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En respuesta a los toques que había dado Carolina en la entrada de la casa, abrió la puerta un hombre bastante mayor y con cara de pocos amigos, su aspecto claramente descuidado contrastaba con lo que se podía ver desde fuera del interior de su casa, un sitio muy ordenado y visiblemente moderno pues la tv de plasma que se veía, precisamente pequeña no era.
—¿Qué desean? —dijo con voz ronca.
—Hola muy buenos días somos Nicolás Valdés y Carolina Blanco investigadores del mus…
—Pasen para dentro, rápido —el viejo cortó a Nicolás de golpe como si ya supieran que iban a venir y lo que iba a decir.
Extrañados Nicolás y Carolina se miraron e hicieron caso a lo que el hombre les había dicho, entraron y se toparon de frente con el salón.
Como Carolina había intuido, nada tenía que ver el aspecto exterior de la casa ni del hombre con cómo era realmente por dentro, todo tipo de muebles modernos y aparatos electrónicos ocupaban cada rincón de la casa con una distribución magnífica. Carolina reparó pronto en la mini cadena HI-FI, en la televisión de LCD de unas 46”, el dispositivo de visionado de películas en alta definición y del aparato de aire acondicionado.
—No pensarán que por vivir en medio de la nada tengo que privarme de las comodidades de la vida moderna —dijo al percatarse de las miradas de Carolina hacia el conjunto de tecnologías.
—Disculpe… no era mi intención…
—No se preocupe, es una reacción a la que acostumbro en cuanto alguien entra a mi casa, supongo que la gente no espera que un viejo como yo tenga este tipo de aparatos. Siéntense por favor.
El hombre desapareció y volvió con un pequeño cofre en la mano. A Carolina casi le dio un vuelco al corazón.
—Supongo que han venido en busca de la llave, aquí la tienen.
—¿Ya está?, ¿en esto consistía la tercera prueba?, no me puedo creer que esto sea tan fácil —dijo Carolina asombrada.
—Seguro que no se trata tan solo de esto Carolina —dijo Nicolás escéptico—, seguro que ahora nos sorprende con algo.
—Por supuesto —dijo el hombre—, esto de aquí es una llave, pero nadie ha dicho que sea la tercera llave que andan buscando, no esperarán a que sin más le demos la llave a cualquiera. Sé perfectamente quiénes son y para que han venido, señorita Blanco —dijo mirando a Carolina—, lamento lo de su padre, era una gran persona, le soy muy sincero en lo que digo.
—Muchas gracias —dijo Carolina inclinando la cabeza.
—Me reconforta que hayan llegado hasta aquí de una sola pieza, eso ya dice mucho sobre ustedes dos, sé de lo dificultoso de las pruebas, yo ya tuve que pasarlas antes de que nacieran.
—Entonces es usted el guardián de la tercera llave supongo.
—Supone mal, yo no soy el guardián de la tercera llave, tan sólo soy el que proporciona el acceso para la estancia en donde se encuentra la tercera llave, allí es donde realmente se encuentra el guardián.
Eso sí era algo que los dos jóvenes no esperaban escuchar.
—¿Y dónde se encuentra?
—Me temo que eso es algo que no me está permitido revelar, tendrán que encontrarla ustedes mismos, de momento y por ahora, tan sólo puedo decirles que no se encuentra en Santa María de Eunate.
—¿Cómo? —dijo sobresaltado Nicolás—, ¿me está diciendo que hemos venido al lugar equivocado? No puedo creerlo.
—No exactamente, a ver si me explico, están en el camino correcto, sólo que la iglesia que deben visitar no es ésta.
—¿Quiere decir que se encuentra en una iglesia de la zona?
—Exactamente, sólo tienen que encontrar esa iglesia —dijo el anciano con voz amable.
—¿Y cómo podemos hacer eso?, ¿cuántas iglesias deben de haber por aquí? No podemos ir una a una mirando.
—Deben de recordar que nada es lo que parece… Carolina pensó por un momento, le sonaban esas palabras y no sabía de qué, de repente lo recordó, la nota de su padre, ¿cómo podía haberla olvidado? Al instante la sacó de su bolso y la releyó.
