Capítulo 18

Devlin llegó tarde a casa y se imaginó que ya estarían todos durmiendo. Michael le había dicho que iría a la mañana siguiente a buscar a Kelly y para acompañarlo a ver al juez.

Devlin sacó una pequeña llave del bolsillo de su chaleco y abrió la puerta. Cuando entró se dirigió en silencio a la habitación de Anne.

Ella estaba acurrucada en la cama y profundamente dormida. La contempló durante un rato y después bajó a su estudio. Encendió un candil que había en la mesa y se sirvió un whisky.

Justo cuando fue a sentarse en su sillón la puerta del estudio se abrió y apareció Harris con un bastón en la mano para defenderse de un posible ladrón.

—¿Con eso pensabas atrapar al ladrón Harris? — le preguntó con una sonrisa en los labios.

—Por dios señor, me ha asustado — Harris dejó el bastón en el suelo y el candil en la mesa — bienvenido a casa señor.

—Gracias Harris — Devlin se levantó y se dirigió a la ventana — siento haberte asustado.

—No importa señor, ¿y la pequeña?

—No he podido traerla — Devlin miró a Harris con tristeza — tengo que hacerlo legalmente, no puedo volver a prisión.

—Lo entiendo señor.

—Mañana iré a ver a un juez para que me ayude.

Harris notó la tristeza de su señor, y en ese momento estuvo a punto de decirle lo del bebé. Pero gracias a dios se contuvo, no era él quién tenía que hacerlo, sino su señora.

—¿Cómo han ido las cosas por aquí? — le preguntó Devlin de pronto.

—Oh, bastante bien señor — Harris comenzó a relatarle la visita del comerciante de tela. Las visitas que había hecho la señorita al pueblo y su frustración al saber que tenía que llevar escolta.

También le contó que la señorita había hecho muchas amistades en el pueblo, y que de vez en cuando la visitaban.

—Me alegro mucho de que aquí sea feliz — dijo Devlin con una gran sonrisa.

—Sí señor, pero a veces la he visto triste — Devlin se imaginaba que era por su padre, que lo echaba de menos — creo que le ha extrañado.

—Y, ¿los demás sirvientes la tratan bien?

—Oh sí, todos le hemos tomado mucho cariño señor. Es muy distinta a la señora Sally, que dios la tenga en su gloria, pero todos están encantados con ella.

—Me alegra saberlo — Devlin se sentó de nuevo en su sillón — ¿cómo van los preparativos para la boda?

—Todo va bien señor, ya casi hemos acabado.

—Aunque todavía no sé si ella me aceptará.

—Por supuesto que lo hará señor, ya lo verá.

Anne tenía un sueño intranquilo. Había sentido como alguien la vigilaba mientras dormía.

Se despertó cuando escuchó ruidos en la planta de abajo. ¿Sería un ladrón? Salió de la cama, se puso la bata y cogió la vela para guiarse a través de la oscuridad.

Bajó las escaleras con precaución. Ya no se oía nada y Anne pensó que lo había soñado. De pronto escuchó ruidos que venían del estudio de Devlin. Cuando estuvo junto a la puerta escucho la voz de Harris.

De pronto Anne abrió la puerta de golpe, había reconocido la voz de Devlin.

—¡Devlin! — exclamó Anne cuando entró.

Él estaba sentado detrás de su escritorio y le sonreía con dulzura. Se levantó y se dirigió hacia ella.

Anne se echó a sus brazos y lloró desconsoladamente contra su hombro.

Dios, estaba tan contenta de verlo, le había echado mucho de menos.

—Ya pequeña, deja de llorar — le dijo Devlin mientras le besaba el rostro cubierto de lágrimas.

Anne se dio cuenta, al separarse de Devlin, que Harris se había marchado con discreción y los había dejado solos.

—¿Dónde está Kathleen? — le preguntón mientras miraba a su alrededor.

—En la casa de sus abuelos — le dijo mientras se apoyaba en la mesa y lo miraba con tristeza — Kathleen me dijo que ellos no la quieren — Anne se preguntó por qué no había traído a la niña si no era feliz allí — Tengo que hacerlo legalmente Anne. Si me hubiera traído a la niña sin una orden legal, sus abuelos me habrían denunciado por secuestro, y yo tendría que volver a un barco prisión.

Anne no quería que eso sucediera, ¿qué iba a hacer ella si él no estaba a su lado?

