Capítulo 20
Cuatro días después Devlin recibió el mensaje que tanto había deseado. Estaban en la sala tomándose un café junto a Michael y a Kelly. Devlin estaba apoyado en la repisa en la que antes había un retrato de Sally. Dos días atrás Devlin había mandado quitarlo y llevarlo desván.
—No deberías hacerlo — le dijo Anne en ese momento. La verdad es que a ella le incomodaba, era como tener su presencia continuamente. Pero sabía que Devlin la había querido y que Kathleen tenía derecho a saber cómo era su madre — cuando venga Kathleen querrá saber muchas cosas sobre su madre y el retrato podría hacerle muy feliz.
—Ahora tú serás su madre — le contestó él — cuando crezca y pregunte, se lo enseñaré. Sally es mi pasado y tú mi futuro, es hora de dejar atrás el pasado.
Y eso fue todo, ahora el cuadro descansaba en el desván de la casa.
Cuando Devlin leyó el mensaje, le dijo a Harris que preparara sus cosas que partían inmediatamente. Michael y otros hombres más le acompañarían. Kelly volvería a quedarse con ella, pero tenía que ir a recoger algo de ropa. Michael le acompañó y le dijo a Devlin que le esperara, que no tardaría.
—¿Tendrás cuidado? — le preguntó Anne mientras seguía a Devlin a sus aposentos. Allí dormiría ella cuando se casara con él, era el dormitorio principal. Devlin dijo que cambiaría el colchón porque se imaginaba que Anne se sentiría mal al dormir en el mismo colchón que había compartido con Sally.
—Claro que sí preciosa — le dijo mientras le sonreía — y tú también me vas a prometer que vas a cuidarte.
—Sí, me cuidaré mucho.
Media hora después Michael volvía a con Kelly. Ella se despidió de él y subió a la habitación en la cual siempre se quedaba cuando estaba allí.
Anne abrazó a Devlin con fuerza y le dijo que volviera pronto.
—Te amo Devlin — le dijo en un susurro — vuelve pronto.
—Yo también te amo pequeña — le dijo mientras le daba un pequeño beso en los labios — volveré lo más pronto que pueda.
Luego se volvió hacía Harris y le pidió que cuidara a su señora.
—No se preocupes señor, vaya tranquilo, yo cuidaré de mi señora — le dijo inclinándose ante él.
Devlin le sonrió, se subió a su caballo y se alejó junto a sus hombres.
Ella se quedó allí un largo rato después de que Devlin desapareciera de su vista.
—Mi señora, es mejor que se meta en casa — le dijo Harris con amabilidad.
—Si Harris, enseguida — echó una última mirada hacía donde había desaparecido su hombre y se metió en casa.
Cuando pasó ante Harris le sonrió con dulzura. Se habían tomado mucho cariño y él la llamaba “mi señora”. La primera vez que se lo dijo, a ella se le llenaron los ojos de lágrimas al ver que la aceptaba y la quería. Pero no era el único, también Natalie y los demás sirvientes la aceptaban y la querían.
Esa misma tarde, Anne recibió a sus amigas del pueblo. Estaban en la sala tomando café y hablando de trivialidades. Alguna que otra hablaba sobre Inglaterra, que había nacido allí y se había enamorado de un escocés, teniendo que mudarse a Escocia.
Anne también se preguntaba muchas veces en como estaría su padre. Dios santo, él tendría que estar preocupadísimo. Decidió escribir una carta para contarle que era feliz y que estaba esperando un bebé.
Cuando se fueron sus amigas, Anne se dirigió, junto con Kelly, al estudio de Devlin. Se sentó en el escritorio y buscó papel para escribir.
¿Crees que es buena idea que escribas esa carta? — le preguntó Kelly mientras se sentaba frente a ella.
—Tiene que estar muy preocupado y desesperado — le dijo mientras escribía — solo quiero hacerle ver que no me falta nada y que soy muy feliz.
—Comprendo.
Al terminar la carta, llamó a Harris para que fuera a buscar a alguien que pudiera llevarle al pueblo para que fuera entregada con rapidez.
