[410] Los uzos de los griegos (Stritter, Memor. Byzant. t. III, pp. 923-948) son los gozz de los orientales (Hist. des Huns, t. II, p. 522; t. III, p. 123, etc.), Aparecen en el Danubio y el Volga; en Armenia, Siria y Jorasán, y el nombre parece haberse extendido a toda la ralea turcomana. <<

[411] Urselio (el Ruselio de Zonaras) descuella en Gofredo Malaterra (l. II, c. 33) entre los conquistadores normandos de Sicilia, y con el sobrenombre de Baliol; y nuestros historiadores dirán cómo los baliols vinieron de Normandía a Durham, construyeron el castillo de Bernardo sobre el Tees, se casaron con una heredera escocesa, etc. Ducange (Not. ad Nicephor. Bryennium, l. II, núm. 4) ha ahincado en el asunto en honor del presidente de Bailleul, cuyo padre había trocado la espada por la toga. <<

[412] Elmacín (p. 343, 344) deslinda este número probable, que Abulfaragio reduce a quince mil (p. 227) y D’Herbelot (p. 102) a doce mil caballos, pero el mismo Elmacín da trescientos mil hombres al emperador, de quien Abulfaragio dice: Cum centum hominum millibus, multisque equis et magna pompa instructus. Los griegos se desentienden por lo más de todo esmero numérico. <<

[413] Los escritores bizantinos no hablan tan a las claras de la presencia del sultán: encargó sus fuerzas a un eunuco, se había retirado a una distancia, etc. ¿Es ignorancia, celos o verdad? <<

[414] Era hijo de César Juan Ducas, hermano del emperador Constantino (Ducange, Fam. Byzant., p. 165). Nicéforo Briennio ensalza sus virtudes y achica sus yerros (l. I, pp. 30, 38; l. II, p. 53). Sin embargo, confiesa su encono hacia Romano, οὐ πανὐ δὲ ϕιλίως ἔχων πρòς Bασιλέα. Scylitzes habla más terminantemente de su traición. <<

[415] Esta circunstancia que leemos, y de la cual dudamos, en Scylitzes y Constantino Manasses, queda omitida más cuerdamente por Nicéforo y Zonaras. <<

[416] El rescate y tributo se apoyan en la razón y los orientales. Los demás griegos callan ruborosamente; pero Nicéforo Briennio se atreve a afirmar que los términos eran οὐκ ἀνάξιας ’Pωμαίων, y que el emperador hubiera preferido la muerte a un tratado vergonzoso. <<

[417] La derrota y el cautiverio de Romano Diógenes pueden hallarse en Juan Scylitzes ad calcem Cedreni, t. II, pp. 835-843; Zonaras, t. II, pp. 281-284; Nicéforo Briennio, l. I, pp. 25-32; Glycas, pp. 325-327; Constantino Manasses, p. 134; Elmacín, Hist. Saracen, pp. 343, 344; Abulfarag. Dynast, p. 227; D’Herbelot, pp. 102, 103; De Guignes, t. III, pp. 207-211. A más de mi antiguo conocido Elmacín y Abulfaragio, el historiador de los hunos ha consultado Abulfeda, y su compendiador Benschounah, Crónica de los califas, por Soyouthi, Abulmahasen de Egipto y Novairi de África. <<

[418] Esta muerte interesante está referida por D’Herbelot (pp. 103, 104) y De Guignes (t. III, pp. 212, 213), de sus escritores orientales; pero ninguno de ellos ha sostenido el brío de Elmacín (Hist. Saracen, pp. 344, 345). <<

[419] Un crítico de alta nombradía (el reciente Dr. Johnson), que ha escudriñado ahincadamente los epitafios de Pope, podía cavilar en esta sublime inscripción a las palabras «ida a Marú», pues el lector debía estar ya en Marú, antes de poder leer el letrero. <<

[420] La Bibliothèque Orientale ha dado el texto del reinado de Malek (pp. 542, 543, 544, 654, 655); y la Histoire Générale des Huns (t. III, pp. 214-224) ha añadido la medida usual de la repetición, enmienda y suplemento. Sin estos dos instruidos franceses, hubiera quedado por cierto a ciegas en el mundo oriental. <<

[421] Véase un excelente discurso, al fin de la Historia de Nadir Shah por sir William Jones, y los artículos de los poetas Amak, Anvari Raschidi, etc. en la Bibliothèque Orientale. <<

[422] Su nombre era Kheder Khan. Cuatro talegas fueron puestas alrededor de su sofá, y como escuchó el canto, arrojó puñados de oro y plata a los poetas (D’Herbelot, p. 107). Todo esto puede ser cierto; mas no alcanzo cómo reinó en Transoxiana en el tiempo de Malek Shah, y mucho menos cómo Kheder pudo superarlo en poderío y pompa. Malicio que el principio, no el fin, del siglo XI es la verdadera era de su reinado. <<

[423] Véase Chardin, Voyages en Perse, t. II, p. 235. <<

[424] La era jelalea (Gelaledin, Gloria de la Fe, era uno de los nombres o títulos da Malek Shah) se fija al 15 de marzo, A. H. 471 (1079 d. C.). El Dr. Hyde ha producido los testimonios originales de los persas y árabes (de Religione veterum persarum, c. 16, pp. 200-211). <<

[425] Habla de ésta soberanía persa comoa ἁπάσης κακοδαιμονέστερον πενίας. Ana Comnena sólo tenía nueve años al fin del reinado de Malek Shah (1092 d. C.), y cuando habla de su asesinato confunde al sultán con el visir (Alexiada, l. VI, pp. 177, 178). <<

[426] Tan oscura que el desempeño de De Guignes pudo únicamente copiar (t. I, p. 244; t. III, part. I, p. 269, etc.) la historia, o más bien la lista, de los Seljukios de Berman en la Bibliothèque Orientale. Fueron extinguidos antes del fin del siglo XII. <<

[427] Tavernier, quizás el único viajero que ha visitado Kerman, describe la capital como una gran población arruinada, a veinticinco jornadas de Ispahán y veintisiete de Ormuz, en medio de un país fértil (Voyages en Turquie et en Perse, pp. 107, 110). <<

[428] Aparece por Ana Comnena que los turcos del Asia Menor obedecieron el sello privado y chiauss del gran sultán (Alexiada, l. VI, p. 170), y que los dos hijos de Solimán quedaron detenidos en su corte (p. 180). <<

[429] Esta expresión viene citada en Petit de la Croix (Vie de Gengiscan, p. 161) de algún poeta, con la mayor probabilidad persa. <<

[430] Sobre la conquista del Asia Menor, De Guignes no ha sacado auxilio de los escritores turcos o árabes, que producen una lista descarnada de los Seljukios de Roum. Los griegos no quieren patentizar su vergüenza, y debemos sacar algunas apuntaciones de Scylitzes (p. 860, 863), Nicéforo Briennio (pp. 88, 91, 92, etc.; 103, 104) y Ana Comnena (Alexiada, pp. 91, 92, etc.; 168, etc.). <<

[431] Tal es la descripción de Roum por Haiton el armenio, cuya historia tártara puede hallarse en las colecciones de Ramusio y Bergeron (véase Abulfeda, Geograph. climat. XVII, pp. 301-305). <<

[432]Dicit cos quemdam abusione sodomitica intervertisse episcopum (Guibert. Abbat., Hist. Hierosol. l. I, p. 468). Es bastante singular que hallásemos un paso parecido del mismo pueblo en el siglo presente. Il n’est point d’horreur que ces Turcs n’aient commis, et semblables aux soldats effrénés, qui dans le sac d’une ville, non contents de disposer de tout à leur gré, prétendent encore aux succés les moins désirables. Quelques Sipahis ont porté leurs attentats sur la personne du vieux rabbi de la synagogue, et celle de l’Archevéque Grec (Mémoires du Baron de Tott, t. II, p. 193). <<

[433] El emperador, o el abate, describen las escenas de un campo turco cual si las hubiesen presenciado. Matres correptae in conspectu filiaruin multipliciter repetitis diversoruin coitibus vexabantur (¿es ésa la verdadera lectura?); eum filiae assistentes carmina praeecinere saltando cogerentur. Moi eadem passio ad filias, etc. <<

[434] Véase Antioquía, y la muerte de Solimán, en Ana Comnena (Alexiada, l. VI, pp. 168, 169), con las notas de Ducange. <<

[435] Guillermo de Tiro (l. I, c. 9, 10, p. 635) da la relación más auténtica y deplorable de estas conquistas turcas. <<

[436] En su epístola al conde de Flandes, Alexio se apea demasiado de su señorío y dignidad; sin embargo, viene aprobado por Ducange (Not. ad Alexiada, p. 335, etc.), y parafraseado por el abate Guibert, historiador contemporáneo. El texto griego ya no existe; y cada traductor y escritor puede decir con Guibert (p. 475), «verbis vestita meis», privilegio de la más indefinida latitud. <<

[437] Nuestro mejor fondo para la historia de Jerusalén desde Heraclio hasta las cruzadas se halla en dos pasos extensos y originales de Guillermo, arzobispo de Tiro (l. I, c. 1-10; l. XVIII, c. 5, 6), el principal autor de los Gesta Dei per francos. De Guignes ha compuesto una eruditísima Mémoire sur le commerce des François dans le Levant avant les Croisades, etc. (Mém. de l’Académie des Inscriptions, t. XXXVII, pp. 467-500). <<

[438]Secundum dominorum dispositionem, plerumque lucida plerumque nubila recepit intervalla, et aegrotantiurn more temporum praesentium gravabatur aut respirabat qualitate (l. I, c. 3, p. 630). La latinidad de Guillermo de Tiro de ningún modo es despreciable; pero en su cómputo de cuatrocientos noventa años, desde la pérdida hasta el recobro de Jerusalén, se propasa de la verdadera cuenta en treinta años. <<

[439] En cuanto a las relaciones de Carlomagno con la Tierra Santa, véase Eginhard (de Vitâ Caroli Magni, c. 16, pp. 79-82), Constantino Porfirogénito (de Administratione Imperii, l. II, c. 26, p. 80) y Pagi (Crítica, t. III, 800 d. C., núms. 13, 14, 15). <<

[440] El califa concedió sus privilegios: Amalphitanis viris amicis, et utiflum introductoribus (Gesta Dei, p. 934). El comercio de Venecia a Egipto y Palestina no puede producir un título tan antiguo, a menos que adoptemos la risible traducción de un francés que equivocó las dos facciones del circo (Veneti et Prasini) con los venecianos y parisienses. <<

[441] Una crónica arábiga de Jerusalén (apud Asseman, Biblioth. Orient. t. I, p. 628. t. IV, p. 368) atestigua la incredulidad del califa y del historiador; sin embargo, Cantacuzeno acude arrojadamente a los mahometanos mismos, tras la verdad de este milagro perpetuo. <<

[442] En sus Disertaciones sobre la historia eclesiástica, el docto Mosheim ha ventilado separadamente este supuesto milagro (t. II, pp. 214-306), de lumine sancti sepulchri. <<

[443] Guillermo de Malmesbury (l. IV, II, p. 209) cita el itinerario del monje Bernardo, testigo ocular que visitó Jerusalén en 870 d. C. El milagro queda corroborado por otro peregrino algunos años más antiguo; y Mosheim atribuye la invención a los francos, poco después de la muerte de Carlomagno. <<

[444] Nuestros viajeros Sandys (p. 134), Thevenot (pp. 621-627), Maundrell (pp. 94, 95), etc., describen esta farsa extravagante. Los católicos se ven apurados para decidir cuándo acabó el milagro y empezó la patraña. <<

[445] Los orientales mismos confiesan el fraude, y abogan por la necesidad y edificación (Mémoires du Chevalier D’Arvieux, t. II, p. 140; Joseph Abudacni, Hist. Copt., c. 20); pero no intentaré, con Mosheim, desentrañar el modo. Nuestros viajeros se han llevado un chasco con respecto a la sangre de san Genaro en Nápoles. <<

[446] Véanse D’Herbelot (Biblioth. Orientale, p. 411), Renaudot (Hist. patriarch. Alex., pp. 390, 397, 400, 401), Elmacín (Hist. Saracen, pp. 321-323), y Marei (pp. 384-386), historiador de Egipto, traducido por Reiske del árabe al alemán, y que me interpretó verbalmente un amigo. <<

[447] La religión de los drusos yace encubierta por su ignorancia e hipocresía. Sus doctrinas secretas se ciñen al predestinado que profesa una vida contemplativa; y los drusos vulgares, de suyo indiferentes, por casualidad se conforman con el culto de los mahometanos y cristianos de su vecindad. Lo poco que es, o merece ser sabido, puede verse en el activísimo Niebuhr (Voyages, t. II, pp. 354-357) y el segundo volumen de los Viajes recientes e instructivos de De Volney. <<

[448] Véase Glaber, l. III, c. 7. y los Anales de Baronio y Pagi, 1009 d. C. <<

[449]Per idem tempus ex universo orbe tam innumerabilis multitudo cæpit confluere ad sepulchrum Salvatoris Hierosolymis, quantum nullus hominum prius sperare poterat. Ordo inferioris plebis […] mediocres […] reges et comites […] praesules […] mulieres inultae nobiles cum pauperioribus […] Pluribus enim erat mentis desiderium mori priusquam ad propria reverterentur (Glaber, l. IV, c. 6; Bouquet, Historians of France, t. X, pp. 50). <<

[450] Glaber, l. III, c. 1. Kartona (Hist. Critic. Regum Hungariae, t. I, pp. 304-311) examina si san Esteban fundó un monasterio en Jerusalén. <<

[451] Baronio (1064 d. C., núms. 43-56) ha transcrito la mayor parte de las narraciones originales de Ingulfa, Mariano y Lamberto. <<

[452] Véanse Elmacín (Hist. Saracen., pp. 349, 350) y Abulfaragio (Dynast., p. 237. vers. Pocock). De Guignes (Hist. des Huns, t. III, part. I, pp. 215, 216) añade los testimonios, o más bien los nombres, de Abulfeda y Novairi. <<

[453] Desde la expedición de Isar Atsiz (A. H. 469-1076 d. C.) hasta la expulsión de los ortokidas (1096 d. C.). Sin embargo, Guillermo de Tiro (l. I, c. 6, p. 633) asegura que Jerusalén estuvo treinta y ocho años en manos de los turcos; y una crónica arábiga, citada por Pagi (t. IV, p. 202), supone que la ciudad fue reducida por un general carizmio a la obediencia del califa de Bagdad, A. H. 465, 1070 d. C. Estas fechas tempranas no son muy compatibles con la historia general de Asia; y estoy seguro de que desde 1064 d. C., el regnum Babylonicum (del Cairo) aún prevaleció en Palestina (Baronio, 1064 d. C., núm. 56). <<

[454] De Guignes, Hist. des Huns, t. I, pp. 249-252. <<

[455] Guillermo de Tiro, l. I, c. 8, p. 634, que se afana mucho por ensalzar las penas de los cristianos. ¡Los turcos exigieron un áureo de cada peregrino! El caphar de los francos es ahora de catorce duros; y Europa no se queja de esta tasa voluntaria. <<

[456] Bastante extravagante es el origen del nombre de picardos, y de aquí el de Picardía, que no data antes del 1200 d. C. Era una chanza académica, un epíteto que se aplicó primero al humor pendenciero de aquellos estudiantes, en la Universidad de París, que vinieron de la frontera de Francia y Flandes (Valesii Notitia Galiarum, p. 447; Longuerue, Description de la France, p. 54). <<

[457] Guillermo de Tiro (Willermus Tyrensis) (l. I, c. II, pp. 637, 638) describe al ermitaño de este modo: Pusillus, persona contemptibilis, vivacis ingenii et oculum habens perspicacem gratumque, et sponte fluens ei non deerat eloquium. Véanse Albertus Aquensis, p. 185; Guibertus, p. 482; Ana Comnena en la Alexiada, l. X, p. 284, etc., con notas de Ducange, p. 349. <<

[458]Ultra quinquaginta millia, si me possunt in expeditione pro duce et pontifice habere, armata manu volunt in inimicos Dei insurgere et ad sepulclirum Dornini ipso dijeente pervenire (Gregor. VII; epist. II, 31 en t. XII, p. 322, concil.). <<

[459] Véanse las vidas originales de Urbano II por Pandulfo Pisano y Bernardo Guido, en Muratori, Rer. Ital. Script. t. III, part. I, pp. 352, 353. <<

[460] Es conocida por los diferentes nombres de Praxeles, Euprecia, Eufrasia y Adelais; y era hija de un príncipe ruso, y viuda de un margrave de Brandemburgo. Struv. Corpus Hist. Germanicæ, p. 340. <<

[461]Henricus odio eam ceepit habere: ideo incarceravit eam, et concessit ut pierique vim, ei inferrent: inamo filiuna hortans ut cam subagitaret (Dodechin, Continuait. Marian Scot. apud Baron. 1093, núm. 4). En el sínodo de Constancia, la describe Bertoldo como rerum inspector: quæ se tantas et taín inauditas fornicationum spurcitias et a tantis passam fuisse conquesta est, etc. Y en Plasencia: satis miscricorditer suscæpit eo quod ipsana tanta spurcitias nota, tam commississe quam invitam pertulisse pro certo cognoverit papa cuna saneta synodo. Apud Baron. 1093 d. C., núm. 4; 1094 d. C., núm. 3. Raro motivo para la inefable decisión de un papa y concilio. Estas abominaciones repugnan a todo principio de naturaleza humana que no esté alterado por una disputa acerca del uso de los anillos y báculos. Parecería sin embargo que la miserable fue tentada por los sacerdotes a referir o suscribir algunas historias infames de sí y de su marido. <<

[462] Véase la narración y actos del sínodo de Plasencia, Concil. t. XII, p. 821, etc. <<

[463] Guibertus, francés igualmente, alaba la piedad y valor de la nación francesa, autora y ejemplo de las cruzadas: Gens nobilis, prudens, belficosa, dapsilis et nitida… Quos enim Britones, Anglos, Ligures, si bonis eos moribus videamus, non illico francos homines appellemus? (p. 478). Confiesa no obstante que la vivacidad de los franceses degenera en petulancia entre los extranjeros (p. 483) y vana locuacidad (p. 502). <<

[464]Per viam quam jamduduan Carolus Magnus mirificus rex francorum aptari fecit usque C. P. (Gesta francorum, p. 1; Rober. Monach. Hist. Hieros. l. I, p. 33, etc.). <<