—Yo no quiero perderte — le dijo mientras se abrazaba a él — no soportaría seguir viviendo sin ti.

—No te preocupes pequeña — le dijo Devlin mientras la acariciaba el cabello — yo jamás te dejaría. Mañana buscaré a un juez para que me ayude a sacar a Kathleen de allí.

Ella se apartó y le miró con una gran sonrisa.

Devlin estaba encantado de que ella no quisiera separarse de él. En ese momento supo que ella lo amaba y de pronto se sintió el hombre más feliz del mundo. Lo único que empeñaba su felicidad era no tener a su hija a su lado.

—¿Has pensado en lo que te dije? — Le preguntó mientras le acariciaba el rostro — ¿te casarás conmigo cuando Kathleen esté aquí?

—Sí, me casaré contigo — Anne volvió a abrazarse con fuerza a él — te amo.

Anne se volvió a separar de él y notó que se había puesto seria y parecía preocupada.

—Pero hay un pequeño problema.

—¿Qué ocurre? — le preguntó con preocupación.

—Son los sirvientes — le dijo mientras se sentaba en un sillón — creo que no les gusto.

—¿Por qué dices eso? — Devlin se sentó a su lado y le cogió las manos con dulzura.

—Soy muy distinta a su antigua señora — le dijo con tristeza — he intentado no enfadarme y parecerme a ella, pero es imposible. Este maldito carácter que dios me ha dado…

—Vamos pequeña — dijo mientras soltaba una gran carcajada — si fueras como Sally yo no te amaría tanto como te amo. Además, estás equivocada con respecto a los sirvientes.

—¿Por qué dices eso? — parecía bastante sorprendida.

Anne no estaba muy segura de por qué le decía eso. Es verdad que nunca le habían tratado mal, pero después de que ellos no dejarán de alabar las cualidades de su señora Sally, ella pensó que la trataban con amabilidad solo porque sabían que se iba a casar con su señor y que iba a darle un hijo.

Ellos habían visto en más de una ocasión su carácter, y la mayoría de ellos, estaba casi segura, se habían sentido escandalizados.

—Harris me ha dicho todo lo contrario — le dijo Devlin mientras le sonreía — me ha dicho que todos te aprecian y te quieren mucho.

—¿De verdad te ha dicho eso?

Anne no salía de su asombro. Quizás Harris le había dicho eso para que su señor no se sintiera mal. Dios, ¿cómo podía estar segura? Devlin parecía creer en lo que decía su mayordomo.

—Él nunca me mentiría — le dijo Devlin adelantándose a sus dudas — no le convendría. Si yo llegara a enterarme de que él me ha mentido en algo, lo pasaría muy mal. Una de las cosas que pido a mi servidumbre es sinceridad, y te juro Anne, que tengo a los mejores.

—Yo confío en ti…

—Y yo confío en Harris — la cogió de nuevo entre sus brazos y la besó con dulzura — si él dice que te quieren es porque te quiere, ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

—Bien, ahora ve a dormir, ya es tarde — le dijo mientras la acompañaba a su habitación — mañana iré a buscar a un juez para sacar a Kathleen de allí.

Cuando llegaron a la habitación de Anne, ella vio la indecisión de Devlin. Quería entrar con ella, pero sabía que ahora era distinto a cuando estaban en el barco.

—Podrás entrar si me prometes que te irás antes de que Natalie aparezca por la mañana — le dijo mientras abría la puerta — imagínate lo que pensará la pobre.

Anne soltó una risita ante el rostro asombrado y sonrojado de Devlin. Era la primera vez que lo veía así, y estaba encantada.

Él la cogió entre sus brazos y se adentró en la habitación junto a ella. La depositó con suavidad en al lecho. Anne ya estaba excitada, y esa lentitud con la que le quitaba el camisón, la estaba matando.

Al rato, cuando los dos ya estaban completamente desnudos y excitados, Devlin le hizo el amor con una gran ternura.

Anne estaba entre sus brazos pensando en si decirle a Devlin lo de su embarazo o esperar a que Kathleen estuviera allí como había pensado en un principio. En ese momento recordó que Harris le había dicho que su señor tenía derecho a saberlo. Le dijo que esa noticia le haría muy feliz, y que estaba seguro que si se lo hubiera dicho antes no habría importado a la hora de salvar a su hija.

