Epílogo
Un año después...
Iban a celebrar el cumpleaños de la pequeña Ashley por todo lo alto. Sus amigas del pueblo iban a venir con sus familias, al igual que Kelly con el pequeño Alex. También iba a venir su padre y estaba segura que le traería un gran regalo y se imaginaba que a Kathleen también.
En un principio se creía que Kathleen iba a estar un poco celosa de su hermana, ya que era la más pequeña y la que recibía en esos momentos más cariños. Pero resultó ser todo lo contrario, Kathleen quería mucho a su hermana y siempre estaba con ella cuidándola.
En ese preciso momento la pequeña Ashley estaba en el suelo jugando a las muñecas con su hermana.
Era increíble lo que Ashley se parecía a ella. Tenía sus ojos y sus rasgos, lo único que había heredado de su padre había sido el cabello que tenía negro como el azabache. Era una niña preciosa y a su marido le preocupaba ya que cuando fuera mayor sería una belleza y él tenía que proteger su honor de muchachos indeseables. Y claro está, su padre también se unió a su esposo y al final decidieron entre los dos que cuando Ashley fuera mayor y presentada en sociedad, tendría a su padre o a su abuelo para alejarla de los indeseables.
—Tú peina esta Ash — dijo en ese momento Kathleen desde el suelo mientras le entregaba una muñeca a su hermana.
Ashley cogió la muñeca que le entregaba su hermana. Anne se dio cuenta de que ya tenía dos, y con ellas fuertemente cogidas entre los brazos se levantó y se dirigió con paso inseguro hacía su madre.
—Mamá — le dijo mientras le entregaba una de las muñecas.
—¿Es para mí? — preguntó Anne mientras cogía a su hija en brazos.
—Sí, mamá.
Anne sonrió y se puso en pie con su pequeña en brazos. Dejó las muñecas en el suelo y le tedió una mano a Kathleen.
—Vamos niñas, dejaremos esto para mañana — dijo mientras se dirigía a la puerta — seguro que el abuelito estará esperando.
—¿Lito?
—Sí, el abuelito.
Fue una maravillosa fiesta. Todos se divirtieron mucho, y Ashley recibió muchos regalos. Kathleen también recibió regalos por parte de su abuelo.
Por fin se habían quedado dormidas y ella ya podía ir a su habitación a descansar. Su padre partiría al día siguiente y Devlin iría con él para resolver unos asuntos de trabajo.
Cuando entró vio que Devlin ya se estaba arreglando para irse a la cama. Le sonrió con picardía mientras se acercaba a él. Devlin la abrazó y le dio un pequeño beso en los labios.
—¿Se han dormido ya? — le preguntó Devlin mientras abría la cama para meterse en ella.
Anne se quitó la bata y se metió en la cama junto a su esposo.
—Sí, Ashley es muy revoltosa — dijo mientras se acurrucaba entre sus brazos.
—Umm... — dijo Devlin mientras apagaba la vela y la besaba con pasión — se parece a su madre. Quizás tendríamos que ir pensando en buscar el niño.
Devlin le quitó el camisón y empezó a acariciarla por todo el cuerpo haciendo que Anne se estremeciera de placer.
—Te amo Devlin.
—Yo también te amo pequeña.
Le hizo el amor con dulzura y Anne supo que esa noche había concebido a su hijo.
Tuvieron tres hijos más, dos varones y otra niña. Fueron felices por el resto de su larga vida.
FIN