cuatrocientas noventa veces, que el pedir perdón una sola vez a un inferior. <<

[1398] Además de los diez mil guardias, enumera Ducas, con las tripulaciones, en el asalto general hasta doscientos cincuenta mil turcos, entre Infantería y Caballería. <<

[1399] El justiciero Franza censurando agriamente la retirada de Justiniano se deja llevar de sus propios arranques y aun de los ajenos en general. Ducas, allá por motivos particulares lo trata con más blandura y miramiento; pero las palabras de Leonardo de Quíos, están expresando su ira intensa y reciente, «gloriæ, salutis, suique oblitus». En todo el compuesto de su política oriental se hicieron sospechosos, y a veces criminales, los genoveses. <<

[1400] Lo mata Ducas con dos golpes de la soldadesca turca; Chalcondyles lo hiere en un hombro, y lo pisotea luego en la puerta. El quebranto de Franza, al empeñarle con el enemigo, lo arrebata a la muerte que le recuerda el suceso, pero sin lisonja le podemos aplicar estos rasgos preciosos de Dryden:

As to Sebastian, let them search the field;

And where they find a mountain of the slain,

Send one to climb, and looking down beneath,

There they will find him at his manly length,

With his face up to heaven, in that red monument

Which his good sword had digged. <<

[1401] Spondano (1453 d. C., núm. 10) está esperanzado de su salvación, están ansiando absolverle del cargo de suicida. <<

[1402] Advierte muy atinadamente Leonardo de Quíos, que si conocieran los turcos al emperador, se esmeraran en salvarle y afianzar un cautivo tan apreciable para el sultán. <<

[1403] Cantemiro, p. 96. Las naves cristianas en la boca de la bahía, tenían resguardada la plaza, y atracado el avance naval. <<

[1404] Supone Chalcondyles desatinadamente, que los asiáticos estuvieron saqueando Constantinopla, en venganza del antiguo fracaso de Troya; y los gramáticos del siglo XV se dan por dichosos en rozar el nombre tosquísimo de turcos con la voz clásica de Teucri. <<

[1405] Cuando Ciro sorprendió a Babilonia durante la algazara de una festividad, era tan grandiosa la ciudad y estaban sus moradores tan descuidados, que medió larguísimo rato antes que los barrios remotos supiesen que se hallaban cautivos. Herodoto (l. I, c. 191) y Usher (Annal., p. 78) quien cita del profeta Jeremías un paso del mismo contenido. <<

[1406] Sacamos esta descripción galana de Ducas (c. 39), quien fue dos años después de embajador del príncipe de Lesbos al sultán (c. 44). Hasta que Lesbos quedó sojuzgada en 1463 (Franza, l. III, c. 27) aquella isla no podía menos de abundar en fugitivos de Constantinopla, que se complacían en repetir, y tal vez en engalanar la relación de su fracaso. <<

[1407] Véase Franza, l. III, c. 20, 21. Terminantes son sus expresiones: Ameras suâ manû jugulavit … volebat enim eo turpiter et nefarie abuti. Me miserum et infelicem! Mas tan sólo podía saber de oídas las escenas sangrientas e impuras que se representan en el serrallo. <<

[1408] Véase Tiraboschi (t. VI, p. I, p. 290) y Lancelot (Mémoires de l’Académie des Insciptions, t. X, p. 718). Celebraría entender cómo podía elogiar al enemigo público, tiznándolo casi de continuo como un tirano tan torpe y sangriento. <<

[1409] Suponen los Comentarios de Pío II, que colocó astutamente el capelo del cardenal en la cabeza cortada de un cadáver cualquiera, y colgado en triunfo, al paso que el mismo legado se compró y rescató, como un cautivo baladí. La gran crónica belga realza aquel escape con aventuras nuevas, que había cercenado (Spondano, 1453 d. C., núm. 15) en sus propias cartas, por no desmerecer el galardón de padecer por Cristo. <<

[1410] Se explaya Busbequio complacidamente elogiando los derechos de la guerra y el uso de la esclavitud entre los antiguos y los turcos (de Legatione Turcica, Ep. III, p. 161). <<

[1411] Se especifica la suma en una nota marginal de Leunclavio (Chalcondyles, l. VIII, p. 211), pero en la distribución a Venecia, Génova, Florencia y Ancona, presumo que se ha omitido algún guarismo, de los cincuenta, veinte, veinte y quince mil ducados. Aun cuando se repongan las propiedades extranjeras, apenas llegarán a la cuarta parte. <<

[1412] Véanse las alabanzas y lamentos entusiastas de Franza (l. III, c. 17). <<

[1413] Véase Ducas (c. 42) y una carta del 15 de julio de 1453 de Lauro Quirino al papa Nicolás V (Hody, de Græcis, p. 192, de un manuscrito en la biblioteca de Cotton). <<

[1414] El calendario Juliano que cuenta los días y horas desde medianoche, era el corriente en Constantinopla; pero Ducas parece que entiende las horas naturales desde el amanecer. <<

[1415] Véanse los Anales Turcos, p. 329. y las Pandectas de Leunclavio, p. 448. <<

[1416] Ya tuve allá motivo, en los primeros tomos, para mencionar aquel resto precioso de antigüedades griegas. <<

[1417] Debemos a Cantemiro (p. 102) la relación turca de la transformación de santa Sofía. No deja de ser entretenido el cotejo de la sensación contrapuesta de aquel acontecimiento entre cristianos y musulmanes. Franza está muy airado. <<

[1418] El dístico que trae Cantemiro en original se aparta principalmente con su aplicación; como es el arranque de Escipión remedando la profecía de Homero; y el mismo ímpetu caballeresco arrebató al vencedor de lo presente a lo pasado y a lo venidero. <<

[1419] No alcanzo a creer con Ducas (véase Spondano, 1453 d. C., núm. 13) que Mohamed haya enviando por Persia, Arabia y otros pasajes la cabeza del emperador griego, pues debió contentarse con trofeos menos inhumanos. <<

[1420] Era Franza enemigo personal del gran duque, y ni el tiempo, ni la muerte, ni su propio retiro a un monasterio, llegaron a recabar de su encono el menor arranque de conmiseración o indulgencia. Ducas se inclina a celebrar y compadecer al mártir; Chalcondyles se muestra neutral, pero le debemos el apunte, o especie de la conspiración griega. <<

[1421] En cuanto al restablecimiento de Constantinopla y las fundaciones turcas, véase Cantemiro (pp. 102-109), Ducas (c. 42) con Tournefort, Thevenot y demás viajeros modernos. En un cuadro agigantado de la grandeza, vecindario, etc. de Constantinopla y el Imperio otomano (Abrégé de l’Histoire Ottomane, t. I, pp. 16-21), hallamos, que en el año 1586, eran menos los musulmanes en la capital que los cristianos, y aun que los judíos. <<

[1422] El Turbé, o monumento sepulcral de Abou Ayub se halla descrito y estampado en el Tableau Géerérale de l’Empire Ottoman (París, 1787, en folio grande) obra quizás de menos provecho que magnificencia (t. I, pp. 305, 306). <<

[1423] Franza (l. III, c. 19) refiere la ceremonia, que se abultó tal vez en el susurro de unos en otros, entre griegos, y luego con los latinos. Confirma el hecho Manuel Malaxo, quien compuso en griego vulgar la Historia de los Patriarcas, después de la toma de Constantinopla inserta en la Turco-Græcia de Crusio (l. V, p. 106-184); pero el más denodado lector no se avendrá a creer que Mohamed prohijase la forma católica «Sancta Trinitas quæ mihi donavit imperium te in patriarcham novæ Romæ deligit.» <<

[1424] De la Turco-Græcia de Crusio, etc., Spondano (1453 d. C., núm. 21; 1458 d. C., núm. 16) va deslumbrando la servidumbre y las contiendas intestinas de la Iglesia griega. El patriarca sucesor de Genadio se arrojó por desesperación a un pozo. <<

[1425] Cantemiro (pp. 101-105) se aferra en el consentimiento unánime de los historiadores turcos, antiguos y modernos, y alega que no habían de quebrantar la verdad, apocando la gloria nacional; pues siempre se conceptúa más honorífico el tomar una ciudad a viva fuerza que por convenio. Pero 1. dudo de aquella concordancia, puesto que los Anales Turcos de Leunclavio afirman que Constantinopla se tomó per vim (p. 329), sin citar historiador alguno en particular, y 2. el mismo argumento favorece a los griegos contemporáneos, quienes no olvidarán aquel tratado decoroso y saludable. Voltaire, como acostumbra, antepone los turcos a los cristianos. <<

[1426] Sobre la genealogía y vuelco de los Comnenos en Trebisonda, véase Ducange (Familiae Byzantinae, p. 195), sobre los últimos Paleólogos el mismo anticuario esmerado (pp. 244. 247, 248). No se extinguieron los Paleólogos de Monferrato hasta el siglo siguiente; pero habían ya olvidado su origen y su parentela. <<

[1427] En la historia indígena de las contiendas y desventuras de entrambos hermanos, Franza (l. III, c. 21-30) es sobrado parcial hacia Tomás. Ducas (c. 44, 45) es en extremo escaso y Chalcondyles (l. VIII, IX, X) demasiado difuso y desconcertado. <<

[1428] Véase la pérdida o toma de Trebisonda en Chalcondyles (l. IX, pp. 263-266), Ducas (c. 45), Franza (l. III, c. 27) y Cantemiro (p. 107). <<

[1429] Aunque Tournefort (t. III, lettre XVII, p. 179) habla de Trebisonda como mal poblada, Peissonel que es el último y esmerado observador, halla hasta cien mil moradores (Commerce de la Mer Noire, t. II, p. 72, y en cuanto a la provincia, pp. 53-90); pero dos odas de jenízaros están de continuo trastornando su prosperidad y su comercio, habiendo alistado en un solo cuerpo hasta treinta mil lazios (Mémoires de Tott, t. III, pp. 16-17). <<

[1430] Ismael Beg, príncipe de Sínope o Sínople, gozaba (principalmente por las minas de cobre) una renta de doscientos mil ducados (Chalcondyles, l. IX, pp. 258, 259). Peissonel (Commerce de la Mer Noire, t. II, p. 100) señala al vecindario moderno unos sesenta mil individuos. Esta suma parece excesiva; pero en virtud del tráfico de un pueblo se averigua su número y riqueza. <<

[1431] Spondano (de Gobelin Comment. Pii II, l. V) refiere la llegada y recibimiento del déspota Tomás en Roma (1461 d. C., núm. 3). <<

[1432] Por un acta de fecha 6 de septiembre de 1494, trasladado últimamente de los archivos del Capitolio, a la Biblioteca Real de París, el déspota Andrés Paleólogo, reservándose Morea y pactando ciertas ventajas particulares, traspasa a Carlos VIII rey de Francia los imperios de Constantinopla y de Trebisonda (Spondano, 1495 d. C., núm. 2). Foncemagne (Mémoires de l’Académie des Insciptions, t. XVII, pp. 539-578) ha extendido una disertación sobre este documento nacional, del cual ha logrado de Roma una copia. <<

[1433] Véase Felipe de Comines (l. VII, c. 14) que va refiriendo complacidamente el número de griegos que estaban ya dispuestos a sublevarse con sesenta millas [96,55 km] de fácil navegación, un viaje de dieciocho días desde Valona y Constantinopla, etc., en cuyo trance el imperio turco debió su salvación a la política de Venecia. <<

[1434] Véase la función peregrina en Olivier de la Marche (Mémoires, p. I, c. 29, 30) con el extracto y las observaciones de Sainte Palaye (Mémoires sur la Chevalerie, t. I, p. III, pp. 182-185). Se distinguían el faisán y el pavo como aves regias. <<

[1435] Por el empadronamiento actual resulta que Suecia, Gotia y Finlandia contenían un millón ochocientos mil hombres de armas tomar, y por consiguiente una población muy superior a la del día. <<

[1436] Para el año 1454, trae Spondano de Eneas Silvio una mirada sobre el estado de Europa realzada con sus propias observaciones. El apreciable analista y el italiano Muratori van continuando la serie de los acontecimientos desde el año 1453 hasta 1481, término de la vida de Mohamed y del capítulo. <<

[1437] Además de entrambos analistas se pueden consultar Giannoni (Istoria Civile, t. III, pp. 449-455) en cuanto a la invasión turca del reino de Nápoles. Sobre el reinado y conquistas de Mohamed II, he ido acudiendo a las memorias históricas de los monarcas otomanos por Juan Sagredo (Venecia, 1677, en 4°). Siempre los turcos en paz y en guerra han embargado la atención de la República veneciana. Franqueáronse todos los archivos y documentos a un procurador de san Marcos, y Sagredo no es despreciable ni en el concepto ni en el lenguaje. Mas odia muy agriamente a los infieles; desconoce su idioma y sus costumbres y su narración, que reduce a setenta páginas todo lo relativo a Mohamed II (pp. 69-140) se explaya y se afianza más al llegar a los años 1640 y 1644, término y cima de los afanes históricos de Juan Sagredo. <<

[1438] Al despedirme ahora para siempre del Imperio griego aprontaré la colección grandísima de escritores bizantinos, cuyos nombres y autoridades se han ido repitiendo por el ámbito de las obras. Las prensas de los Aldos y demás italianos se ciñeron a los clásicos de mejor siglo, y las primeras y toscas ediciones de Cedreno, Procopio, Zonaras, Agatias etc. salieron a luz por las sabias tareas de los alemanes. La serie total bizantina (treinta y seis volúmenes en folio) ha ido saliendo (1648 d. C., etc.) de las prensas reales del Louvre con algún auxilio colateral de Roma y Leipzig, pero la edición veneciana (1729 d. C.) aunque más barata y copiosa que la de París, le es muy inferior en esmero y magnificencia. Varias son las prendas de los editores franceses, pero el mérito de Ana Comnena, Cinamo, Villehardouin, etc., se realzan con las notas de Charles du Fresne Ducange. Las obras suplementales del Glosario Griego, la Constantinopolis Christiana, las Familiae Byzantinae van siempre derramando luz sobre la lobreguez del Bajo Imperio. <<

[1439] El abate Dubos, quien con menos desempeño que su posterior Montesquieu, ha defendido y abultado el influjo del clima, se hace cargo de la bastardía actual de romanos y bátavos: replicando en cuanto a los primeros: 1. que el cambio es más aparente que efectivo, y que los romanos modernos se reservan allá cuerdamente en el interior los ímpetus de sus antepasados, 2. que el ambiente, el suelo y el clima de Roma han padecido una alteración suma y patente (Réflexions sur le Poësie et sur la Peinture, pars. II, sect. 16). <<

[1440] Con motivo de nuestra larga ausencia de Roma, se me ofrece encargar a los lectores que repasen con algún esmero el capítulo XLIX de la historia presente. <<

[1441] La coronación de los emperadores de Germania en Roma, y con especialidad por el siglo XI, sale más bien a la luz en Muratori (Antiquitatibus Italiae medii Ævi, t. I, dissert. II, pp. 99 y ss.) y en Cenni (Monument. Domin. Pontif. t. II, dissert. VI, p. 261), aunque sólo puedo hablar del último por los extractos extensos de Schmidt (Hist. des Allemands, t. III, pp. 255-266). <<

[1442] «Exercitui Romano et Teutonico». El segundo se vio y se experimentó, mas el primero venía tan sólo a ser magni nominis umbra. <<