Devlin estaba sentado en el salón de sus suegros y tenía a su hija en brazos. Estaba muy contento, las cosas estaban saliendo muy bien.
—Le digo señor juez, que él no la cuidará mejor — estaba diciendo su suegra en ese momento — mató a su madre, ¿qué le hace pensar que no la…?
—Maldita sea — dijo de pronto Devlin con furia — yo quería a su hija, yo jamás le haría daño. Yo no la maté.
—Si claro…
—¡Basta! — Dijo de pronto el juez — aquí lo que importa es la niña — se acercó hasta ella y la cogió en brazos — cuando hablé con ella me dijo que quería irse con su papá y que ustedes no la querían. La niña apenas tiene ropa, la habitación es triste y no hay juguetes para que la pequeña juegue.
—Eso es injusto…
—Basta mujer — le dijo su suegro a su mujer — el juez tiene la última palabra. Y por lo que a mí respecta, se puede llevar a esa mocosa.
Dios, Devlin estaba realmente feliz.
—¿Todavía deseas irte con tu papá, pequeña? — le preguntó el juez a la niña.
—Sí — dijo mientras alzaba los brazos para que Devlin la cogiera — papá… papá…
Devlin se acercó y la cogió entre sus brazos. La pequeña lloró sobre su hombro.
—Ya pequeña — le dijo en un susurro.
—Llévame contigo y con mi nueva mamá — le dijo la niña entre sollozos.
—Por supuesto pequeña — luego miró al juez — ¿señor juez?
—Sí claro, pero antes tenéis que firmar unos papeles.
Media hora después Devlin salía de la casa de sus suegros con su hija en brazos. No se llevaba nada de allí, Kathleen tenía una habitación llena de ropa y juguetes que Anne había comprado.
Cuando se encontró con sus hombres, todos le dieron la enhorabuena y se pusieron muy contentos de que por fin había recuperado a su hija.
Se pusieron de contado en marcha, todavía quedaba un largo camino para llegar a casa. La pequeña estaba feliz y no paraba de hacerle preguntas sobre su nueva mamá y de cuándo iba a tener a su hermanito en brazos.
Dios, estaba seguro de que Anne se pondría contentísima cuando le viera aparecer con la pequeña. Estaba deseando llegar.
—¡Harris! — Gritó Anne mientras daba vueltas por la sala — ¡Harris!
—Sí mi señora — dijo Harris mientras se materializaba a su lado.
—Hay una mujer un poco pesadita ahí fuera — dijo mientras hacía un gesto a la puerta — intenta deshacerte de ella gentilmente, porque si voy yo, no respondo de mis actos.
Harris se dirigió hacía la puerta para ver a la mujer que estaba molestando a su señora. Esperaba que pudiera deshacerse de ella, ya que si su señora intervenía no sabía lo que podía suceder.
Anne también deseaba que Harris se deshiciera de ella. La había conocido en el pueblo y le había dicho que era la amante de Devlin. Ella se puso furiosa ante esa falsedad, era imposible que él tuviera una amante. Amaba a su esposa, y sabía que jamás le había sido infiel.
Y ahora va y se presenta allí diciendo que quería ver a Devlin ella no tenía ganas de enfrentarse a ella, ya que si la veía una sola vez, estaba segura de que le arrancaría los ojos.
—Anne, ¿qué hace esa mujer ahí fuera? — le preguntó Kelly mientras entraba en la sala.
—¿Tú que crees? — dios, estaba furiosa — después de las mentiras que dijo en el pueblo, tiene la desfachatez de venir a buscar a Devlin.
—No le crees, ¿verdad? — le preguntó su amiga con preocupación.
—Por supuesto que no, pero me pone furiosa que haga esas acusaciones.
De pronto Harris volvió a entrar en la sala. No parecía muy contento y se imaginó que no le había ido muy bien.
—¿Qué ha ocurrido Harris? — le preguntó mientras el mayordomo se acercaba a ellos.
—No quiere irse señora — parecía bastante preocupado — le he dicho que el señor no se encuentra, pero no me ha creído.