Quizás Harris tenía razón y sería mejor decírselo. ¿Estaría bien que pasara otro día sin que supiera lo de su hijo? No, era mejor decírselo.

—Devlin, ¿estás dormido? — dijo mientras le acariciaba el pecho con la mano.

—Umm, ya no — le dijo mientras volvía a tenderla de espaldas. Se echó sobre ella y la besó con dulzura — eres preciosa.

—Tengo algo importante que decirte — le dijo mientras él la besaba detrás de la oreja.

—Dime — seguía besándole. Ahora estaba dándole pequeños besos en la base del cuello — que bien hueles.

—Por favor, es importante.

Parecía ser que notó la urgencia en su voz ya que levantó la cabeza y se quedó mirándole con curiosidad.

—¿Qué ocurre?

—No te vayas a enfadar conmigo — le dijo con preocupación — iba a decírtelo cuando Kathleen estuviera aquí, pero Harris me dijo que tenías derecho a saberlo.

—Está bien, ¿qué has hecho ahora? — le preguntó mientras se echaba a un lado para observarla.

—Oh, nada malo — Anne sabía que tenía que estar sonrojada — Te lo juro. Lo que pasa es que… es…

—Vamos Anne, dilo sin miedo — le dijo mientras le acariciaba la cadera.

—Yo… estoy embarazada.

Vio que se quedó paralizado ante la noticia. Después la miró con los ojos muy abiertos ante la sorpresa.

—Lo siento de verdad — estaba bastante nerviosa — cuando me enteré quise decírtelo, pero tuve miedo de que me dejaras en Inglaterra. Luego cuando lleguemos aquí, no quería que la noticia te distrajera de recuperar a tu hija.

Devlin se levantó y empezó a dar vueltas por la habitación igual que la primera vez que le hizo el amor. Seguro que está enfadado por habérselo ocultado, pensó Anne con tristeza. Pero ella tenía sus propias razones. Lo que no le había contado era que no quería que él se casara con ella solo por el embarazo, sino por amor. Ahora que sabía que él la amaba había podido decírselo.

Todavía tenía miedo que eso le distrajese y le costara más trabajo recuperar a su hija.

No se lo podía creer, iba a volver a ser padre. ¿Ella pensaba que él la iba a dejar en Inglaterra? Eso jamás. Si hubiera sabido desde un principio que estaba embarazada, no tenía que haber buscado una excusa para llevarla con él.

—Maldita sea — dijo mientras volvía a la cama y cogía a Anne entre sus brazos — nada va a distraerme de recuperar a mi hija.

—¿Estás muy enfadado? — le preguntó mientras le miraba con los ojos húmedos por las lágrimas.

—No, entiendo tus razones — le dijo mientras le secaba el rostro de lágrimas.

—Pues yo no te veo muy contento — le dijo Anne con furia mientras se levantaba de la cama. Maldita sea, ya volvía a sacar ese carácter suyo — Harris me dijo que la noticia te alegraría, pero veo que no es así. No lo quieres.

Ahora si estaba llorando, y él se levantó para cogerla entre sus brazos.

—No, déjame — le dijo mientras se apartaba de él — voy a tener a mi bebé y lo voy a querer y tú…

—¡Basta mujer! — le dijo con furia mientras la cogía con fuerza entre sus brazos — yo no he dicho que no lo quiera. Por dios mujer, me ha cogido por sorpresa y no me has dado tiempo a recuperarme. Te amo Anne y sí quiero ese bebé.

La cogió con ternura entre sus brazos y le llevó a la cama. La tumbó con delicadeza y se acostó a su lado.

La abrazó con dulzura y le dio pequeños besos en el cabello.

—Ahora tienes que descansar — le dijo mientras le acariciaba el vientre — no quiero que te canses y por dios Anne quiero que te alimentes bien. Duerme todo lo…

—Por dios, no empieces tú también — le dijo Anne mientras se volvía hacía el y le miraba con furia — ya he tenido bastante con Harris y con Natalie. La única que me comprende mejor es Kelly. No estoy enferma.

Devlin empezó a reír a carcajadas, no podía evitarlo estaba loquito por esa mujer.

—Está bien preciosa — le dio un pequeño beso en los labios y volvió a abrazarla — pero prométeme que vas a cuidarte mientras yo esté fuera recuperando a mi hija.

—Te lo prometo.

—Bien, ahora a dormir.

Al rato los dos se quedaron dormidos.