26
Nada más entrar en la primera sala, Nicolás maldijo una y otra vez por la situación en la que se encontraban, desde luego no era nada favorable para ambos. Sabía perfectamente que tras una muerte así se escondía algo muy peligroso y que podría salir mal parado en cualquier momento, pero siempre pensaba en el factor humano. Alguien le podría disparar, tender una trampa o cualquier cosa, pero no había llegado a pensar que una sala con puertas podría ser su último destino como policía, ahora echaba de menos más que nunca esos casos en los que cómodamente en su despacho dirigía a un equipo de policías que se encargaban de todo el trabajo sucio, ahora el que estaba haciendo el trabajo más sucio posible, era él.
Carolina observó presa del pánico la sala donde se encontraban, habían tres puertas juntas que parecían ir al mismo sitio, ¿cuál de ellas era la correcta?, y ¿por qué razón tenía que saber ella cuál era la adecuada entre las tres? En su mente no paraban de asaltarle las dudas acrecentadas por un miedo producido por saber que en dos de las tres puertas que tenía frente a ella, la conducían a una muerte lenta y agónica.
—¿Tú crees que Aksel cumplirá con su deber y nos dejará aquí encerrados para siempre? —preguntó Carolina con la voz algo apagada.
—Es difícil de saber, yo pienso que en su mente ahora mismo tiene que estar pasando de todo, por un lado se debe a un juramento que le hizo nada menos que a su padre moribundo y posteriormente fallecido, además de anterior guardián de este lugar. Por otro lado tiene que tener esa vocecita que tenemos todos… —pensó en el asesino de Salvador Blanco—, casi todos los seres humanos que nos dice que algo está mal y nos pesa en nuestra conciencia. Supongo que si llegara el caso se le plantearía un dilema bastante importante.
—Espero que ese dilema le lleve a dejarnos salir y no dejarnos morir en este espantoso lugar.
—Yo también lo espero. Bueno, ¿y qué hacemos?, ¿por dónde entramos?
—Ojalá supiera decirte, las tres puertas son idénticas esto es más una cuestión de azar que de inteligencia, como nos ha hecho entrever Aksel. Lo que no sé muy bien es cómo andamos de suerte en estos momentos para jugárnosla a una sola carta —dijo Carolina mientras notaba que la sensación de asfixia iba creciendo a pasos agigantados en su interior.
—Supongo que deberíamos mirar las tres puertas más de cerca por si tuvieran algo en ellas que las distinguiese y nos diese una pista.
Carolina asintió y ambos se dirigieron hacia la puerta que estaba situada más a la izquierda, se inclinaron un poco para examinarla con todo detalle e intentar que no se les escapara nada.
—Mira Nicolás, aquí, debajo de la manivela, hay una cruz templaria, ¿crees que puede ser ésta?
—No lo sé, miremos las otras a ver si tienen la misma cruz.
Se dirigieron hacia las otras dos puertas y comprobaron fastidiados que contenían la misma cruz y que para su desesperación no contenían nada fuera de lo habitual.
—Vamos a mirar por las paredes y por el suelo no sea que haya algo oculto a primera vista y se nos esté escapando —dijo Nicolás mirando a su alrededor.
—De acuerdo, pero te sigo porque sin la antorcha no voy a ver los detalles bien.
Ambos se pusieron a mirarlo todo de arriba abajo obteniendo únicamente la frustración de no encontrar nada de nada, cada vez la opción de entrar en una puerta al azar se convertía en su alternativa más seria, para disgusto de ellos.
Una vez mirado todo sin sacar nada en claro, se pararon nuevamente en el centro de la sala, mirando fijamente las puertas, tenía que haber algo, pero ¿qué era ese algo?
Entonces Carolina lo vio. Encima de una de las puertas se podía ver como algo en relieve en la piedra, como una inscripción pero necesitaba acercarse más para ver de qué se trataba.
—Nicolás, mira encima de la puerta, parece que hay algo escrito, acércame la antorcha lo suficiente para ver si lo puedo leer.
Nicolás obedeció y acercó el fuego lo justo para que se iluminara ese tramo de pared.
Carolina con algo de dificultad leyó lo que ponía.
—En la inscripción pone Nylars, ¿qué puede significar?
—¿Nylars?, parece danés, quizá tu padre no contó con que ninguno de los dos hablamos este idioma y que nuestro guía se encuentra fuera de esta sala, ¿miramos las otras a ver si pone algo?
Carolina y Nicolás miraron las otras dos puertas y comprobaron cómo en ellas ponía Olsker y Nyker respectivamente.