[465] Juan Tilpino, o Turpino, era arzobispo de Reims, 773 d. C. Después del año 1000, se compuso este romance en su nombre, por un monje de los confines de Francia y España; y tal era la idea del mérito eclesiástico que se describe a sí mismo como un sacerdote peleando y ¡bebiendo! Sin embargo el libro de mentiras fue declarado auténtico por el papa Calixto II (1122 d. C.), y es citado respetuosamente por el abate Sugerio en las grandes Crónicas de san Dionisio (Fabric. Bibliot. Latín. medii Ævi, edit. Mansi, t. IV, p. 461). <<

[466] Véase État de la France, por el gonde de Boulainvilliers, t. I, pp. 180-182, y el segundo volumen de las Observations sur l’Histoire de France, por el abate de Mably. <<

[467] En las provincias al mediodía del Loire, a los primeros capecíos apenas se les concedía una supremacía feudal. De todas partes, Normandía, Bretaña, Aquitania, Borgoña, Lorena y Flandes, contrajeron el nombre y los límites de la propia Francia. Véase Adriano Vales. Notilia Galliarum. <<

[468] Estos condes, última rama de los duques de Aquitania, fueron al fin despojados de la mayor parte de su país por Felipe Augusto. Los obispos de Clermont llegaron a ser por grados príncipes de la ciudad, Melanges tirés d’une grande Bibliothéque, t. XXXVI, p. 288, etc. <<

[469] Véanse los actos del concilio de Clermont, Concil. t. XII p. 829, etc. <<

[470]Confluxerunt ad concilium e multis regionibus, viri potentes et honorati, innumeri quamvis cingulo laicalis militiæ superbi (Baldricus, testigo ocular, pp. 86-88; Robertus Monachus, pp. 31, 32; Wíllermus Tyr. l. 14, 15, pp. 659-641; Guibertus, pp. 478-480; Fulcherius Carnotensis, p. 382). <<

[471] La tregua de Dios (Treva, o Treuga Dei) se inventó primero en Aquitania, 1032 d. C.; fue vituperada por algunos obispos como una ocasión de perjurio, y desechada por los normandos como contraria a sus privilegios (Ducange, Gloss. Latin., t. VI, pp. 682-685). <<

[472]¡Deus vult, Deus vult! era la pura aclamación del clero que entendía el latín (Robertus Monachus l. I, p. 52), Por los legos indoctos, que hablaban el idioma provincial o limosin, fue corrompida en Deus lo volt, o Diex el volt. Véase Chron. Casinense, l. IV, c. II, p. 497; en Muratori, Script. Rerum Ital., t. IV; y Ducange (Dissertat. XI, p. 207; sur Joinville, y Gloss. t. II, p. 690), que, en su prefacio, saca a luz una muestra muy ardua del dialecto de Rovergue, 1100 d. C., muy cercano, en tiempo y lugar, al concilio de Clermont (pp. 15, 16). <<

[473] Lo más común sobre los hombros, en oro, seda o paño, cosido sobre sus vestidos. En la primera cruzada todas eran encarnadas; en la tercera, los franceses solos conservaron aquel color, mientras que las cruces verdes fueron adoptadas por los flamencos, y las blancas por los ingleses (Ducange, t. II, p. 651). Sin embargo en Inglaterra, el encarnado asoma siempre como el predilecto, y, por decirlo así, es el color nacional de nuestras insignias y uniformes militares. <<

[474] Bongarsio, que ha publicado los escritos originales de las cruzadas, se allana con suma condescendencia al fanático título de Guibertus, Gesta imi per francos; aunque algunos críticos proponen leer Gesta Diaboli per francos (Hanoviæ, 1611, dos tomos en folio). Enumeraré brevemente, cual se hallan en esta colección, los autores que he consultado para la primera cruzada. I. Gesta francorum. II. Robertus Monachus. III. Baldricus. IV, Raimundus de Agiles. V. Albertus Aquensis. VI. Fulcherius Carnotensis. VII. Guibertus. VIII. Willermus Tyrensis. Muratori nos ha dado IX. Radulphus Cadomensis de Gestis Tancredi (Sript. Rer Ital. t. V, pp. 285-333) y X. Bernardus Thesaurarius de Acquisitione Terræ Sanctæ (t. VII, pp. 664-848).

El último de éstos fue desconocido a un historiador francés moderno que ha dado una lista copiosa y crítica de los escritores de las cruzadas (Esprit des Croisades, t. I, pp. 13-141) la mayor parte de cuyos juicios mi propia experiencia me permitirá ratificar. Tardé en recabar un repaso de los historiadores franceses recopilados por Duchesne. I. Petri Tudebodi Sacerdotis Sivracensis Historia de Hierosolymitano Itinere (t. IV, pp. 773-815) ha sido trasfundido en el primer escritor anónimo de Bongarsio. II. La Historia métrica de la primera cruzada, en siete libros (pp. 890-912), es de poco valor o monta. <<

[475] Si el lector quiere volver a la primera escena de la primera parte de Enrique IV, verá en el texto de Shakespeare los arranques naturales del entusiasmo; y en las notas del doctor Johnson, las obras de un ánimo ciegamente preocupado, aunque pujante, ansioso de toda pretensión para aborrecer y perseguir a los que desdicen de su creencia. <<

[476] El sexto discurso de Fleury (Hist. Eccles., pp. 223-264) contiene una ojeada prolija y racional sobre las causas y efectos de las cruzadas. <<

[477] La penitencia, indulgencias, etc. de la Edad Media están ampliamente desentrañadas por Muratori (Antiquitat. Italiæ medii Ævi, t. V, dissert. LXVIII, pp. 709-768) y en M. Chais (Lettres sur les jubilées et les Indulgences, t. II, lettres 21 et 22, pp. 478-556), con esta diferencia: que los abusos de la superstición se exponen suave, acaso desmayadamente, por el docto italiano, y se ensalzan desaforadamente por el ministro holandés. <<

[478] Schmidt (Histoire des Allemands, t. II, pp. 211-220, 452-462) da un extracto de la Penitencial de Rhegino en el siglo IX, y de Barchard en el X. En un año se perpetraron en Worms treinta y cinco asesinatos. <<

[479] Hasta el siglo XII, podemos tolerar la relación clara de doce denadii, o Kniques, al solidus, o shelin; y veinte solidi a la libra de peso de plata, cerca de la libra esterlina. Nuestra moneda se ha disminuido a un tercio, y la francesa a un quincuagésimo, de su valor primitivo. <<

[480] Todo siglo de azotes quedó santificado con la recitación de un salmo, y todo el Salterio con el acompañamiento de quince mil azotes era equivalente a cinco años. <<

[481] La vida y hechos de Santo Domingo Loricato fue compuesta por su amigo y celebrador, Pedro Damian. Véanse Fleury, Hist. Ecclés. t. XIII, pp. 96-104; Baronio, 1056 d. C., núm. 7, quien observa de Damiano cuán de moda se hizo, aun entre las señoras de calidad (sublimis generis), esta expiación (purgatorii genus). <<

[482] A una cuarta parte, o aun a medio real cada azote, Sancho Panza era un operario más barato, y quizás no más taimado. Recuerdo en Père Labat (Voyages en Italie, t. VII, pp. 16-29) una pintura muy viva de la maña de uno de estos artistas. <<

[483]Quicunque pro sola devotione, non pro honoris vel pecuniæ adeptiene, ad liberandam ecciesiam Dei Jerusalem profectus fuerit, iter illud pro omni pænitentia reputetur. Canon. Concil., Claromont. II, p. 829. Guibertus lo llama novuni salutis genus (p. 471), y es casi filosófico sobre el asunto. <<

[484] Tal era a lo menos la creencia de los cruzados, y tal es el estilo uniforme de los historiadores (Esprit des Croisades, t. III, p. 477). Pero la oración para el descanso de sus almas es incompatible en la teología católica con los méritos del martirio. <<

[485] Las mismas esperanzas campearon en las cartas de los aventureros ad animandos qui in Francia residerant. Hugh de Reiteste podía jactarse de que su parte ascendía a una abadía y diez castillos, del valor anual de mil quinientos marcos, y que adquiriría cien castillos por la conquista de Alepo (Guibertus, pp. 554, 555). <<

[486] En su carta efectiva o supuesta al conde de Flandes, Alejo mezcla con el peligro de la Iglesia y las reliquias de los santos, el auri et argenti amor, y pulcherrimarum fæminarum voluptas (p. 476); cual si las griegas, dice el indignado Guibertus, fuesen más hermosas que las francesas. <<

[487] Véanse los privilegios de los Crucesignati, libertad de deuda, usura, injuria, justicia secular, etc. El papa era su guardián perpetuo (Ducange, t. II, pp. 651, 652). <<

[488] Guibertus (p. 481) va retratando al vivo este ímpetu general. Él fue uno de los pocos contemporáneos que tuvo bastante alcance para escribir las asombrosas escenas que estaban pasando a su vista. Erat itaque videre miraculum, caro omnes enlere, aique vili vendere, etc. <<

[489] Se dan algunos ejemplos de estos stigmata en el Esprit des Croisades (t. III, p. 169, etc.), de autores que no he visto. <<

[490]Fuit et aliud scelus detestabile in hac congregatione pedestris poptili stulti et vesanæ levitatis, anserem quemdam divino spiritu asserebaut afflatum, et capellam non minus eodem repletam, et has sibi duces secundæ viæ fecerant, etc. (Albertus Aquensis, l. I, c. 31, p. 196). Si estos patanes hubiesen fundado tal imperio, podrían haber introducido, como en Egipto, el culto de los irracionales, que sus filósofos descendientes hubieran glosado con alguna alegoría vistosa y sutil. <<

[491] Benjamín de Tudela describe el estado de sus hermanos los judíos desde Colonia a lo largo del Rin: eran ricos, generosos, doctos, caritativos, y vivían en la mayor esperanza del Mesías (Voyage, t. I, pp. 243-245 por Baratier). En setenta años (escribió sobre el 1770 d. C.) se habían recobrado de aquella matanza. <<

[492] Esta carnicería y saqueo sobre los judíos, que se renovaban en cada cruzada, se refieren con frescura. Es verdad que san Bernardo (epist. 363, t. I, p. 329) aconseja a los francos orientales: non sunt persequendi Judæi, non sunt trucidandi. La doctrina contraria había sido predicada por un monje competidor. <<

[493] Véase la descripción contemporánea de Hungría en Otón de Frinsingen, l. II, c. 31 en Muratori, Script. Rerum Italicarum, t. VI, pp. 665, 666. <<

[494] Los antiguos húngaros, sin exceptuar a Turotzio, están mal informados de la primera cruzada, que agolpan en un solo tránsito. Katona, como nosotros mismos, sólo puede citar a los escritores de Francia; pero compara con la ciencia local la geografía antigua y moderna. Ante portam Cyperon es Sopron o Poson; Mellevilla, Zemlin; Fluvius Maroe, Savo, Lintax, Leith; Mesebroch, o Merseburg, Ouar o Moson; Tollenburg, Pragi; (de Regibus Hungarix, t. III, pp. 19-53). <<

[495] Ana Comnena (Alexiada, l. X, p. 287) describe esta ὀστῶν κολωνός como una montaña ὑψηλόν καὶ βάθος καὶ πλάτος ἀξιολογώτατον. En el sitio de Niza, los usaron los francos mismos como materiales de una muralla. <<

[496] Véase el cuadro con las principales referencias a la primera cruzada en las pp. 146 y 147. <<

[497] El autor del Esprit des Croisades ha dudado, y puede haber dejado de creer, de la cruzada y trágica muerte del príncipe sueco, con mil quinientos o quince mil dinamarqueses, el cual fue destruido por el sultán Solimán en Capadocia, pero que aún vive en el poema del Taso (t. IV, pp. 111-115). <<

[498] Los fragmentos de los reinos de Lotharingia, o Lorena, se dividieron en dos ducados, de la Mosela y del Mosa: el primero ha conservado su nombre, el segundo se ha cambiado por el de Brabante (Vales. Notit. Gall, pp. 283-288), <<

[499] Véanse en la Descripción de Francia, por el abate de Longuerue, los artículos de Boulogne, part I, p. 54; Brabant, part II, pp. 47, 48; Bullón, p. 134. A su partida, Godofredo vendió o empeñó Bullón a la Iglesia por mil trescientos marcos. <<

[500] Véase el carácter de la familia de Godofredo en Guillermo de Tiro, l. IX, c. 5-8; su intento previo en Guibertus (p. 485); su enfermedad y voto, en Bernardo Thesaur (c. 78). <<

[501] Ana Comnena supone que Hugo estaba engreído con su nobleza, riquezas y poderío (l. X, p. 288); los dos últimos artículos parecen más equívocos; pero un ἐυγενεία que hace setecientos años era famoso en el palacio de Constantinopla atestigua el señorío antiquísimo de la familia Capetia de Francia. <<

[502] Will. Gemeticenses, l. VII, c. 7, pp. 672, 673, en Camden Normanicis. Empeñó el ducado por una centésima parte del actual rédito anual. Diez mil marcos pueden equivaler a quinientas mil libras, y la Normandía rinde anualmente cincuenta y siete millones al rey (Necker, Administration des Finances, t. I, p. 287). <<

[503] Su carta original a su mujer está inserta en el Spicilegium de Dom. Luc. D’Acheri, t. IV, y citada en el Esprit des Croisades t. I, p. 63. <<

[504]Unius enim, duun, trium seu quatuor oppidorum dominos quis numeret? Quorum tanta fuit copia, ut non vix totidem Trojana obsidio, coegisse putetur (siempre el agudo e interesante Guibertus, p. 486). <<

[505] Es bastante singular que Raimundo de san Giles, segundo personaje en la historia fundamental de las cruzadas, descollase como el primero de los héroes en los escritos de los griegos (Ana Comnen., Alexiada, l. X, XI) y de los árabes (Longueruana, p. 129). <<

[506]Omnes de Burgundia, et Alverni, et Vasconia, et Gothi (de Languedoc), provinciales appellabantur, cæteri vero Francigenæ et hoc in exercitu: inter hostes autem Franci dicebantur. Raimundo de Agiles, p. 144. <<

[507] La ciudad de su nacimiento fue consagrada a san Egidio, cuyo nombre, desde la primera cruzada, fue corrompido por los franceses en san Gilles o san Giles. Está situada en el bajo Languedoc, entre Nimes y el Ródano, y aún se precia de una Iglesia colegiata de la fundación de Raimundo (Mélanges tirés d’une grande bibliotéque, t. XXXVII, p. 54). <<

[508] La madre de Tancredo era Emina, hermana del gran Roberto Guiscardo; su padre, el marqués Odón el Bueno. Es bastante singular que la familia y la patria de tan ilustre persona fuesen desconocidas; pero Muratori conjetura atinadamente que era italiano, y acaso de la alcurnia de los marqueses de Monferrato en Piamonte (Script. t. V, pp. 281, 282). <<

[509] Para satisfacer la pueril vanagloria de la casa de Este, Taso ha insertado en su poema, y en la primera cruzada, un héroe fabuloso, el bravo y amoroso Rinaldo (X, 75; XVII, 66-94). Pudo tomar su nombre de un Rinaldo con el Aquila bianca Estense, que venció, como el portaestandarte de la Iglesia romana, al emperador Federico I (Storia Imperiale di Ricobaldo, en Muratori Script. Ital. t. IX, p. 560; Ariosto, Orlando Furioso, III, 30). Pero: 1. La distancia de sesenta años entre la juventud de los dos Rinaldos anonada su identidad. 2. La Storia Imperiale es una falsificación del conde Boyardo, al fin del siglo XV (Muratori, pp. 281-289). 3. Este Rinaldo y sus proezas no son menos quiméricos que el héroe del Taso (Muratori, Antichita Estense, t. I, p. 350). <<

[510] De las palabras gentilis, gentilhomme, gentleman, se producen dos etimologías: 1. De los bárbaros del siglo V, los soldados, y al fin los conquistadores del Imperio Romano, que se envanecían de su nobleza extranjera; y, 2. Del sentido de los jurisperitos, que consideran gentilis como sinónimo de ingenuus. Selden se inclina por la primera, pero la segunda es igualmente probable. <<

[511]Frameâ scutoque juvenem ornant. Tácito, Germania, c. 15. <<

[512] Los ejercicios atléticos, particularmente el cesto y pancracio, fueron condenados por Licurgo, Filopemen y Galeno, legislador, general y médico, especialmente. Contra su autoridad y razones, el lector puede pesar la apología de Luciano, en el carácter de Solon. Véase West sobre los juegos olímpicos, en su Píndaro, vol. II, pp. 86-96, 245-248. <<

[513] Acerca del curioso objeto de la caballería, servicio de los caballeros, nobleza, armas, alarido de guerra, banderas y torneos, cabe cerciorarse anchamante en Selden (Opera, t. III, part. I; Títulos de honor, part II, c. 1, 3, 5, 8), Ducange (Gloss. t. IV, pp. 398-412, etc.), Dissertations sur Joinville (I, VI, XII, pp. 127-149, pp. 165-222), y De san Palaye (Memoires sur la Chevalerie). <<

[514] Las Familiæ Dalmaticæ de Ducange son escasas e imperfectas; los historiadores nacionales son recientes y fabulosos; los griegos, remotos y volanderos. En el año 1104, Carlomán redujo el país marítimo hasta Trau y Salona (Katona, Hist. Crist. t. III, pp. 195-207). <<

[515] Escodras aparece en Livio como la capital y fortaleza de Jencio, rey de los ilirios, arx munitisima, después colonia romana (Celario, t. I, pp. 393, 394). Ahora se llama Iscodar, o Scútari (D’Anville, Géographie Ancienne, t. I, p. 164). El sanjiah (ahora bajá) de Scútari, o Schendeire, era el octavo bajo el Beglerbeg de Romanía, y daba seiscientos soldados sobre un rédito de setenta y ocho mil setecientos ochenta y siete rixdalers (Marsigli, Státo Militare dell’lmperio Ottomano, p. 128). <<

[516]In Pelagonia castrum hœreticum… spoliatum cum suis habitatoribns igne combussere. Nec id eis injuria contigit: quia illorum detestabilis sermo et cancer serpebat, jamque circumiacentes regiones suo pravo dogmate fæderaverat (Robertus Monachus, pp. 36, 37). Después de referir con serenidad el hecho, el arzobispo Baldrico añade, en clase de alabanza: Omnes siquidem illi viatores, Judeos, hæreticos, sarracenos æqualiter habent exosos; quos omnes appellant inimicos Dei (p. 92). <<