Anne soltó una maldición y se dirigió a la puerta a darle una buena lección a esa señorita.
Al abrir la puerta, vio que la mujer seguía en la puerta y parecía que no se iba a alejar mucho, ya que estaba sentada en los escalones de la entrada. La verdad es que esa mujer era muy hermosa, y se imaginó que en otro tiempo antes de conocer a Sally, esa mujer fue su amante. Pero ella confiaba en Devlin y estaba segura de que él fue fiel a Sally.
—Harris te ha dicho que te fueras — le dijo con furia. La mujer se levantó para enfrentarse a ella — Devlin no se encuentra.
—Y, ¿por qué debo confiar en ti?
—No tienes por qué hacerlo — bajó las escaleras que la separaban de ella — se fue a recuperar a su hija y no sé cuándo vendrá. Pero te advierto de que a él no le gustará verte aquí, al igual que a mí.
—Eso es lo que tú te crees — le estaba mirando con furia — pero a mí me da igual que a ti no te importe, no eres nadie. Tú solo eres su...
Anne le dio una buena bofetada, ¿cómo se atrevía a ofenderle de esa manera? La única ramera que había allí era esa mujer que decía ser la amante de Devlin.
—No te atrevas a insultarme — le dijo mientras la agarraba del brazo y la arrastraba fuera de la propiedad de Devlin — aquí la única puta eres tú. Yo soy su mujer y le voy a dar un hijo.
—¿Otro bastardo? — dijo la otra con furia mientras se soltaba de un tirón — no dejaré que tenga otro bastardo.
Una vez dicho esto, se lanzó hacía ella cogiéndole de los pelos y tirándola al suelo.
Anne temió por su bebé en ese momento. Cuando salió del aturdimiento causado por el golpe, se agarró a los pelos de la otra y empezó a zarandearla.
Harris y Kelly salieron a la puerta para ver lo que estaba ocurriendo, ya que de pronto dejaron de escuchar voces.
Kelly fue la primera en ver la pelea y lanzó una exclamación de terror al ver como su amiga era tirada al suelo sin ninguna contemplación.
—Harris, haz algo — le dijo al mayordomo — esa pelea puede ser peligrosa para el bebé.
Harris no esperó nada más, llamó al caballerizo que estaba allí cerca y le dijo que le acompañara.
Cuando llegaron donde estaba la pelea, Harris cogió a su señora mientras seguía despotricando contra la otra.
—Llévala fuera y no la dejes entrar más — le dijo al caballerizo mientras arrastraba a la otra mujer fuera.
Mientras Albert arrastraba a la mujer fuera, Harris llevaba a su señora dentro de la casa. La dejó con cuidado en el sillón y se arrodilló frente a ella. Tenía un pequeño hematoma en la mejilla izquierda y en esos momentos estaba llorando.
—Harris — le dijo mientras le agarraba la mano.
—Estoy aquí mi señora — estaba preocupado. Nunca tenía que haber dejado que esa mujer entrara allí — todo irá bien.
—Mi bebé — dijo en un pequeño susurro.
En ese momento Kelly entró en la sala con algo en la mano para el hematoma.
Harris no entendía de medicina, pero dejó que Kelly curara el hematoma de su señora.
—Por dios Anne, ¿por qué has tenido que pelear con esa mujer? — le dijo Kelly mientras le ponía una pomada en el rostro — no debes hacer esas cosas, el bebé puede salir dañado.
—Ya lo sé — todavía tenía lágrimas en los ojos — ¿crees que le habrá pasado algo?
Kelly le puso una mano en el estómago y le sonrió. Todo parecía estar bien.
—No creo — se sentó a su lado y le cogió de las manos — lo que ahora tienes que hacer es descansar.
—Sí, creo que voy a subir a acostarme.
Harris se adelantó para ayudar a su señora a subir las escaleras.
Justo en ese momento escucharon ruido de caballos que entraban en ese momento en el patio.
—Yo abriré para ver quién es — le dijo Kelly mientras se dirigía a la puerta — tú lleva a Anne arriba.
En ese preciso instante la puerta se abrió y apareció Devlin con la pequeña en brazos.