—Esto me suena de algo y no sé de qué es… lo he leído sin duda en algún sitio.
—Quizá lo hayas leído en la información que imprimimos desde Internet acerca de éste lugar.
—Es una posibilidad, ¿la llevas encima no?, sácala y vamos a ver si pone algo de estos nombres.
Carolina metió la mano en su bolso y sacó un montón de papeles con todo lo que habían encontrado en la red acerca de Bornholm, le dio un puñado a Nicolás y ella se quedó el otro para ver si encontraban algo acerca de esos nombres.
Al poco de buscar, Nicolás lo vio.
—Es increíble que no haya caído antes, esos tres nombres son los nombres de las otras tres iglesias, parece mentira que sea esto y no me haya dado cuenta.
—Es verdad, pero no te culpes, yo tampoco lo había visto.
—Tienes razón, pero ahora que sabemos a qué se refieren esos nombres, ¿qué debemos hacer?
—¿Crees que si cruzamos alguna de las tres puertas nos llevará directos a la iglesia que tienen escritas arriba de ellas?
—Podría ser, pero Aksel nos dijo claramente que nos llevaría a otra sala y no sé qué relación pueden tener las iglesias con esa sala en concreto.
—Pues deberíamos probar una de ellas y esperar a ver si tenemos suerte, de todas maneras estamos encerrados en esta sala también y no podemos salir así que…
—Pienso que los nombres no están puestos por casualidad, tiene que haber algún tipo de clave o secuencia que nos indique cuál es la puerta correcta, pero como comprenderás yo no valgo para eso, eso más bien te lo dejo a ti que se te da mejor estos asuntos.
—¿A mí?, tengo la misma idea que tú en este sentido Nicolás, además si nos quedamos encerrados no quiero que sea por mi culpa.
—No, tranquila que será cosa de los dos, además, tenemos que pensar con la cabeza fría para saber el porqué están los nombres de las iglesias encima de las puertas.
—Quizá si leemos un poco más de lo que sacamos de Internet podemos averiguar algo.
—Perfecto, miremos en los papeles otra vez y a ver qué sacamos en claro.
Se sentaron en el suelo para estar más cómodos mirando tanto papel, Nicolás se acomodó la antorcha entre las rodillas para que iluminara a los dos por igual, con cierto miedo de que se le cayera encima y se prendiera fuego, tan solo le faltaba eso.
Pasaron un buen tiempo leyendo cosas sin importancia acerca de las iglesias, información que a priori no les indicaba cual era la puerta que tenían que utilizar, decidieron ponerse al corriente de lo que habían leído cada uno.
—Yo solamente he visto cosas sin importancia, como el año que supuestamente se cree que pudieron ser construidas y cosas así, pero nada me ha llamado realmente la atención —dijo Nicolás.
—Yo igual que tú, en este papel he visto las características de cada una, como cual es la más pequeña, cuál es la más famosa… pero nada que me diga «pasa por esta puerta».
—Madre mía, el tiempo pasa y nosotros aquí sin averiguar nada, ahora sí que pienso en jugármelo todo a una puerta y que sea lo que tenga que ser, es que los nervios se están apoderando de mí.
Carolina entre sus notas vio la trascripción del papel que le había dejado su padre en Tomar, lo releyó otra vez y entonces se dio cuenta de qué era lo que realmente estaban buscando.
—Mira estas cuatro palabras que nos dejó mi padre en el escrito de Tomar.
—¿A ver? —dijo Nicolás cogiendo la nota que le pasaba Carolina—, aquí pone «Grande, alta, pequeña, conservada», ¿le ves alguna relación con algo?
Claro que sí Nicolás, es lo que yo acabo de leerte hace un momento sobre la información que tengo aquí en esta hoja de Internet, mira, «La iglesia redonda de Østerlars es la más conocida y la más grande de Bornholm», esta es la iglesia en la que estamos.
—Grande —dijo Nicolás comprendiendo lo que Carolina le quería decir.
—Y mira esto otro, habla sobre la iglesia de Olsker, «Con sus 26 metros de altura es la más alta y más elegante de las cuatro iglesias redondas de Bornholm».
—Alta, esto encaja, mira las otras dos a ver lo que pone.
—De Nylars dice que es la mejor conservada y de Nyker que es la más pequeña de las cuatro, son las mismas palabras que nos había dejado mi padre.
—No me canso de repetir que tu padre era todo un genio, era todo un mago de dejar cosas a la vista sin que se diera cuenta nadie aunque lo tuviera frente a sus narices.