[517] ’Aναλαβόμενος ἀπὸ ‘Pώμης τήν χρυσῆν τοῦ ‘Aγίου Πέτρου σημαίαν (Alexiada, l. X, p. 288). <<

[518] ‘O Bασιλεὺς τῶν βασιλέων, καὶ ἂρχηγος τοῦ Φραγγίκου στρατεύματος ἄπαντος (Alexiada, l. X, p. 288). Esta pompa oriental es extravagante en un conde de Vermandois; pero el patriota Ducange repite con mucha complacencia (Not. ad Alexiada, pp. 352, 353. Dissert. XXVII, sur Joinville, p. 315) los pasos de Mateo de París (1254 d. C.) y Froissard (vol. IV, p. 201) que apellidan al rey de Francia rex regum, y chef de tous les rois Chrétiens. <<

[519] Ana Comnena nació el 1 de diciembre de 1083 d. C., indicción VII (Alexiada, l. VI, pp. 166, 167). A los trece años, época de la primera cruzada, era casadera, y acaso estaba casada con el más joven Nicéforo Brienio, a quien tiernamente llama τὸν ἐμὸν Kαίσαρα (l. X, pp. 295, 296). Algunos modernos han imaginado que su enemistad con Boemundo procedió de un amor burlado. En las transacciones de Constantinopla y Niza, sus relaciones parciales (Alexiada, l. X, XI, pp. 283-317) pueden oponerse a la parcialidad de los latinos, pero en sus hazañas subsiguientes es breve e ignorante. <<

[520] En su examen de la conducta de Alejo, Maimburg ha favorecido a los francos católicos, y Voltaire ha sido parcial a los griegos cismáticos. La preocupación de un filósofo es menos disculpable que la de un jesuita. <<

[521] Entre el Mar Negro, el Bósforo y el río Barbises, que es profundo en verano y corre quince millas por una pradera llana. Su comunicación con Europa y Constantinopla es por el puente de piedra del Blachernœ, que en los siglos sucesivos fue restablecido por Justiniano y Basilio (Gyllius de Bosphoro Thracio, l. II, c. 3; Ducange, C. P. Christiana, l. IV, c. 12, p. 179). <<

[522] Había dos especies de adopción: la una por las armas, la otra introduciendo al hijo entre la camisa y la piel de su padre. Ducange (sur Joinville, Diss. XXII, p. 270) supone que la adopción de Godofredo fue de la última especie. <<

[523] Después de su vuelta, Roberto de Flandes llegó a ser el hombre del rey de Inglaterra, por una pensión de cuatrocientos marcos. Véase el primer acto en Fædera, de Rymer. <<

[524]Sensit vetus regnandi, falsos in amore, odia non fingere. Tacit. VI. 44. <<

[525] Los orgullosos historiadores de las cruzadas resbalan y dan traspiés sobre este torpe paso. Sin embargo, ya que los héroes se arrodillaron para saludar al emperador, cuando estaba sentado inmóvil en su trono, claro está que deben haber besado sus pies o rodillas. Solamente es singular que Ana no hubiese suplido ampliamente el silencio, o ambigüedad, de los latinos. El abatimiento de sus príncipes hubiera añadido tan hermoso capítulo al Ceremoniale Aulæ Byzantinæ. <<

[526] Se llamó a si mismo Φραγγὸς κάθαρος τῶν εὐγένων (Alexiada, l. X, p. 301). ¡Qué título de nobleza del siglo XI, si alguno pudiese ahora probar su herencia! Ana refiere, con visible placer, que el engreído bárbaro, Λατινòς τετυϕωμένoς, fue muerto, o herido después de combatir al frente en la batalla de Dorileo (l. XI, p. 317). Esta circunstancia puede sincerar la sospecha de Ducange (Not, p. 362), que no fue otro que Roberto de París, del distrito más peculiarmente llamado el Ducado o Isla de Francia (L’Isle de France). <<

[527] Con la misma penetración, Ducange descubre que su iglesia es la de san Drauso, o Drosin, de Soissons, quem duello dimicaturi solent invocare: pugiles qui ad memoriam ejus (su tumba) pernoctant invictos reddit, ut et de Burgundia et Italia tali necessitate confugiatur ad cum. Joan. Sariberiensis, epist. 459. <<

[528] Hay alguna diversidad acerca del número de su ejército; pero ninguna autoridad puede compararse con la de Ptolomeo, que lo deslinda en cinco mil caballos y treinta mil infantes (véanse los Anales de Unlier, p. 152). <<

[529] Falcher, Carnotensis, p. 387, enumera diecinueve naciones de diferentes nombres e idiomas (p. 389); pero no puedo comprender claramente su diferencia entre los francos y galos, ítalos y apulios. En otra parte (p. 386) infama con desdén a los desertores. <<

[530] Guibertus, p. 556. Con toda su gentil oposición implica una multitud inmensa. Por Urbano II, en el fervor de su celo, queda fijada solamente en trescientos mil peregrinos (epist. XVI, Concil. t. XII, p. 731). <<

[531]Alexiada, l. X, pp. 283, 305. Su melindrosa delicadeza se queja de sus nombres extraños e inarticulables, y en verdad apenas hay uno que no haya intentado desfigurar con la orgullosa ignorancia, tan grata y familiar a un pueblo culto. Escogeré solamente un ejemplo, Sangeles, por el conde de san Giles. <<

[532] Guillermo de Malmesbury (que escribió sobre el año 1130) ha insertado en su historia (l. IV, pp. 130-154) una narración de la primera cruzada; pero quisiera que, en vez de escuchar el tenue murmullo que había pasado el océano británico (p. 143), se hubiese ceñido al número, familias y aventuras de sus paisanos. Hallo en Dugdale que un normando inglés, Esteban, conde de Albemarle y Holdernesse, capitaneaba la retaguardia con el duque Roberto en la batalla de Antioquía (Baronage, part. I, p. 61). <<

[533]Videres Scotorum apud se ferociam alias imbellium cuneos (Guibertus, p. 471): et crus infectum, hispida chlamys, puede convenir a los montañeses; pero el finibus caliginosis puede aplicarse mejor a los pantanos irlandeses. Guillermo de Malmesbury menciona expresamente a los Weish y escoceses, etc. (l. IV, p. 133), quienes dejaron, los primeros venationcin saltuum, los segundos familiaritatem pulicum. <<

[534] Esta hambre caníbal, a veces real, más frecuentemente artificio o mentira, puede hallarse en Ana Comnena (Alexiada, l. X, p. 288), Guibertus (p. 546), Radulphus Cadonensis (c. 97). La estratagema se refiere por el autor del Gesta francorum, el monje Roberto Baldricus, y Raimundus de Agiles, en el sitio y hambre de Antioquía. <<

[535] Su apellido musulmán de Solimán es usado por los latinos, y su carácter, realzado hasta lo sumo por Taso. Su nombre turco de Kilidje-Arslan (A. H. 485-500, 1192-1206 d. C. Véanse las Tables De Guignes, t. I, p. 245) se usa entre los orientales, y con alguna corrupción por los griegos; pero poco más que su nombre puede hallarse en los escritores mahometanos, que son escasos y enjutos sobre el objeto de la primera cruzada (De Guignes, t. III, p. II, pp. 10-30). <<

[536] Sobre las fortificaciones, máquinas y sitios de la Edad Media, véase Muratori (Antiquitat. Italiæ, t. II. dissert. XXVI, pp. 452-524). El belfredus, de donde se deriva nuestro belfrey, era la torre movible de los antiguos (Ducange, t. I, p. 608). <<

[537] No puedo dejar de advertir la semejanza entre el sitio y lago de Niza, con las operaciones de Hernán Cortés delante de México. Véase el doctor Robertson, Hist. de América, l. V. <<

[538]Mécréant, palabra inventada por los cruzados franceses, y limitada en aquel lenguaje a su sentido primitivo. Parecería que el celo de nuestros antepasados se enardecía, y que infamaban a todo incrédulo como un belitre. Semejante preocupación todavía obra en los ánimos de muchos que se creen cristianos. <<

[539] Baronío ha dado a luz una carta muy dudosa a su hermano Roger (1098 d. C., núm. 15). Los enemigos se componían de medas, persas, caldeos: enhorabuena. El primer ataque fue cum nostro incommodo; verdadero y tierno. Pero ¿por qué Godofredo de Bullón y Hugo hermanos? Llaman a Tancredo filius ¿de quién?; ciertamente no de Roger, ni de Bohemundo. <<

[540]Varantamen dicunt se esse de francoram generatiene; et quia nullus homo naturaliter debet esse miles nisi Franci et Turci (Gesta francorum, p. 7). La misma comunidad de sangre y valor atestigua el arzobispo Baldrico (p. 99). <<

[541]Balista, Balesta, Arbalestre. Véanse Muratori, Antiq. t. II, pp. 517-524. Ducange, Glos., t. I, pp. 531, 532. En tiempo de Ana Comnena, esta arma, que describe bajo el nombre de tzangra, era desconocida en el Oriente (l. X, p. 291). Por una inconsistencia humana, el papa se afanó en prohibirla en las guerras cristianas. <<

[542] El curioso lector puede cotejar la literatura clásica de Celario y la ciencia geográfica de D’Anville. Guillermo de Tiro es el único historiador de las cruzadas que tiene algún conocimiento de la Antigüedad; y M. Otter fue siguiendo las huellas de los francos desde Constantinopla hasta Antioquía (Viaje a Turquía y Persia, t. I, pp. 35-88). <<

[543] Esta conquista separada de Edesa se halla más bien referida en Fulcherius Carnotensis, o de Chartres (en las colecciones de Bongarsio, Duchesne y Martenne), el valiente capellán del conde Balduino (Esprit des Croisades, t. I, pp. 13, 14). En las contiendas de aquel príncipe con Tancredo, su parcialidad queda contrarrestada con la parcialidad de Radulfo cadomense, soldado e historiador del obsequioso marqués. <<

[544] Véase De Guignes, Hist des Huns, t. I, p. 456. <<

[545] En cuanto a Antioquía, véanse Pocock (Descripeícin del Oriente, vol. II, p. I, pp. 188, 189), Otter (Voyage en Turquie, etc., t. I, p. 81, etc.), el geógrafo turco (en las notas de Otter), el Index geographicus de Schultens (ad calcem Bohadin. Vit. Saladino) y Abulfeda (Tabida Syriæ, pp. 115, 116 vers. Reiske). <<

[546]Ensem elevat, etunque a sinistra parte scapularum, tanta virtute intorsit, ut quod pectús mediúm disjutixit spinam et vitalia interrumpit et sic lubricus ensis supercrus dextrum integer exivit: sicque caput integrum cum, dextra parte corporis immersit gurgite, partemque quæ, equo præsidebat remisit civitate (Robertus Monachus, p. 50). Cujus ense trajectus, Turcus duo factu; est Turci: ut inferior alter in urbem equitatet. alter arcitenens in flumine nataret (Radulphus Cadomensis, c. 53, p. 304). Sin embargo va sincerando la hazaña con las stupendis viribus de Godofredo; y Guillermo de Tiro la encubre con obstupuit populus tacti novitate… mirabilis (l. V, c. 6, p. 701). Con todo, no debe haber parecido increíble a los caballeros de aquel tiempo. <<

[547] Véanse las hazañas de Roberto, Raimundo y el modesto Tancredo, que impuso silencio a su escudero (Radulphus Cadomensis, c. 53). <<

[548] Después de mencionar la desgracia y humilde petición de los francos, Abulfaragio añade la altiva respuesta de Cobduka, o Kerboga: Non evasuri estis nisi per gladium (Dynast, p. 242). <<

[549] En describir la hueste de Kerboga, la mayor parte de los historiadores latinos, el autor de los Gesta (p. 17), Robertus Monachus (p. 16), Baldricus (p. 111), Fulcherius Carnotensis (p. 392), Guibertus (p. 512), Guillermo de Tiro (l. VI, c. 3, p. 714), Bernardo Thesaurario (c. 39, p. 695), se contentan con las vagas expresiones de infinita multitudo, inmensum agmen, innumeraæ copiæ o gentes, que corresponden con el μετὰ ἀναριθμήτων χιλιάδων de Ana Comnena (Alexiada, l. XI, pp. 318-320). El número de los turcos asciende, según Albertus Aquensis, a doscientos mil (l. IV, c. 10, p. 242), y según Radulphus Cadomensis, a cuatrocientos mil caballos (c. 72, p. 309). <<

[550] Véase la trágica y escandalosa suerte de un arcediano de nacimiento real, el cual fue muerto por los turcos mientras descansaba en una huerta, jugando a los dados con una concubina siria. <<

[551] El valor de un buey subió desde cinco solidi (quince chelines) en Navidad hasta dos marcos (cuatro libras), y después mucho más alto; un cabrito o cordero, desde un chelín hasta dieciocho de nuestra moneda presente; en la segunda hambre, un pedazo de pan, o la cabeza de un animal, se vendió por una pieza de oro. Podrían darse más ejemplos; pero son los precios ordinarios, no los extraordinarios, los que merecen la atención del filósofo. <<

[552]Alii multi, quorum nomina non tenemus; quia deleta de libro vitæ, præsenti operi non sunt inserenda (Willermus Tyrensis l. VI, c. 5, p. 715). Guibertus (pp. 518, 523) trata de disculpar a Hugo el Grande, y aun a Esteban de Chartres. <<

[553] Véanse los progresos de la cruzada, la retirada de Alejo, la victoria de Antioquía y la conquista de Jerusalén en la Alexiada, l. XI, pp. 317-327. Ana estaba tan inclinada a exagerar, que ensalza las hazañas de los latinos. <<

[554] El mahometano Abulmahasen (apud De Guignes, t. II, p. II, p. 95) es más esmerado en su relación de la Sagrada Lanza que los cristianos, Ana Comnena y Abulfaragio: la princesa griega la confunde con el clavo de la cruz (l. XI, p. 326); el primado jacobita, con el báculo de san Pedro (p. 242). <<

[555] Los dos antagonistas que expresan el conocimiento más íntimo y la convicción más intensa del milagro, y del fraude, son Raimundus de Agiles y Radulphus Cadomensis, el uno adicto al conde de Tolosa, el otro, al príncipe normando. Fulcherius Carnotensis llega a decir: Audite friudem et non firaudem!, y después: Invenit lanceam, fallacite occultatam forsitan. Los demás del hato son ruidosos y fuertes. <<

[556] Véanse De Guignes (t. II, p. II, p. 223, etc.) y los artículos de Barkiarok, Mohammed, Sangiar, en D’Herbelot. <<

[557] El emir o sultán Aphal, recobró Jerusalén y Tiro, A. H. 489 (Renaudot, Hist. Patriareh. Alexandrin, p. 478; De Guignes, t. I, p. 249; de Abulfeda y Ben Shonna). Jerusalem ante adventum vestrum recuperavimus, turcos ejecimus, dicen los embajadores fatimitas. <<

[558] Véanse las transacciones entre el califa de Egipto y los cruzados en Guillermo de Tiro (l. IV, c. 24; l. VI, c. 19) y Albertus Aquensis (l. III, c. 59), que se hacen cargo de su importancia más que los escritores contemporáneos. <<

[559] La mayor parte de la marcha de los francos está delineada con esmero en el Viaje de Maundrell desde Alepo hasta Jerusalén (pp. 17-67): un des meilleurs morceaux, saus contredit, qu’on ait dans ce genre (D’Anville, Mémoire sur Jerusalén, p. 27). <<

[560] Véase la descripción magistral de Tácito (Hist. v, 11, 12, 13), quien supone que los legisladores judíos tenían dispuesto un estado perpetuo de hostilidad contra el resto del género humano. <<

[561] El travieso y quisquilloso Voltaire queda contrarrestado con juicio y erudición por el autor francés del Esprit des Croisades (t. IV, pp. 386-388), quien advierte que, según los árabes, los habitantes de Jerusalén deben haber excedido de doscientos mil; que en el sitio de Tito, José reúne un millón trescientos mil judíos; que Tácito mismo los asciende a seiscientos mil; y que el mayor desfalco, que su accepimus puede sincerar aún los dejará más abultados que el ejército romano. <<

[562] Maundrell, que transitó advertidamente por las murallas, halló un circuito de cuatro mil seiscientos treinta pasos, o cuatro mil ciento sesenta y siete varas inglesas (pp. 109, 110); de un plan auténtico, D’Anville deduce una medida casi idéntica de mil novecientas sesenta toesas francesas (pp. 23-29), en su reducido y precioso tratado. En cuanto a la topografía de Jerusalén, véase Reland (Palestina, t. II, pp. 852-860). <<

[563] Jerusalén fue abastecida solamente del torrente Kedron, seco en el verano, y del escaso manantial o arroyuelo de Siloe (Reland, t. I, pp. 294. 300). Tanto los extranjeros como los naturales se quejaban de la falta de agua, que en tiempo de guerra se agravaba de intento. Dentro de la ciudad, Tácito menciona una fuente perenne, un acueducto y cisternas para el agua de lluvia. El acueducto venía del riachuelo Tekoe o Etham, que también se menciona en Bohrdin (en Vit. Saladino, p. 238). <<

[564]Gierusalemme liberata, canto XIII. Es bastante divertido observar cómo Taso ha copiado y hermoseado los pormenores más menudos del sitio. <<

[565] Además de los latinos, que no se avergüenzan de la carnicería, véanse Elmacín (Hist. Saracen, p. 363), Abulfaragio (Dynast., p. 243) y De Guignes (t. II, p. II, p. 99 de Abulmahasen). <<

[566] La antigua torre Psephina; Neblosa en la Edad Media, se llamó Castellum Pisanum del patriarca Daimbert. Es todavía la ciudadela, la residencia del agá turco, y tiene vista del mar Muerto, de Judea y de Arabia (D’Anville, pp. 19-23). También se llamó la torre de David, πυργòς παμμεγεθέστατoς. <<

[567] Hume, en su Historia de Inglaterra, vol. I, pp. 311, 312, edición en octavo. <<

[568] Voltaire, en su Essai sur l’histoire générale, t. II, c. 54, pp. 345, 346. <<

[569] Los ingleses atribuyen a Roberto de Normandía, y los provenzales a Raimundo de Tolosa, la gloria de rehusar la corona; pero la justiciera voz de la tradición ha conservado la memoria de la ambición y la venganza (Villehardouin, núm. 136) del conde de san Giles. Murió en el sitio de Trípoli, que fue poseída por sus descendientes. <<

