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—Comprobación de los ojos —estableció Burrows—: azules.
—Exacto —asintió Jensen—, y el peso tampoco está equivocado.
—Setenta kilos en mil novecientos cuarenta y dos —manifestó Burrows, estudiando sus notas—, y Gorman dice que ahora pesaba ochenta y seis.
—No es mucha diferencia en todos esos años. ¿Cuántos hombres pesan lo mismo que pesaban cuando la guerra? Dieciséis kilos no son muchos para un individuo que viva con cierta holgura.
—Sin embargo, ese fiambre no tenía mucha grasa —observó Burrows—. Si entonces pesaba setenta kilos, ochenta y siete tal vez sean demasiados ahora...
—No sé —repuso Jensen honestamente—. Estoy de acuerdo en que ese cadáver no parece tener mucha grasa... sino sólo carne y huesos. Más bien diría que ese Pacific era un tipo delgado... de setenta kilos o setenta y dos, a lo sumo, y que hubiese parecido un tonel con ochenta y seis.,. Pero en mil novecientos cuarenta y dos, Pacific sólo tenía veintidós años. La guerra, las comidas regulares, y el trabajo pesado pudieron vaciarle un poco.
—Sí, tienes razón. Eso les ocurrió a muchos. Pacific pudo añadir dieciséis kilos a su peso y no parecer gordo.
Burrows se levantó y fue hacia la ventana. Se asomó unos instantes y luego volvió hacia Jensen, sentándose de nuevo.
—Si Pacific contaba veintidós años cuando ingresó en filas, ahora debería tener treinta y siete o treinta y ocho.
—Sí. Gorman afirma que el cadáver tenía de treinta y cinco a cuarenta y cinco años.
—Lo cual sitúa a Pacific en el centro de las suposiciones de Gorman.
—Seguro —asintió Jensen—. ¿Qué mal hay en ello?
—Ninguno —replicó Burrows lentamente—. Pero nos encontramos de nuevo ante suposiciones. Todo son suposiciones, nada más.
—Los ojos son azules, las huellas dactilares coinciden. En esto no hay suposiciones ni generalidades.
—¡Maldición! —explotó Burrows con impaciencia—. Ojalá Gorman terminase su informe de una vez. Tú di lo que gustes, pero metro setenta y cuatro y metro ochenta y uno no es lo mismo; treinta y siete y cuarenta y cinco años de edad, tampoco; y setenta y ochenta y seis kilos de peso también es una diferencia notable. Me parece estar hablando de dos individuos distintos.
—Salvo por lo del Ejército —replicó Jensen calmosamente.
—Seguro, salvo por lo del Ejército.
El tiempo lo cambia todo —explicó Jensen—. Fíjate en el expediente militar. Allí pone que Pacific tiene cabello castaño, no castaño oscuro, sino sólo castaño. En tu informe lo describes como castaño claro. De haber hecho yo el informe habría puesto color arena con algo de gris. Estamos hablando del mismo tipo; sin embargo, cada cual lo ve de forma un poco diferente. Y esto no significa nada, nada en absoluto, te lo digo yo. Antes, ese tipo tenía el cabello castaño, y ahora tenía unas hebras grises entremezcladas. ¿Dónde ves esa enorme diferencia?