2. Recolectores escritores
2.1. Como Grimm (y probablemente motivada por los Cuentos de niños y el hogar), Fernán Caballero (1796-1877) inaugura en España la figura del recolector-escritor con la publicación de Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles (Leipzig, 1874, y Madrid, 1877), donde incluye cuentos de encantamiento, religiosos, de animales y anécdotas. Los cuentos los recoge de la zona rural de Sevilla, y no hace «sino anotarlos y bordarlos». Este bordado conserva inflexiones y términos andaluces, el ritmo, estructuras y motivos de la literatura oral, dejando oír, aquí y allá, su moralizante voz de autor. Los cuentos de Fernán Caballero han sido reeditados en edición de Carmen Bravo Villasante (1978).
-31
2.2. Cuentos para gente menuda, que da la estampa un soldado viejo, natural de Borja (¿1887?) son doce cuentos maravillosos de tradición oral escritos por Nicolás María d'Aiguaverte y Gómez, «deseoso de proporcionarles algún placer, calculando el que yo experimenté cuando chico, en tiempos de Fernando VII, al oír cuentos fantásticos; he escrito los que no había olvidado y los que me acaban de referir en las faldas del Moncayo».
2.3. Rememorando su infancia y los relatos familiares de una vieja tía, Carmen Lyra vuelve a narrar cuentos maravillosos, novelescos y de animales, del folklore hispanoamericano, en Cuentos de mi tía Panchita (1926). La tradición familiar se despliega en giros populares costarricenses, en la cercanía de motivos, personajes y cuentos de animales, como el ciclo del Tío Conejo, popular en Latinoamérica.
El material del recolector-escritor se compone de cuentos escuchados en la infancia (tradición familiar o local), cuentos escuchados a narradores rurales, o encuestas de investigación, en zonas geográficas de trabajo de campo.
-32