[570] Véase la elección, la batalla de Ascalón, etc., en Guillermo de Tiro, l. IX, c. 1-12, y en la conclusión de los historiadores latinos de la primera cruzada. <<

[571] Renaudot, Hist. Patriarch. Alex, p. 479. <<

[572] Véanse las pretensiones del patriarca Daimberto en Guillermo de Tiro (l. IX, c. 15-18; l. X, c. 4, 7, 9), que asegura con maravillosa veracidad la independencia de los conquistadores y reyes de Jerusalén. <<

[573] Guillermo de Tiro, l. X, 19. La historia hierosolimitana de Jacobo Vitriaco (l. I, c. 21-50) y la secreta Fidelium Crucis de Marino Sanuto (l. III, p. 1) describen el estado y conquistas del reino latino de Jerusalén. <<

[574] Una reseña personal, no incluyendo las tribus de Leví y Benjamín, dio a David un ejército de un millón trescientos mil, o un millón quinientos setenta y cuatro mil combatientes; que, con la adición de mujeres, niños y esclavos, pueden componer una población de trece millones, en un país de sesenta leguas de largo y treinta de ancho. El pundonoroso y racional Le Clerc (Comment. sobre Samuel II XXIV, y primeras crónicas, XXI) æstuat augusto, in limite, y murmura su sospecha de un falso trasunto; ¡tremenda travesura! <<

[575] Estos sitios se refieren, cada uno en su respectivo lugar, en la grande historia de Guillermo de Tiro, desde el libro IX hasta el XVIII, y más brevemente dicho por Bernardus Thesaurarius (de Acquisitione Terræ Sanctæ, c. 89-98, pp. 732-740). Algunos hechos caseros se engrandecen más o menos en las crónicas de Pisa, Génova y Venecia, en los tomos VI, IX y XII de Muratori. <<

[576]Quidam populus de insulis occidentis egressus, et maxime de ea parte quæ Norvegia dicitur. Guillermo de Tiro (l. XI, c. 14, p. 804) va delineando su rumbo per Britannicum mare el Calpem al sitio de Sidón. <<

[577] Benelathir, apud De Guignes, Hist. des Huns, t. II. part II. pp. 150, 151, 1127 d. C. Debe hablar del país interior. <<

[578] Sanuto se explaya ahincadamente sobre los quebrantos de la sucesión femenina, en una tierra hostibus circunidata, ubi cuncta virilia et virtuosa esse deberent. Sin embargo, a la cita de llamamiento, y con la aprobación de su señor feudal, una señorita noble tuvo que escoger un marido y campeón (Assises de Jerusalén, c. 242, etc.). Véanse en De Guignes (t. I, pp. 441-471) las esmeradas y utilísimas tablas de estas dinastías que se han sacado principalmente de los Lignages d’Outremer. <<

[579] Se llamaban por irrisión Poullains, Pullani, y su nombre nunca se pronuncia sin menosprecio (Ducange, Gloss. t. V, p. 535; y Observations sur Joinville, pp. 84, 85; Jacobo Vitriaco, Hist. Hierosol. l. I, c. 67, 72; y Sanuto, l. III, p. VIII, c. 2, p. 182). Illustrium virorum, qui ad Terræ Sanctæ… liberationem in ipsa manserunt, degeneres filii… in deliciis enutriti, molles et effœminati, etc. <<

[580] Este pormenor auténtico está extractado de las Assises de Jerusalén (c. 324, 326-331). Sanuto (l. III, p. VIII, c. 1, p. 174) cuenta sólo quinientos dieciocho caballeros, y cinco mil setecientos setenta y cinco dependientes. <<

[581] La suma total, y la división, aseguran el servicio de las tres grandes baronías en cien caballeros cada una; y el texto de las Assises, que extiende el número hasta quinientos, sólo puede abonarse con esta suposición. <<

[582] Sin embargo, en grandísimos conflictos (dice Sanuto) los barones trajeron auxilios voluntarios; descentem comitivam militum juxta statum suum. <<

[583] Guillermo de Tiro (l. XVIII, c. 3, 4, 5) refiere el soez origen, y temprana desfachatez, de los Hospitalarios, que pronto desampararon a su humilde patrono, san Juan el Pobre, por la categoría más augusta de san Juan el Bautista (véanse los ineficaces esfuerzos de Pagi, crítica, 1099 d. C., núm. 14-18). Tomaron la profesión de las armas sobre el año 1120; el hospital era mater; el templo, filia; el orden teutónico fue fundado 1190 d. C., en el sitio de Acre (Mosheim, Institut, pp. 389, 390). <<

[584] Véase san Bernardo de Laude Novæ Militiæ Templi, compuesto 1132-1136 d. C., en Opp. t. I, p. II. 547-563, edit. Mabillon, Venet. 1750. Semejante encomio, que se refiere a los extinguidos templarios, hubiera sido muy estimado por los historiadores de Malta. <<

[585] Mateo de París, Hist. Major, p. 544. Señala a los hospitalarios diecinueve mil, a los templarios nueve mil maneria, palabra de mucha mayor entidad (como rectamente ha observado Ducange) en el idioma inglés que en el francés. Manor es un señorío o feudo; manoir, una vivienda. <<

[586] En los tres primeros libros de la Histoire des Chevaliers de Malte, par l’Abbé de Vertot, el lector puede divertirse con una hermosa, y a veces lisonjera, pintura de la orden, mientras estuvo empleada en la defensa de Palestina. Los libros siguientes acompañan sus emigraciones a Rodas y Malta. <<

[587] Las Assises de Jerusalén, en antigua ley francesa, se imprimieron con las Coutumes de Beauvoisin de Beaumanoir (Bourges y París, 1690, en folio), e ilustradas por Gaspar Thaumas de la Thaumasiére, con un comento y glosario. En 1535 se había publicado una versión italiana, en Venecia, para uso del reino de Chipre. <<

[588]A la terre perdue, tout fut perdu, es la briosa expresión de la Assise (c. 281). Sin embargo Jerusalén capituló con Saladino; la reina y los principales cristianos se marcharon en paz; y un código tan precioso y portátil no podía excitar la avaricia de los conquistadores. Alguna vez he maliciado la existencia de esta copia original del Santo Sepulcro, que pudiera haberse inventado para santificar y documentar las costumbres tradicionales de los franceses en la Palestina. <<

[589] Un noble legislador, Raoul de Tabarie, negó a la instancia del rey Amaur (1195-1205 d. C.) el querer confiar su conocimiento a la escritura y declaró francamente que de ce qu’il savait ne ferait-il ja nul borjois son pareill, ne null sage homme lettre (c. 281). <<

[590] El recopilador de aquella obra, Jean d’Ibelin, era conde de Jaffa y Ascalón, señor de Baruth (Beritus) y Rames, y murió en 1266 d. C. (Sanuto, l. III, p. II, c. 5, 8). La familia de Ibelin, que descendía de una hermana menor de un conde de Chartres en Francia, floreció mucho tiempo en Palestina y Chipre (véanse los Lignages de decá Mer, o d’Outremer, c. 6, al fin de las Assises de Jerusalén, libro original que recuerda las genealogías del aventurero francés). <<

[591] Por dieciséis comisionados escogidos en los Estados de la isla: la obra se acabó el 3 de noviembre de 1369, fue sellada con cuatro sellos, y depositada en la catedral de Nicosia (véase el prefacio de las Assises). <<

[592] El cauto Juan d’Ibelin arguye, más bien que afirma, que Trípoli es la cuarta baronía, y expresa alguna duda relativa al derecho o la pretensión del condestable y mariscal (c. 323). <<

[593]Entre seignor et homme ne n’aque la foi;… mais tant que l’homme doit a son seignor reverense en toutes choses (c. 206). Tous les hommes du dit royaume sont par la dite Assise tenus les uns as autres… et en celle maniére que le seignor mette mein ou face mettre au cors ou au fié d’aucun d’yaus sans esgard et sans connoissance de court, que tous les otres doivent venir devant le seignor, etc. (212) La forma de las representaciones está concebida con la noble sencillez de la libertad. <<

[594] Véase l’Esprit des Lois, l. XXVIII. En los cuarenta días desde su publicación, ninguna obra ha sido más leída y censurada; y el espíritu de investigación que ha excitado no es la menor de nuestras obligaciones al autor. <<

[595] Para la inteligencia de esta jurisprudencia intrincada y ramplona (c. 80-111), debo mucho a la amistad de un docto señor, que con ojo diligente y perspicaz ha escudriñado la historia filosófica de la ley. Con sus estudios, la posteridad puede lograr suma ventaja: el mérito del orador y del juez sólo puede ser hallado por sus contemporáneos. <<

[596] Louis le Gros, que suele considerarse como el padre de esta institución en Francia, no empezó su reinado hasta nueve años (1108 d. C.) después de Godofredo de Bullón (Assises, c. 2, 324). Sobre su origen y efectos véanse las juiciosas observaciones del doctor Robertson (Historia de Carlos V, vol. I, pp. 30-36, 251-265, edición en 4°). <<

[597] Todo lector versado en los historiadores de las cruzadas entenderá por el peuple des Suriens los orientales cristianos, melchitas, jacobitas o nestorianos, que habían adoptado todos el uso de la lengua arábiga (vol. V, p. 43). <<

[598] Véanse las Assises de Jerusalén (310, 311, 312). Estas leyes fueron decretadas el año 1350, en el reino de Chipre. En el mismo siglo, en el reinado de Eduardo I, entiendo, según una publicación reciente (de su libro de relación), que el precio de un caballo para la guerra no era menos exorbitante en Inglaterra. <<

[599] Refiere Ana Comnena las conquistas de su padre en el Asia Menor, Alexiada, l. XI, pag. 321-325; l. XIV, p. 419. La guerra de Cilicia contra Tancredo y Bohemundo pp. 328-542; la guerra del Epiro con enfadosa difusión, l. XII, XIII, pp. 345-406; la muerte de Bohemundo, l. XIV, p. 419. <<

[600] Sujetáronse sin embargo los reyes de Jerusalén a una dependencia nominal, y en las fechas de sus rótulos (pues queda todavía uno legible en la iglesia de Belén) anteponían acatadamente el nombre del emperador al propio (Ducange, Disertaciones sobre Joinville XXIII, p. 319). <<

[601] Añade Ana Comnena, que para redondear el remedo lo encerraron con un gallo muerto; y viene a pasmarse de cómo pudo el bárbaro aguantar el encierro y la pesadumbre. Ignoran los latinos esta conseja descabellada. <<

[602] En la geografía bizantina ’Aπò Θύλης tiene que significar la Inglaterra, mas nos consta con mayor verosimilitud que nunca nuestro Enrique I se avino al alistamiento de tropas en su reino (Ducange, Not. ad Alexiada, p. 41). <<

[603] La copia del tratado (Alexiada, l. XIII, p. 416) es un original curiosísimo, que requería y podía proporcionar un mapa individual del principado de Antioquía. <<

[604] Véase en la erudita obra de De Guignes (t. II, part. II) la historia de los Seljukios de Ironio, Alepo y Damasco, en cuanto se rastrea por los griegos, latinos y árabes; los últimos ignoran o desatienden los nogocios de Rum. <<

[605] Jenofonte y Estrabón mencionan a Iconio como uno de los altos o parados, con el dictado volandero de Kωμόπολις (Celario, t. II, p. 121). Sin embargo, san Pablo halló allí mismo un gentío (πλῆθος) de judíos y paganos. Descríbese bajo el nombre adulterado de Kunijah como ciudad populosa, a tres leguas del cerro, con río y jardines, y realzada (no sé como) con el túmulo de Platón (Abulfeda tab. XVII, p. 327, vers. de Reiske, y el índice geográfico de Sheiten del Shusaid). <<

[606] Para el suplemento a la primera cruzada, véase Ana Comnena (Alexiada, l. XI, p. 381, etc., y el t. VIII, de Alberto Aquense). <<

[607] Para la segunda cruzada de Conrado III y Luis VII, véanse Guillermo de Tiro (Willermus Tyrensis) (l. XVI, c. 18-29), Otón de Fresingero (l. I, c. 34-45, 59 y 60), Mateo de París (Hist. Mayor, p. 68), Strav (Corpus Hist. Germaniae, pp. 372, 373), Scriptores Rerum Franciscorum Duchesne, t. IV; Nicetas en Vit. Manuel, l. I, c. 4, 5, 6, pp. 41-48; Cinamo, l. II, pp. 41-49. <<

[608] Para la tercera cruzada de Federico Barbarroja, véase Nicetas en Isaac Ángelo l. II, c. 3-8, p. 257-266; Strav (Corpus Hist. Germ, p. 418), y los dos historiadores que probablemente presenciaron los hechos, Tangino (en Scriptor. Freher.) y t. I, pp. 409-416, edit. Strav., y el autor anónimo de expeditione Asiatica Frederic. I (en Canisii Antiq. Lection., t. III, p. II, pp. 498-526, edit. Basnage). <<

[609] Ana, quien redondea estos últimos enjambres en cuarenta mil caballos y cien mil infantes, los apellida normandos, acaudillándolos con dos hermanos de Flandes. Ignorantísimos solían estar los griegos en cuanto a nombres, alcurnias y posesiones de los latinos. <<

[610] Guillermo de Tiro y Mateo de París cuentan hasta setenta mil coraceros en cada hueste. <<

[611] Cinamo menciona el cómputo (ἐννενήκοντα μυρίαδεζ), desaliñado, corroborándolo Odón de Diogilo en Ducange y Cinamo, con la suma deslindada de novecientos mil quinientos cincuenta y seis. ¿Por qué pues la versión y el comentario han de suponer el total más comedido ajuste de noventa mil? Y no exclama Godofredo de Viterbo (Pantheon, p. XIX, en Muratori, t. VII, 462)

Numerum ad poscere quæras,

Millia millena militis agmen erat. <<

[612] Alberto de Stade es quien da este cómputo disparatado, el mío se ha tomado de Godofredo de Viterbo, Arnoldo de Lubeck, apud eundem y Bernard. Thesauc (c. 169, p. 804). Los escritores originales callan. Los mahometanos le dan doscientos mil o doscientos sesenta mil hombres (Bohadin en Vita Saladino, p. 110). <<

[613] Tengo que advertir cómo en las cruzadas segunda y tercera los griegos y orientales apellidan alamanes a los súbditos de Conrado y de Federico. Los lechos y trechos de Cinamo son los polacos y bohemios, reservando para los franceses la denominación antigua de germanos. Nombra también a los Bρίττιοι ο Bριταννο’ι. <<

[614] Niño era Nicetas en la cruzada segunda, pero mandó en la tercera el punto importante de Filipópolis. Cinamo se halla contagiado con el orgullo y las vulgaridades nacionales. <<

[615] Tilda Nicetas la conducta de los filadelfos, el alemán anónimo vitupera también a sus paisanos como carriles (culpâ nostrâ). Agradable fuera la historia, si no adoleciese más que de tamañas contradicciones. El mismo Nicetas nos refiere el desconsuelo religioso y humano de Federico. <<

[616] Xθαμάλη ἔδρα, que Cinamo traduce en con la voz Σέλλιον. Afánase Ducange en sincerar a su rey y su patria de tamaño baldón (sur Joinville, dissertat. XXVII, pp. 317-320). Insistió después en un avistamiento in mari ex æquo, y no ex equo, según la lección risible de algunos manuscritos. <<

[617]Ego Romanorum imperator cum ille Romaniorum (Anonim. Canif, p. 512). El estilo público e histórico de los griegos era Pήξ… princeps. Confiesa sin embargo Cinamo que ’Iμπεράτωρ es sinónimo de Bασιλεύς. <<

[618] En las cartas de Inocencio III (XIII, p. 184) y la historia de Bohadin (pp. 429 y 150) véanse las miras de un papa y de un cadí en esta tolerancia peregrina. <<

[619] Los reyes de Francia, como condes del Lesino, eran vasallos y abogados del monasterio de San Dionisio. El pendón propio del santo que recibían de mano del abad era cuadrado y su color, rojo o encendido. La oriflama descolló en los ejércitos franceses desde el siglo XIII hasta el XVI (Ducange sur Joinville, Dissert. XVIII, pp. 244-258). <<

[620] Las historias francesas originales de la segunda cruzada son el Gesta Ludovici VII, publicado en el tomo IV de la colección de Duchesne. Contiene el mismo volumen las cartas originales del rey, de su ministro Suger, etc., documentos exquisitos de historia auténtica. <<

[621]Terram horroris et sanguinis, terram siccam, sterilem, inamænam. Anonym. Canitri, p. 417. Lenguaje enfático de un paciente. <<

[622]Gens innumera, silvestris indomita, prædones sine ductore. Pudo el sultán lograr complacerse entrañablemente con su derrota. Anonimus Canis, pp. 517, 518. <<

[623] Véase el escritor anónimo en la colección de Canisi, Tagino y Bohadin (Vita Saladino, pp. 119, 120; la conducta ambigua de Kinlise Anlag, sultán de Cogni, quien odiaba y temía tanto a Saladino como a Federico. <<

[624] El afán de parangonar dos prohombres ha inclinado a varios escritores para ahogar a Federico en el río Cidno, donde se bañó tan desatinadamente Alejandro (Quint. Cur. l. III, c. 4 y 5); mas por la marcha del emperador, más bien conceptúo que el Saleph viene a ser propiamente el Calycadnus, corriente de menor nombradía, pero de más largo cauce. <<

[625] Marino Sancito, 1321 d. C., sienta como precepto Quod stolas ecclesiœ per terram nullatenus est ducenda. Desata con el auxilio divino la objeción o excepción más bien de la primera cruzada (Secuta Fidelium Crucis, l. II, pars, c. I, p. 37). <<

[626] La noticia más cabal y auténtica acerca de san Bernardo se halla en sus propios escritos, publicados en edición esmerada por el padre Mabillon y reimpresos en Rusia en 1750, seis tomos en folio. Cuanto la amistad puede recapacitar y añadir la superstición se contiene en las dos vidas por su discípulos en el tomo VI; y cuanto la irritación y la crítica alcanzan a deslindar se hallará en el prólogo del editor Benedictino. <<