[1443] Véase en Muratori la serie de las monedas pontificias (Antiquitatibus Italiae medii Ævi, t. II, diss. XXVII, pp. 548-554) y tan sólo halla dos anteriores al año 800; quedan todavía cincuenta desde León III hasta León IX, con la adición del emperador reinante; ninguna queda de Gregorio VII y Urbano, pero en las de Pascual II no asoma rastro de aquella pendencia. <<

[1444] Véase Ducange, Gloss. Latin. mediæ et infimæ Ætatis, t. VI, pp. 364, 365, STAFFA. Se tributaba aquel homenaje a los arzobispos por los reyes, y por los vasallos a sus señores (Schmidt, t. III, p. 262) era maña de los romanos el barajar la sujeción filial con la feudal. <<

[1445] El fervor de san Bernardo se está lamentando de las apelaciones de todas las iglesias al pontífice romano (de Consideratione, l. III, t. II, pp. 431-442, ed. Mabillon, Venet. 1750) y el juicio de Fleury (Discours sur l’Hist. Ecclésiastique, IV y VII). Pero el santo, gran creyente de las falsas decretales, condena únicamente el abuso de aquellas apelaciones, el historiador más despejado escudriña el origen y desecha los principios de la nueva jurisprudencia. <<

[1446]Germanici … summarii non levatis sarcinis onusti nihilominus repatriant inviti. Nova res! quando hactenus aurum Roma refudit? Et nunc Romanorum consilio id usurpatum non credimus (Bernardo, de Consideratione, l. III, c. 3, p. 437). Confusas están las voces primeras, y probablemente alteradas en este pasaje. <<

[1447]Quand les sauvages de la Louisiane veulent avoir du fruit, ils coupent l’arbre au pied et cueillent le fruit. Voila le gouvernement despotique (l’Esprit des Loix, l. V, c. 13); las pasiones y la ignorancia son siempre despóticas. <<

[1448] Juan de Salisbury en una conversación desahogada con su paisano Adriano IV, tizna la codicia del papa y su clero: «Provinciarum diripiunt spolia, ac si thesauros Croesi studeant reparare. Sed recte cum eis agit Altissimus, quoniam et ipsi aliis et saepe vilissimis hominibus dati sunt in direptionem» (de Nugis Curialium, l. VI, c. 24, p. 387). En la página siguiente vitupera la temeridad y alevosía de los romanos, a quienes sus obispos se afanan en vano por halagarlos con dádivas, en vez de virtudes. Es lástima que aquel escritor siempre resuelto no haya querido darnos menos moralidades y erudición que retratos al vivo de sí mismo y de sus contemporáneos. <<

[1449]History of England, por Hume, vol. I, p. 419. El mismo escritor ha tomado de Fitz Stephen un ejemplo singularísimo de crueldad cometido por Godofredo, padre de Enrique II: «Siendo dueño de Normandía, el capítulo de Seez, se propasó, sin su anuencia, a celebrar la elección de un obispo, por lo cual dispuso que todos ellos con el obispo electo, fuesen castrados, y mandó que le presentasen todos sus testículos en una fuente». Hay que condolerse de su arriesgado padecimiento, pero con su voto de castidad, poco podía importarles el carecer de aquel tesoro tan superfluo. <<

[1450] Desde León IX y Gregorio VIII hay una serie auténtica y contemporánea de los papas y sus vidas por el cardenal de Aragón, Pandulfo Pisano, Bernardo Guido, etc. y se halla en los Historiadores italianos de Muratori (t. III, p. I, pp. 277-685) y siempre lo he tenido presente. <<

[1451] Las fechas de años anotados se han de entender, como tácitamente relativas a los Annali d’Italia de Muratori, que es guía perpetua y excelente. Usa y cita con desahogada maestría su grandiosa colección de Historiadores italianos en veintiocho volúmenes, y como los estoy poseyendo en mi biblioteca, he acudido a los mismos originales, no por obligación, sino por vía de entretenimiento. <<

[1452] No me cabe omitir las palabras casi centellantes de Pandulfo Pisano (p. 384): Hoc audiens inimicus pacis atque turbator jam fatus Centius Frajapane, more draconis immanissimi sibilans, et ab imis pectoribus trahens longa suspiria, accinctus retro gladio sine more cucurrit, valvas ac fores confregit. Ecclesiam furibundus introiit, inde custode remoto papam per gulam accepit, distraxit pugnis calcibusque percussit, et tanquam brutum animal intra limen ecclesiae acriter calcaribus cruentavit; et latro tantum dominum per capillos et brachia, Jesû bono interim dormiente, detraxit, ad domum usque deduxit, inibi catenavit et inclusit. <<

[1453]Ego coram Deo et Ecclesiâ dico, si unquam possibile esset, mallem unum imperatorem quam tot dominos (Vita Gelas. II, p. 398).

16Quid tam notum seculis quam protervia et cervicositas Romanorum? Gens insueta paci, tumultui assueta, gens immitis et intractabilis usque adhuc, subdi nescia, nisi cum non valet resistere (de Considerat. l. IV, c. 2, p. 441). Respira un tantillo el santo y luego sigue: Hi, invisi terrae et coelo, utrique injecere manus, etc. (p. 443). <<

[1454] Petrarca, a fuer de ciudadano de Roma, advierte, que Bernardo, aunque santo, no dejaría de ser hombre, que mediaba encono, y tal vez se arrepentiría de aquel arrebato, etc. (Mémoires sur la Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. I, p. 330). <<

[1455] Baronio, en el índice del tomo XII de sus Anales, apronta una disculpa muy obvia y aun linda; encabezando desde luego dos listas, una de Catholici y otra de Schismatici, apropia a los primeros todo lo favorable, y a los segundos lo adverso, de cuanto se dice sobre la ciudad. <<

[1456] Mosheim trae las herejías del siglo XII (Institut. Hist. Eccles., pp. 419-427) quien abriga un concepto aventajado de Arnaldo de Brescia. Queda ya descrita anteriormente la secta de los paulicianos, acompañándoles en su emigración desde Armenia hasta Tracia y Bulgaria, y luego Italia y Francia. <<

[1457] Retrata al vivo a Arnaldo de Brescia, Otón, obispo de Frisingen (Chron. l. VI, c. 31; de Gestis Frederici I, l. I, c. 27; l. II, c. 21) y Ligurino con el poema de Gunther, quien floreció en 1200 d. C., en el monasterio de París junto a Basilea (Fabricio, Bibliot. mediæ et infimæ Ætatis, t. III, p. 174, 175). Guilliman trae el paso considerable relativo a Arnaldo (de Rebus Helveticis, l. III, c. 5, p. 108). <<

[1458] La agudeza traviesa de Bayle, se estuvo entreteniendo en componer con suma liviandad y erudición los artículos de Abelardo, Fulques, Heloísa, en su Dictionnaire Critique. La contienda de Abelardo con san Bernardo, de divinidad escolástica y positiva, queda despejada por Mosheim (Institut. Hist. Eccles., pp. 412-415). <<

[1459]

—Damnatus ab illo

Praesule, qui numeros vetitum contingere nostros

Nomen ad innocuâ ducit laudabile vitâ

Podemos celebrar la maña y el esmero de Ligurino, que incluye el nombre nada poético de Inocencio II en su agasajo. <<

[1460] Hallose en Zurich una inscripción romana (D’Anville, Notice de l’Ancienne Gaul, pp. 642-644): pero no consta lo suficiente, que la ciudad y el cantón hayan usurpado, y aun arrancado, los nombres de Tigurum y Pagus Tigurinus. <<

[1461] Guilleman (de Rebus Helveticis, l. III, c. 5, p. 106) va recapitulando la donación (833 d. C.) del emperador Luis el Bondadoso a su hija la abadesa Hildegardis. Curtim nostram Turegum in ducatû Alamanniae in pago Durgaugensi, con aldeas, bosques, praderas, aguas, esclavos, iglesias, etc. Regalo asombroso. Carlos el Calvo dio el jus monetæ, la ciudad se amuralló bajo Otón I, y el verso del obispo de Frisingen,

Nobile Turegum multarum copiâ rerum,

se cita repetido con satisfacción por los anticuarios de Zurich. <<

[1462] Bernardo, Ep. CXCV, CXCVI, t. I, pp. 187-190. En medio de sus invectivas lanza un precioso reconocimiento: «Qui, utinam quam sanae esset doctrinae quam districtae est vitae». Confiesa que granjearía la Iglesia en extremo con la adquisición de Arnaldo. <<

[1463] Advierte a los romanos,

Consiliis armisque sua moderamina summa

Arbitrio tractare suo: nil juris in hoc re

Pontifici summo, modicum concedere regi

Suadebat populo. Sic laesâ stultus utrâque

Majestate, reum geminae se fecerat aulae.

Allá se va la poesía de Gunther con la prosa de Otón. <<

[1464] Véase Baronio (1148 d. C., núm. 38, 39) de los manuscritos vaticanos. Condena a voz en grito a Arnaldo (1141 d. C., núm. 3) como padre de los herejes políticos, cuyo influjo le dañó en Francia. <<

[1465] Los lectores ingleses pueden acudir a la Biographia Britannica, Adriano IV, pero nada han añadido nuestros escritores a la nombradía, y mérito de nuestro paisano. <<

[1466] Además del historiador y el poeta ya citados, las postreras aventuras de Arnaldo se refieren, por un biógrafo de Adriano IV (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, pp. 441, 442). <<

[1467] Ducange (Gloss. Latin. mediæ et infimæ Ætatis, Decarchones, t. II, p. 726) me suministra una apuntación de Blondo (Decad. II, l. II): «Duo consules ex nobilitate quotannis fiebant, qui ad vetustum consulum exemplar summæ rerum præessent». Y en Sigonio (de Regno Italiæ, l. VI, Opp. t. II, p. 400), me encuentro con los cónsules y tribunos del siglo XII. Tanto Blondo como el mismo Sigonio, copiaron muy literalmente el método clásico de suplir con el entendimiento y la fantasía la escasez de documentos. <<

[1468] En el panegírico de Berenguer (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. II, p. I, p. 408) un romano asoma como consulis natus, al principio del siglo X. Muratori (dissert. V) descubre en los años 952 y 956, «Gratianus in Dei nomine consul et dux, Georgius consul et dux»; y en 1015 Romano, hermano de Gregorio VIII, se apellida altaneramente «consul et dux et omnium romanorum senator». <<

[1469] Los emperadores griegos, aun hasta el siglo X conferían a los duques de Nápoles, Venecia, Amalfi, etc. el dictado de ὓπατoς, cónsul (véase la crónica de Sagornini, passim); y los sucesores de Carlomagno no querrían desprenderse, o desmoronar sus prerrogativas. Pero generalmente los nombres de cónsul o senador, que asoman entre franceses y germanos significan por lo más conde y señor (Signeur, Ducange, Gloss. Latin. mediæ et infimæ Ætatis). Los escritores monásticos suelen acudir o voces clásicas. <<

[1470] El monumento más constitucional es un diploma de Otón III (998 d. C.), «Consulibus senatus populique romano»; pero probablemente aquella nota es apócrifa, en la coronación de Enrique I, 1014 d. C., el historiador Dithmar (en Muratori, dissert. XXIII) lo va describiendo, «a senatoribus duodecim vallatun, quorum sex rasi barbâ, alii prolixâ, mystice incedebant cum baculis». En el panegírico de Berenguer (p. 406) se menciona el Senado. <<

[1471] En la antigua Roma, el orden ecuestre no se colocaba entre el Senado y el pueblo, como brazo tercero de la República hasta el consulado de Cicerón, que cuenta el mérito de aquel establecimiento (Plinio, Hist. Natur., XXXIII, 3; Beaufort, République Romaine, t. I, pp. 144, 145). <<

[1472] Gunther plantea así la forma republicana de Arnaldo de Brescia:

Quin etiam titulos urbis renovare vetustos;

Nomine plebeio secernere nomen equestre,

Jura tribunorum, sanctum reparare senatum,

Et senio fessas mutasque reponere leges.

Lapsa ruinosis, et adhuc pendentia muris

Reddere primaevo Capitolia prisca nitori.

Pero algunas de aquellas reformas, las hubo meramente ideales, y otras fueron de palabras. <<

[1473] Tras reñidas contiendas entre los anticuarios de Roma, se deslindó que la cima del Capitolio, junto al río, es cabalmente la Roca Tarpeya, el Arx; y en la otra cima, la iglesia, y el convento de Araceli; franciscanos descalzos están ocupando el templo de Júpiter (Nardini, Roma Antica, l. V, c. 11-16). <<

[1474] Tácito, Hist. III, 69, 70. <<

[1475] No hay que prohijar, como hecho positivo aquella partición de metales preciosos e ínfimos entre el emperador y el senado, sino como opinión probable de los mejores anticuarios (véase Science des Médailles, del padre Joubert, t. II, pp. 208-211, en la edición mejorada y escasa del barón de la Bastie). <<

[1476] Muratori, en su vigésimo séptima disertación sobre las Antigüedades Italianas (t. II, pp. 559-569) ofrece una serie de cuños senatorios, con los nombres desconocidos de Affortiati, Infortiati, Provisini, Paparini. En aquella larga temporada, todos los papas, sin exceptuar a Bonifacio VIII, decretaron el derecho de acuñar, que recobró el sucesor suyo Benedicto XI, ejercitándolo de continuo la corte de Aviñón. <<

[1477] Un historiador germano, Gerardo de Reicherspeg (en Baluz. Miscell. t. V, p. 64, apud Schmidt, Hist. des Allemands, t. III, p. 265) refiere así la constitución de Roma en el siglo XII: «Grandiora arbis et orhis negotia spectant ad romanum pontificem, itemque ad romanum imperatorem; sive illius vicarium urbis praefectum, qui de suâ dignitate respicit utrumque, videlicet dominum papam cui facit hominium, et dominum imperatorem a quo accipit suae potestatis insigne, scilicet gladium exertum». <<

[1478] Las palabras de un escritor contemporáneo (Pandulph. Pisan. en Vit. Paschal. II, pp. 357, 358) describe la elección y juramento en 1118, «inconsultis patribus … loca praefectoria … Laudes praefectoriae … comitiorum applausum … juraturum populo in ambonem sublevant … confirmari eum in urbe praefectum petunt». <<

[1479]Urbis praefectum ad ligiam fidelitatem recepit, et per mantum quod illi donavit de præfecturâeum publice investivit, qui usque ad id tempus juramento fidelitatis imperatori fuit obligatus et ab eo praefecturœ tenuit honorem (Muratori, Gesta Innocentis III, t. III, p. I, p. 487). <<

[1480] Véase Otón Frising. Chron. VII, 31, de Gestis Frederici I, l. I, c. 27. <<

[1481] Nuestro paisano Roger Hoveden, habla de los meros senadores de la familia Capuzzi, etc., «quorum temporibus melius regebatur Roma quam nunc (1194 d. C.) est temporibus LVI senatorum» (Ducange, Gloss. Latin. mediæ et infimæ Ætatis, t. VI, p. 191, Senatores). <<

[1482] Muratori (dissert. XLII, t. III, pp. 785-788) publicó un tratado original: «Concordia inter D. nostrum papam Clementem III. et senatores populi Romani super regalibus et aliis dignitatibus urbis», etc. anno 44° senatus. Habla el senado y con autoridad: «Reddimus ad praesens … habebimus … dabitis presbyteria … jurabimus pacem et fidelitatem», etc. Una escriturilla de Tenementis Tusculani, datada en el año 47 de la misma época, y confirma el decreto «decreto amplissimi ordinis senatus, acclamatione P. R. publice Capitolio consistentis». Allí es donde se palpa el deslinde entre senadores sencillos y consejeros (Muratori, dissert. XLII, t. III, pp. 787-789). <<

[1483] Muratori (dissert. XLV, t. IV, pp. 64-92) va desentrañando explayadamente el sistema de gobiernos, el Occulus Pastoralis, que pone al fin, viene a ser un tratado, o sermón sobre las obligaciones de aquellos magistrados advenedizos. <<

[1484] En los escritores latinos, al menos por la edad de plata, el dictado de Potestas se trasladó del ejercicio a la magistratura:

Hujus qui trahitur praetextam sumere mavis;

An Fidenarum Gabiorumque esse Potestas.

