CAPITULO 33
—Sabes que he vuelto a verla? —comenté a Ana, mientras abría un botellín de cerveza y se lo pasaba.
—¿Hay alguien en Elche que no lo sepa? —alzó una ceja, socarrona—. Desde que Maca ha vuelto no hacéis más que salir. Aunque, para mi gusto, os lo tomáis con demasiada calma. Yo pasaría de tanta cena y tanta salida cultural y me llevaría YA a Maca a la cama —me miró burlonamente—. Otra vez.
—No me refiero a Maca, idiota, sino a esa mujer que me seguía.
—¿Qué mujer? —frunció el ceño—. ¿La que creías que te seguía a todas partes hace un siglo? —se extrañó—. ¿Aún estamos con eso?
—Ayer volví a verla. Estaba dentro de un coche, aparcado en la esquina.
—¿Es la del ático? —preguntó con aprensión.
—No, no es ella. No recuerdo muy bien la cara de esa mujer del ático, pero sí que era más bien bajita y esta es alta, muy alta.
—Bueno, creo que te dije en su momento que encontrarte a una mujer un par de veces no quiere decir que te esté siguiendo. Estoy segura de que, estadísticamente, todos nos cruzamos con alguien varias veces a lo largo del día, más aún si vive en tu misma zona.
—Sí, quizás me esté pasando. No sé.
—¿Has probado a hablar con ella?
—¿Hablar?
—Sí, claro. Acércate y pregúntale qué quiere, si tu número de teléfono para una cita en toda regla o follar allí mismo.
—Muy graciosa. ¿Y si…?
—Y si, ¿qué?
—¿Y si es peligrosa?
—¿Peligrosa? ¿Por qué tendría que ser peligrosa?
—No sé, ahora me parece estúpido, pero… ¿y si la ha enviado Franca?
—¿Enviado? O sea, que según tú, no quiere follarte, sino partirte las piernas.
—Me gustaría que te lo tomaras en serio, joder.
—Y lo hago. Y seriamente te digo que pases. ¿Por qué tendría nada que ver con ella después de tanto tiempo?
—No sé. Es solo que me ha puesto los pelos de punta volver a encontrármela. Maca regresa y esa mujer también… —Dejé en el aire la conclusión.
—No empecemos con chifladuras, Sara. Ya habría hecho algo, ¿no? Quiero decir, hace meses desde la primera vez que la viste. ¿O es que querrá matarte a plazos? —torció el gesto—. ¿Lo has hablado con Maca?
—No. No quiero sacar el tema ni que piense que soy una paranoica.
—Mira, si la vuelves a ver ya pensaremos en hacer algo. ¿Vale?
Accedí, intranquila. La mujer alta me producía escalofríos.