[627] Clairvaux, apellidado el valle del Asinth, está emboscado junto a Bar sur l’Aube en Champagne. Se abochornara san Bernardo al presenciar el boato de la Iglesia y del monasterio, y preguntando por la librería le enseñaron una cuba con miles de cántaras de vino, que casi compite con las de Heidelberga (Miscelánea sacada de una gran biblioteca t. XLVI, pp. 15-20). <<

[628] Discípulos del santo (Vita prima, l. III, c. 2, p. 1232. Vit. secum, c. 15, núm. 46, p. 1383) quienes recuerdan un ejemplar portentoso de su religiosidad apática. Juxta lacum etiam Lausanensen totius diei itinere pergens, penitus non attendit aut se videre non vidit. Cum enim vespere facto de eodem loco socii colloquerentur, interrogavit eos ubi lacus ille esset, et mirati sunt universi. Para extrañar o menospreciar aquella particularidad, el lector debería como yo presenciar tan peregrina perspectiva desde las ventanas de su librería. <<

[629] Otón de Fresinga l. I, c. 4; Bernard. Epist. 353. ad francos orientales; Opp. t. I, p 328; Vit. prima, c. 4, t. VI, p. 1235. <<

[630]Mandasti et obedivi… multiplicati sunt super numerum; vacuantur urbes et castella et pene jant non inveniunt quent appreliendant septem mulieres unum virunt; ades ubique viduae viris rentanent viris. Bernard., Epist, p. 247. Hay que estar alerta en no convertir pene en sustantivo. <<

[631]Quis ego sum ut disponant acies, ut egrediar ante facies armatorum, aut quid tam remotum a professione mea, si vires, si peritia etc. Epist. 256, t. I, p. 259. Habla con menosprecio del ermitaño Pedro, vir quidam. Epist. 363. <<

[632]Sic dicunt forsitan isti, unde scimus quod a Domino ferino egressus sit? Quæ sigua tu facis ut credamus tibi? Non est quod ad isla ipse respotideam, parcendum verectiudiæ meæ, responde tu pro me, et pro te ipse, secundum quæ vidisti el audisti, et secitudam quod te inspiraverit Deus. Cotisolat., l. II, c. 1; Opp. t. II, pp. 421-423. <<

[633] Véanse los testimonios en Vita prima, l. IV, c. 5, 6; Opp. t. VI, pp. 1258-1264; l. VI, c. 1-17, pp. 1286-1314. <<

[634] Abulmahasen apud De Guignes, Hist. des Huns, t. II, p. II, p. 99. <<

[635] Véase su artículo en la Biblioteca Oriental de D’Herbelot y De Guignes, t. II, p. 1, pp. 230-261. Era tan sumo su valor que se lo apellidaba el segundo Alejandro, y tan exorbitante el cariño a sus vasallos, que aún estarían haciendo plegarias por el sultán un año después de su muerte; pero Sangiar pudo caer prisionero de los francos, al par que de los usos. Vino a reinar unos cincuenta años (1103-1152 d. C.) y era un patrono dadivoso de la poesía persa. <<

[636] Véase la cronología de los atabekes de Irak y Siria en De Guignes, t. I, p. 254; y los reinados de Zenghi y Nuredin en el mismo escritor (t. II, p. II, pp. 147-224), quien se vale del estilo arábigo de Benelathir, Ben Shonna y Abulfeda; la Biblioteca Oriental en los artículos Bertelarhir y Noureddin, y las dinastías de Abulfaragio, pp. 250-267, vers. de Pocock. <<

[637] Guillermo de Tiro (l. XVI, c. 4, 5, 7) refiere la pérdida de Edesa y la muerte de Zenghi. El trastorno de su nombre en Sanguin aprontó a los latinos la alusión consoladora de su sanguinaria índole, propio de sanguine sanguinolentus. <<

[638]Noradio (dice Guillermo de Tiro, l. X, 33) maximus nominis et fidei Christianae persecutos, princeps tamen justus, vafer, providus, etsecundum gentis suæ traditiones religiosus. A este católico testigo podemos añadir el primado de los jacobitas (Abulfaragio, p. 267); quo non alter erat inter reges vitæ ratione magis laudabili, aut quæ pluribus justitiæ experimentis abundaret. El verdadero loor de los príncipes suelta después de su muerte, y de boca de sus enemigos. <<

[639] Guillermo de Tiro refiere por el embajador (l. XIX, c. 17, 18) las particularidades en el alcázar del Cairo. Halláronse con el tesoro del califa una perla del tamaño de un huevo de paloma, un rubí del peso de diez y siete dracmas egipcios, una esmeralda de palmo y medio de largo con varias vasijas de cristal y de porcelana (Renaudot, p. 556). <<

[640]Mameluc, en plural Mameric, es definado por Pocock (Prolegom. ad Abulpharag, p. 7) y D’Herbelot (p. 545) servum emptititim sen qui pretio numerato in domini possessionem cedit. Ocurren con frecuencia en las guerras de Saladino (Bohadin, p. 236); únicamente los mamelucos Bahartius fueron los introducidos en Egipto por sus descendientes. <<

[641] Jacobo de Viriaco (p. 1146) no cuenta con el rey de Jerusalén más que 374 caballeros francos y musulmanes al par que expresan el número superior de sus enemigos, diferencia que se desvanece coartando u omitiendo los egipcios. <<

[642] Era la Alejandría de los árabes, allá como término medio entre la de los griegos y romanos y la de los turcos (Savary, Cartas sobre el Egipto, t. I, pp. 25 y 26). <<

[643] Sobre esta gran revolución del Egipto, véanse Guillermo de Tiro (l. XIX, 5, 6, 7, 12-31; XX, 5-12), Bohadin (en Vit. Saladino pp. 30-39), Abulfeda (en Excerp. Schultens, pp. 1-12), D’Herbelot (Biblit. Orient Adhel, Faihemat, pero muy desaliñado), Renaudot (Hist. Patriarch. Alexandr., pp. 522-525, 532-537), Vertot (Hist. des Chevaliers de Malthe, t. I, pp. 141-163 en 4°) y De Guignes (t. II, pp. 185-215). <<

[644] Sobre los curdos, véase De Guignes t. I, pp. 416, 417, el índice geográfico de Schuldens y Tavernier, viajes p. I, pp. 308, 309. Descendían los ayubitas de la tribu de los randianos, una de las más esclarecidas, mas estando contagiados con la ciencia de la metempsicosis; los sultanes ortodoxos apuntaban que su descendencia era tan sólo por la línea materna, y que su fundador era un advenedizo que se avecinó entre ellos. <<

[645] Véase el libro IV del Anabasis de Jenofonte. Los sectarios de los carduchios lastimaron más a los diez mil que el hiato fementido del gran rey. <<

[646] Debemos al catedrático Schulten (Lugd. Bat. 1755) en folio, los materiales más cumplidos y auténticos; una vida de Saladino por su amigo y ministro el cadí Bohadin, con extractos muy henchidos de la historia de su pariente el príncipe Abulfeda de Hamah. Podemos añadir el artículo Salahaddin en la Biblioteca Oriental, y cuando sabe ir allá rastreando de las Dinastías de Abulfaragio. <<

[647] Siendo el mismo Abulfeda ayubita, se hace acreedor al elogio de remedar en modestia a su fundador. <<

[648]Historia Hierosol. en et Gesta Dei per francos, p. 1152. Se hallará un ejemplo semejante en Joinville (p. 42, edición del Louvre); pero el religiosísimo san Luis se desentendía de condecorar a infieles con la orden de la caballería cristiana (Ducange, Observaciones, p. 70). <<

[649] En todos estos dictados arábigos, se sobrentiende siempre religioso Nureddin, lumen Exedin, decus, Amadoddin columen: el nombre propio de nuestro héroe era Josef, y se lo apellidaba Salaheddin salus; Al Malichus, Al Nasirus rex defensor; Abu Modasur, pater victoriæ. Shulten, Prólogo. <<

[650] Abulfeda, descendiente de un hermano de Saladino, advierte con varios ejemplos que los fundadores de historias cargaban con la responsabilidad, cediendo el galardón sus colaterales inocentes (Excerp, p. 10). <<

[651] Véanse su vida e índole en Renaudot, pp. 537-548. <<

[652] Celébranse sus virtudes civiles y religiosas en el primer capítulo de Bohadin (pp. 4-30), como testigo ocular y honrado supersticioso. <<

[653] En varias obras y especialmente en el paso de Josef en el castillo del Cairo se han solido equivocar el sultán y el patriarca, con la ignorancia de los naturales y de los viajeros. <<

[654] Anónimo de Canisio, t. III, p. II, p. 504. <<

[655] Bohadin, pp. 129, 130. <<

[656] En cuanto al reinado latino de Jerusalén, véase Guillermo de Tiro, desde el libro IX hasta el XXII. Jacobo de Viriaco, Hist. Hierosolim, l. III y Sanuto, Secreta Fidelium Crucis, l. III, pp. VI, VII, VIII y IX. <<

[657]Templarii ut apes bombabant et Hospitalarii ut venti stridebant el barones se exilio offerebant, et turcopoli (las tropas ligeras cristianas), semetipsi in ignem injicichant (Ispaháni de Expugnationc Kudirtica, p. 18 apud Sultens), muestra de la elocuencia arábiga, algo diversa del estilo de Jenofonte. <<

[658] Afirman los latinos, y los árabes apuntan la traición de Raimundo, pero si en realidad abrazara su religión, sería santo y héroe para los últimos. <<

[659] Renaud Reginaldo o Arnoldo de Châtillon es celebrado por los latinos en su vida y muerte, pero se halla todo más circunstanciado en Bohadin y en Abulfeda, y en Joinville (Hist. de san Luis p. 70), echado a la práctica de Saladino en no dar muerte a quien hubiere probado el pan y la sal. Habíanla sufrido algunos de los compañeros de Arnold, quedando como sacrificados en un valle cercano a la Meca; ubi sacrificio mactantur (Abulfeda p. 32). <<

[660] Vertot, quien describe adecuadamente la pérdida del reino y de la ciudad (Hist. des Chevaliers de Malta, t. I, l. II, pp. 226-278), inserta las cartas originales de un caballero de la orden Templaria. <<

[661] Renaudot, Hist. Patriarch. Alex, p. 545. <<

[662] En la conquista de Jerusalén Bohadin (pp. 67-75) y Abulfeda (pp. 40-43) son nuestros testigos mahometanos. De los cristianos, Bernardo Tesauro (c. 151-167) es el más extenso y auténtico. Véase también Mateo de París (pp. 120-124). <<

[663] Los sitios de Tiro y de Acre se hallan más explayados en Bernardo el Tesorero (de Acquisitione Terræ Sanctæ, c. 167-179), el autor de la Historia Hierosolymitana (pp. 1150-1172. en Bongar.); Abulfeda (pp. 43-50) y Bohadin (pp. 75-179). <<

[664] He seguido una exposición comedida y probable del hecho; en cuanto a Vertot, que se atiene sin reparo a una conseja novelada, el marqués anciano queda expuesto a los flechazos de los sitiados. <<

[665]Normanni et Gotlii et cæteri poputi insularum quæ inter occidentem et septentrionem sitæ sunt, gentes bellicosæ, corporis proceri, inortis intrepidæ, bipennibus armatæ, navibus rotundis, quæ Isnachiæ dicuntur, advectæ. <<

[666] El historiador de Jerusalén (p. 1108) añade las naciones de levante, desde el Tigris hasta la India; y las tribus negras moriscas y jeturias, peleando el Asia y el África contra la Europa. <<

[667] Bohadin, p. 180; matanza que no desmienten ni vituperan los historiadores cristianos. Alacriter juxta complentes (los soldados ingleses), dice Galfredo de Vineravit (lib. IV, c. 4, p. 346), quien puntualiza hasta el número de mil setecientas las víctimas, ascendiendo hasta cinco mil en Roger Roveden (pp. 697, 698). La humanidad o la codicia de Felipe Augusto se avino al rescate de los prisioneros (Jacobo Vitriaco, lib. I, c. 98, p. 1122). <<

[668] Bohadin, p, 14. Cita el precio de Baliano y del príncipe de Sidón y añade: ex illo mundo quasi hominum paucissimi redierunt. Entre los cristianos fallecidos ante san Juan de Acre, hallo los nombres ingleses de Ferrers, conde de Derby (Dugdale, Baronaje, p. I, p. 260), Mowbray (ídem, p. 144). De Mandevil, de Fiennes, san Juan, Scrope, Bigot, Talbot, etc. <<

[669]Magnus hic apud eos, interque reges eorum, tum virtutc, tum majestate emiuens… summus regum arbiter (Bohadin p. 153). No parece que se sabían los nombres de Felipe ni de Ricardo. <<

[670]Rex Atiglix præstremus… rege Gallorum minor ipud eos censehatur, ratione regni super dignitatis; sed tzim divitiis florentior, tum bellica virtute multo erat celebrior (Bohadin, p. 161). Podía un extranjero empaparse en las riquezas, pero los historiadores nacionales le informarán de la opresión ilegal y asoladora con que las había hacinado. <<

[671] Joinville p. 47. Cuides tu que ce soit le roi Richard? <<

[672] Era sin embargo reo, en concepto de los musulmanes, citando la confesión de los asesinos de ser enviados por el rey de Inglaterra (Bohadin, p. 225) y su descargo único es una patraña disparatada y palpable (Hist. de l’Academie des Inscriptions, t. XVI, pp. 155-163), una carta supuesta del príncipe de los asesinos, el jeque o el anciano de la montaña que sinceraba a Ricardo, cargándose a sí mismo el hecho meritorio o criminal. <<

[673] Véase el conflicto y la entereza mística de Saladino en la descripción de Bohadin (pp. 7-9, 235-237), arengando a los defensores de Jerusalén; no ignoraba el enemigo aquellas zozobras (Jacobo de Vitriaco, lib. II, c. 100, p. 1123; Vinisaunf, l. V, c. 50, p. 399). <<

[674] Mas no permaneciendo el sultán, o el príncipe ayubita en Jerusalén, nec Curdi Turcis, nec Turci essent obtemperaturi Curdis (Bohadin, p. 236); y así ladea una porción del cortinaje político. <<

[675] Bohadin (p. 237) y aun Gofredo de Viniram (l. VI, c. 1-8, pp. 403-409) imputan la retirada al mismo Ricardo, y advierte Jacobo de Vitriaco que, con el arrebato de su partido, in alternin virum mutatus est (p. 1123). Sin embargo Joinville, caballero francés, tilda la envidia de Hugo, duque de Borgoña (p. 116), sin dar por supuesto, como Mateo de París, que lo cohechó Saladino. <<

[676] Las expediciones de Ascalona, Jerusalén y Jaffa se hallan referidas en Bohadin (pp. 184-249) y Abulfeda (pp. 51, 52). El autor del Itinerario, o el monje de san Albano, no puede abultar la relación del cadí sobre la proeza de Ricardo (Viniram l. II, c. 14-24, pp. 412-421; Hist. Mayor (pp. 137-143) y sobre el conjunto de la guerra, una concordia pasmosa entre los escritores cristianos y musulmanes, quienes ensalzan mutuamente las prendas de sus respectivos enemigos. <<

[677] Véase el rumbo de las negociaciones y hostilidades en Bohadin (pp. 207-280), siendo el mismo uno de los actores en el tratado. Manifestó Ricardo su intento de volver con nuevo ejército a la conquista de la Tierra Santa, y Saladino contestó a la amenaza con un rasgo caballeroso (Vinisauf, l. VI, c. 28, p. 423). <<

[678] La relación más extensa y original de la guerra sagrada es Galfridi a Vinisauf Itinerarium Regis Agliæ Richardi et aliorum in terram Hierosolymarum, en seis libros publicados en el segundo tomo de Gale Scriptores Hístoriæ Anglicanæ (pp. 247-429). Roger Hoveden y Mateo de París apuntan igualmente materiales apreciables, y el primero va describiendo esmeradamente la disciplina y navegación de la escuadra inglesa. <<

[679] Aun Vertot (t. I, p. 251) admite el concepto disparatado de Saladino como indiferente, a pesar de que estuvo profesando el Alcorán, hasta su postrer aliento. <<

[680] Véase la sucesión de los ayubitas en Abulfaragio (Dynast., p. 277, etc.) y las Tablas de De Guignes, el arte de comprobar fechas y la Biblioteca Oriental. <<

[681] Thomassin (Discipline de l’Eglise. t. III, pp. 311-374) ha tratado coloradamente del origen, abusos y restricciones de aquellos diezmos. Asomó una teoría, mas no se llevó adelante, de que legalmente correspondía al papa el diez por ciento del diezmo que los levitas daban a los sumos sacerdotes (Selden sobre diezmos; véanse sus obras vol. III p. II, p. 1083). <<

[682] Véase Gesta Innocentis III en Muratori, Script. Rer. Ital. (t. III, pp. 486-568). <<

[683] Véase la quinta cruzada y el sitio de Damasco, en Jacobo de Vitrileo (l. III, pp. 1125-1145 en el Gesta Dei de Bengarsio), testigo ocular, Bernardo Tesorero (en Scrip. Muratori, t. VII, pp. 825-846, c. 194-207), contemporáneo, y Sanuto (Secuta Fidel. Crucis, l. III, p. XI, c. 4-9), recopilador esmerado; y de los árabes, Abulfaragio (Dynast., p. 234) y los extractos, al fin, de Joinville (pp. 533, 537, 540, 547, etc.). <<

[684] A cuantos tomaron la cruz contra Manfredo concedió el papa (1255 d. C.) plenissimam peceatorum remissionem. Fideles mirabantur quod tantum eis promittent pro sanguine Christianoriun effundendo quantum pro cruore infidelitini aliquando (Mateo de París, p. 285). Sumo arranque para un siglo XIII. <<

[685] Este concepto sencillo es adecuado para Mosheim (Invit. Hist. Ecclesiast, p. 332) y para la filosofía acendrada de Hume (History of England, t. I, p. 380). <<

[686] Los documentos originales para la cruzada de Federico II se pueden sacar de Ricardo de san Germán (en Muratori, Script. Rer. Ital. t. VII, pp. 1002-1013), y en Mateo de París (pp. 286, 291, 100, 302, 304). Los modernos más atinados son, Fleury (Hist. Eccles. t. XVI), Vertot (Chevalicre de Malt., t. I, l. III), Giannone (Istoria Civile di Napoli, t. II, l. XVI) y Maratori (Annali d’Italia, t. X). <<

[687] El cuitado Muratori ya sabe qué opinar, mas no qué decir, chino qui il capo etc., p. 322. <<