(Juvenal. Sat. X, 99) <<

[1485] Véase la historia y muerte de Brancaleon en la Historia Mayor de Mateo de París, pp. 741, 757, 792, 797, 799, 810, 823, 833, 836, 840. La muchedumbre de peregrinos y acompañantes juntaba Roma con san Albano, y el encono del clero inglés lo inclinaba a complacerse en viendo al papa humillado y oprimido. <<

[1486] Termina así Mateo de París su relación: «Caput vero ipsius Branca leonis in vase pretioso super marmoream columnam collocatum, in signum sui valoris et probitatis, quasi reliquias, superstitiose nimis et pompose sustulerunt. Fuerat enim superborum potentum et malefactorum urbis malleus et extirpator, et populi protector et defensor veritatis et justitiae imitator et amator» (p. 840). Un biógrafo de Inocencio IV (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, pp. 591, 592) trae un retrato menos favorable del senador gibelino. <<

[1487] La elección de Carlos de Anjou para senador perpetuo de Roma, es mencionada por los historiadores del tomo VIII en la Colección de Muratori, por Nicolás de Jamsilla (p. 592), el monje de Padua (p. 724), Sabas Malaspina (l. II, c. 9, p. 808) y Ricordano Malespini (c. 177, p. 999). <<

[1488] La bula altisonante de Nicolás III, fundando su soberanía temporal sobre la donación de Constantino, existe todavía, y habiéndola insertado Bonifacio VIII en la secta de las decretales, tienen que recibirla los católicos a fuer de papistas, como ley sagrada y perpetua. <<

[1489] Debo a Fleury (Hist. Ecclésiastique, t. XVIII, p. 306) un extracto de aquella acta romana tomada de los Anales eclesiásticos de Oderico Raynaldo, 1281 d. C., núms. 14, 15. <<

[1490] Estas cartas y arengas se hallan en Otón, obispo de Fresinga (Fabricio, Bibliot. mediœ et infimœ Ætatis, t. V, pp. 186, 187) quizás historiador sin segundo; era hijo de Leopoldo, marqués de Austria; su madre, Inés, era hija del emperador Enrique IV siendo el medio hermano y tío de Conrado III y Federico I. Dejó en siete libros una crónica de su tiempo en los Gestis Frederici I, y la última obra se halla en el cuarto tomo de Muratori, con los demás historiadores. <<

[1491] Estamos deseando, decían los romanos ignorantes, restablecer el Imperio «in eum statum, quo fuit tempore Constantini et Justiniani, qui totum orbem vigore senatus et populi romani, suis tenuere manibus». <<

[1492] Otón de Fresinga, de Gestis Frederici I, l. I, c. 28, pp. 662-664. <<

[1493] «Hospes eras, civem feci. Advena fuisti ex Transalpinis partibus principem constitui». <<

[1494] «Non cessit nobis nudum imperium, virtute sua amictum venit, ornamenta sua secum traxit. Penes nos sunt consules tui», etc. No desecharan Cicerón ni Tito Livio tales pinceladas; elocuencia de un bárbaro nacido y educado en la selva Hercinia. <<

[1495] Otón de Fresinga, quien por cierto entendía el habla de la corte y dieta de Germania, nombra a los francos en el siglo XII como nación reinante (Proceres Franci, equites Franci, manus Francorum) añadiendo no obstante el adjetivo teutonici. <<

[1496] Otón de Fresinga, de Gestis Frederici I, l. II, c. 22, pp. 720-723. He ido copiando aquellas actas originales y auténticas con desahogo y fidelidad. <<

[1497] Muratori, de las crónicas de Ricobaldo y Francisco Pipino (dissert. XXVI, t. II, p. 492) ha trasladado este hecho curioso con los versos estrambóticos que acompañaban el regalo:

Ave decus orbis, ave! victus tibi destinor, ave!

Currus ab Augusto Frederico Caesare justo.

Vae Mediolanum! jam sentis spernere vanum

Imperii vires, proprias tibi tollere vires.

Ergo triumphorum urbs potes memor esse priorum

Quos tibi mittebant reges qui bella gerebant.

«Ne si dee tacere (me valgo de las disertaciones italianas t. I, p. 444) che nell’anno 1727, una copia desso Caroccio in marmo dianzi ignoto si scopri, nel campidoglio, presso alle carcere di quel luogo, dove Sisto V. l’avea falto rinchiudere. Stava esso posto sopra quatro colonne di marmo fino colla sequente inscrizione», etc; del mismo tenor que la antigua. <<

[1498] Refiérese la decadencia y vuelco de las armas y autoridad imperial en Italia con sabiduría imparcial, en los Annali d’Italia de Muratori (t. X, XI y XII) y los lectores pueden cotejar su relación con la Histoire des Allemands (t. III y IV) por Schmidt, que se ha granjeado el aprecio de sus paisanos. <<

[1499] «Tibur nunc suburbanum et aestivae Preneste deliciæ, nuncupatis in Capitolio votis petebantur». Todo el paso de Floro (l. I, c. 11) se leerá con recreo mereciendo elogios a un ingenio sobresaliente (Œuvres de Montesquieu, t. III, pp. 634, 635, ed. en 4°). <<

[1500]Ne a feritate Romanorum, sicut fuerant Hostienses, Portuenses, Tusculanenses, Albanenses, Labicenses, et nuper Tiburtini destruerentur (Mateo de París, p. 757). Estos acontecimientos asoman en los Annali d’Italia y el índice del tomo XVIII de Muratori. <<

[1501] Sobre el estado y ruinas de aquellas poblaciones suburbanas, las márgenes del Tíber, etc., véase el cuadro vivísimo del padre Labat (Voyage en Espagne et en Italie) quien moró por largo espacio en las cercanías de Roma, y la descripción más esmerada con que el padre Eschinard (Roma, 1750, en octavo) acompañó el mapa topográfico de Cingolani. <<

[1502] Labat (t. III, p. 233) menciona un decreto reciente del gobierno romano que ha querido apesadumbrar en extremo el orgullo y desamparo de Tívoli: «In civitate Tiburtinâ non vivitur civiliter». <<

[1503] Me desvío de mi método corriente de citar únicamente la fecha en los Annali d’Italia de Muratori, hecho cargo de la balanza crítica donde ha ido pesando hasta nueve escritores contemporáneos que mencionan la batalla de Túsculo (t. X, pp. 42-44). <<

[1504] Mateo de París, p. 345. Aquel obispo de Winchester era Pedro de Rupibus, que estuvo treinta y dos años ocupando aquel asiento (1206-1238 d. C.) y que suena en el historiador como soldado y estadista. <<

[1505] Véase Mosheim, Institut. Histor. Ecclesiast., pp. 401, 403. El mismo Alejandro estaba en el disparador para quedar víctima en una elección reñidísima, y los merecimientos muy dudosos de Inocencio tan sólo preponderaron con la suma de numen e instrucción que puso san Bernardo en la balanza (véanse su vida y escritos). <<

[1506] El origen, dictados, importancia, procedencia, etc. de los cardenales romanos, se despejaron con maestría en Tomassin (Discipline de l’Église, t. I, p. 1262-1287); más modernamente se ha ido deslustrando su púrpura en gran manera. El sagrado colegio se ha fijado por fin en setenta y dos para representar con su vicario los discípulos de Jesucristo. <<

[1507] Véase la bula de Gregorio X, «approbante sacro concilio», en la Sexte de las leyes canónicas (l. I, tit. 6, c. 3) suplemento a las decretales que promulgó Bonifacio VIII en Roma, y dedicada a todas las universidades de Europa. <<

[1508] Tenía derecho el cardenal de Retz para retratar al vivo un cónclave, el de 1655, habiendo hasta terciado en él (Mémoires, t. IV, pp. 15-57) mas no me cabe el justipreciar el conocimiento y autoridad de un italiano anónimo, cuya historia (Conclavi de Pontifici Romani, in cuarto, 1667) que se ha ido continuando desde el reinado de Alejandro VII. La planta accidental de la obra suministra una lección, aunque ningún antídoto, para los ambiciosos. Tras un laberinto de amaños y tramoyas, por fin venimos siempre a parar en la adoración del candidato venturoso, y luego a la vuelta de la hoja tropezamos con el pormenor de sus exequias. <<

[1509] Terminantes y gallardas son las expresiones del cardenal de Retz: On y vecut toujours ensemble avec le méme respect, et la meme civilité que l’on observe dans le cabinet des rois, avec la méme politesse qu’on avoit dans la cour de Henri III, avec la méme familiarité que l’on voit dans le colléges; avec la méme modestie, qui se remarque dans les noviciats; et avec la méme charité, du moins en apparence qui pourrait étre entre des frères parfaitement unis. <<

[1510] «Richiesti per bando (dice Juan Villani) sanatori di Roma, e 52 del popolo, et capitani de’ 25, e consoli (¿consoli?) et 13 buone huomini, uno per rione». No es cabal nuestro conocimiento para afirmar hasta qué punto era temporal aquella constitución y hasta cuál permanente y usual, y los antiguos estatutos de Roma no dan la luz suficiente sobre el asunto. <<

[1511] Villani (l. X, c. 68-71, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. XIII, pp. 641-645) trae aquella ley con todo el trance de la reunión, con mucha menos odiosidad que el cuerdo Muratori. Todo el que esté versado en aquellos siglos de lobreguez advertirá hasta qué punto el sentido, esto es, la insensatez, de la superstición es variable y por supuesto inconsecuente. <<

[1512] Véase en el tomo I de los papas de Aviñón, la segunda vida original de Juan XXII, pp. 142-145; la confesión del antipapa, pp. 145-152; y las notas harto trabajosas de Balucio pp. 714, 715. <<

[1513] «Romani autem non valentes nec volentes ultra suam celare cupiditatem gravissimam, contra papam movere coeperunt questionem, exigentes ab eo urgentissime omnia quae subierant per ejus absentiam damna et jacturas, videlicet in hispitiis locandis, in mercimoniis, in usuris, in redditibus, in provisionibus, et in aliis modis innumerabilibus. Quôd cum audisset papa, præcordialiter ingemuit, et se comperiens muscipulatum», etc. Mateo de París, p. 757. Para la historia corriente de los papas, su vida y muerte, su residencia y ausencia, bastará referirse a los analistas eclesiásticos Spondano y Fleury. <<

[1514] Además de las historias eclesiásticas generales de Italia y Francia, hay un tratado apreciable, compuesto por un amigo del Tuano, que sus editores últimos y mejores han publicado en el apéndice (Histoire Particulière du grand Différend entre Boniface VIII et Philippe le Bel, par Pierre du Puis, t. VII, p. XI, pp. 61-82). <<

[1515] Se hace arduo el descifrar a Labat (t. IV, pp. 53-57) ¿habla en chanza o de veras, al suponer que Agnani está todavía padeciendo los estragos de la maldición, y que mieses y viñedos y olivares quedan todos los años de suyo aneblados, siendo la naturaleza sirvienta del papa? <<

[1516] Véase en la Crónica de Juan Villani (l. VIII, c. 63, 64, 80, en Muratori, t. XIII) el encarcelamiento de Bonifacio VIII, y la elección de Clemente V, la cual, como casi todas las anecdotillas, adolece de dificultades y tropiezos. <<

[1517] Las vidas originales de los ocho papas de Aviñón, Clemente V, Juan XXII, Benedicto XII, Clemente VI, Inocencio VI, Urbano V, Gregorio XI y Clemente VII, se publicaron por Esteban Balucio (Vitœ paparum Avenionensium, París, 1693, dos tomos en cuarto) con muchas y esmeradas notas y un tomo seguido de actas y documentos. Con el afán verdadero de un editor y un patricio, va sincerando o disculpando las demasías de sus paisanos. <<

[1518] Los italianos parangonan el destierro de Aviñón con Babilonia y su lamentable cautividad. Metáfora tan extremada, más propia de los ímpetus de Petrarca que de la sensatez de Muratori, queda formalísimamente refutada en el prólogo de Balucio. Titubea el abate de Sade entre su cariño a Petrarca y a su país; pero aboga por él comedidamente, por cuanto se han remediado ya por punto general los inconvenientes que se padecían en aquella morada, y muchos de los vicios asentados por el poeta, se habían traído por la corte romana, con los advenedizos de Italia (t. I, pp. 23-28). <<

[1519] Felipe III de Francia cedió el condado venesino a los papas en 1273, después de heredar los dominios del conde de Tolosa. Cuarenta años antes, la herejía del conde Raimundo le brindó un pretexto para su aprensión y allá alegaban cierta pretensión añeja del siglo XI sobre ciertos territorios citra Rhodanum (Valesii, Notitia Galliarum, pp. 459, 610; Longuerue, Description de la France, t. I, pp. 376-381). <<

[1520] Si la posición de cuatro siglos no constituye ya de suyo un título, pudieran aquellas objeciones anular el contrato; mas debía ser con calidad de reintegro, puesto que había mediado el desembolso. «Civitatem Avenionem emit … per ejusmodi venditionem pecuniâ redundates», etc. (2° Vita Clement. VI, en Baluz. t. I, p. 272; Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. II, p. 565). La tentación única para Juana y su marido segundo era la del dinero, sin el cual no les cabía el regresar al solio de Nápoles. <<

[1521] Nombró luego Clemente V diez cardenales, nueve franceses y uno inglés (Vita quarta, p. 63, y Baluz, pp. 625 y ss.). Desechó el papa en 1331 dos candidatos recomendados por el rey de Francia, «Cardinales, de quibus XVII de regno Fraciae originem traxisse noscuntur in memorato collegio existant» (Tomassin, Discipline de l’Église, t. I, p. 1281). <<

[1522] Nuestra relación fundamental procede del cardenal Juan Cayetano (Maxima Biblioth. Patrum, t. XXV); y no me cabe deslindar si el sobrino del papa Bonifacio VIII era un mentecato o bien un bribón más despejada está la índole del tío. <<

[1523] Véase Juan Villani (l. VIII, c. 36) en el duodécimo volumen de la Colección de Muratori y el cronicón ateniense en el undécimo (pp. 191, 192). «Papa innumerabilem pecuniam abeisdem accepit, nam duo clerici, cum rastris», etc. <<

[1524] Ambas bulas de Bonifacio VIII y Clemente VI se hallan en el Corpus Juris Canonici (Extravagant. Commun. l. V, tit. IX, c. 1, 2). <<

[1525] Los años sabáticos y jubileos de la ley Mosaica (Car. Sigon. de Republica Hebrœorum, Opp. t. IV, l. III, c. 14, 15, pp. 151, 152) la suspensión de todo afán y trabajo, el descargo periódico de tierras, deudas, servidumbre, etc. aparece allá un rasgo caballeroso, pero cuya ejecución se hace absolutamente impracticable en una república profana, y quisiera que me constase cómo aquella festividad arruinadora se pudo observar en el pueblo judío. <<