MUY BIEN HIJA MÍA, ESTOY MUY ORGULLOSO DE QUE HAYAS LLEGADO HASTA ESTE PUNTO. PARA LA SIGUIENTE LLAVE, NO TODO ES LO QUE PARECE. DEBES BUSCAR EN EL ESPEJO. PALABRAS CLAVE: CASA, CAMINO, CIEN. LA CLAVE ES EL 5”.
—«Debes de buscar en el espejo» —dijo en voz alta y Nicolás la miró de golpe—, ¿qué querría decir mi padre con eso?, ¿a qué espejo se refiere?
—Es verdad, una vez más he cometido el fallo de olvidar la nota que nos dejó tu padre, ahora tendríamos que saber que espejo es el que tenemos que mirar para encontrar la clave.
—¿Crees que tenemos que encontrar una iglesia con espejos?
—¿Existe alguna iglesia con espejos? —preguntó Nicolás al anciano.
—No que yo sepa.
—Entonces no le veo ningún sentido.
—Pues sintiéndolo mucho, deben de seguir su investigación por su cuenta, como comprenderán no me está permitido revelar nada, tan solo puedo afirmar si acaso dijesen algo que tiene sentido y estén en lo cierto, llévense la llave y por favor, devuélvanmela cuando terminen con ella y espero que tengan suerte y den con la localización lo antes posible.
Carolina y Nicolás salieron de la casa totalmente desanimados y se dirigieron a la entrada de Santa María de Eunate, no sabían de qué manera pero tenían que conseguir una pista sobre qué era el «espejo» y sobre todo, dónde se encontraba.
No tenían claro cómo buscar el susodicho espejo, esa palabra, era tan común que arrojaba al traste todas las suposiciones que pudiesen hacer con respecto a ese nuevo acertijo que se les planteaba.
Mientras caminaban, Nicolás pensó en el juramente de lealtad que tenían los guardianes y las otras personas relacionadas con el tesoro templario, como era el caso del anciano que acababan de visitar. No pudo más que sentir admiración ante tal lealtad, estaba seguro de que ni con la peor de las torturas del mundo, esas personas acabarían revelando la información que poseían, era algo tan admirable que Nicolás sintió orgullo de haber podido conocer a personas así. Él nunca había tenido que hacer uso de tal manifestación de lealtad, pero supo enseguida que si acaso alguna vez tuviese que hacerlo, algo casi seguro después de los secretos que día a día iba descubriendo en esta investigación, se mantendría tan firme como esas personas, daría su vida por ello si acaso fuese necesario.
Mientras pasaban por la puerta principal, la que contenía las extrañas figuras, vieron a dos parejas de jóvenes mirarlas sin cesar y discutir sobre las imágenes como anteriormente habían hecho ellos, Carolina no pudo evitar escuchar lo que hablaban.
—Es insultantemente bella —dijo uno de ellos que la no dejaba de mirarla.
—Ya lo creo lo es, así que es verdad lo que dicen sobre ella… —dijo otro rascándose la frondosa barba que llevaba.
—Sí, desde luego las hizo el mismo artista —comentó la mujer del barbudo.
—Pues que queréis que os diga, a mí me parece más bonita la otra arcada —comentó la mujer del otro con cara de reprobación hacia lo que observaba.
—Pero si son iguales, exactamente iguales, la única diferencia es que la otra está al revés de ésta, como si fuera un espejo.
—Ya, pero me sigue pareciendo más bonita la otra, cada uno tendrá su opinión ¿no?
Carolina, que estaba a punto de entrar al interior de la iglesia se paró en seco y cogió fuertemente el brazo a Nicolás.
—¿Has oído eso? —dijo en voz baja.
—¿El qué?, perdona es que iba metido en mis pensamientos y no he escuchado nada.
—Esas parejas que están mirando la arcada, acaban de decir que hay otro arco con imágenes, igual que éste pero invertido, como si fuese un espejo.
Nicolás se sobresaltó.
—¿Han dicho dónde?
—No, pero lo vamos a averiguar enseguida —dijo la joven con una sonrisa picarona.