[688] Confundía el clero taimadamente la mezquita o iglesia del templo con el Santo Sepulcro, y su yerro engañoso ha embaucado a Vertot y a Muratori. <<

[689] La irrupción de los carizmios o corasminas se halla referida en Mateo de París (pp. 546, 547), y en Joinville, Nangis y los árabes (pp. 111, 112, 131, 132, 528, 530). <<

[690] Léanse, si cabe, la vida y milagros de San Luis por el confesor de la reina Margarita (pp. 231-523) y Joinville de Louvre. <<

[691] Creía cuanto enseñaba la madre Iglesia (Joinville, pp. 10) pero precavía a Joinville el que disputase con los infieles. L’omme lay (decía en su lenguaje anticuado) quaud il ot medire de la loy Chretienue ne mais que de l’espee, de qui il doit donner parmi le ventre fledens, comme elle peut entrer (p. 12). <<

[692] Poseo dos ediciones de Joinville, la una (París, 1668) apreciabilísima por los reparos de Ducange; la otra (París au Louvre, 1761) muy recomendable por el texto puro y auténtico por el manuscrito recién descubierto. Comprueba el último editor que la historia de san Luis se terminó en 1309 d. C., sin expresar ni extrañar la edad del autor, que debió pasar de noventa años (Prólogo, p. XI, Observaciones de Ducange p. 47). <<

[693] Joinville, p. 32. Extractos arábigos, p. 549. <<

[694] Los últimos editores han realzado a su Joinville con extractos extensos y curiosos de los historiadores arábigos, Dacrizi, Abulfeda etc. Léase igualmente Abulfaragio (Dynast., pp. 322-325), quien lo llama con el nombre adulterado de Redefras. Mateo de París (pp. 683, 684) ha descrito el desvarío competidor de franceses e ingleses, que pelearon y fenecieron en Masura. <<

[695] Savary, en sus amenísimas cartas sobre el Egipto, trae una descripción (t. I, carta XXIII, pp. 274-230) y una relación de la expedición de san Luis (XXV, pp. 306 -360). <<

[696] Se pidió y concedió un millón de bizantinos por el rescate de san Luis, pero la generosidad del sultán lo redujo a ochocientos mil, computados por Joinville en cuatrocientas mil libras francesas de su tiempo, y equivalentes en Mateo de París a cien mil marcos de plata (Ducange Disertacion XX sobre Joinville). <<

[697] Afirma Joinville formalmente el pensamiento de los emires (pp. 77, 78) y no se me hace tan desatinado como a Voltaire (Histoire Generale, t. II, pp. 386, 387). Los mismos mamelucos eran extranjeros, rebeldes e iguales. Habían palpado entre medio, y esperanzaban su conversión, y aquel arranque aislado salió tal vez de algún cristiano en aquella reunión revuelta. <<

[698] Véase la expedición en los Anales de san Luis, por Guillermo de Nangis, pp. 270-287, y los Extractos arábigos, pp. 545-555, y en la edición del Louvre de Joinville. <<

[699] Voltaire, Histoire Generale, t. II, p. 391. <<

[700] La cronología de las dos dinastías de mamelucos, baharitas turcos o tártaros del Kipzak, y de los bogitas, circasianos, se halla en Pocock (Prolegom. ad Abulfaragio, pp. 6-31) y De Guignes (t. I, pp. 264-270); su historia de Abulfeda, Macrisi etc., al principio del siglo XVI, por el mismo De Guignes (t. IV, pp. 110-328, etc.). <<

[701] Savary, Cartas sobre el Egipto, t. II, carta XV, pp. 189-208. Pongo muy en duda la autenticidad de aquella copia, mas es cierto que el sultán Selim ajustó un tratado con los circasianos o mamelucos de Egipto, dejándolos en posesión de armas, riquezas y poderío. Véase un nuevo Compendio de la Historia otomana, compuesto en Egipto y traducido por M. Digoort (t. I, pp. 55-58, París 1781), historia curiosa, auténtica y nacional. <<

[702]Si totum quo, regnum occuparunt regnum respicias, præsertim quod fini propius, reperies illud bellis, pugnis, injurfis ac rapinis refertum (Al Jannabi, apud Pocock, p. 31). El reinado de Mohammed (1311-1345 d. C.) ofrece una excepción venturosa (De Guignes t. IV, pp. 208-210). <<

[703] Quedan ahora reducidos a ocho mil quinientos; el gasto de cada mameluco puede graduarse a cuatrocientos luises, y Egipto yace lloroso bajo la codicia y tropelía de aquellos advenedizos (Viaje de Volney, t. I, pp. 89-187). <<

[704] Véase la historia de Inglaterra por carta, vol. II, pp. 165-175 y sus autores originales Tomas Viles y Baltero Hemingford (l. III, c. 34, 35) en la colección de Gales (t. II, pp. 97, 579-592). Ignoran por igual la religiosidad de la princesa Leonor chupando el veneno de la llaga, y salvando a su marido, con peligro de su propia vida. <<

[705] Sanuto, Secreta Fideflum Crucis, l. III, p. 42, c. 9, y De Guignes, Hist. de los hunos, t. IV, p. 144; de los historiadores árabes. <<

[706] Se está viendo el estado de Acre en todas las crónicas de aquel tiempo, y muy esmeradamente en Juan Villani, l. VII, c. 144, en Muratori, Scriptores Rer. Italicarum, t. XIII, pp. 337, 338. <<

[707] En los siglos sucesivos, desde el IX hasta el XVIII, va Mosheina rasgueando el cisma de los griegos con erudición, despejo e imparcialidad: el filioque (Institution. Hist. Eccles., p. 277), León III, p. 303; Focio, pp. 307, 308. Miguel Cerulario pp. 370, 374, etc. <<

[708] ῞ Aνδρες δυσσεβεῖς καί ἀποτροπαῖοι ἂνδρες ἐκ σκότους ἀνάδύντες, τῆς γάρ ‘Eσπερίου μοίρας ὐπῆρχον γεννήματα (Phot. Epist., p. 47, edit. Montagut.). El patriarca oriental sigue aplicando las figuras de trueno, terremoto, granizo, jabalíes precursores del Antecristo, etc. <<

[709] Queda ventilado el asunto misterioso del procedimiento del Espíritu Santo, en el sentido, o sinsentido, teológico, histórico y controversista por el jesuita Petavio (Dogmata Theologica, t. II, I, VII, pp. 362-349. <<

[710] Colocó ante el sagrario de san Pedro dos broqueles de noventa y cuatro libras y media de plata, donde esculpió el texto de ambos credos (utroque symbolo) pro amore et cautela orthodoxæ fidei (Anast. en Leon III, en Muratori, t. III, part. I, p. 208. Su lenguaje comprueba a las claras, que ni el filioque ni el credo Atanasio se admitieron en Roma por los años de 830. <<

[711] Los enviados de Carlomagno lo estrecharon para declarar que cuantos desecharen el filioque, o por lo menos su doctrina, quedaban condenados. No todos, replicó el papa, son capaces de calar los recónditos misterios, qui potuerit, et non voluerit, salvus esse non potest (Collect. Convil, t. IX, pp. 277-286). El qui potucrit da mucho ensanche para el logro de la salvación. <<

[712] En Francia, tras algunas leyes violentas, ha venido a relajarse la disciplina eclesiástica; pues leche, queso y manteca, y aun huevos, ya perpetua ya anualmente, suelen ser corrientes en cuaresma (Vida privada de los franceses, t. II, pp. 27-38). <<

[713] Los monumentos originales de los cargos de los griegos contra los latinos se hallan depositados en Focio (Epist. Encyclica I, II, pp. 47-61) y en Miguel Cerulario (Canis. Antiq. Lectiones, t. III, p. I, pp. 281-324, edit. Basnage, con la dilatada contestación del cardenal Humberto). <<

[714] El tomo XI de la edición veneciana de los Concilios contiene todas las actas de los sínodos, y la historia de Focio queda compendiada, con cierto baño de preocupación o cordura, por Dupin y Fleury. <<

[715] El sínodo de Constantinopla, celebrado en el año de 863, es el 8° de los concilios generales, y la última reunión de orientales, reconocido por la Iglesia romana; pues desecha los concilios de Constantinopla de los años 867 y 873, que fueron igualmente concurridos y estruendosos; pero fueron favorables a Focio. <<

[716] Véase este anatema en los Concilios, t. XI, pp. 1475-1490. <<

[717] Ana Comnena (Alexiada, l. I, pp. 34-35) está demostrando su encono contra la Iglesia, y aun contra el palacio, por Gregorio VII, los papas y la comunión latina. Siendo todavía más vehemente el estilo de Cinamo y de Nicetas; pero ¡cuán calma es la voz de la historia, cotejada con la de toda contienda! <<

[718] Su historiador anónimo (de Expeditione Asiatica Frederic. I, en Canis. Antiq. Lectiones. t. III, part. II, p. 511, edit. Basuage.) menciona los sermones del patriarca griego, quomodo Gæcis injunxerat, in remissionem peccatorum peregrinos occidere et delere de terra. Advierte (en Scriptores Frecher t. I, p. 403, Struv.), Græci hæreticos nos appellant; clerici et monachi dictis et factis persequuntur. Podemos añadir la manifestación del emperador Balduino, quince años después: Hæc est (gens quæ latinos omnes, non hominum nomine, sed canum dignabatur, quorum sanguinem effundere pene inter merita reputabant (Gesta Innocent. III, c. 92, en Muratori, Script. Rerim Italicarum, t. III, part. I, p. 536). Cabrá alguna exageración, pero en la realidad se efectuaban como parte de la acción y reacción por ambas partes, igualmente enconadas. <<

[719] Véase Ana Comnena (Alexiada, l. VI, pp. 161, 161), y un paso muy reparable en Nicetas (en Manuel l. V, c. 9), quien advierte sobre los venecianos: κατὰ σμήνη καὶ ϕρατρίας τὴν κωνσταντίνου πόλιν τῆς οἰκείας ἠλλάξαντο. <<

[720] Ducange, Familiae Byzantinae, pp. 186, 187. <<

[721] Nicetas, en Manuel l. VII, c. 2. Regnante enim (Manuele) … apud eum tantam Latinus populus repererat gratiam ut neglectis Graeculis suis tanquam viris mollibus et effoeminatis, … solis Latinis grandia committeret negotia … erga eos profusa liberalitate abundabat … ex omni orbe ad eum tanquam ad benefactorem nobiles et ignobiles concurrebant. Guillermo de Tyro, XXII, c. 10. <<

[722] No podían menos de corroborarse los recelos de los griegos, al ver las cartas políticas de Manuel al papa Alejandro III, enemigo de su enemiguísimo Federico I, en las cuales el emperador desentraña su anhelo de hermanar a los griegos y los latinos como una sola grey, bajo un solo mayoral, etc. (Véase Fleury, Hist. Eccles. t. XV, pp. 187. 213. 245). <<

[723] Véanse las relaciones griegas y latinas de Nicetas (en Alex. Comn., c. 10) y Guillermo de Tiro (I. XXII, c. 10, 14, 43); el primero suave y lacónico, el segundo, pelmoso, redundante y trágico. <<

[724] La historia del reinado de Isaac Ángelo se compone, en tres libras, por el senador Nicetas (p. 228-290) y su cargo de logotela, o secretario mayor; y juez del velo o palacio, no podían cohechar la veracidad del historiador. Escribió, es cierto, tras la caída y muerte de su bienhechor. <<

[725] Véase Bohadin, Vita Saladino pp. 129-131, 226. vers. Shelten. El embajador de Isaac estaba igualmente versado en el griego, el francés y el árabe, ejemplar muy peregrino para la época. Recibíanse sus embajadas con distinción, y se despedían sin resultado, y se referían con escándalo por el Occidente. <<

[726] Ducange, Familiæ Dalmaticæ, pp. 318, 329 y 320. La correspondencia original del rey búlgaro con el pontífice romano se halla rotulada en el Gesta Innocent. III, c. 66-82, pp. 513-525. <<

[727] Reconoce el papa su linaje, a nobili urbis Romæ prosapia genitores tui originem traxerunt. Esta tradición, y la semejanza extremada del idioma latino con el de Walaquia, se hallan explicadas en D’Anville (États de l’Europe pp. 258-262). Las colonias italianas en la Dacia de Trajano quedaron arrolladas en la oleada de las emigraciones, desde el Danubio al Volga, y arrebatadas hacia atrás por nuevas oleadas del Volga para el Danubio, ¡tan probable como extrañísimo! <<

[728] Esta parábola concuerda colmadamente con el estilo sublime de los bravíos; mas quisiera que los valacos no introdujeran el nombre clásico de los misios, los experimentos magnéticos o del imán, ni el paso del antiguo poeta cómico (Nicetas en Alex. Comneno, l. I, pp. 299, 300). <<

[729] Los latinos recargan la ingratitud de Alexio, suponiendo que se lo había rescatado del cautiverio turco por su hermano Isaac. Sin duda se repasó la historia afectuosa en Venecia y en Zara; mas no acierto a desentrañar los fundamentos de los historiadores griegos. <<

[730] Véase el reinado de Alexio Ángelo, o Comneno, en Nicetas por sus tres libros, pp. 291-352. <<

[731] Véanse Fleury, Hist. Ecles. t. XVI, p. 26, etc., y Villeharduin, núm. 1, con las observaciones de Ducange, a quien siempre llevo ánimo de citar con el texto original. <<

[732] La vida contemporánea del papa Inocencio III publicada por Balucio y Muratori (Scriptores Rerum Italicarum, t. III, part. I, pp. 486-568) se hace apreciabilísima por los documentos originales e importantes que atesora con el texto. La bula de cruzada se hallará c. 84 y 85. <<

[733]Por-ce que cil pardon, fut issi gran, si s’en esmeurent mult licuers des genz, et mult s’en croisierent, porce que li pardons ere su gran. Villeharduin, núm. 1. Pueden nuestros filósofos acicalar allá los móviles de los cruzados, pero tales eran los arranques del caballero francés. <<

[734] El número de los feudos (entre los cuales hasta cuatro mil ochocientos debían pleito homenaje) se empadronaron en la iglesia de San Esteban en Troyes, acreditados en 1213 d. C. por el mariscal y botillero de Champagne (Ducange, Observat., p. 254). <<

[735]Campania … militiae privilegio singularius excellit … in tyrociniis … prolusione armorum, etc. Ducange, p. 249, de la antigua Crónica de Jerusalén, 1177-1199 d. C. <<

[736] Tomose el nombre de Villeharduin de una aldea y castillo en el obispado de Troyes, junto al río Aube, entre Bar y Arcis. Era el linaje antiguo e hidalgo; la línea primogénita de nuestro escritor subsistía después de 1400. Era menor o segunda, no granjeándose un principado en la Acaya, y entroncó allá con la casa de Saboya (Ducange, pp. 235-245). <<

[737] Obtuvieron aquel cargo el padre y los descendientes; pero Ducange no ha logrado desentrañarlo con su acostumbrada perspicacia. Hallo que el año de 1358 estaba en la familia de Conflens, pero, como provincial, quedó eclipsada con los mariscales nacionales de Francia. <<

[738] Esta habla de la cual traeré algunas muestras va explicada en Vigere y Ducange por una traducción y un glosario. El presidente des Brosses (Mechanisme des Langues, t. II, p. 83) lo trae como ejemplo de un idioma que ha cesado en Francia, y sólo se entiende con las gramáticas. <<

[739] Su siglo y su propia expresión, moi qui cet oeuvre dicta (núm. 62, etc.), puede sincerar la sospecha (más probablemente que la de Wood en Homero) de que no sabía leer ni escribir. Mas puede blasonar la Champaña de los dos primeros historiadores, insignes autores de la prosa francesa, Villeharduin y Joinville. <<

[740] La cruzada y reinados de los condes de Flandes, Ballvino y su hermano Enrique, son el asunto de una historia particular por el jesuita Doutremens (Constantinopolis Bélgica, Turnaci, 1638, en 4°), la que tan sólo he visto con los ojos de Ducange. <<

[741]Historia etc. t. VI, pp. 116-123. <<

[742] La fundación e independencia de Venecia se desentrañan en Pagi (Crítica, t. III, 810 d. C., núm 4, etc.) y Beretti (Disertation. Cherograp. Italiæ medii Æví, en Muratori, t. X. Scriptores Rerum Italicarum, p. 153). Ambos críticos tienen sus asomos, el francés opuesto, y el italiano favorable a la república. <<

[743] Al esforzar el hijo de Carlomagno sus derechos a la soberanía, la contestaron los leales venecianos ὂτι ἠμεῖς δουλοὶ θέλομεν εἴναι τοῦ ‘Pωμαίων βασιλέως (Constantino Porfirogénito, de Administr Imperii, part, II, c. 28, p. 85); y la relación del IX da por sentado el hecho del siglo X, corroborado por la embajada de Luitprando de Cremona, el tributo anual que el emperador les concede que paguen al rey de Italia alivia por duplicado su servidumbre, pero la voz odiosísima δoνλoι se debe traducir, como en la carta de 827 (Laugier, Hist. de Venecia, t. I, p. 67, etc.), con el apellido más suave de subditi o fideles. <<

[744] Véase la XXV y la XXX disertationes de Autiquitatis medii Æví de Muratori. Por la Historia del comercio de Anderson me entero de que los venecianos jamás asomaron por Inglaterra hasta el año de 1323. Su estado más floreciente de riqueza y comercio se halla descrito garbosamente en el abate Dubos, con relación al principio del siglo XV (Hist. de la Ligue de Cambray, t. II, pp. 443-480). <<

[745] Poquísimo se esmeraron los venecianos en escribir su historia, pero sus monumentos más antiguos son: 1. La Crónica tosquísima (quizás) de Juan Sagornizo (Venecia, 1765, en 8°) que viene a retratar el estado de las costumbres de Venecia en el año de 1008. 2. La Historia extensa del dogo (1342-1354) Andrés Dándolo, publicada por última vez en el t. XIII de Muratori, 1728 d. C. La Historia de Venecia por el abate Laugier (París 1728) es obra de cierto mérito, de la cual principalmente me he valido en lo relativo a la constitución. <<

