20. El lobo y la zorra
Estaba la comadre zorra andando, andando, andando por el camino y se encontró con el compadre lobo, y no había por allí ningún animal para pillarle.
Ya que iban tan muertos de hambre, encontraron una venta. Le dice el lobo:
-Comadre zorra, ¿por qué no entra usté en la venta a ve si nos dan algo?
-Yo no quisiera entra, porque me van a da una paliza, ya sabe que a los lobo no nos pueden ver.
Dice la zorra:
-Yo tampoco quisiera entra, que si el ventero tiene gallina, me van a dar una paliza.
-Anda, llégase usté.
-Yo no voy, porque como a los lobos le tienen tanto miedo, no me va a queré abrí la puerta.
Entonce llegó la zorra y llamó, y s'asomó el ventero, y dice:
-¿Qué quiere usté?
Dice la zorra:
-Yo, que veníamo dos caminantes, y venimo muertos de hambre; y venimos a ve si usté nos quiere dar algo de comé.
-¿Quién es su compañero?
-Mi compadre lobo.
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-Yo no quiero lobos. Y mira que no tengo más que esta cazuela de migas.
Y entonce la zorra dice:
-Esto no es para llevárselo a mi compadre, porque aquí no va a vení.
Y dice el ventero:
-Pues yo no quiero lobos en mi casa.
Entonce fue la zorra y se puso taque, taque, y se comió la cazuela de las migas; se puso como el quico, que de harto que estaba no se podía ni mové.
Le dice el lobo cuando llegó:
-Comadre, ¿no le han dao a usté na?
-¿Que no me han dao na? Lo que me han dao es una paliza que no me puedo mové. ¿No ve usté cómo vengo?
-Pue súbase usté aquí encima de mí; yo la llevaré en carritorné.
Y el lobo, a pesar del hambre que llevaba, se la cargó a ella como quien lleva un baúl.
Y la zorra, cuando se vio en coche, se puso tan contenta, que se puso a decí:
-Ita, ita, ita,
harta de migas
y en caballerita.
-Ita, ita, ita,
harta de migas
y en caballerita.
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