[1526] Véase la crónica de Mateo Villani (l. I, c. 56) en el tomo XIV de Muratori y las Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. III, pp. 75-89. <<

[1527] Chais, ministro Francés en la Haya, apuró el extinto con sus Lettres Historiques et Dogmatiques sur les Jubilés et les Indulgences, la Haya, 1751, tres tomos en 12°; obra esmeradísima y agradable y más si el autor no trabase contienda en vez de filosofar cuerdamente. <<

[1528] Muratori (dissert. XLVII) cita los anales de Florencia, Padua, Génova etc. cuya analogía corresponde con lo demás y con el testimonio Otón de Fresinga (de Gestis Frederici I, l. II, c. 13) y el rendimiento del marqués del Este. <<

[1529] Ya en el año 824 el emperador Lotario I tuvo por conveniente ir preguntando indistintamente al pueblo romano por qué ley nacional apetecía ser gobernado (Muratori, dissert. XXII). <<

[1530] Se dispara Petrarca contra aquellos advenedizos tiranos de Roma, en una declamación o epístola, cuajada toda de verdades valientes y de pedantería descabellada, en la cual se empeña en apropiar las máximas y aun preocupaciones de la República antigua al Estado del siglo XIV (Mémoires, t. III, pp. 157-169). <<

[1531] Pagi va historiando el origen y aventuras de aquella alcurnia judaica (Crítica, t. IV, p. 435, 1124 d. C., núm. 3, 4), sacando sus materiales del Chronographus Maurigniacensis y Arnulpus Sagiensis de Schismate (en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, p. 423-432). Será cierto el hecho, hasta el grado que corresponda; mas quisiera que se refiriese templadamente, antes de asestarlo por vía de vituperio contra el antipapa. <<

[1532] Ha compuesto Muratori dos disertaciones (la XLI y la XLII) sobre los nombres, apellidos y alcurnias de Italia. Algunos señorones, empapados en sus fábulas caseras, se lastimarán tal vez con su crítica siempre cabal y templada; pero en verdad que tal cual onza de oro finísimo prepondera a largas libras de cualquier ínfimo metal. <<

[1533] El cardenal de san Jorge, en su historia poética, o más bien métrica, de la elección y coronación del papa Bonifacio VIII (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, p. 641 y ss.) va describiendo el estado y las familias de Roma a la sazón.

Interea titulis redimiti sanguine et armis

Illustresque viri Romanâ a stirpe trahentes

Nomen in emeritos tantae virtutis honores

Insulerant sese medios festumque colebant

Aurata fulgente toga, sociante catervâ.

Ex ipsis devota domus praestantis ab Ursâ

Ecclesiae, vultumque gerens demissius altum

Festa Columna jocis, necnon Sabellia mitis;

Stephanides senior, Comites, Annibalica proles,

Praefectusque urbis magnum sine viribus nomen.

(l. II, c. 5, 100, pp. 647, 648)

Los estatutos antiguos de Roma (l. III, c. 59, pp. 174, 175) deslindan once familias de barones que ésos tenían que jurar in concilio communi, ante el Senado que no abrigarían ni ampararían a malhechor alguno pregonado, etc. Debilísimo resguardo. <<

[1534] Es lastimoso que los mismos Colonnas no hayan sabido aprontar una historia cabal de su esclarecida alcurnia. Me conformo con Muratori (dissert. XLII, t. III, pp. 647, 648). <<

[1535] Pandulph. Pisan. en Vit. Paschal. II, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, p. 335. Posee todavía la familia pingües posesiones en la campiña de Roma, pero enajenaron a los Rospigliosi el feudo original de Colonna (Eschinard, pp. 258, 259). <<

[1536] «Te longinqua dedit tellus et pascua Rheni», dice Petrarca; y en 1417 un duque de Guelders y Juliers reconoce (Lenfant, Hist. du Concile de Constance, t. II, p. 539) su descendencia de los antepasados de Martín V (Otho Colonna); pero el autor regio de las Memorias de Brandeburgo, dice que el cetro en sus armas se ha equivocado con la columna. Para sostener el origen romano de los Colonnas se suponía agudamente (Diario di Monaldeschi, en Scriptores Rerum Italicarum, t. XII, p. 533) que un primo del emperador Nerón huyó de la ciudad y fundó Mentz en Germania. <<

[1537] No me cabe desentenderme del triunfo romano u ovación de Marco Antonio Colonna, que había mandado las galeras del papa, en la victoria naval de Lepanto (Thuan. Hist. l. 7, t. III, pp. 55, 56; Muret. Oratio X, Opp. I, pp. 180-190). <<

[1538] Muratori, Annali d’Italia, t. X, pp. 216, 220. <<

[1539] El apego de Petrarca a la casa de Colonna, autorizó al abate de Sade para explayarse sobre el estado de la alcurnia en el siglo XIV, la persecución de Bonifacio VIII, la índole de Esteban y sus hijos, sus competencias con los Ursinos, etc. (Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. I, pp. 98-110, 146-148, 174-176, 222-230, 275-280). Suele rectificar su crítica las especies que de oídas trae Villani, y los yerros de los modernos menos esmerados. Doy por extinguida la rama de Esteban. <<

[1540] Declaró Alejandro III a los Colonnas que se apasionaron por Federico I incapaces de obtener prebenda alguna ni beneficio (Villani, l. V, c. 1) y el último tizne de excomunión anual se acrisola con Sixto V (Vita di Sisto V, t. III, p. 416). Traición, sacrilegio y proscripción suelen ser los principales dictados de la nobleza antigua. <<

[1541]

—Vallis te proxima misit,

Appenninigenae quâ prata virentia sylvae

Spoletana metunt armenta gregesque protervi.

Monaldelschi (t. XII, Scriptores Rerum Italicarum, p. 533) da origen francés a los Ursinos, lo que cabe ser aunque remotamente cierto. <<

[1542] En la vida métrica de Celestino V del cardenal de san Jorge (Muratori, t. III, p. I, p. 613 y ss.) hallamos un paso ilustrador y no desairado (l. I, c. 3, p. 203 y ss.)

—genuit quem nobilis Ursae (¿Ursi?)

Progenies, Romana domus, veterataque magnis

Fascibus in clero, pompasque experta senatus,

Bellorumque manû grandi stipata parentum

Cardineos apices necnon fastigia dudum

Papatûs iterata tenens.

Muratori (dissert. XLII, t. III) advierte que el primer pontificado Ursino de Celestino III es desconocido, y así propende a leer «Ursi progenies.» <<

[1543] «Filii Ursi quondam Celestini papæ nepotes, de bonis Eccelesiæ, romanæ ditati» (Gesta Innocentis III, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I). Descuella más la prodigalidad parcial de Nicolás III en Villani y en Muratori. Pero los Ursinos deslindarían a los sobrinos de un papa moderno. <<

[1544] Muratori, en la disertación LI de las Antigüedades Italianas desentraña las facciones de los güelfos y gibelinos. <<

[1545] Petrarca (t. I, p. 222-230) celebró aquella victoria según los Colonnas; pero dos contemporáneos, el uno florentino (Juan Villani, l. X, c. 220) y un romano (Ludovico Monaldeschi, pp. 533, 534) favorecen menos a sus armas. <<

[1546] El abate de Sade (t. I, notas, pp. 61-66) aplica la sexta canzone de Petrarca, Spirto Gentil… a Esteban Colonna el menor:

Orsi, lupi, leoni, aquile e serpi

Al una gran marmorea colonna

Fanno noja sovente e a se danno. <<

[1547] Las Mémoires sur la Vie de Pétrarque (Amsterdam, 3 tomos en 4°) componen una obra extensa, original e interesantísima, parto del cariño y del parentesco, trae noticias importantes de aquella época, y el héroe viene a engolfarse en un piélago de especies relativas a otros personajes, por los materiales del mismo Petrarca y de más de veinte biógrafos o historiadores sobre el mismo asunto. <<

[1548] Prevaleció por el siglo XV la interpretación alegórica; pero discuerdan mucho en las aplicaciones, entendiendo unos por Laura la religión, la virtud, la sagrada Virgen, la… Véanse los prólogos al primer y segundo volumen. <<

[1549] Laura de Noves, nacida por el año de 1307, se casó en enero de 1325 con Hugo de Sade, caballero de Aviñón; cuyos celos no procedían de amor, pues a los siete meses de viudo se desposó con otra, en abril de 1348 precisamente a los veinticinco años de haberla visto y enamorádose Petrarca. <<

[1550] «Corpus crebris partubus exhaustum»; de uno de los cuales descendía en décimo grado el abate de Sade, biógrafo amantísimo y agradecido de Petrarca, y muy probablemente aquel motivo le sugirió la especie de su obra, y le inclinó a escudriñar todo el pormenor que pudiera corresponder a la historia e índole de su abuela (Véase en particular, t. I, pp. 122-133, notas, pp. 7-58; t. II, pp. 455-495, notas, pp. 76-82). <<

[1551] Vaucluse, tan trillado por muchos viajeros ingleses, se halla descrito por las mismas obras de Petrarca y el conocimiento propio del historiador (Mémoires, t. I, pp. 340-359). Era en suma el paradero de un ermitaño, y se equivocan infinito los modernos, que colocan a Laura y a su amante en aquel sitio, y en una cueva. <<

[1552] De mil doscientas cincuenta páginas de impresión menuda, en Basilea del siglo XVI sin fecha. El abate de Sade vocea y pregona el empeño de una reimpresión de todas las obras latinas de Petrarca, pero malicio que podría redundar poquísimo en beneficio del bibliotecario, y en diversión del público. <<

[1553] Consúltense los títulos de honor de Selden en su obra (vol. III, pp. 457-466). Un siglo antes de Petrarca recibió san Francisco visita de un poeta «qui ab imperatore fuerat coronatus et exinde rex versuum dictus». <<

[1554] Desde Augusto hasta Luis, han solido las musas ser embusteras y venales, pero dudo mucho que ningún siglo o corte pueda suministrar un ejemplar igual de un poeta pagado, que en todo reinado, tiene que aprontar dos veces al año una porción de alabanzas y versos, cantables en la capilla, y supongo que en presencia del soberano. Hablo con este desahogo, porque conceptúo que la mejor oportunidad es ahora, con un príncipe virtuoso y un poeta de numen, para abolir práctica tan sumamente ridícula. <<

[1555] Isocrates (en Panegyrico, t. I, pp. 116, 117, ed. Battie, Cantab. 1729) invoca para su patria Atenas la gloria de plantear y recomendar ἀλῶνας - καὶ τὰ ᾶθλα μέγιστα - μὴ μóνον τάχους καὶ ῥώμης, ἀλλὰ καὶ λόγων καὶ γνώμης. Se remedó el ejemplo del panateneo en Delfos; mas los juegos Olímpicos desconocían la corona de música, hasta que vino a usurparlo a viva fuerza la tiranía disparatada de Nerón (Suet. en Nerone, c. 23; Philostrat. apud Casaubon ad locum; Dion Cassio, o Xiphilin, l. LXIII, pp. 1032, 1041; Potter, Greek Antiquities, vol. I, pp. 445, 450). <<

[1556] Los juegos Capitolinos («quinquenale certamen musicum, equestre, gymnicum»), se instituyeron con Domiciano (Sueton. c. 4) en el año 86 d. C. (Censorin. de Die Natali, c. 18, p. 100, ed. Havercamp.) y no se abolieron hasta después del siglo IV (Ausonio, de Professoribus Burdegal. V). Si se concedía la corona al mérito esclarecido, la exclusión de Estatio («Capitolia nostræ inficiata lyræ», Silv. l. III, v. 31) honra al certamen del Capitolio; pero los poetas latinos que florecieron antes de Domiciano, recibían únicamente la corona de la opinión pública. <<

[1557] Petrarca y los senadores de Roma ignoraban que el laurel no era corona Capitolina, sino Délfica (Plinio, Hist. Natur., XV, 39; Histoire Critique de la République des Lettres, t. I, pp. 150-220). Los vencedores en el Capitolio se coronaban con una guirnalda de encina (Marcial, l. IV, Ep. 54). <<

[1558] El afectuoso descendiente de Laura se afana en desagraviar, y con éxito, su castidad acendrada, contra las censuras de los circunspectos y los escarnios de los profanos (t. II, notas, pp. 76-82). <<

[1559] El abate de Sade va describiendo todos los pasos de la coronación de Petrarca (t. I, pp. 425-435; t. II, pp. 1-6, notas, pp. 1-13) por sus propios escritos y el Diario de Roma por Ludovico Monadelschi, sin inspirar su narrativa con las fábulas más recientes de Sannuccio Delbene. <<

[1560] El acta original está impresa entre los documentos de las Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. III, pp. 50-53. <<

[1561] Para comprobar su entusiasmo con Roma, puede cualquiera abrir Petrarca a bulto, o bien su biógrafo francés. En este autor se halla descrita la primera visita del poeta a Roma. Pero en vez de tanta retórica hueca y excusada, pudiera Petrarca interesar a sus lectores con una relación original de la ciudad y de su triunfo. <<

[1562] Lo desempeñó la pluma de un jesuita, el padre du Cerçeau, cuya obra póstuma (Conjuration de Nicolas Gabrini, dit de Rienzi, Tyran de Rome, en 1347) se publicó en París, 1748, en 12°, le debe algunas especies tomadas de Juan Hocsemio, canónigo de Lieja, historiador contemporáneo (Fabricio, Bibliot. Latín. medii Ævi, t. III, p. 273; t. IV, p. 85). <<

[1563] El abate de Sade, que se explaya tantísimo en la historia del siglo XIV, pudiera referir oportunamente una revolución en que Petrarca se interesaba tan entrañablemente (Mémoires, t. II, pp. 50, 51, 320-417, notas, pp. 70-76; t. III, pp. 221-243, 366-375). Ni siquiera un concepto o un hecho se le pasó por alto. <<

[1564] Juan Villani, l. XII, c. 89, 104, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. XIII, pp. 969, 970, 981-983. <<

[1565] Muratori ha insertado en el tercer tomo de sus Antigüedades Italianas los fragmentos de historia romana, desde 1327 hasta 1354, en el dialecto original de Roma y Nápoles en aquel tiempo, con una versión latina para el uso de los extranjeros. Contiene una vida particularísima de Colà (Nicolás) Rienzi, impresa en Bracciano, 1627, en 4°, bajo el nombre Tomaso Fortifiocca, que tan sólo se menciona en la obra por el castigo que le impone el tribuno, como falsario. Apenas cabe en la naturaleza humana imparcialidad tan peregrina y mentecata: pues prescindiendo del autor de los Fragmentos, escribió allí mismo y en el propio tiempo, y está retratando sin empeño ni artificio las costumbres de Roma y la índole del tribuno. <<

[1566] El arranque esplendoroso de Rienzi, su gobierno tribunicio, se halla en el capítulo dieciocho de los Fragmentos, que por la nueva división asoma en el libro segundo de la historia, en treinta y ocho pequeños capítulos o secciones. <<