—Disculpen —dijo Carolina dándose la vuelta de golpe—, sin querer he escuchado su conversación, han comentado que hay otro arco como este pero invertido, ¿podrían decirme dónde lo han visto?
—Claro, sin ningún problema, lo hemos visto en la iglesia de San Miguel Arcángel en un pueblo de aquí cerca llamado Olcoz.
—¿Están seguros de que es la misma portada?
—Segurísimos, acabamos de venir de allí la única pena es que la iglesia está cerrada a cal y canto y no hemos podido ver su interior, una lástima sin duda, pues por fuera es preciosa.
—¿Y el nombre de espejo es una apreciación de ustedes o es que lo han oído en otro sitio?
—No, nos lo dijo un guía muy amable que se encontraba por la zona deambulando, dice que esa portada era conocida como el «espejo» al ser igual que ésta, pero invertida.
Carolina no daba crédito a la suerte que acababan de tener.
—Y una última cosa… ¿Nos podría indicar como se llega a la iglesia?
Las dos parejas explicaron con todo lujo de detalles como llegar sin ningún problema a la iglesia, Carolina y Nicolás se lo agradecieron enormemente y se despidieron para poner rumbo a Olcoz.
El asunto comenzaba a ponerse bastante interesante.
Montaron en el coche de Nicolás lo más rápido que pudieron intentando ocultar su evidente prisa por llegar y siguieron minuciosamente las instrucciones que les habían proporcionado.
Salieron de Eunate y retomaron dirección Este por la carretera NA-601 hasta la N-121, siguieron ésta a la derecha hasta encontrar, también a la derecha, el cruce que indica a Artajona, continuaron por la N-6020, enseguida otra vez a la derecha, una carretera les indica que habían llegado al pueblo de Olcoz.
Cuando llegaron a la iglesia y bajaron del automóvil del inspector, Carolina se percató que lo único que realmente tenía de románico esa iglesia era la portada que, efectivamente, era idéntica que la de Santa María de Eunate pero al revés. La única diferencia, es que ésta llevaba un Crismón en el centro del tímpano del conjunto.
Carolina y Nicolás miraron alrededor, había un coche más aparcado cerca de la iglesia, pero lo extraño era que a Carolina le parecía haber visto ese coche anteriormente, no sabía dónde, pero lo había visto, de eso estaba segura.
—Nicolás, conozco ese coche.
—¿Cómo dices?
—No sé exactamente de qué, pero desde luego lo conozco.
—Joder, puede ser del asesino —dijo palpando la pistola que llevaba oculta—, podría ser que te sonase porque lo has visto varias veces siguiéndonos, aunque si te digo la verdad, creo que es la primera vez que lo veo. Vamos a hacer una cosa —hizo una pequeña pausa—, pégate a mí todo lo que puedas, dame la mano, ahora mismo, ante los ojos de todo el mundo somos una pareja que ha venido a visitar simplemente una iglesia porque les parece bonita. No te separes de mí por nada del mundo, no podemos correr ningún tipo de riesgo, quizá espera su oportunidad para arrebatarnos las tres llaves y así llegar el solo hasta el tesoro, ¿me has entendido?
Carolina asintió, las palabras de Nicolás produjeron en ella una sensación de pánico como nunca había experimentado antes. Agarró fuertemente la mano de Nicolás como éste la había indicado.
La joven, decidió seguir probando su suerte y extrajo la llave de su bolsillo, la metió en la cerradura y casi por arte de magia, la puerta cedió.
Entraron en el interior y comprobaron que la oscuridad se había apoderado de la iglesia, aunque para su sorpresa unas pocas velas estaban encendidas en su interior. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, pudieron ver la sombra de un hombre en su interior parado mirándolos.
—Buenas días Carolina, o debería decir buenas tardes ya, pasamos del mediodía, te estaba esperando —dijo la voz desde las sombras.
—¿Quién eres? —dijo ésta con gran sorpresa al escuchar su nombre, pero sin poder ver la cara de la persona que la hablaba.
La misteriosa sombra dio unos pasos hacia adelante para mostrar su rostro gracias a la luz de las velas que estaban encendidas.
Al ver la cara del hombre, Carolina dejó caer la llave al suelo.