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Se apagaron las luces detrás de la lona, dejando como una luminiscencia plateada en la negrísima noche. Pero detrás de la lona, Gorman ya había terminado su labor. Inclinó la cabeza y los dos sanitarios se alejaron hacia la ambulancia en busca de la camilla de lona para llevarse el cadáver. Mientras tanto, Burrows y Jensen se reunieron con el forense.
—¿Cuál es su opinión? —preguntó Burrows.
—Es casi imposible opinar nada en estas circunstancias —replicó Gorman—. Sabré mucho más cuando lo hayan inspeccionado en el laboratorio.
—Díganos lo que pueda —le apremió Jensen.
—Bien —murmuró el forense, poniéndose la chaqueta—, gozaba de buena condición física. Debía de contar de treinta y cinco a cuarenta y cinco años de edad. Las facciones están tan cubiertas de sangre que no puede ponerse nada en claro, pero la autopsia de algunos órganos pondrá luz en el caso. Medía metro ochenta o algo más, y probablemente pesaba unos ochenta y cinco kilos.
—¿Ha observado algo especial? —quiso saber Jensen.
—¿A qué se refiere?
—A señales o marcas características.
—Sólo las más obvias en tales condiciones —repuso Gorman testarudamente—. Tenía una vieja cicatriz en la espalda. Como procedente de un trozo de metralla.
—¿Algo más? —insistió Burrows.
—Ahora no.
—¿Cuánto lleva muerto?
Jensen miró el cuerpo ya.
Gorman consultó su reloj de pulsera.
—Había muerto a las dos, por lo que sabemos. Este trabajo es muy difícil... el cuerpo desnudo, en la calle... Sólo puedo conjeturar.
—Bien, doctor, conjeture —le animó Jensen.
—¡Oh, muchachos! Ustedes me atacarán más tarde si fallo en mis pronósticos o cambio mi declaración —Gorman se mostraba resentido.
Ya le había sucedido antes tener que revisar sus opiniones y no le gustaba verse impulsado a darlas sin una buena base.
—No le acusaremos de nada —prometió Burrows.
—Naturalmente —replicó Gorman—, porque solamente adelantaré una conjetura. Voy a ayudarles ahora, si puedo, pero me reservo el derecho a cambiar de opinión más tarde —los dos detectives asintieron—. Bien —continuó Gorman—, sospecho que a ese tipo lo liquidaron a medianoche. Quizás, incluso, a las once, y a lo sumo a la una. Trataré de ser más riguroso cuando esté en el laboratorio.