[1567] Podían los lectores tal vez acercarse con una muestra del idioma original: «Fò da soa juventutine nutricato di latte de eloquentia, bono gramatico, megliore rettuorico, autorista bravo. Deh como et quanto era veloce leitore! moito usava Tito Livio, Seneca, et Tullio, et Balerio Massimo, moito li dilettava le magnificentie di Julio Cesare raccontare. Tutta la die se speculava negl’ intagli di marmo lequali iaccio intorno Roma. Non era altri che esso, che sapesse lejere li antichi pataffii. Tutte scritture antiche vulgarizzava; quesse fiure di marmo justamente interpretava. On come spesso diceva, ‘Dove suono quelli buoni Romani? dove ene loro somma justitia? poleramme trovare in tempo che quessi fiuriano!». <<

[1568] Parangona Petrarca los celos de los romanos, un templo accesible de los mandos aviñoneses (Mémoires, t. I, p. 330). <<

[1569] Se hallan los fragmentos de la Lex regia, en las Inscripciones de Grutero, t. I, p. 242, y al fin del Tácito de Ernesti, con tal cual nota sabia del editor, tomo II. <<

[1570] No pasaré por alto un desbarro portentoso y risible de Rienzi. Autoriza la ley regia Vespasiano para ensanchar el ejido o pomœrium, voz corriente para todo anticuario; mas no lo era para el tribuno, pues la equivoca con pmarium, un huerto, y traduce «lo Jardino di Roma cioene Italia», y así lo copia, con ignorancia menos disculpable, el traductor latino (p. 406), y el historiador francés (p. 33); y hasta el eruditísimo Muratori se adormeció sobre este paso. <<

[1571] «Priori (Bruto) tamen similior, juvenis uterque, longe ingenic quam cujus simulationem induerat, ut sub hoc obtentû liberator ille P R. aperiretur tempore suo […] Ille regibus, hic tyrannis contemptus» (Opp. p. 536). <<

[1572] Leo en uno de los manuscritos «perfumante quatro solli», en otro «quatro fiorini», variando de entidad, puesto que el florín equivalía a doce sueldos romanos (Muratori, dissert. XXVIII). La lección primera nos daría un vecindario de veinticinco mil y la última de doscientas cincuenta mil familias, y me temo que la primera es más conforme con el menoscabo de Roma y su territorio. <<

[1573] Hocsemio, p. 398, apud du Cerçeau, Hist. de Rienzi, p. 194. Las quince leyes tribunicias se hallan en el historiador romano (que por la brevedad llamo) Fortifiocca, l. II, c. 4. <<

[1574] Fortifiocca, l. II, c. 11, En el pormenor de aquel naufragio, asoman algunas circunstancias, acerca del convenio y navegación de aquel siglo. I. El bajel se había construido y flotado en Nápoles, para los puertos de Marsella y Aviñón. II. La tripulación era de Nápoles y la isla Œnaria, menos amaestrados que los de Sicilia y Génova. III. Se navegaba costeando desde Marsella hasta la embocadura del Tíber, donde se abrigaban en los temporales, pero en vez de encarcelarse, por desgracia tropezaron con un bajío; varó el buque y se salvaron los marineros. IV. El cargamento que fue saqueado traía las rentas de Provenza, para el erario, muchos sacos de pimienta y cinamomo, y fardos de paño francés, hasta el valor de veinte mil florines, presa de consideración. <<

[1575] Así sucedía que los conocidos antiguos de Cromwell, recordando su primero y vulgarísimo asomo en el Parlamento, se pasmaron al presenciar el desahogo y majestad, con que el ya Protector se ostentaba en su solio (Véase Harris, Life of Cromwell, p. 27-34, con los demás historiadores, Clarendon, Warwick, Whitelocke, Waller, etc.). El concepto del propio mérito y desempeño suele a veces nivelar el recién alzado con su nuevo encumbramiento. <<

[1576] Véanse las causas, circunstancias y resultados de la muerte de Andrew en Giannone (t. III, l. XXIII, pp. 220-229) y la Vida de Petrarca (Mémoires, t. II, pp. 143-148, 245-250, 375-379, notas, pp. 21-37). Se empeña el abate de Sade en apocar su delito. <<

[1577] El letrado que abogaba contra Juana no alcanzó a reformar y compendiar la carta de su dueño. «Johanna! inordinata vita praecedens, retentio potestatis in regno, neglecta vindicta, vir alter susceptus, et excusatio subsequens, necis viri tui te probant fuisse participem et consortem». Juana de Nápoles y María de Escocia se asemejan asombrosamente. <<

[1578] Véase la Epistola Hortatoria de Capessenda Republica, de Petrarca a Rienzi y la quinta égloga, o pastoral con su perpetua y esmerada alegoría. <<

[1579] Plutarco en sus Cuestiones Romanas (Opuscul. t. I, pp. 505, 506, ed. Græc. Hen. Steph.) deslinda con arreglo a la constitución, la grandeza sencilla de los tribunos, que en suma no eran magistrados, sino fiscales de la magistratura. Por derecho y por interés, ὁμοιοῦσθαι καί σχήματι καὶ οτολῇ καὶ διαίτη τοῖς ἐπιτυγχάνουοι τῶν τολιτῶν … καταπατεῖσθαι δεῖ (dice C. Curio) καὶ μὴ σεμνòν εἶναι τῇ ὔψει μηδὲ δυσπρόσοδον …ὂσῳ δὲ ηᾶλλον ἐκταπεινοῦται τῷ σώματι, τοσούτῳ μᾶλλον αὔξεται τῇ δυνάμει, etc. Rienzi y aun el mismo Petrarca eran tal vez incapaces de leer un filósofo griego, mas pudieran empaparse en el debido concepto, ateniéndose a sus latinos predilectos, Tito Livio y Valerio Máximo. <<

[1580] No acierto a verter en inglés el expresivo Zelador italiano, que se apropió Rienzi. <<

[1581]Era bell’homo (l. II, c. 1, p. 399). Se hace reparable que el riso sarcastico de Bracciano, falta en el manuscrito romano, de donde publicó Muratori su edición. En su segundo reinado, cuando lo tiznan con accidentes de monstruo: «Rienzi travea una ventresca tonna trionfale, a modo de uno Abbate Asiano», o Asinino (l. III, c. 18, p. 523). <<

[1582] Por más extraña que parezca esta función, no carece de ejemplo. En 1327, dos barones, uno Colonna y otro Ursino, para el equilibrio se crearon caballeros por el pueblo romano; se bañaron en agua rosada, su lecho era de la mayor magnificencia y los sirvieron en el templo de Araceli los veintiocho buoni huomini. Después recibieron de Roberto de Nápoles sus espadas de caballeros (Hist. Rom., l. I, c. 2, p. 259). <<

[1583] Creían los partidos contrapuestos en el baño y la lepra de Constantino (Petrarca, Epist. Famil. VI, 2), y Rienzi sinceró su conducta, manifestando a la corte de Aviñón que una vasija usada por un pagano jamás debía profanarse por cristiano alguno. Delito que se especifica en las bulas de excomunión (Hocsemio apud du Cerçeau, pp. 189, 190). <<

[1584] Esta intimación verbal del papa Clemente VI, que estriba en la autoridad del historiador romano y un manuscrito del Vaticano, la impugna el biógrafo de Petrarca (t. II, notas, pp. 70-76) con razones más bien decorosas que eficaces. La corte de Aviñón no tuvo a bien ventilar cuestión tan vidriosa. <<

[1585] Las intimaciones de ambos emperadores, monumento de libertad y desvarío, se hallan en Hocsemio (du Cerçeau, pp. 163-166). <<

[1586] Es de extrañar que el historiador romano se haya descuidado de la coronación de siete veces, que se comprueba por su propio testimonio y por Hocsemio, y aun de Rienzi (du Cerçeau, pp. 167-170, 229). <<

[1587] «Puoi se faceva stare denante a se, mentre sedeva, li baroni tutti in piedi ritti co le vraccia piecate, e co li capucci tratti. Deh como stavano paurosi!» (Hist. Rom. l. II, c. 20 p. 439). Si él los vio, yo los estoy viendo. <<

[1588] La carta original, en que Rienzi sincera su trato con los Colonnas (Hocsemio, apud du Cerçeau, pp. 222-229) está trazada en matices subidos la mezcla del loco y el malvado. <<

[1589] Rienzi en la carta sobredicha atribuye a san Martín el tribuno Bonifacio VIII, enemigo de los Colonnas también, y al pueblo romano, la gloria de aquel día, que Villani igualmente (l. XII, c. 104) describe como refriega escuadronada. La escaramuza o guerrilla, la huida de los romanos y cobardía de Rienzi, se retratan en la narrativa sencilla y circunstanciada de Fortifiocca o el ciudadano anónimo (l. II, c. 34-37). <<

[1590] Al referir la caída de los Colonnas hablo únicamente de la alcurnia de Esteban el mayor, por más que du Cerçeau lo confunda con su hijo. Cesó aquella rama, pero la familia se fue perpetuando con los vástagos colaterales en los cuales no me hallo muy entrado. «Circumspice —dice Petrarca—, familiae tuae statum, Columniensium domos: solito pauciores habeat columnas. Quid ad rem? modo fundamentum stabile, solidumque permaneat». <<

[1591] Los cardenales Colonnas fundaron, dotaron y escudaron el convento de san Silvestre, para las hijas de familia que abrazasen el estado monástico, y que en 1318 llegaron a ser hasta doce. Las otras pudieron casarse con la parentela en cuarto grado, y se sinceró la dispensa con el corto número de enlaces íntimos entre las alcurnias hidalgas de Roma (Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. I, p. 110; t. II, p. 401). <<

[1592] Escribió Petrarca una carta empalagosa y pedantesca por consuelo (Fam. l. VII, Ep. 13, pp. 682, 683). Desaparece el amigo con los rasgos del patricio. «Nulla toto orbe principum familia carior; carior tamen respublica, carior Roma, carior Italia».

Je rends grâces aux Dieux de n’etre pas Romain>. <<

[1593] Polistorio, escritor contemporáneo, apunta enmarañadamente el consejo y la oposición, quien conservó algunos hechos originales y curiosos (Scriptores Rerum Italicarum, t. XXV, c. 31, pp. 798-804). <<

[1594] Los breves y bulas de Clemente VI contra Rienzi se hallan traducidos por el padre du Cerçeau (pp. 196, 232), de los Anales Eclesiásticos de Oderico Raynaldo (1347 d. C., núm. 15, 17, 21 y ss.) quien los encontró en los archivos del Vaticano. <<

[1595] Refiere Mateo Villani el origen, temple y muerte del conde de Minorbino, sujeto da natura inconstante e senza fede, cuyo abuelo, notario travieso se enriqueció y se hidalgó con los despojos de los sarracenos de Nocera (l. VII, c. 102, 103). Véase su encarcelamiento y los conatos de Petrarca, t. II, pp. 149-151. <<

[1596] Los disturbios de Roma desde la partida y regreso de Rienzi se hallan en Mateo Villani (l. II, c. 47, l. III, c. 33, 57, 78) y en Tomás Fortifiocca (l. III, c. 1-4) He ido trazando de paso los personajes de menor bulto, meros remedadores del tribuno original. <<

[1597] Aquellas visiones desconocidas al parecer por los íntimos y los émulos de Rienzi, y abultadas por el afán de Polistorio, inquisidor dominico (Scriptores Rerum Italicarum, t. XXV, c. 36, p. 819). Si el tribuno enseñara que el Espíritu Santo procedía del Hijo, que se debía dar al través con la tiranía del papa, se le pudiese rematar como hereje y traidor sin lastimar al pueblo romano. <<

[1598] El pasmo y tal vez envidia de Petrarca comprueba, si no la realidad de este hecho increíble, por lo menos su veracidad. El abate de Sade (Mémoires, t. III, p. 242) cita la sexta carta del décimo tercer libro de Petrarca, pero corresponde al manuscrito regio, y no a la edición común de Basilea (p. 920). <<

[1599] Egidio, o Gil Albornoz, español esclarecido, arzobispo de Toledo, y cardenal legado en Italia (1353-1367 d. C.), restableció con sus armas y consejos el dominio temporal de los papas. Sepúlveda escribió por separado su vida: pero Dryden anduvo descaminado en suponer que su nombre y el del cardenal Volsei hubiesen llegado a oídos del Mufti en Don Sebastián. <<

[1600] De Mateo Villani y Fortifiocca, extracta el padre du Cerçeau (pp. 344-394) la vida y muerte del caballero Montreal, vida de un salteador, y muerte de un héroe. Encabezando una guerrilla anduvo asolando Italia y paró en opulento y formidable, con dinero en todos los bancos, y sólo en el de Padua hasta sesenta mil ducados. <<

[1601] El destierro, gobierno segundo y muerte de Rienzi, los refiere individualmente un romano anónimo que asoma como ajeno de su amistad y su encono (l. III, c. 12-25). Petrarca, amante del tribuno, se desentendió del paradero del senador. <<

[1602] Las esperanzas y desengaños de Petrarca van descritos con sus propias palabras y amenidad preciosa en el biógrafo francés (Mémoires, t. III, pp. 375-413); pero el saetazo mortal aunque reservado, para él, fue la coronación de Zanubi como poeta laureado por Carlos IV. <<

[1603] Véase en el esmerado y entretenido biógrafo el recurso de Petrarca y de Roma a Benedicto XII, en 1334 (Mémoires, t. I, pp. 261-265), a Clemente VI en 1342 (t. II, pp. 45-47) y a Urbano V en 1366 (t. III, pp. 677-691): su elogio en varias partes y disculpa del último. Su contienda avinagrada sobre los merecimientos de Francia e Italia se halla Opp. pp. 1068-1085. <<

[1604]

Squalida sed quoniam facies, neglectaque cultû

Caesaries; multisque malis lassata senectus

Eripuit solitam effigiem: vetus accipe nomen;

Roma vocor.

