9
Me despierto feliz. Descansada. Extiendo los brazos mientras avanzo por el pasillo dirección al baño. Abro la puerta y me sobresalto tras ver a Elena desnuda frente al espejo.
-¡Jesús! -Exclama asustada, tapándose de mí-
Rápidamente cierro la puerta, pero me quedo dentro.
-Lo siento, es que me estoy meando...
Me siento en la taza. La observo, ella me mira a través del espejo, parece incómoda.
-¿Por qué te tapas tanto? Te aseguro que no tienes nada que no haya visto antes...
Elena sonríe. Se quita la toalla para mostrarse con naturalidad ante mí.
Me limpio, me levanto y tiro de la cadena.
-¡Cielo santo cariño qué es eso?
Señalo hacia su pubis, ella lo mira con indiferencia.
-¿El qué?
-Eso. -Vuelvo a señalar. Madre mía....- ¿Es por una apuesta?
-¿De qué hablas?
-¿Por qué narices tienes ese matorral?
-¡Aish Anna! yo paso de depilarme. Además ya sabes lo que dicen, donde hay pelo hay alegría.
-Oh cariño, no te ofendas pero no creo que haya mucha alegría ahí. Hay que podar. Sí, creo que es tiempo de poda, esta tarde tú y yo nos vamos a un sitio que te van a dejar como nueva, ya verás, hazme caso.
-¿Pero por qué? a mí me gusta así.
-No, no te gusta. -Le corrijo.-
-¡Sí! -Insiste.-
-Eso es porque no has probado a hacerlo sin pelo. Es increíble. Te lo garantizo.
-Pero si yo no tengo sexo...
-No me extraña, si casi no puedes ni encontrarte el chichi en esos bastos parajes.
-¡Pero mira que eres vulgar! -Se ríe-.
-De vulgar nada. Hoy te convierto en una mujer nueva.
-¿Tú lo llevas...?
Su timidez me hace gracia.
-Por supuesto. ¿Quieres verlo?
Elena asiente. Yo me bajo los pantalones y le muestro mi depilado pubis. Ella se queda impresionada mientras lo examina con detenimiento. Entonces alza un dedo y acaricia muy superficialmente mi monte de Venus.
La puerta del baño se abre de improvisto. Lore contrae el rostro al vernos a las dos de semejante guisa. Nos apartamos y estallamos en carcajadas.
-Continuad chicas. Como si yo no hubiese visto nada.
Cierra la puerta dejándonos a solas, pero yo la abro y le llamo para que vuelva a entrar.
-Estoy diciéndole a Elena que se depile. ¿Tú qué dices?
-¡Sí mi reina! -Coge las manos de Elena mientras la mira como si fuera a hacerle una gran revelación- el pelo está pasado de moda completamente.
-¿Enserio?
Lore y yo asentimos al mismo tiempo, luego ambos reímos de la cara de angustia de Elena.
-Pero es que... no sé... si nadie lo ve, además, de aquí a que tenga sexo con alguien...
-Ese tema queda solucionado esta noche. -Espeto mientras abro el grifo de la pica y me lavo las manos-
-No Anna. Yo no puedo...
Sus ojos tristes me conmueven. Pero no me doy por vencida.
-Está bien, sin hombres. Después de pasar por la esteticien iremos a comprar un consolador para ti.
-¿Qué? ¡te has vuelto loca! -Se ríe-
-¡De loca nada! loca te vas a volver tú esta noche en cuanto lo pruebes. -Sonrío-
-¡Sí! yo os acompaño, quiero uno para mí también.
Las carcajadas resuenan por toda la casa, Mónica acude al baño tras escuchar nuestras escandalosas risas.
-¿Qué? -Dice desde la puerta sin atreverse a entrar-
-Vamos a comprar unos consoladores. -Digo sin más- ¿Vienes?
Todos nos giramos en su dirección, atentos a su reacción.
-¡Pues claro! es justo lo que necesito en mi vida.
No sé si es ironía o no, lo cierto es que no hay más que hablar, esta promete ser una tarde de lo más divertida.