[746] Enrique Dándolo era de ochenta y cuatro años en su elección, y de noventa en su muerte (125 d. C.). Véanse las observaciones de Ducange sobre Villehardouin, núm. 204. Pero los escritores originales no hacen alto en tamaña longevidad, ni se halla otro ejemplar de un héroe de cerca de cien años. Teofrasio es quien ofrece el ejemplo de un escritor de noventa y nueve, pero en vez de ἐννενήκοντα (Proem. ad. Chevaler.) me inclino mucho más a leer ἑβδομήκοντα, con el último editor Ficher y el primer apunte de Casaubon. Raya en imposible el desempeño adecuado de las potencias en edad tan extremada. <<

[747] Los venecianos modernos (Langier t. II, p. 119) tildan al emperador Manuel, pero Villehardouin refuta la calumnia, y luego los escritores antiguos dicen que Dándolo perdió la vista por una herida. Ducange n. 34. Discuerdan las noticias acerca de la gravedad y de la causa de aquella ceguedad; pues según Villehardouin y otros era absoluta, y según la Crónica de Andrés Dándolo era escasa su vista, visu debilis. Véase Wilken. vol. V, p. 143. - M. <<

[748] Véase el tratado original en la Crónica de Andrés Dándolo, pp. 325-336. <<

[749] Se hace reparable, leyendo a Villehardouin, las lágrimas repetidas del mariscal y de sus hermanos caballeros. Sachiez que la ot mainte lerme ploree de pitie (núm. 17); mult plorant (allí mismo); mainte lerme ploree (núm. 34); si orent mult pitie et plorerent mult durement (núm. 60); i ot mainte lerme ploree de pitie (núm. 202). Están llorando de pesar, de gozo y por devoción. <<

[750] Con una victoria sobre los ciudadanos de Asti, con una cruzada a Palestina y con una embajada a los príncipes alemanes (Muratori, Annali d’Italia, t. X, pp. 163, 202) <<

[751] Véase la cruzada de los alemanes en la Historia C. P. de Gunter (Canis. Antiq. Lectiones. t. IV, pp. V-VIII), quien celebra la peregrinación del abad Martín, uno de los predicadores en competencia de Fulko de Neuilly. Su monasterio de la orden cisterciense, estaba situado en el obispado de Basilea. <<

[752] Jadera, actual Zara, era una colonia romana que reconocía a Augusto como su padre. Ahora tiene solas dos millas de circuito, con un vecindario de seis o siete mil moradores, pero con fortificaciones grandes, y unido al continente por medio de un puente. Véanse los viajes de los dos compañeros Spon y Wheeler (Voyage de Dalmatie, de Grece, etc. t. I, pp. 64-70. Journey into Grece, pp. 8-14); y el último, equivocando Sestertia con Sestertii, computa un arco acompañado de estatuas y columnas en cuarenta duros. Si en su tiempo no había guindas por los égidos de Zara, abundan en el día y componen el ponderado marrasquine. <<

[753] Katona (Hist. Critica Reg. Hungariæ, Stirpis Arpad. t. IV, pp. 136-138) va agolpando cuantos hechos y testimonios se oponen a los conquistadores de Zara. <<

[754] Véase todo el trance, y los arranques del papa, en la carta de Inocencio III. Gesta Innocentis III, c. 86, 87, 88. <<

[755] Todo lector modesto se sorprende al tropezar con el mote de sirviente de Constantinopla aplicado al mozo Alexio, con relación a su mocedad, como los infantes de España, y el nobilissimus puer de los romanos. Pajes o escuderos de la caballería eran tan hidalgos como sus amos (Villehardouin y Ducange, núm. 36). <<

[756] Villehardouin apellida al emperador Isaac Tursac (núm. 35, etc), que cabe derivarse del francés sire, o del griego Kυρ (κίριος) revuelto con su propio nombre; y los demás desvíos de Tursac y Conserac nos manifiestan cuántos descaminos habrán padecido las dinastías de Asia y Egipto. <<

[757] Renier y Conrado: el primero se desposó con María, hija del emperador Manuel Comneno; el otro fue marido de Teodora Ángela, hermana del emperador Isaac y Alexio. Se desprendió Conrado de la corte griega y de la princesa, por la gloria de acudir a la defensa de Tiro contra Saladino (Ducange, Famil. Bizant., pp. 187, 203). <<

[758] Nicetas (en Alexio Comneno l. III, c. 9) tilda al dogo y a los venecianos como los encendedores de la guerra contra Constantinopla y conceptúa únicamente como κῦμα ἐπὶ κύματι la llegada de las ofertas vergonzosas del regio desterrado. <<

[759] Villehardouin y Gunther ponen de manifiesto los dictámenes encontrados. El abad Martín dejó el ejército en Zara, siguió hasta Palestina, fue de embajador a Constantinopla y presenció contra su voluntad el segundo sitio. <<

[760] El nacimiento y exaltación de Andrés Dándolo le franquearon motivo y proporción para investigar en los archivos de Venecia la historia memorable de su antecesor. Su brevedad desautoriza un tanto las relaciones más extensas y recientes de Sanuto (en Muratori, Script. Rer. Italicarum, tomo XXII), Blondo, Sabólico y Ramnasio. <<

[761] Villehardouin, núm. 62. Sus arranques y expresiones son particulares; pues suele llorar y luego complacerse con las glorias y peligros de la guerra con un brío desconocido a todo escritor sedentario. <<

[762] Casi todos los nombres geográficos se hallan estragados en este viaje. La terminación moderna de Calcis y de toda la Eubea, se deriva de su Euripo, Negripo, Negroponto, desdorando nuestros mapas (D’Anville, Geographie Ancienne, t. I, p. 263). <<

[763]Et sachiez que il ni ot si hardi cui le cuer ne freinist (c. 66) … Chacuns regardoit ses armes… que par tems en arons mestier (c. 67). Tal es el desembozo de la valentía. <<

[764]Eandem urbem plus in solis navibus piscatorum abundare, qnam illos in toto navigio. Habebat enim mille et sexcentas piscatorias naves… Bellicas autem sive mercatorias habebant infinitas et portum tutissimum. Gunther, Hist. C. P. c. 8, p. 10. <<

[765] Kαθάπερ ἱερῶυ ἂλσεων, είπεῖν δέ καί θεοϕτεύτων παραδείσων ἐϕείδοντο τουωνί. Nicetas en Alex. Comneno, l. III, c. 9, p. 348. <<

[766] Prohíjo de la aversión de Viguera la voz sonora de Palander, que veo se usa todavía en el Mediterráneo; pero escribiendo en francés preferirá la denominación original y expresiva de vessiers o hussiers, del huis o puerta que se colocó por vía de puente levadizo, pero que a la mar iba junto al costado de la nave (véanse Ducange y Villehardouin, núm. 14, y Joinville, pp. 27 y 28, edición del Louvre). <<

[767] Para orillar la expresión vaga de secuaces me valgo de Villehardouin, de la voz sargentos (serjeants), para todos los jinetes que no eran caballeros. Había sargentos para las armas y los había para el juzgado, y al presenciar la parada o la sala de Westminster, repararemos la extrañeza de diferencia tan suma (Ducange, Glossar. lat. Servientes, etc. t. VI pp. 226-231). <<

[768] Excusado es advertir que sobre el asunto de Galata, la cadena, etc., Ducange se muestra cabal. Consúltese también el capítulo correspondiente de C. P. Christiana del mismo autor. Eran los moradores tan vanidosos e idiotas que se apropiaban la Epístola de san Pablo a los gálatas. <<

[769] La nave rompedora de la cadena se apellidaba Aquila (Dándolo,. Chronicon, p. 522), que Blondo (de Gestis Venet.) ha trocado en Aquilo, viento norte. Ducange, Observaciones, núm. 83, sostiene la lección última; pero no había visto el testo respetable de Dándolo, ni se hizo cargo de la topografía de aquella bahía o ensenada. El sudeste era el viento más adecuado al intento (nota a Wilken t. V, p. 215). <<

[770]Quatre cens mil homes ou plus (Villehardouino, núm. 134) debe entenderse de hombres de armas tomar. Le Beau (Histoire de Bas Empire, t. XX, p. 427) concede a Constantinopla un millón de moradores, de los cuales sesenta mil jinetes, y un número infinito, infantería. En su actual menoscabo, la capital del Imperio Otomano vendrá a contener cuatrocientas mil almas (Viajes de Bell., t. II, pp. 401, 402); mas por cuanto los turcos no empadronan, y las circunstancias suelen ser engañosas, no cabe puntualizar (Niebubr, Viaje por Arabia, t. I, pp. 18, 19) la población efectiva de sus ciudades. <<

[771] Sobre los planos más esmerados de Constantinopla no acierto a medir más de 4000 pasos. Villehardino regula sin embargo su recinto en tres leguas (núm. 86). Si su vista no se equivocó, sin duda su cómputo fue de las antiguas leguas francesas de mil quinientos pasos, que se estarán todavía usando en Champaña. <<

[772] Las guardias, los varanges, se apellidan en Villehardouin (núm. 89, 95, etc.) Englois y Dancis con sus hachas. Prescindiendo de su origen, un peregrino francés, no podía equivocarse en cuanto a las naciones a que pertenecían. <<

[773] Para el primer sitio y conquista de Constantinopla, podemos leer la carta original de los cruzados a Inocencio III. Gesta Innocentis III, c. 91, pp. 533, 534. Villehardouin, núms. 73-99. Nicetas en Alexio Comnen. l. III, c. 40, pp. 359-552. Dándolo en Chronic, p. 522. Gunther y su abad Martín no habían aún regresado de su peregrinación pertinaz a Jerusalén, o a san Juan de Acre, donde la mayor parte de sus compañeros habían perecido por la peste. <<

[774] Cotéjense en la tosquísima energía de Villehardouin (núm. 66 y 100), la vista interior y exterior de Constantinopla, y su impresión en el ánimo de los peregrinos: cette ville, dice, que de toutes les autres ere souveraine. Véanse los pasos equivalentes de Fulcheiro Carnotense, Hist. Hierosol. l. I, c. 4, y Guillermo de Tiro II, 3; XX, 26. <<

[775] Mientras estaban jugando a los dados, le quitaron los latinos la diadema, y le encasquetaron un sombrero de lana o de pelo, τὸ μεγαλοπρεπὲς καὶ παγκλέπστον κατεῤῥύσαινεν ὂνομα (Nicetas, p. 358). Si tales camaradas eran venecianos, ahí asoma la insolencia del comercio y de la república. <<

[776] Villehardouin, núm. 101; Dándolo, p. 322. Afirma el dogo que se pagaba más pausadamente a los venecianos que a los franceses, pero confirma que las historias de dichos variaban sobre el particular. ¿Había leído a Villehardouin? Quejábanse sin embargo los griegos, quod totius Græciæ opes transtulisset (Gunther, Hist. C. P. c. 13). Véanse los lamentos e invectivas de Nicetas (p. 355). <<

[777] El reinado de Alexio Comneno emplea tres libros en Nicetas, pp. 291-352. La restauración volandera de Isaac y la de su hijo quedan reducidas a cinco capitales (pp. 352-362). <<

[778] Al afear Nicetas su alianza impía al emperador Alexio, está apellidando desaforadamente a la nueva religión de los papas μεῖζον καὶ ἀτοπώτατον… παρεκτροπὴν πίστεως… τῶν τοῦ Πάπα προνομίων καινισμόν, μετάθεσίν τε καὶ μεταποίησιν τῶν παλαιῶν ‘Pωμαίoις ἐθῶν (p. 348). Tal era el lenguaje ingenuísimo de todo griego hasta el postrer aliento del Imperio. <<

[779] Nicetas (p. 355) es terminante en el cargo, especificando a los flamencos (Φλαμίoνες) pero se equivoca en suponer antiguo este nombre. Villehardouin (núm. 107) disculpa a los barones e ignora (o tal vez lo aparenta) los nombres de los culpados. <<

[780] Cotéjense las sospechas y quejas de Nicetas (p. 353-362) con el redoble de cargos de Balduino de Flandes (Gesta Innocentis III, c. 32, p. 134) cum patriarcha et mole novilium, nobis promissis pejurus et mendax. <<

[781] Era su nombre Nicolás Canobo: mereció las alabanzas de Nicetas y la venganza de Murzuflo (p. 362). <<

[782] Villehardouin (núm. 116) habla de él como de un privado, sin saber que fuese un príncipe de la sangre, Ángelo y Ducas. Ducange, que va pesquisando por todos los rincones, lo cree hijo de Isaac Ducas, Sebastocrator, y primo segundo del joven Alexio. <<

[783] Esta negociación, de suyo probable, y atestiguada por Nicetas (p. 361), se omite por escandalosa en la delicadeza de Dándolo y de Villehardouin. <<

[784] Menciona Balduino ambas tentativas para incendiar la escuadra (Gesta c. 92, pp. 534, 535); Villehardouin (núm. 113, 115) tan sólo refiere la primera. Se hace reparable que ninguno de estos guerreros advierta las propiedades del fuego griego. <<

[785] Ducange (núm. 113) desarrolla un caudal de erudición sobre el Gonfanon imperial; muéstrase en Venecia aquel estandarte de la Virgen, como trofeo y reliquia, si es legítimo el dogo religiosísimo debió engañar a los monjes Cistenses. <<

[786] Confiesa Villehardouin (núm. 126) que mult ere grant peril; y Ganther (Hist. C. P. c. 13) afirma que nulla spes victoriæ arridere poterat. Sin embargo, el tal caballero menosprecia a cuantos soñaban con huir; y ensalza el monje a sus paisanos como resueltos a morir. <<

[787] Balduino y demás escritores vitorean los nombres de entrambas galeras, felici auspicio. <<

[788] Nicetas, aludiendo a Homero, la apellida ἑννεóργυιoς, de nueve orgías, o dieciocho o veinte varas de alto; estatura que no podía menos de disculpar el susto de los griegos. En este paso, el historiador propende más a lo portentoso que a su patriotismo, y quizás que a la verdad. Prorrumpe Balduino en los términos del Psalmista, persequitur unus ex nobis centum alienos. <<

[789] Villehardouin (núm. 130) ignora también este otro fuego más legítimo, que Gunther atribuye a quidam comes teutonicus (c. 14). Parece que se avergüenzan de ser incendiarios. <<

[790] Sobre el sitio segundo y toma de Constantinopla, véase a Villehardouin (núms. 113, y 132) Balduino en la segunda carta a Inocencio III (Gesta Innocentis III, c. 32, p. 537, con todo el reinado de Murzuflo; en Nicetas (p. 363-375), y tal cual especie de Dándolo (Chronic. Vener., pp. 323-330) y Gunther (Hist. C. P. c. 14-18) quien añade el realce de profecía y visión. El primero saca a luz un oráculo de la Sibila Eritrea, de un gran armamento en el Adriático; bajo un caudillo ciego, contra Bizancio, etc. Curiosísima sería la predicción anterior al hecho. <<

[791]Ceciderunt tamen ea die civium quasi duo millia, etc. (Gunther, c. 18). Excelente piedra de toque es la aritmética para apear los abultamientos de la pasión y de la retórica. <<

[792]Quidam (dice Inocencio III, Gesta, c. 94, p. 538) nec religioni, nec ætati, nec sexui pepercerunt; sed fornicationes, adulteria, et incestus in oculis omnium exercentes, non solum maritatas et viduas, sed et matronas et virgines Deique dicatas, exposuerunt spurcitiis garcionúm. No trae Villehardouin asomo de estos trances frecuentísimos. <<

[793] Salvó Nicetas y desposó luego a una virgen noble (p. 380) a quien un soldado ἐπι μάρτυσι πολλοῖς ὀνηδόν ἐπιβρωμώμενος, iba a violentar a pesar de ἔντολαι, ἐντάλματα εὖ γεγονότων. <<

[794] Sobre la suma general de riquezas, advierte Gunther, ut depauperibus et advenis cives ditissimi redderentur (Hist. C. P. c. 18); Villehardouin (núm. 132), que desde la creación ne fut tant gaiguié dans une ville; Balduino (Gesta, c. 92) ut tantum tota non videatur possidere latinitas. <<

[795] Villehardouin (núm. 133-135). En vez de cuatrocientos mil, hay una variante: quinientos mil. Ofrecieron los venecianos hacerse cargo del total, y dar cuatrocientos marcos a cada caballero, doscientos a cada clérigo o jinete, y cuatrocientos a cada infante; sin duda salieron perdiendo (Le Beau, Hist. du Bas Empire, t. XX, p. 596). No alcanzo a entender por dónde. <<

[796] En el concilio de Lion (1245 d. C.), los embajadores ingleses computaron la renta de la corona inferior a la del clero extranjero, que ascendía a sesenta mil marcos al año (Mateo de París, p. 451; Hume, Historia de Inglaterra vol. II, p. 170). <<

[797] El desenfreno en el saqueo de Constantinopla y sus propias cuitas se hallan entrañablemente expresados en Nicetas, pp. 361-363, y Statas Urb. C, pp. 374-384. Sus quejas, aun de sacrilegio, quedan sinceradas por Inocencio III (Gesta Innocentis III, c. 93), mas no asoma en Villehardouin el rastro menor de compasión o remordimiento. <<

[798] Si acabo de hacerme cargo del griego de los platos de Nicetas, los más regalados eran terneros, hervidos de vaca, tocino con guisantes y una sopa hecha con ajos y hierbas picantes (p. 382). <<

[799] Usa Nicetas expresiones muy agrias παῤ ἀγραμμάτοις Bαρβάροις, καὶ τέλεον ἀναλϕαβήτοις (Fragm. apud Fabric. Bibliot. Græc. t. XI, p. 414). Pero aquel vituperio viene a recaer principalmente sobre su ignorancia del griego y de Homero. En su propio idioma, los latinos de los siglos XII y XIII no carecieron de literatura. Véanse las Investig. Filolog. de Harris, parte III, c. 9, 10, 11. <<

[800] Era Nicetas de Cora, en Frigia (la antigua Colosa de san Pablo); fue descendiendo por sí hasta la jerarquía de senador, juez del velo y gran logoteta; presenció el derrumbo del Imperio, se retiró a Niza y compuso una historia esmerada, desde la muerte de Alexio Comneno hasta el reinado de Enrique. <<

[801] Un manuscrito de Nicetas en la biblioteca Boyleana contiene este fragmento curioso sobre las estatuas de Constantinopla, que el engaño, la vergüenza o, más bien, el descuido descarriaron en las ediciones comunes. Publicolo Fabricio (Biblioth. Græc., t. VI, pp. 405-416), y fue celebrado sin tasa por el difunto e imperioso Harris de Salisbury, Philological Inquiries, parte III, c. 5, pag. 301-312. <<