(Carm. l. II, p. 77)

Sigue luego el hilo sutil de la alegoría, descompasada e insufriblemente. Las cartas en prosa a Urbano V son más sencillas y persuasivas (Senilium, 1, VII, pp. 811-827; l. IX, Ep. I, pp. 844-854). <<

[1605] No me cabe vagar para explayarme con las leyendas de santa Brígida y de santa Catalina, aunque la última daría campo para cuentecillos entretenidos. Se impresionó con ellos sobremanera el papa Gregorio XI, como lo acreditan las últimas palabras dichas con tantas veras por el papa moribundo, quien está encargando a los circunstantes «ut caverent ab hominibus, sive viris, sive mulieribus, sub specie religionis loquentibus visiones sui capitis, quia per tales ipse seductus», etc. (Balucio, Not. ad Vitæ paparum Avenionensium, t. I, p. 1223). <<

[1606] Refiere Froissard aquella expedición piratesca (Chronique, t. I, p. 230) y en la Vida de du Guesclin (Collection Générale des Mémoires Historiques, t. IV, c. 16, pp. 107-113). Ya en el año 1361 otros salteadores habían pirateado hasta la corte de Aviñón, quienes llegaron después a tramontar los Alpes (Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. III, pp. 563-569). <<

[1607] Fleury se vale de los anales de Oderico Raynaldo, quien cita un tratado original firmado el 21 de diciembre de 1376 entre Gregorio XI y los romanos (Hist. Ecclésiastique, t. XX, p. 275). <<

[1608] La primera corona o reino (Ducange, Gloss. Latin. mediæ et infimæ Ætatis, t. V, p. 702) sobre la tiara o mitra episcopal de los papas, se supone don de Constantino o de Clodovico y Bonifacio VIII la segunda como emblema de mando temporal no menos que el espiritual. Los tres estados de la iglesia se representan con la corona triple que introdujeron Juan XXII o Benedicto XII (Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. I, pp. 258, 259). <<

[1609] Balucio (Not. ad Vitæ paparum Avenionensium, t. I, pp. 1194, 1195) saca a luz el testimonio original que acredita las amenazas de los embajadores romanos y la navegación del abad de Monte Casino «qui ultro se offerens, respondit se civem romanum esse, et illud velle quod ipsi vellent». <<

[1610] El regreso de los papas de Aviñón a Roma, y su recibimiento por el pueblo se hallan en las vidas originales de Urbano V y Gregorio XI en Balucio (Vitæ paparum Avenionensium, t. I, pp. 363-486) y Muratori (Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, pp. 610-712). En cuanto a la contienda del cisma, todas sus circunstancias se escudriñaron con ahínco y rigor si no con parcialidad y especialmente en la gran pesquisa que causó la contienda sobre la obediencia de Castilla, a la cual acude Balucio explayadamente en sus notas por un manuscrito en la biblioteca de Harley (pp. 1281 y ss.). <<

[1611] ¿Cabe justipreciarse la muerte de un justo como castigo por cuantos están cayendo en la inmortalidad del alma? Endeble será su tesón en la fe. En suma, aunque puramente filósofo, no estoy con los griegos ὂν ο‘ι θέοι ϕιλοῦσιν ἀποθνήσκει νέος (Brunk, Poetæ Gnomici, p. 231). Véase en Herodoto (l. I, c. 31) el cuento moral y agradable de la juventud argiva. <<

[1612] En el primer libro de la Histoire du Concile de Pise, Lenfant ha ido parangonando concisamente los secuaces de Urbano y Clemente según sus propias relaciones, de los italianos y germanos, de los franceses y españoles. Parece que los últimos eran los más eficaces y elegantes, y hechos y palabras se van exponiendo en las vidas de Gregorio XI y Clemente VII por Balucio, sostenido todo con sus respectivas notas en Balucio, su editor. <<

[1613] Los números ordinales de los papas decidían al parecer la cuestión contra Clemente VII y Benedicto XII, a quienes los italianos tiznan resueltamente con el apodo de antipapas, al paso que los franceses abogan comedidamente por la duda y la tolerancia (Balucio en Præfat). Es de extrañar, o más bien no es absolutamente extraño, que menudeen santos, visiones y milagros por ambas partes. <<

[1614] Balucio se afana ahincadamente (Not. pp. 1271-1280) en sincerar los motivos acendrados de Carlos V, rey de Francia, que se negó a oír los argumentos de Urbano; pero, ¿no ensordecían igualmente los urbanistas para las razones de Clemente? <<

[1615] Una carta o declamación, en nombre de Eduardo III (Balucio, Vitæ paparum Avenionensium, t. I, p. 553) está demostrando el afín de la nación inglesa contra los clementinos; con atenerse meramente a palabras, pues el obispo de Norwich capitaneó una cruzada allende el mar de sesenta mil fanáticos (Hume, History of England, vol. III, pp. 57, 58) <<

[1616] Además de los historiadores generales, los diarios de Delfino Gentilo, de un tal Pedro Antonio y de Esteban Infesura, en la gran Colección de Muratori, están manifestando el estado y las desventuras de Roma. <<

[1617] Da por supuesto Giannone (t. III, p. 292) que se apellidaba a sí mismo Rex Romæ, dictado desconocido al mundo desde la expulsión de Tarquino; pero un recibo más ahincado ha despejado la lección de Rex Romæ, un reinezuelo anejo a la corona de Hungría. <<

[1618] El empeño acaudillador y eficacísimo de Francia en aquel cisma, asoma en una historia separada de Peter du Puis, sacada de documentos auténticos, e inserto en la edición última y más aventajada de su amigo el Tuano (p. XI, pp. 110-184). <<

[1619] En cuanto a la medida, Juan Gerson era el doctor sólido y campeón de su doctrina, y luego el guión de los pasos de la universidad de París y de la Iglesia galicana, como se manifiesta por extenso en sus escritos teológicos, de los cuales Le Clerc (Bibliothéque Choisie, t. X, pp. 1-78) ha dado un extracto apreciable. Descolló Juan Gerson en los concilios de Pisa y de Constancia. <<

[1620] Leonardo Bruno Aretino, uno de los resucitadores de la literatura clásica en Italia, quien, después de ejercer el cargo de secretario de la corte de Roma por largos años, se retiró con el empleo más honorífico de canciller de la República de Florencia (Fabricio, Bibliot. Latín. medii Ævi, t. I, p. 290). Lenfant trae la versión de aquella carta curiosa (Concile de Pise, t. I, pp. 192-195). <<

[1621] No me cabe pasar por alto la gran causa nacional sostenida por los embajadores ingleses contra Francia, con todo ahínco. Se empeñaban los otros en que la cristiandad estaba esencialmente repartida entre las cuatro grandiosas naciones con sus votos, Italia, Germania, Francia y España, y que los reinos menores (como Inglaterra, Portugal, Dinamarca, etc.) iban embebidos en una u otra de aquellas divisiones mayores. Porfiaban los ingleses, que las islas británicas que estaban ellos encabezando, debieran considerarse como quinta y cabal nación, con voto igual, y acudían a todo género de argumentos de la verdad o de la fábula para engrandecer su patria. Abarcando Inglaterra, Escocia, Gales, los cuatro reinos de Irlanda y las Orcadas, se condecoran las islas británicas en ocho coronas regias, particularizándose con cuatro o cinco idiomas diferentes, inglés, galés, de cornuallés, escocés, irlandés, etc. La isla mayor de norte o sur tiene hasta ochocientas millas [1287,44 km] de travesía, o cuarenta jornadas, y luego Inglaterra sola contiene treinta y dos comarcas y cincuenta y dos mil iglesias parroquiales (¡relación harto arrojada!) además de las catedrales, colegios, priorados y hospitales, celebran la venida de Josef de Arimatea, el nacimiento de Constantino, y la potestad de legación de sus primados, sin olvidar el testimonio de Bartolomé de Glanville (1360 d. C.), quien tan sólo cuenta cuatro reinos cristianos: 1. el de Roma, 2. el de Constantinopla, 3. el de Irlanda, trasladado a los monarcas ingleses y 4. el de España. Prevalecieron en el concilio nuestros paisanos, pero las victorias de Enrique V, corroboraron en gran manera sus argumentos. Los alegatos contrarios fueron encontrados en Constance por Robert Wingfield, embajador de Enrique VIII con el emperador Maximiliano I, e impresos por él en 1517, en Louvain. Están publicados más correctamente de un manuscrito en Lepzig, en la Colección de Von der Hardt, t. V, pero yo sólo vi el resumen de Lenfant de esas actas (Concile de Constance, t. II, pp. 447, 453 y ss.). <<

[1622] Historió los tres concilios consecutivos de Pisa, Constancia y Basilea, con regular despejo y veracidad, el ministro protestante Lenfant, retirándose de Francia a Berlín. Son seis tomos en cuarto, y aparece peor lo de Basilea y lo mejor todo lo relativo a Constancia, en la Colección. <<

[1623] Véase la disertación vigésimo séptima de las Antigüedades Italianas de Muratori, la primera Instrucción de la Science des Médailles del padre Joubert y el Barón de la Bastie. La Historia metálica de Martín V y sucesores fue compuesta por los monjes Moulinet, francés, y Bonani, italiano, mas entiendo que la primera parte de aquella serie se arregló por monedas más recientes. <<

[1624] Además de las vidas de Eugenio IV (Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, p. 869; t. XXV, p. 256). los diarios de Pablo Petroni y Esteban Infesura, son los testimonios más terminantes para la asonada de los romanos contra Eugenio IV. El primero, que vivía en aquel tiempo y en el propio sitio, prorrumpe en los arranques de un ciudadano, igualmente enemigo de la tiranía sacerdotal que de la popular. <<

[1625] Refiere Lenfant la coronación de Federico III (Concile de Basle, t. II, pp. 276-288) por Eneas Silvio, testigo e interventor en aquel grandioso aparato. <<

[1626] El juramento de fidelidad, impuesto al emperador por el papa suena y se santifica en las Clementinas (l. II, tit. IX) y Eneas Silvio, quien se opone a este nuevo requisito, no podía prever que luego ascendería al mismo solio, y se empaparía en las idénticas máximas de Bonifacio VIII. <<

[1627] «Lo senatore di Roma, vestito di brocarto con quella beretta, e con quelle maniche, et ornamenti di pelle, co’ quali va alle feste di Testaccio e Nagone», pudo trasponerse a Eneas Silvio, pero lo celebra complacidamente el ciudadano de Roma (Diario di Stephano Infessura, p. 1133). <<

[1628] Véase en los estatutos de Roma el senador y los tres jueces (l. I, c. 3-14) los conservadores (l. I, c. 15, 16, 17; l. III, c. 4), los caporioni (l. I, c. 18; l. III, c. 8), el concilio secreto (l. III, c. 2), el concilio general (l. III, c. 3). El título de los feudos, retos, violencia, etc. se extiende a varios capítulos (c. 14-40) del libro segundo. <<

[1629]Statuta almæ Urbis Romæ Auctoritate S. D. N. Gregorii XIII Pont. Max. a Senatu Popoloque Rom. reformata et edita Romæ, 1580, in folio. Los viejos y repugnantes estatutos de la Antigüedad quedaron reformados o revueltos en cinco libros, y Lucas Peto, jurista y anticuario, fue el encargado de ser el Triboniano moderno. Echo de menos el código ramplón, con toda su corteza arrugada de barbarie y desahogo. <<

[1630] En mi tiempo (1765) y en Grosley (Observations sur l’Italie, t. II, p. 361) era el senador de Roma Bielke, caballero sueco y alumno de la fe católica. El derecho del papa sobre la elección de senador se da por supuesto, mas no se expresa en los estatutos. <<

[1631] La narración curiosa, aunque sucinta de Maquiavelo (Istoria Fiorentina, l. VI, Opere, t. I, pp. 210, 211, ed. Londra, 1747, en 4°) se refiere a la conspiración porcaria y se remite al diario de Esteban Infesura (Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. II, pp. 1134, 1135) y en un tratado aparte de León Bautista Alberti (Scriptores Rerum Italicarum, t. XXV, pp. 609-614). Es halagüeño el cotejar el estilo y los arranques de un palaciego con los de un mero ciudadano. «Facinus profecto quo […] neque periculo horribilius, neque audaciâ detestabilius, neque crudelitate tetrius, a quoquam perditissimo uspiam excogitatum sit […] Perdette la vita quell’ huomo da bene, e amatore dello bene e libertà di Roma». <<

[1632] Los disturbios de Roma, estimulados en gran manera con la parcialidad de Sixto IV, están patentes en los diarios de Esteban Infessura y otro ciudadano anónimo que los presenciaron. Véanse los trastornos en el año 1484, y la muerte del protonotario Colonna en el t. III, p. II, pp. 1083, 1158. <<

[1633]Est toute la terre de l’eglise troublee pour cette partialité (des Colonnes et des Ursins) come nous dirions Luce et Grammont, ou en Hollande Houc et Caballan; et quand ce ne seroit ce differend la terre de l’eglise seroit la plus heureuse habitation pour les sujets qui soit dans toute le monde (car ils ne payent ni tailles ni gueres autres choses,) et seroient toujours bien conduits, (car toujours les papes sont sages et bien conseillés); mais tres souvent en advient de grands et cruels meurtres et pilleries. <<

[1634] Con las economías de Sixto V, las rentas del Estado ascendieron a dos millones y medio de coronas romanas (Vita di Sisto V, t. II, pp. 291-296) y la milicia estalla planteada con tal acierto, que Clemente VII en un solo mes pudo invadir el ducado de Ferrara con tres mil caballos y veinte mil infantes (t. III, p. 64). Desde entonces (1597 d. C.) se enmudecieron venturosamente las armas papales, pero las rentas habían logrado algún aumento nominal. <<

[1635] Con especialidad por Guicciardini y Maquiavelo, en la historia general del primero, en la Florentina, en El Príncipe y en los discursos políticos del segundo. Éstos, con sus dignísimos sucesores Fra-Paolo y Davila, se conceptuaban fundadamente los primeros historiadores en las lenguas modernas, hasta que en el siglo presente descolló Escocia, para cumplir en la misma Italia. <<

[1636] Parangoné en la relación del sitio godo a los bárbaros con los súbditos de Carlos V (véase más arriba); anticipación que practiqué, al paso de las conquistas tártaras, cuando apenas esperanzaba concluir mi obra. <<

[1637] Las hostilidades ambiciosas y endeblillas del papa Carafa, Paulo IV, se hallarán en Tuano (l. XVI-XVIII) y Giannone (t. IV, p. 149-163). Estos fanaticones católicos, Felipe II y el duque de Alba, se amañaban a deslindar el príncipe romano y el vicario de Jesucristo; pero la categoría sagrada, que santificase su victoria, se aplicó a escudar su derrota. <<

[1638] Esta mutación sucesiva de costumbres y desembolso se halla primorosamente desempeñada en Adam Smith (Wealth of Nations, t. I, pp. 495-504), quien comprueba, tal vez con excesiva tirantez, que causas leves y aun interesadas han venido tal vez a acarrear preciosos resultados. <<

[1639] Hume (History of England, t. I, p. 389) infiere arrebatadamente, que si un mismo individuo observa las potestades civiles y eclesiásticas, supone poquísimo que se apellide príncipe, o prelado, por cuanto siempre el ramo temporal ha de venir a sobreponerse. <<

[1640] Cábele a un protestante el desestimar a san Francisco o santo Domingo con sus respectivas preeminencias; pero no menospreciará temerariamente el afán y el tino de Sixto V, quien colocó las estatuas de san Pedro y san Pablo en las columnas vacantes de Trajano y Antonino. <<

[1641] Un italiano andariego, Gregorio Leto, dio a luz la Vita di Sisto V (Amstel. 1721, 3 tomos en 12°) obra extensa y entretenida, pero que no da fe suficiente para todo su contenido. Pero la estampa del individuo, y los hechos principales, logran el arrimo de los anales de Spondano y Muratori (1585-1590 d. C.) y de la historia contemporánea del gran Tuano (l. LXXXII, c. 1, 2; l. LXXXIV, c. 10; l. C, c. 8). <<

[1642] Estos parajes privilegiados, los quartieri, o franchises, se prohijaron por los mismos extranjeros de la nobleza romana. Abolió al pronto Julio II el «abominandum et detestandum franchitiarum hujusmodi nomen»; pero renacieron después de Sixto V. No me cabe deslindar la justicia o magnanimidad de Luis XIV, que en 1687 envió su embajador, el marqués de Lavardin a Roma, con un cuerpo armado de oficiales y dependientes, para sostener aquella demanda inicua, e insultar a Inocencio XI en el corazón de su capital (Vita di Sisto V, t. III, pp. 260-278; Muratori, Annali d’Italia, t. XV, pp. 494-496; Voltaire, Siècle de Louis XIV, t. II, c. 14, pp. 58, 59). <<

[1643] Aquel desacato acarreó un decreto, esculpido en mármol, que se colocó en el Capitolio. Su contenido es sencillo y varonil: «Si quis, sive privatus, sive magistratum gerens de collocandâ vivo pontifici statuâ mentionem facere ausit, legitimo S. P. Q. R. decreto in perpetuum infamis et publicorum munerum expers esto. MDXC mense Augusto» (Vita di Sisto V, t. III, p. 469). Entiendo que sigue rigiendo este decreto, y computo que todo monarca acreedor a una estatua debiera por sí y ante sí vedársela igualmente. <<

[1644] Las historias de la Iglesia, de Italia y de la cristiandad, han venido a contribuir para el capítulo que estoy concluyendo. En las Vidas originales de los papas, de continuo están asomando la ciudad y la República de Roma, y para los siglos XIV y XV he ido echando mano de las crónicas tosquísimas, pero verdaderas que registré con esmero y ahora voy a apuntarlas por su orden cronológico.

