INTRODUCCIÓN

Datos biográficos

Dado que Ovidio, Pónticas IV 16, 34, cita a Gratio entre los poetas de su época como autor de versos sobre la caza, la cronología global de éste queda asegurada. Un término ante quem de su actividad poética se obtiene de la fecha del destierro de Ovidio (ca. 8 d. C.), ya que la epístola citada fue escrita, como su nombre indica, desde el Ponto[1]. Menos claro es el término post quem, que debe ser, al menos, el de la terminación de las Geórgicas virgilianas (ca. 29 a. C.), cuyo influjo en Gratio no es dudoso, fecha que concuerda con la alusión a la caída de los Lágidas (ca. 30 a. C.) hecha en el v. 309[2]; esta fecha, sin embargo, sería posible rebajarla hasta el 19 a. C., si se admite un influjo de la Eneida[3], e incluso acercarla a la Era Cristiana, atendiendo, como hace Verdière, a la influencia de Ovidio.

Sólo nos ha sido transmitido el nombre del poeta sin prenombre, pero durante largo tiempo se le ha dado el cognombre de Falisco en base al v. 54, donde habla de «nuestros faliscos». Esta expresión, sin embargo, admite otras interpretaciones distintas a la del mero lugar de origen del poeta; puede indicar que vivía o tenía posesiones en Falerios[4], pero atendiendo a que en el v. 321 exalta a Camilo, vencedor de los faliscos, cabría deducir que el «nuestros» tiene un sentido de posesión y apuntaría a un romano, no relacionado precisamente con la citada ciudad[5].

La familiaridad que revela Gratio con la técnica cinegética no debe llevar a pensar que era un esclavo o liberto[6], antes bien, la ausencia de dedicatoria en el poema obliga a considerarlo no sólo de condición libre, sino incluso de buena posición[7], a lo que lleva, por otra parte, la no escasa cultura literaria (incluido el conocimiento del griego) que supone su obra.

Obra[8]

Se conservan de la Cinegética 541 hexámetros, que, de acuerdo con el testimonio del manuscrito A, son el comienzo del libro I (y, posiblemente, su mayor parte), lo que supone la existencia de, al menos, otro libro; pero no es posible una mayor precisión.

Como se detalla en la sinopsis, tras el obligado proemio se dedican unos 110 versos al aparejo de caza, aproximadamente el triple a las razas y enfermedades de los perros y sólo 50 versos, por mutilación de la obra, a las razas de caballos[9]. Alterna hábilmente el poeta las descripciones técnicas con diferentes excursos[10] que suavizan la evidente aridez de la exposición, agravada por una cierta oscuridad expresiva que, particularmente en lo sintáctico, puede ser debida a la transmisión textual o a un prurito de concisión y originalidad. En el aspecto léxico se han señalado también en Gratio una decena de hápax, acepciones desusadas[11] e, igualmente, una excesiva preferencia por determinadas palabras[12]. Por otro lado es considerado, generalmente, como muy experto en el manejo del hexámetro[13].

Aunque ha sido negado[14], parece claro que han ejercido influencia en Gratio el Cinegético de Jenofonte[15] y, más aún, un desconocido autor alejandrino[16]. De entre los latinos conocía bien a los principales autores de su época[17], pero sin duda es a Virgilio (y, en particular, a las Geórgicas, como se ha indicado más arriba) a quien más debe: se trata, no obstante, de una lograda asimilación, no de un plagio; el poeta ha sabido recrear, en todo caso, lo que le inspiraban sus modelos, consiguiendo un todo armonioso entre lo griego y lo latino[18], que llega hasta su concepción filosófica, por lo demás sólo esbozada, equidistante de lo epicúreo y estoico[19]. Se puede incluso afirmar que, en la medida de lo posible, la Cinegética queda dentro de la tendencia de la literatura de la época a hacerse eco, más o menos intenso, de la reforma moral propugnada por Augusto: en este sentido es elocuente el frecuente uso de términos militares para la actividad cinegética[20], que concuerda con la idea horaciana de la caza como Romana militia; en la misma línea cabe interpretar el excurso sobre el lujo (vv. 310-327)[21]. En conexión con esto, también es digna de destacar la importancia que concede el poeta a la intervención divina, tanto en el nacimiento de la técnica cinegética como en la protección dispensada a cazadores y pastores[22], lo que revela un especial sentido religioso.

Por su parte, Gratio, además del influjo ya señalado en Manilio y de ecos en otros autores[23], fue sin duda conocido por Nemesiano[24].

No consta que esta obra haya sido traducida antes en España. Tampoco se puede asegurar que Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780), autor de un poema titulado La Caza, haya conocido la Cinegética de Gratio, pues las posibles influencias es más correcto asignárselas a Virgilio e, incluso, a Opiano, al que cita expresamente[25].

Transmisión textual

La Cinegética nos ha sido transmitida esencialmente a través de dos códices: Vindobonensis 277 (A), de los ss. VIII/IX, que comprende hasta el v. 541, y Parisinus lat. Thuaneus 8071 (B), de los ss. IX/X, que conserva hasta la mitad del v. 159. Ambos remontan a un apógrafo merovingio perdido (α); a ellos hay que añadir el Ambrosianus S. 81 sup. (C), del s. XVI, que sólo llega hasta la mitad del v. 50, y dos copias del códice A (D y E) hechas por el humanista Sannazaro (s. XVI). El estema establecido por Verdière es, simplificado, el siguiente[26]:

01

La edición príncipe es la aldina de G. von Logau (1534), reeditada ese mismo año en Augsburgo. La primera edición verdaderamente crítica es la de M. Haupt (1838). Destacan, entre las de este siglo, las de Enk (1918) y Verdière (1936), ambas con amplio comentario[27]. Ha sido la de este último la que ha servido de base para la presente traducción.

BIBLIOGRAFÍA

EDICIONES:

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G. CURCIO, Poeti Latini Minori, I, Acireale, 1902.

J. W. DUFF, A. M. DUFF, Minor Latin Poets (The Loeb Classical Library), Cambridge-Londres, 1961 (=1935), págs. 141-205 (con traducción inglesa).

P. J. ENK, Gratti Cynegeticon quae supersunt, Hildesheim, 1976 (=1918).

M. HAUPT, Ovidii Halieuticon. Grattii et Nemesiani Cynegetica, Leipzig, 1838.

J. P. POSTGATE, Corpus Poetarum Latinorum, II, Londres, 1905, págs. 1 y sigs.

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ESTUDIOS:

J. AYMARD, Les chasses romaines des origines à la fin du siècle des Antonins, París, 1951.

—, «À propos de Grattius», Rev. de Philol., d’Hist. et de Littér. Anciennes 12 (1938), 325-329.

G. CURCIO, «Grazio poeta didattico», Riv. di Filol. e d’Istruz. Class. 26 (1898), 55-69.

P. J. ENK, «De Grattio et Nemesiano», Mnemosyne 45 (1917), 53-68.

M. FIEGL, Des Grattius Faliskus Cynegetica, seine Vorgänger und seine Nachfolger, Görtz, 1890.

O. KELLER, Die antike Tierwelt, I-II, Leipzig, 1902-1912.

H. SCHENKL, «Zur Kritik und Ueberlieferungsgeschichte des Grattius und andern lateinischen Dichtern», Jahrbücher für class. Philologie, supl. 24 (1898), 383-480.

F. VOLLMER, «Grattius», en Realencyclopädie der classischen Altertumswissenschaft, VII 2, Stuttgart, 1912, cols. 1841-1846.