[802] Para ilustrar la estatura de Hércules, cita Harris un epigrama griego, y esculpe una joya hermosísima, que sin embargo no remeda el ademán de la estatua, pues en ella Hércules carece de clava y tiende su pierna y su brazo derechos. <<

[803] Copio estas dimensiones conceptuándolas inconexas, y quizás están probando que el decantado gusto de Nicetas se reducía mera presunción. <<

[804] Nicetas en Isaac Ángelo y Alexio, c. 3, p. 353. Advierte al editor latino, adecuadamente, que el historiador, en su estilo campanudo, viene a sacar de una pulga un elefante. <<

[805] En dos pasos de Nicetas (edit. de París, p. 360 Fabric, p. 408) se tizna a los latinos con el feísimo vituperio de οἱ τοῦ καλοῦ ἀνέραστοι βάρβαροι, y se va manifestando a las claras su codicia metálica. Contrajeron sin embargo los venecianos el mérito de trasladar cuatro caballos de bronce de Constantinopla a la plaza de san Marcos (Sanuto, Vite dei dogi, en Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. XXII, p. 134). <<

[806] Winkeiman, Hist. de l’Art. t. III pp. 263, 270. <<

[807] Véase el robo devoto del abad Martín, que transportó un cargamento riquísimo a su monasterio de París, obispado de Basilea (Gunther Hist. C. P. c. 19, 23 y 24). Pero al reservar tantísima presa incurrió el santo en excomunión, y tal vez quebrantó su juramento. Cotéjese Wilken, vol. V, p. 308. - M. <<

[808] Fleury, Hist. Ecclesiat., t. XVI, pp. 139-145. <<

[809] Voy a redondear este capítulo con el apunte de una relación moderna, que viene a circunstanciar la toma de Constantinopla por los latinos, pero que ha parado con alguna tardanza en mis manos. Paolo Ramusio, hijo del recopilador de viajes, fue encargado por el senado de Venecia de componer la historia de aquella conquista, y desempeñó aquella comisión, recibida en su mocedad, durante su madurez, en una obra latina muy elegante, de Bello Constantinopolitano et imperatoribus Comnenis per Gallos et Venetos restitutis (Venet., 1635, en folio). Ramusio o Rhamnusio copia y traslada, sequitur ad unguem, un manuscrito de Villehardouin que estaba poseyendo, pero va enriqueciendo su narrativa con materiales griegos y latinos, y le debemos unos estados esmeradísimos de la escuadra, los nombres de cincuenta nobles venecianos que mandaban las galeras de la república y la opinión patriótica de Pantaleón Barbo por la reelección del dogo para emperador. <<

[810] Véase el tratado original de partición, en la crónica veneciana de Andrés Dándolo, p. 326-330, y la elección subsiguiente en Villehardouin, núms. 136-140, con Ducange en sus observaciones, y el primer libro de su Historia de Constantinopla, bajo el imperio de los franceses. <<

[811] Después de mencionar el nombramiento de Diego por un elector francés, su pariente Andrés Dándolo aprueba la exclusión; quidam Venetorum fidelis et nobilis senex, usus oratione satis probabili, etc., que ha sido recamado por los escritores modernos, desde Blondo hasta Le Beau. <<

[812] Nicetas (p. 84), con la ignorancia vanidosa de un griego, va descubriendo el marquesado de Montferrato, como potencia marítima. ¿Engañolo acaso el tema bizantino de Lombardino, que venía a extenderse por toda la costa de Calabria? <<

[813] Exigieron juramento de Tomás Morossini, para no ceñirse a la autoridad de Santa Sofía para desentenderse de todo elector legítimo, no siendo veneciano y residente diez años en Venecia, etc. Mas el ileso extranjero se enceló, y el papa desaprobó aquel monopolio nacional, y de los seis patriarcas de Constantinopla, tan sólo el primero y el último fueron venecianos. <<

[814] Nicetas p. 383. <<

[815] Caudal grandioso suministran las cartas de Inocencio III para la planificación del Imperio latino, civil y eclesiástico en Constantinopla, y las de más entidad van comprendidas en el Gesta Innocentis III, etc. y en dos tomos en folio, publicados por Esteban Baluzio; véase Muratori, Scriptores Rerum Italicarum, t. III, p. I, c. 94-105. <<

[816] En el tratado de partición, los amanuenses vinieron a enrajar los más de los nombres: pudieran enmendarse, y un buen mapa adecuado a la temporada del Imperio bizantino, sería gran mejora para la geografía… Mas ¡ay! que no tenemos D’Anville. <<

[817] Su lenguaje era dominus quartae partis et dimidiae imperii Romani, hasta que Juan Delfino, quien salió dogo en 1356 (Sanuto, p. 530, 641). En cuanto al gobierno de Constantinopla, véase Ducange, Histoire de C. P., I, 57. <<

[818] Ducange (Histoire de C. P. p. II, 6) ha ido puntualizando las fechas por el estado y los nobles de Venecia, en las islas de Candía, Corfu, Cefalonia, Zante, Naxos, Paros, Melos, Andros, Micona, Sciro, Cea y Lemnos. <<

[819] Vendió Bonifacio la isla de Candía, 12 de agosto de 1204 d. C. Véase el acta de Sanuto, p. 533; mas no alcanzo cómo podía ser la parte de su madre, ni cómo podía ser hija del emperador Alexio. <<

[820] En el año 1212, el dogo Pedro Zani envió una colonia a Candía, sacada de todos los puntos de Venecia. Pero con sus costumbres montaraces y rebeldías frecuentes, los candiotas se pueden parangonar con los corsos bajo el yugo de Génova, y al cotejar los pormenores de Belon y Turnefort, no deslindo diferencia entre la isla veneciana y la turca. <<

[821] Villehardouin (núms. 153, 160, 175-177) y Nicetas (pp. 387-394) van refiriendo la expedición a Grecia del marqués Bonifacio. Pudo el Choniata granjear aquel documento de su hermano Miguel, arzobispo de Atenas a quien celebra por orador, por estadista y por santo. Su elogio y descripción de Atenas debieron publicarse por el manuscrito Bodleyano (Fabricio, Bibliot. Graec., t. VI, p. 405), y era acreedor a las investigaciones de Harris. <<

[822] Napoli di Romania, o Nauplia, el antiguo puerto de Argos, es todavía punto de resistencia y consideración, situada en una península peñascosa, con apacible fondeadero (Chandleris Travels into Greece, p. 277). <<

[823] He suavizado la expresión de Nicetas, que se empeña en tachar la presunción de los francos. Véase de Rebus post C. P. expugnatam, pp. 335-484. <<

[824] Ciudad cercada por el río Hebro, y a seis leguas al sur de Andrinópolis, obtuvo por su doble muralla el nombre griego de Didgmoteichos, estragado luego en el de Demótica y al fin en el de Dimot. He preferido el apellido moderno y adecuado de Demótica. Aquel sitio fue la residencia postrera de Carlos XII. <<

[825] Villehardouin refiere su contienda (núm. 145-138) con el temple de su independencia, y aun el historiador griego reconoce el mérito y nombradía del mariscal (p. 387) µέγα παρὰ τoΐς τῶν Λατίνων δυναµένου στρατεύμασι: al revés de algunos héroes modernos, cuyas hazañas tan sólo asoman en sus propias memorias. <<

[826] Véase el paradero de Murzuflo en Nicetas (p. 333), Villehardouin (núms. 141-145, 163) y Gunthero (c. 20, 21). Ni el mariscal ni el monje traen el menor asomo de lástima con un tirano, o sea rebelde, cuyo castigo sin embargo fue más ajeno de todo ejemplar que su delito. <<

[827] La columna de Arcadio que está representando con bajorrelieves sus victorias o las de su padre Teodosio permanece todavía en Constantinopla. Se halla descrita y medida, Gyllio (Topografía VI, 7), Banduria (ad l. I, Antiq. C. P, p. 507) y Tournefort (Viaje a levante t. II, carta XII, p. 231). [Cotéjese Wilken. nota, vol. V, p. 388. - M.] <<

[828] La majadería de Gunther y los griegos modernos sobre esta columna fatídica no merece mención alguna; pero es muy peregrino que medio siglo antes de la conquista por los latinos el poeta Tzezes (Chiliad. IX, 277) refiere el sueño de una matrona que estuvo viendo un ejército en el foro, y un hombre sentado en la columna, palmoteando y exclamando. <<

[829] Las dinastías de Niza, Trebizonda y Epiro (cuyo origen estuvo viendo Nicetas sin mucha satisfacción o esperanza) se hallan eruditamente escudriñadas y rasgueadas con despejo en Ducange, Familiae Byzantinae. <<

[830] Fuera de algunos hechos en Paquímero y Nicéforo Grégoras, que saldrán luego a luz, los escritores bizantinos esquivan mencionar el imperio de Trebizonda, o principado de los Lazis, y entre los latinos tan sólo asoma o descuella en las novelas de los siglos XIV o XV; pero el incansable Ducange ha desenterrado (Familiae Byzantinae, p. 492) dos pasos auténticos en Vicente de Beauvais (l. XXX c. 144) y el protonotario Ojerio (apud Wading, 1279 d. C., núm. 4) <<

[831] Rasguea Nicetas el retrato de los francilatinos con mano preocupada y rencorosa οὐδὲν τῶν ἂλλων ὲθνῶν εἰς ῭ Aρεος ἔργα παρασυμβεβλῆσθαί σϕσιν ἠνεἰχοντο· ἂλλ’ οὐδέ τις τῶν Xαρίτων ἢ τῶν Moυσῶν παρὰ τοῖς βαρβάροις τούτοις ἐπεξενίζετο, καὶ παρὰ τοῦτο οἶμαι τὴν ϕύσιν ἦσαν ἀνήμεροι, καὶ τὸν χόλον εἶχον τοῦ λόγου προτρέχοντα (p. 731, redit. Bonn). <<

[832] Empiezo aquí a ir usando con desahogo y confianza los ocho libros de la Historia de C. P., bajo el imperio de los franceses, que compuso Ducange a continuación de Villehardouin, la cual con su estilo bárbaro merece las alabanzas de obra original y aun clásica. <<

[833] En la contestación de Calo Juan al papa, hallamos sus demandas y quejas (Gesta Innocentis III, c. 108, 109); amábanlo en Roma como al Hijo Pródigo. <<

[834] Eran los comanos, una ranchería tártara o turcomana, quienes lindaban acampados, en los siglos XII y XIII, con la Moldavia. Eran por lo más paganos, pero algunos musulmanes, y toda la chusma se cristianizó (1370 d. C.) a impulsos de Luis, rey de Hungría. <<

[835] Nicetas, por ignorancia o malicia, achaca la derrota a la cobardía de Dándolo (p. 383); pero Villehardouin alterna en su gloria con su amigo venerable, qui viels home ere et gote ne veoit, mais mult ere sages et preus et vigueros (núm. 193). <<

[836] La verdad geográfica y el resto original de Villehardouin (núm. 174) colocan a Rodosto como a tres jornadas de Andrinópolis, pero Vigenere, en su versión, ha sustituido disparatadamente tres horas, y este yerro, corregido ya por Ducange, ha enmarañado a varios modernos, cuyos nombres quiero trasponer. <<

[837] El reinado y paradero de Balduino están referidos en Villehardouin y en Nicetas (pp. 386-416); cuyas omisiones suple Ducange, en sus Observaciones, hasta el fin del primer libro. <<

[838] Aventando toda circunstancia dudosa e inverosímil, nos cabe comprobar la muerte de Balduino. 1. Con la creencia terminante de los barones franceses (Villehardouin, núm. 230). 2. Con la declaración del mismo Calo Juan, quien le disculpa la intención del emperador, quia debitum carnis exsolverat; cum carcere teneretur (Gesta Innocentis III, c. 109). <<

[839] Véase la historia del impostor, por los escritores franceses y flamencos en Ducange, Hist. de C. P. III, 9; y las patrañas absurdas que se estuvieron creyendo por los monjes de san Albano, en Mateo de París, Hist. Mayor, pp. 271, 272. <<

[840] Villehardouin, núm. 237. Cito con pesar terminación tan lastimosa, donde perdemos a un mismo tiempo la historia original y las ilustraciones de Ducange; algún vislumbre refleja sobre las páginas postreras de las dos cartas de Enrique al papa Inocencio III (Gesta Innocentis III, c. 106, 107). <<

[841] Vivía el mariscal en 1212, pero murió probablemente luego después, sin regresar a Francia (Ducange, Observaciones sobre Villehardouin, p. 238). Su feudo de Meninópolis, don de Bonifacio, era la antigua Maximianópolis, floreciente en tiempo de Amiano Marcelino entre las ciudades de Francia (núm. 161). <<

[842] Los canónigos del Santo Sepulcro eran los capellanes de aquella iglesia del patrón de Tesalónica, que atesoraba un óleo divino, que destilaba diariamente sumos portentos (Ducange, Hist. de C. P. II, 4). <<

[843] Aropolita (c. 17) advierte la persecución del legado, y la tolerancia de Enrique (Eρη, como lo llama él) κλύδωνα κατεστóερσε. <<

[844] Véase en Ducange el reinado de Enrique (Hist. de C. P. l. I, c. 35-41; l. II, c. 1-22), que debe muchísimo a las cartas de los papas. Le Beau (Hist. de Bas Empire, t. XXI, p. 120-122) halló tal vez en Doutreman algunas leyes de Enrique, quien deslindó la servidumbre de los feudos y las prerrogativas del emperador. <<

[845] Acropolita (c. 14) afirma que Pedro de Curtenay murió por la espada (ἔργον μαχαίρας γενέσθαι); mas por sus expresiones enmarañadas vengo a inferir un cautiverio anterior, ὡς πάντας ἄρδην δεσμώτας ποιῆσαι σὺν πᾶσι σκεύεσι. La crónica de Auxerre atrasa la muerte del emperador hasta el año 1219; y Auxerre casi linda con Curtenay. <<

[846] Véase el reinado y muerte de Pedro de Curtenay en Ducange (Hist. de C. P. l. II, c. 22-28), quien débilmente se esmera en disculpar la negligencia del emperador por el papa Honorio III. <<

[847] Marino Sanuto (Secreta Fidelium Crucis, l. II, p. 4, c. 18, p. 73) se paga tantísimo con este hecho sangriento, que lo ha colocado al margen como bonum exemplum. Mas reconoce a la señorita por esposa legítima de Roberto. <<

[848] Véase el reinado de Roberto en Ducange (Hist. de C. P. l. III, c. 1-12). <<

[849]Rex igitur Franciae, deliberatione habitâ, respondit nuntiis, se daturum hominem Syriae partibus aptum; in armis probum (preux) in bellis securum, in agendis providum, Johannem comitem Brennensem. Sanuto, Secreta Fidelium Crucis, l. III, p. XI, c. 4, p. p. 205. Mateo de París. <<

[850] Giannone (Historia Civile, t. II. l. XVI, p. 380-383) desentraña el desposorio de Federico II con la hija de Juan de Brienne, y la incorporación doble de las coronas de Nápoles y de Jerusalén. <<

[851] Acropolita, c. 27. Niño era a la sazón el historiador educado en Constantinopla. En 1233, siendo de once años, su padre rompió la cadena latina, dejó un caudal grandioso y huyó a la corte de Niza, donde su hija se encumbró hasta lo sumo. <<

[852] Felipe Monskes, obispo de Turnay (1274-1282 d. C.), compuso un poema, o más bien una serie de versos, en flamenco y francés ramplón, sobre los emperadores latinos de Constantinopla, publicado por Ducange al fin de Villehardouin; véase la p. 224 sobre las proezas de Juan de Brienne.

N’Aie, Ector, Roll’ne Ogiers

Ne Judas Machabeus li fiers

Tant ne fit d’armes en estors

Com fist li Rois Jehans cel jors

Et il defors et il dedans

La paru sa force et ses sens

Et li hardiment qu’il avoit. <<

[853] Véase el reinado de Juan de Brienne en Ducange, Hist. de C. P., l. III, c. 13-26. <<

[854] Véase el reinado de Balduino II, hasta su expulsión de Constantinopla, en Ducange, Hist. de C. P., l. IV, c. 1-34, el fin l. V, c. 1-33. <<

[855] Refiere Mateo de París las dos visitas de Balduino a la corte inglesa, pp. 396, 637, su regreso a Grecia armata manu, p. 407; sus cartas de su numen formidable, etc., p. 481 (paso que Ducange traspuso); expulsión, p. 850. <<

[856] Luis IX desaprobó y atajó la enajenación de Curtenay (Ducange, l. VI, c. 23). En el día se halla incorporado con el patrimonio real, pero concedido a cierto plazo (engagé) a la familia de Boulainvillers. Curtenay, en la elección de Nemours en la Isle de France, es pueblo de novecientos moradores, con los restos de un castillo (Melanges tirés d’une grande Bibliothéque, t. XIV, p. 74-77). <<

[857] Joinville, p. 104, edit. du Louvre. Un príncipe comano, que falleció sin bautismo, fue enterrado a las puertas de Constantinopla, con una comitiva de esclavos y caballos en vida. <<

[858] Sanuto, Secreta Fidelium Crucis, l. II, p. VI, c. 18, p. 73. <<

[859] A las voces Perparo, Perpera, Hyperperum, se queda Ducange escaso y fofo: Monetæ genus. De un paso estragado de Gunthero (Hist. C. P., c. 8, p. 10), rastreó que Perpera venía a ser el nummus aureus, la cuarta parte de un marco de plata, y del valor de unos cincuenta reales de vellón. En plomo sería demasiado baladí. <<

[860] Sobre la traslación de la corona santa de Constantinopla a París véanse Ducange (Hist. de C. P., l. IV, c. 11-14, 24, 35) y Fleury (Hist. Ecclésiastique, t. XVII, pp. 201-204). <<

[861]Melanges tirés d’une grande Bibliothéque, t. XLIII, pp. 201-203. El Facistol de Boileau desentraña el interior, alma y régimen de la Santa Capilla; y se han recogido varios hechos relativos a su instituto, y glosados por Brosset y san Marco. <<

[862] Se realizó, 1656 d. C., el 24 de marzo, con la sobrina de Pascal, y aquel ingenio descollante, Arnauld, Nicole, etc., lo estuvieron presenciando, para creer y atestiguar un milagro que arrolló a los jesuitas y salvó a Port Royal (Oeuvres de Racin, t. VI, pp. 176-187 en su Historia elocuente de Port-Royal). <<