  1. Monaldeschi (Ludovici Boncomitis) Fragmenta Annalium Roman. (1328 d. C.), en los Scriptores Rerum Italicarum de Muratori, t. XII, p. 525. N. B. Desmerece algún tanto el consejero de este fragmento, por la interpolación extrañísima, donde el autor va refiriendo su propia muerte a la edad de 115 años.
  2. Fragmenta Historiæ Romæ (vulgo Thomas Fortifioccæ) in Romana Dialecto vulgari (1327-1354 d. C., en Muratori, Antiquitatibus Italiae medii Ævi, t. III, pp. 247-548) la obra auténtica y fundamental de la historia de Rienzi.
  3. Delphini (Gentilis) Diarium Romanum (1370-1410 d. C.) en el Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. II, p. 846.
  4. Antonii (Petri) Diarium Rom. (1404-1417 d. C.) t. XXIV, p. 969.
  5. Petroni (Pauli) Miscellanea Historia Romana (1433-1446), t. XXIV, p. 1101.
  6. Volaterrani (Jacob) Diarium Rom. (1472-1484 d. C.), t. XXIII, p. 81.
  7. Anonymi Diarium Urbis Romæ (1481-1492 d. C.), t. III, p. II, p. 1069.
  8. Infessuræ (Stephani) Diarium Romanum (1294 d. C. o 1378-1494 d. C.), t. III, p. II, p. 1109.
  9. Historia Arcana Alexandri VI, sive Excerpta ex Diario Joh. Burcardi (1492-1503 d. C.) edita a Godofr. Gulielm. Leibnizio, Hanover, 1697, en 4°. El grandioso y apreciable Diario de Burcard pudiera completarse por los manuscritos de diferentes bibliotecas de Francia e Italia (Foncemagne en las Mémoires de l’Académie des Insciptions, t. XVII, p. 597-606).

Fuera del último todos estos fragmentos y diarios, se hallan juntos en la colección de Muratori, mi guía y maestro en la historia de Italia. Su patria y el público le está debiendo las obras siguientes, sobre el mismo asunto: 1. Scriptores Rerum Italicarum (500-1500 d. C.) quorum potissima pars nunc primum in lucem prodit, etc. veintiocho volúmenes en folio, Milán, 1723-1738, 1751. Falta todavía un tomo de llaves cronológicas y alfabéticas para la gran obra que está todavía desarreglada en gran manera. 2. Antiquitatibus Italiae medii Ævi, seis volúmenes en folio, Milán 1738-1743, en setenta y cinco disertaciones curiosas sobre costumbres, religión, gobierno etc. sobre los italianos de aquellos siglos verdaderamente lóbregos, con muchísimos documentos de remotas crónicas, etc. 3. Dissertazioni sopra le Antiquità Italiane, tres volúmenes en 4°, Milán, 1751, con una versión libre del autor, que puede citarse con la misma confianza que el texto latino de las Antigüedades Italianas. 4. Annali d’Italia, dieciocho volúmenes en 8°, Milán, 1753-1756, un compendio descarriado pero esmerado y utilísimo de la historia de Italia desde el nacimiento de Jesucristo hasta mediados del siglo XVIII. 5. Dell’ Antichità Estense ed Italiane, dos volúmenes en folio, Módena, 1717, 1740. En la historia de aquella alcurnia esclarecida, cuna de nuestros reyes de Brunswick, no retraen al crítico de su desempeño ni la lealtad ni el agradecimiento del súbdito. Asoma Muratori en todas sus partes como escritor diligentísimo e incansable que se sobrepone a las vulgaridades de clérigo católico. Nació en el año 1672 y murió en 1750, habiendo pasado sesenta años en las bibliotecas de Milán y de Módena (Vita del Proposto Ludovico Muratori, por su sobrino y sucesor Gian. Francesco Soli Muratori, Venezia, 1756, en 4°). <<

[1645] Mencioné ya (c. LXV, notas 50, 51) el siglo, índole y escritos de Poggio, puntualizando la fecha de aquel parto elegantísimo sobre los vaivenes de la suerte. <<

[1646]Consedimus in ipsis Tarpeiae arcis ruinis, pone ingens portae cujusdam, ut puto, templi, marmoreum limen, plurimasque passim confractas columnas, unde magnâ ex parte prospectus urbis patet (p. 5). <<

[1647]Æneid VIII, 97-369. Aquel cuadro antiguo tan adecuadamente traído y tan primorosamente desempeñado, no podía menos de interesar entrañablemente a un romano, y desde los primeros rudimentos, estamos siempre dispuestos a condolernos de aquellas antiguas y sublimes pinceladas. <<

[1648]Capitolium adeo … immutatum ut vineae in senatorum subellia successerint, stercorum ac purgamentorum receptaculum factum. Respice ad Palatinum montem … vasta rudera … caeteroscolles perlustra omnia vacua aedificiis, ruinis vineisque oppleta conspicies (Poggio, de Varietate Fortunæ, p. 21). <<

[1649] Véase Poggio, pp. 8-22. <<

[1650]Liber de Mirabilibus Romæ, ex Registro Nicolai Cardinalis de Aragonia, in Bibliotheca Sancti Isidori Armario IV, núm. 69. Este tratadillo con algunas notas breves pero oportunas, fue publicado por Montfaucon (Diarium Italicum, pp. 283-301), quien manifiesta así su concepto crítico. Scriptor xiiimi. circiter saeculi, ut ibidem notatur; antiquariae rei imperitus et, ut ab illo aevo, nugis et anilibus fabellis refertus: sed, quia monumenta, quae iis temporibus Romae supererant pro modulo recenset, non parum inde lucis mutuabitur qu Romanis antiquitatibus indagandis operam navabit (p. 283). <<

[1651] El padre Mabillon (Analecta, t. IV, p. 502) ha dado a luz un peregrino anónimo del siglo IX quien en su visita por las iglesias y lugares santos de Roma apunta varios edificios, con especialidad pórticos que luego desaparecieron antes del siglo XIV. <<

[1652] Acerca del Septizonio véanse las Mémoires sur la Vie de Pétrarque (t. I, p. 325), Donato (p. 338) y Nardini (pp. 117, 414). <<

[1653] Remotísima y desconocida es la edad de las pirámides, puesto que Diodoro de Sicilia (t. I, l. I, c. 44, p. 72) no alcanza a determinar si se construyeron mil o tres mil cuatrocientos años antes de las Olimpiadas CLXXX. Estrechando Marsham la reseña de las dinastías egipcias, viene a fijarlas en dos mil años antes de Cristo (Canon Chronicus, p. 47). <<

[1654] Véase la arenga de Glauco en la Ilíada. Este rasgo naturalísimo y melancólico menudea en Homero. <<

[1655] La erudición crítica de Vignoles (Histoire Critique de la République des Lettres, t. VIII, pp. 74-118; IX, pp. 172-187), va fechando el fuego de Roma desde el 19 de julio del 64 d. C., y la persecución subsiguiente de los cristianos desde el 15 de noviembre del mismo año. <<

[1656] «Quippe in regiones quatuordecim Roma dividitur, quarum quatuor integrae manebant, tres solo tenus dejectae: septem reliquis pauca testorum vestigia supererant, lacera et semiusta». Entre los restos malogrados para siempre Tácito cuenta el templo de la Luna de Servio Tulio, el santuario o el ara consagrada por Evandro «præsenti Herculi»; el templo de Júpiter Stator, voto de Rómulo, el palacio de Numa, el templo de Vesta «cum Penatibus populi Romani». Va luego deplorando las «opes tot victoriis quaesitae et Graecarum artium decora … multa quae seniores meminerant, quae reparari nequibant» (Annali d’Italia, XV, 40, 41). <<

[1657] «A.U.C. 507, repentina subversio ipsius Romae praevenit triumphum Romanorum … diversae ignium aquarumque cladespene absumsere urbem Nam Tiberis insolitis auctus imbribus et ultra opinionem, vel diuturnitate vel maguitudine redundans omnia Romae aedificia in plano posita delevit. Diversae qualitate locorum ad unam convenere perniciem: quoniam et quae segniori inundatio tenuit madefacta dissolvit, et quae cursus torrentis invenit impulsa dejecit» (Orosius, Hist. l. IV, c. 11, p. 244, ed. Havercamp). Pero hay que advertir cómo es el ahincado empeño del apologista cristiano el abultar más y más los quebrantos del mundo pagano. <<

[1658]

Vidimus flavum Tiberim, retortis

Littore Etrusco violenter undis

Ire dejectum monumenta Regis

Templaque Vestae.

(Horat. Carm. I, 2)

Contradicen estos rasgos poéticos lo del fuego de Nerón con el estrago de las moles vetustissima o incorrupta. <<

[1659] «Ad coercendas inundationes alveum Tiberis laxavit, ac repurgavit, completum olim ruderibus, et aedificiorum prolapsionibus coarctatum» (Suetonius, en Augusto, c. 30). <<

[1660] Tácito (Annal. I, 79) refiere la solicitud de varios pueblos de Italia al Senado contra aquella providencia, y nos complacemos con tamaño adelanto en racionalidad. En igual trance hay siempre que contar con intereses locales; pero una cámara de Comunes desecharía con menosprecio los reparos supersticiosos «de que la naturaleza había asignado a cada río su debido cauce», etc. <<

[1661] Véanse las Epoques de la Nature del elocuente y filosófico Buffon. Su cuadro de la Guayana en América meridional está retratando al vivo un territorio nuevo y montaraz, en que campean las aguas a su albedrío sin que industria humana acuda a enfrenarlas (pp. 212, 561, ed. en 4°). <<

[1662] Addisson, en sus viajes por Italia (Works, t. II, p. 98, ed. de Baskerville) ha observado este hecho curioso e indisputable. <<

[1663] Pero aun en los tiempos modernos el Tíber alguna vez se desmanda y estraga la ciudad, y en los años 1530, 1557 y 1598 los anales de Muratori tienen tres inundaciones memorables y asoladoras (t. XIV, p. 268, 429; t. XV, pp. 99 y ss.). <<

[1664] Con este motivo debo manifestar, que por doce años he olvidado o desatendido la huida de Odín, de Azov a Suecia que nunca creí de veras. Los godos vienen a ser germanos; pero en las antigüedades de Germanía, más allá de César y Tácito ya todo viene a ser lobreguez y patraña. <<

[1665]Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, vol. II, cap. XXXI, p. 357. <<

[1666]Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, vol. II, cap. XXX, pp. 312-313. <<

[1667]Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, vol. III, cap. XXXIX, pp. 25-26. <<

[1668]Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, vol. III, cap. XLIII, pp. 162-165. <<

[1669]Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, vol. II, cap. XXVIII, pp. 269-271. <<

[1670]Eodem tempore petiit a Phocate principe templum, quod appellatur Pantheon, in quo fecit ecclesiam Sanctae Mariae semper Virginis, et omnium martyrum; in qua ecclesiae princeps multa bona obtulit (Anastasius, vel potius Liber Pontificalis in Bonifacio IV, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, p. 135). Según el anónimo de Montfaucon, Agripa había dedicado el Panteón a Cibeles y Neptuno, y Bonifacio IV, en las calendas de noviembre, a la Virgen, quae est mater omnium sanctorum (pp. 297, 298). <<

[1671] Flaminio Vacca (apud Montfaucon, p. 155, 156: asimismo su memoria está impresa, p. 21, al final de Roma Antica de Nardini) y varios romanos, doctrina graves, vivían persuadidos de que los godos sepultaron sus tesoros en Roma, dejando las señas a los hijos, fifiis nepotibusque. Refiere pasos que comprueban cómo aquellos sitios fueron registrados y despojados por peregrinos trasalpinos, como herederos de los conquistadores godos. <<

[1672] «Omnia quae erant in aere ad ornatum civitatis deposuit, sed e ecclesiam B. Mariae ad martyres quae de tegulis aereis cooperta discooperuit» (Anast. en Vitalian. p. 141). El griego ruin y sacrílego no tuvo ni el mezquino pretexto de saquear un templo pagano, pues ya a la sazón el Panteón era una iglesia católica. <<

[1673] Sobre los despojos de Ravena (musiva atque marmora) véase el otorgamiento original del papa Adriano I a Carlomagno (Codex Carolin, Ep. LXVII, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. II, p. 223). <<

[1674] Voy a citar el testimonio auténtico del poeta sajón (887-899 d. C.) de Rebus gestis Caroli Magni, l. V. 437-440, en los Historiadores de Francia (t. V, p. 180):

Ad quae marmoreas praestabat Roma columnas,

Quasdam praecipuas pul hra Ravenna dedit.

De tam longinquâ poterit regiona vetustas

Illius ornatum, Francia, ferre tibi.

Añadiré de la crónica de Sigeberto (Historians of France, t. V, p. 378) xtruxit etiam Aquisgrani basilicam plurimae pulchritudinis, ad cujus structuram a Roma et Ravenna columnas et marmora devehi fecit. <<

[1675] No puedo menos de citar un paso larguillo de Petrarca (Opp. pp. 536, 537) en Epistola hortatoria ad Nicolaum Laurentium, por ser tan briosa y esmerada al intento: «Nec pudor aut pietas continuit quominus impii spoliata Dei templa, occupatas arces, opes publicas, regiones urbis, atque honores magistratûum inter se divisos; (¿habeant?); quam unâ in re, turbulenti ac seditiosi homines et totius reliquae vitae consiliis et rationibus discordes, inhumani foederis stupendâ societate convenirent, in pontes et moenia atque immeritos lapides desaevirent. Denique post vi vel senio collapsa palatia, quae quondam ingentes tenuerunt viri, post diruptos arcus triumphales, (unde majores horum forsitan corruerunt,) de ipsius vetustatis ac propriae impietatis fragminibus vilem quaestum turpi mercimonio captare non puduit. Itaque nunc, heu dolor! heu scelus indignum! de vestris marmoreis columnis, de liminibus templorum, (ad quae nuper ex orbe toto concursus devotissimus fiebat,) de imaginibus sepulchrorum sub quibus patrum vestrorum venerabilis civis (¿cinis?) erat, ut reliquas sileam, desidiosa Neapolis adornatur. Sic paullatim ruinae ipsae deficiunt.». Y el príncipe Roberto era amigo de Petrarca. <<

[1676] Carlomagno, sin embargo, se bañó y nadó en Aquisgrán con un centenar de palaciegos (Eginhart, c. 22, pp. 108, 109); y Muratori va describiendo aun por el año de 814, los baños públicos construidos en Spoleto, Italia (Annali d’Italia, t. VI, p. 416). <<

[1677] Véanse los Annali d’Italia, 988 d. C. En este hecho y el anterior el mismo Muratori está en deuda con la Historia benedictina del padre Mabillon. <<

[1678]Vita di Sisto V de Gregorio Leto, t. III, p. 50. <<

[1679] «Porticus aedis Concordiae, quam cum primum ad urbem accessi vidi fere integram opere marmoreo admodum specioso: Romani postmodum ad calcem aedem totam et porticus partem disjectis columnis sunt demoliti» (p. 12). Y así ni asonada en el siglo XIII como he leído en el manuscrito antiguo del Governo civile di Rome, ni otra causa derribó el templo de la Concordia, y conceptúo que se atribuyó equivocadamente a Gravino. También afirma Poggio que se quemó para cal el sepulcro de Cecilio Metelo (pp. 19 y 20). <<

[1680] Compuesto por Eneas Silvio, después papa Pío II, y publicado por Mabillon, de un manuscrito de la reina de Suecia (Musæum Italicum, t. I, p. 97).