—Teníamos todo el rato aquí el orden que tenemos que seguir y no hemos sabido verlo antes.
—Es normal, siempre intentamos ir hacia el lado más complicado cuando la solución era más sencilla de lo que en un principio podía parecer.
—Bueno pues ahora que sabemos el orden, ¿nos atrevemos a seguirlo?
—No te negaré que es algo que me da mucho respeto, el poder equivocarme es casi como una pesadilla para mí, pero si tu padre nos ha dejado esto es porque es el orden correcto y creo que deberíamos avanzar sin el menor miedo.
—Entonces suponiendo que ya estamos en la «grande”, ahora tenemos que ir a por la “alta» según esto.
—Sí parece que ese es el paso a seguir, ¿entramos en Olsker? —dijo Nicolás en tono aventurero.
—Entremos pues.
Nicolás se acercó a la puerta con el cartel de Olsker y abrió despacio. Asomó la antorcha y seguidamente su cabeza para ver que les aguardaba detrás de la puerta, había algo parecido a otro pasillo.
—Pasemos a ver si todo ha salido correctamente —dijo mirando a Carolina.
Carolina asintió y siguió a Nicolás, le costó un poco soltar la puerta pues aunque confiaba en que iban por la dirección correcta, el temor por quedarse encerrados era algo inevitable. Cuando soltó la puerta, esta se cerró de golpe y no había manivela alguna para salir, ya no había vuelta atrás, debían de seguir con la convicción de que era el camino correcto pues ahora, la única solución que les quedaba, era seguir hacia delante.
Anduvieron por un pasillo idéntico al que había al bajar las escaleras, Carolina siguió a Nicolás con la misma precaución que habían llevado al principio, cuando recorrieron unos veinte metros encontraron una puerta similar a la anterior y la abrieron ya que no les quedaba otra opción.
Entraron y se encontraron una sala igual a la que acababan de estar con tres puertas.
Se acercaron para ver las inscripciones que había en cada una de las puertas.
—Aquí pone Nylars, Østerlars y Nyker, así que mirando la hoja de mi padre nos dice que tenemos que entrar en la pequeña, es decir, en la puerta con el letrero de Nyker.
—Pues no se hable más, pasemos y resolvamos esto cuanto antes que tengo unas ganas locas de salir de aquí, esto me está empezando a agobiar —dijo Nicolás ensanchándose el cuello de la camiseta con los dedos.
—¿Claustrofobia inspector? —preguntó Carolina sonriendo.
—Pues hasta el momento nunca la he tenido, pero es que estamos debajo de una iglesia de hace unos 800 años de antigüedad, rodeados de puertas, con la posibilidad de quedarnos encerrados para siempre y la sensación no es muy cómoda que digamos.
Carolina sabía que Nicolás tenía razón.
—Bueno —dijo ésta—, vamos a seguir por la puerta de Nyker que, por lo que veo, parece que vamos por el buen camino.
Abrieron la puerta de Nyker y se encontraron con lo mismo que habían encontrado anteriormente, un largo pasillo por el cual siguieron hasta llegar a otra sala de puertas, en esa sala estaban los nombres de Olsker, Nylars y Østerlars, haciendo caso a la nota, decidieron pasar por la de Nylars.
Avanzaron nuevamente por un pasillo y abrieron una nueva puerta, pero esta vez no hallaron más puertas en su interior, sino con una sala de aspecto muy humilde, sin decoración alguna en sus paredes, con un altar, una rosa marchitando en un jarrón pequeño con agua y un cofre al fondo.
—Creo que hemos llegado —dijo Carolina victoriosa y respirando profundamente—, me veía ya encerrada aquí hasta morir de hambre.
—Eso no lo digas ni en broma —dijo resoplando Nicolás al pensar como Carolina, que todo había acabado—, de la que nos hemos librado.
—Y que lo digas, bueno, lo hemos logrado, que al fin y al cabo eso es lo que importa, ahora vayamos a por nuestra recompensa —dijo señalando al cofre—, nuestra recompensa nos está esperando.
Ambos se acercaron al arca muy despacio y la abrieron sabiendo que dentro encontrarían una llave y una nota de su padre.
Cuando miraron su interior no se sintieron para nada decepcionados.
La nota tan solo la miraron por un momento, pues sabían que eso era un trabajo para el hotel, ya la resolverían allí, ahora tenían que coger la llave y salir de ese sitio para volver a respirar aire puro.
Salieron por la puerta que tenía manivela y se encontraron con un Aksel más que sonriente.