Oblectat me, Roma, tuas spectare ruinas:

Ex cujus lapsû gloria prisca patet.

Sed tuus hic populus muris defossa vetustis

Calcis in obsequium marmora dura coquit.

Impia tercentum si sic gens egerit annos

Nullum hinc indicium nobilitatis erit. <<

[1681] «Vagabamur pariter in illâ urbe tam magnâ quae, cum propter spatium vacua videretur, populum habet immensum» (Opp. p. 605, Ep. Familiares, II, 14). <<

[1682] Estos padrones de Roma en diversas épocas se han sacado de un tratado ingenioso del médico Lancisi, de Romani Cœli Qualitatibus (p. 122). <<

[1683] Cuantos hechos corresponden a las torres de Roma y demás ciudades de Italia se hallarán en la recopilación trabajosa pero entretenida de Muratori, Antiquitatibus Italiae medii Ævi, dissert. XXVI (t. II, pp. 493-496, de la obra latina; t. I, p. 446, de la italiana). <<

[1684] Como por ejemplo, «templum Jani nunc dicitur, turris Centii Frangipanis; et sane Jano impositae turris lateritiae conspicua hodieque vestigia supersunt» (Montfaucon, Diarium Italicum, p. 186). El anónimo (p. 285) va enumerando, «arcus Titi, turris Cartularia; arcus Julii Caesaris et Senatorum, turres de Bratis; arcus Antonini, turris de Cosectis», etc. <<

[1685] «Hadriani molem […] magna ex parte Romanorum injuria […] disturbavit; quod certe funditus evertissent, si eorum manibus pervia, absumptis grandibus saxis, reliqua moles exstisset» (Poggius, de Varietate Fortunae, p. 12). <<

[1686] Contra el emperador Enrique IV (Muratori, Annali d’Italia, t. IX, p. 147). <<

[1687] Tengo que copiar un paso importante de Montfaucon: «Turris ingens rotunda […] Caeciliae Metellae […] sepulchrum erat, cujus muri tam solidi, ut spatium perquam minimum intus vacuum supersit; et Torre di Bove dicitur, a boum capitibus muro inscriptis. Huic sequiori aevo, tempore intestinorum bellorum, ceu urbecula adjuncta fuit, cujus moenia et turres etiamnum visuntur; ita ut sepulchrum Metellae quasi arx oppiduli fuerit. Ferventibus in urbe partibus, cum Ursini atque Colum nenses mutuis cladibus perniciem inferrent civitati, in utriusve partia ditionem cederet magni momenti erat» (p. 142). <<

[1688] Véanse los testimonios de Donato, Nardini y Montfaucon. En el palacio Savelli, los restos del teatro de Marcelo son aún grandes y conspicuos. <<

[1689] Jaime, cardenal de san Jorge, ad velum aureum, en su vida versificada de Celestino V (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. I, p. III, p. 621, l. I, c. 1, ver. 132 y ss.):

Hoc dixisse sat est, Romam caruisee Senatû

Mensibus exactis heu sex; belloque vocatum (vocatos)

In scelus, in socios fraternaque vulnera patres;

Tormentis jecisse viros immania saxa;

Perfodisse domus trabibus, fecisse ruinas

Ignibus; incensas turres, obscuraque fumo

Lumina vicino, quo sit spoliata supellex. <<

[1690] Muratori (Dissertazione sopra le Antiquità Italiane, t. I, p. 427-431) cree que solían tirar balas de piedra de hasta doscientas y trescientas libras [92 y 138 kg] de peso, y se regulan de a doce y aun trece cántaros de Génova cada una de ciento cincuenta libras [69 kg]. <<

[1691] La quinta ley de los Viscontis veda aquella práctica general y perniciosísima, encargando rigurosamente que la casa de todo ciudadano ausente o desterrado, se conservase por la utilidad común (Gualvaneus de la Flamma, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. XII, p. 1041). <<

[1692] Así se expresa Petrarca con su amigo, quien con rubor y lágrimas le había mostrado las mænia, laceræ specimen miserabile Romæ, y le manifiesta su propio ánimo de restablecerlas (Carmina latina, l. II, epist. Paulo Annibalensi, XII, p. 97, 98).

Nec te parva manet servatis fama ruinis

Quanta quod integrae fuit olim gloria Romae

Reliquiae testantur adhuc; quas longior aetas

Frangere non valuit; non vis aut ira cruenti

Hostis, ab egregiis franguntur civibus, heu! heu’

—Quod ille nequivit (Hannibal.)

Perficit hic aries. <<

[1693] La cuarta parte de la Verona Illustrata del marqués Maffei se dedica expresamente a los anfiteatros y con especialidad a los de Roma y Verona, sus dimensiones, galerías de madera, etc. Su nombre de Coliseo o Coloseo dimana de su grandiosidad, puesto que se apellidó igualmente el anfiteatro de Capua, sin el acompañamiento de estatua colosal, pues la de Nerón se levantó en su propio atrio, y no en el Coliseo (p. IV, p. 15-19, l. I, c. 4). <<

[1694] José María Suárez, obispo doctísimo y autor de una historia de Prenesto compuso una disertación peculiar sobre las seis o siete causas probables de aquellos agujeros, reimpresa después en el tesoro Romano de Sallengre. Montfaucon (Diarium, p. 233) sentencia que el saqueo de la barbarie es «unam germanamque causam foraminum». <<

[1695] Donato, Roma Vetus et Nova, p. 285. <<

[1696] «Quandiu stabit Colyseus stabit et Roma, quando cadet Colyseus, cadet Roma; quando cadet Roma cadet et mundus» (Beda inexcerptis seu Collectareis apud Ducange, Gloss. Latin. mediæ et infimæ Ætatis, t. II, p. 407, ed. Basil). Este dicho es de los peregrinos anglosajones que visitaron Roma antes de 735, época de la muerte de Beda, pues no creo que nuestro venerable monje atravesase jamás el mar. <<

[1697] No recuperar, en Muratori, Vidas originales de los papas (Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I) el paso que acredita aquella partición hostil que debe apropiarse al fin del siglo XI o al principio del XII. <<

[1698] Aunque yace la obra del circo Agonal, conserva todavía la planta y el nombre (Agona, Nagona, Navona); y el interior proporciona campo suficiente para las carreras. Pero el Monte Testaccio, aquel extraño hacinamiento de alfarería rota, tan sólo parece adecuado para derrotar desde su cumbre algunas carretadas de cerdos vivos para recreo del populacho (Statuta almæ Urbis Romæ Auctoritate, p. 186). <<

[1699] Véase Statuta almæ Urbis Romæ Auctoritate, l. III, c. 87, 88, 89, pp. 185, 186. Ya di allá un apunte de aquel código concejil. Suenan igualmente las carreras de Navona y Monte Testaccio en el diario de Pedro Antonio de 1404 a 1417 (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. XXIV, p. 1124). <<

[1700] El Pallium que Menage deriva tan desatinadamente de Palmarium, es una dilatación muy obvia del concepto y de la palabra, de la ropa o vestido a los materiales, y de éstos a su aplicación como premio (Muratori, dissert. XXXIII) <<

[1701] Para estas expensas tenían que pagar anualmente los judíos de Roma hasta mil ciento treinta florines de los cuales la suerte de treinta representaba las piezas de plata por las cuales Judas vendió a su maestro a los antepasados. También había su carrera a pie para los judíos como para los cristianos, entre la mocedad (Statuta almæ Urbis Romæ Auctoritate, ibidem). <<

[1702] Está descrita aquella corrida extraordinaria de toros en el Coliseo por tradición más bien que por memoria especial por Ludovico Buonconte Monaldesco y en los fragmentos más antiguos de los anales romanos (Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. XII, pp. 535, 536), y por más novelados que parezcan están brotando verdad y colores naturales en todas sus partes. <<

[1703] Muratori trae una disertación aparte, la XXIX, sobre estos juegos de los italianos en la Edad Media. <<

[1704] El abate Barthelemy, en una memoria lacónica y esmerada (Mémoires de l’Académie des Insciptions, t. XXVIII, p. 585) menciona el convenio de las facciones en el siglo XIV, de Tiburtino faciendo en el Coliseo, del acta original en los archivos de Roma. <<

[1705] «Coliseum […] ob stultitiam Romanorum majori ex parte ad calcem deletum», prorrumpe airado Poggio (p. 17): pero su expresión, demasiado conceptuosa para este siglo, debe aplicarse con ahínco al décimo quinto. <<

[1706] De los monjes olivetanos, Montfaucon (p. 142) afirma este hecho por los manuscritos de Flaminio Vacca (núm. 72). Esperanzaron siempre coyuntura para rehacerse con su posesión. <<

[1707] Montfaucon, después de ir midiendo (p. 142) el giro primitivo del anfiteatro añade únicamente que se mantenía cabal con Pablo III; tacendo clamat. Muratori (Annali d’Italia, t. XIV, p. 371) más desahogadamente refiere el atentado del papa Farnesio y la ira del pueblo romano. Contra los sobrinos de Urbano VIII no tengo otro testimonio que el dicho vulgar «quod non fecerunt Barbari fecerunt Barberini» apuntado tal vez por la semejanza del nombre. <<

[1708] Montfaucon ya como anticuario ya como sacerdote, se arrebata así contra el exterminio del Coliseo: «Quod si non suopte merito atque pulchritudine dignum fuisset quod improbas arceret manus, indigna res utique in locum tot martyrum cruore sacrum tantopere saevitum esse». <<

[1709] Pero los estatutos de Roma (l. III, c. 81, p. 182) multan en quinientos aurei a todo demoledor de edificios antiguos «ne ruinis civitas deformetur, et ut antiqua aedificia decorem urbis perpetuo representent». <<

[1710] En su primera visita a Roma (1337 d. C.; véanse las Mémoires sur la Vie de Pétrarque, t. I, p. 322 y ss.). Enmudece Petrarca «miraculo rerumtantarum, et stuporis mole obrutus […] Praesentia vero, mirum dictû nihil imminuit: vere major fuit Roma majoresque sunt reliquiae quam rebar. Jam non orbem ab hâc urbe domitum, sed tam sero domitum, miror» (Opp. p. 605, Familiares, II, 14, Joanni Columnæ). <<

[1711] Exceptúa y ensalza los conocimientos peregrinos de Juan Colonna. «Qui enim hodie magis ignari rerum Romanarum, quam Romani cives! Invitus dico, nusquam minus Roma cognoscitur quam Romae». <<

[1712] Tras la descripción del Capitolio añade: «Statuae erant quot sunt mundi provinciae; et habebat quaelibet tintinnabulum ad collum. Et erant ita per magicam artem dispositae, ut quando aliqua regio Romano Imperio rebellis erat, statim imago illius provinciae vertebat se contra illam; unde tintinnabulum resonabat quod pendebat ad collum; tuncque vates Capitolii qui erant custodes senatui», etc. Menciona además el ejemplar de sajones y suevos, quienes avasallados ya por Agripa se sublevaron de nuevo: «tintinnabulum sonuit; sacerdos qui erat in speculo in hebdomadâ senatoribus nuntiavit». Retrocede Agripa y sojuzga a los persas (Anónimo, en Moutfaucon, pp. 297, 298). <<

[1713] Afirma el mismo autor que Vigilio «captus a Romanis invisibiliter, exiit, ivitque Neapolim». Un mago romano en el siglo XI asoma en Guillermo de Malmesbury (de Gestis Regum Anglorum, l. II, p. 86) y en tiempo de Flaminio Vacca (núms. 81, 103) era creencia vulgar que los extranjeros (los godos), andaban invocando a los diablos, en busca de tesoros ocultos. <<

[1714] Anónimo, p. 289. Montfaucon (p. 191) advierte atinadamente que si el representado es Alejandro, no cabe que las estatuas sean parto de Fidias (Olympiad., LXXXIII) ni de Praxíteles (Olympiad., CIV), quienes vivieron antes que el conquistador (Plinio, Hist. Natur., XXXIV, 19). <<

[1715] Refiere Guillermo de Malmesbury (l. II, pp. 86, 87) un descubrimiento portentoso (1046 d. C.) de Palas, hijo de Evandro, muerto por Turno; la luz perpetua de su sepulcro, un epitafio latino, el cadáver todavía cabal de un mancebo agigantado, la herida descomunal en el pecho (pectus perforat ingens) etc. Si tal patraña carecía de todo fundamento apenémonos por los cuerpos y las estatuas que estaban a la intemperie en aquel siglo bárbaro. <<

[1716] «Prope porticum Minervae, statua est recubantis, cujus caput integrâ effigie tantae magnitudinis, ut signa omnia excedat. Quidam ad plantandas arbores scrobes faciens detexit. Ad hoc visendum cum plures in dies magis concurrerent, strepitum adeuentium fastidiumque vertaesus, horti patronus congestâ humo texit» (Poggius, de Varietate Fortunæ, p. 12). <<

[1717] Véanse las memorias de Flaminio Vacca, al fin de la Roma Antica de Nardini (1704, en 4°). <<

[1718] En 1709, el vecindario de Roma, fuera de ocho o diez mil judíos, ascendía a ciento treinta y ocho mil quinientas sesenta y ocho almas (Labat, Voyages en Espagne et en Italie, t. III, pp. 217, 218). Aumentaron en 1740 hasta más de ciento cuarenta y seis mil ochenta; y en 1765 los dejé en más de ciento sesenta y un mil ochocientos noventa y nueve, sin los judíos. No me consta que hayan seguido progresando. <<

[1719] El padre Montfaucon va repartiendo sus reparos u observaciones en veinte días; pudiera haberlos apellidado semanas o meses por sus visitas a las diversas partes de la ciudad (Diarium Italicum, c. 8-20, pp. 104-301). El docto benedictino hace su reseña desde los primeros topógrafos de la antigua Roma; los primeros conatos de Blondo, Fulvio, Marciano y Fauno, los ahincados afanes de Pirro Ligorio, así su desempeño literario correspondiera a sus desvelos; los escritos de Onofrio Panvino, «qui omnes obscuravit» y los libros recientes pero imperfectos de Donato y Nardini. Pero Montfaucon suspira todavía por otro plan y descripción más cabal de la ciudad antigua que debiera desempeñarse por los tres métodos siguientes: 1. Medida del ámbito e intermedios de escombros. 2. Estudio de las inscripciones y de los sitios donde se hallaron. 3. Pesquisa de todas las actas, escrituras, diarios de la Edad Media que nombran algún sitio o edificio de Roma. La laboriosa obra que propone el erudito necesita el arrimo y munificencia de príncipes y del público entero; pero el proyecto moderno de Nolli (1748 d. C.) suministra un cimiento sólido y esmerado para la topografía antigua de Roma. <<