Capítulo 21

Devlin estaba contento de estar en casa. Al abrir la puerta se encontró frente a una Kelly muy sorprendida. Entró en la casa y dejó que Michael estrechara con fuerza a su amada.

Harris tenía a Anne agarrada con suavidad del brazo, parecía que iba a llevarla arriba. Reparó en los ojos llorosos y asombrados de Anne, pero lo que le llamó la atención fue el hematoma que tenía en la mejilla izquierda.

—¡Maldita sea! — gritó con furia mientras dejaba a la pequeña en el suelo y se acercaba a ella — ¿puedo saber que ha ocurrido?

Kathleen se había enganchado a su pierna y parecía asustada.

—Yo puedo explicárselo señor — Harris soltó el brazo de su señora y se inclinó ante él.

Devlin cogió a Anne entre sus brazos. Ella se echó a llorar entre sus brazos.

—Una mujer vino a verlo señor — le dijo Harris mientras él calmaba a Anne — yo le dije que no se encontraba, pero esa mujer no quería irse. Mi señora salió personalmente a sacarla de aquí. Estuvieron gritándose e insultándose mutuamente. Al rato la señorita Kelly y yo salimos y encontramos a las dos en el suelo peleándose.

Y claro, Anne había salido con ese moratón en la mejilla. Esperaba que esa otra mujer hubiera salido peor.

—¿Quién era esa mujer Harris? — le preguntó mientras seguía abrazando a Anne.

—Dijo que era tu amante — le dijo Anne entre sollozos.

—¿Mi qué?

—Yo no le creí — se separó de él y le miró con tristeza — le dije que yo era tu mujer y ella se enfureció y me dijo que era una... ya sabes.

Devlin supo lo que le había dicho. Maldita mujer.

—¿Cómo se llama?

—Parece ser que se llama Megan.

Devlin lanzó un grito furioso y se dirigió de nuevo a Harris.

—Lleva a Anne y a mi hija arriba — le dijo con irritación. Maldita mujer, ya era la segunda vez que lo hacía. También estuvo allí molestando a Sally una tarde en la que él no se encontraba — voy a ir al pueblo a poner a esa mujer en su sitio.

—¿Papá? — Kathleen le estaba tirando del pantalón para que le prestara atención. Devlin se arrodilló junto a ella.

—No te preocupes — le dijo mientras le daba un beso en la cabeza — volveré pronto. Ella es tu nueva mamá — dijo señalando a Anne — ve con ella arriba.

Kathleen miró a su nueva mamá y sonrió con felicidad.

En ese momento Anne se dio cuenta de que Kathleen estaba allí. Con su problema, y la felicidad de ver de nuevo a Devlin no había reparado en ella. Dios, era una niña preciosa y se parecía mucho a su padre excepto en el color del cabello.

Se agachó junto a ella y la abrazó con los ojos llenos de lágrimas. La pequeña se enganchó a su cuello y se susurró un "mamá" que a ella le llegó muy adentro. Ya estaban todos juntos, pronto se casarían y formarían una hermosa familia. Lo único que enturbiaba un poco la felicidad de Anne era no saber nada sobre su padre. Ya le había escrito una carta, sólo era cuestión de tiempo tener noticias suyas.

Cogió a la pequeña en brazos y miró a Devlin.

—¿Tendrás cuidado? — le preguntó con preocupación.

—Claro que sí — se acercó a ella y le dio un pequeño beso en la frente— además, ¿qué me va a hacer esa mujer?

—Quizás tenga algún matón.

—No te preocupes — le dijo mientras le sonreía — ya de camino voy a hablar con el cura para casarnos cuanto antes.

—De acuerdo.

Devlin salió de la casa y Harris le ayudó a subir arriba. Iba a llevarla a su habitación, pero ella le dijo que quería llevar a la pequeña a su habitación. Sabía que le iba a gustar, ya que Devlin le había dicho que no había ni un solo juguete en la habitación que le pequeña tenía en la casa de sus abuelos.

Cuando le pequeña vio el cuarto lanzó un chillido de alegría. Anne la dejó en el suelo y Kathleen se lanzó a coger una preciosa muñeca que había en la cama. La estrechó contra su pecho y sonrió con felicidad.

—¿Te gusta la muñeca Kathleen? — le preguntó mientras se sentaba a su lado.

—Sí, nunca había tenido una — se sentó en el regazo de Anne — gracias mamá, eres muy buena.

—Oh pequeña — volvieron a saltársele las lágrimas, no podía evitarlo.

—No me acuerdo de mi otra mamá, pero tú eres muy guapa — le dijo mientras le miraba — quiero ser tan guapa como tú cuando sea grande.

—Oh, no pequeña — le dio un beso en la cabecita rubia — tú serás mucho más guapa.

—¿Nos vas a querer mucho a mi papá y a mí? — le preguntó con los ojos llenos de esperanza.

—Claro que sí, ya os quiero mucho a los dos.

—Yo también quiero mucho a mi papá y a ti — dejó la muñeca a un lado y se abrazó con fuerza a su cuello mientras le daba un sonoro beso — también voy a querer mucho a mi hermanito cuando venga.

—¿Hermanito?

—Sí, mi papá me dijo que iba a tener un hermano.

—Por supuesto pequeña — le dijo mientras se levantaba — ahora vamos a darte un baño y a cambiarte de ropa. Te pondremos un bonito vestido.

Llamó a Harris para que preparara un baño para la pequeña.

—Lo tiene preparado en sus aposentos mi señora.

A Anne le gustaba mucho la eficiencia de Harris.

Ella y Kathleen pasaron el resto de la tarde en la habitación de la pequeña hablando y jugando. Pronto volvería Jonathan y podrían cenar todos juntos como una familia feliz.

Devlin esperaba que Megan hubiera aprendido la lección y no volviera a acercarse a su mujer.

El padre Thomás le recibió en la iglesia y le dijo que podrían casarse el fin de semana siguiente, ya que al ser una boda doble tardaría un más en preparar los papeles. A él no le importaba esperar un poco más, ya tenía a su hija y esperaba que no se presentara ningún problema.

Llegó a casa a la hora de cenar y se preguntó si su hija y Anne ya lo estarían esperando en el comedor.

—Señor, ¿podría hablar con usted un minuto? — le pregunto Harris cuando le abrió la puerta — no he tenido tiempo de decírselo antes con la señora delante.

—Está bien Harris, vamos a mi estudio — le dijo mientras se dirigía hacia él — ¿dónde está mi hija y Anne?

—En el comedor esperando a que usted llegara para poder cenar.

—Muy bien — entró en ese estudio y se sentó en su sillón detrás dela mesa — di lo que tengas que decir y rápido.

—Hace unos días, la señora envió mandar una carta a Inglaterra — le dijo Harris — creí que usted debería saberlo.

Devlin se quedó un rato pensativo, tratando de saber a quién había escrito Anne. ¿Habrá escrito de nuevo a su padre o a alguna amiga que tuviera allí? Se lo preguntaré durante la cena, se dijo así mismo mientras se levantaba.

—Gracias Harris — le dijo mientras se dirigía a la puerta — ve a decir que sirvan la cena.

—Enseguida señor.

Devlin entró en el comedor y vio que Anne tenía a su hija en brazos y ésta tenía una muñeca entre los suyos.

Estaban hablando y riendo. Se sintió muy feliz de ver que las dos se querían desde un principio.

De pronto Anne giró la cabeza y lo vio.

—¡Devlin! — se levantó de la silla con la pequeña en brazos.

—¡Papi! — dijo la pequeña con alegría al verlo.

Devlin se acercó a ellas y las abrazó con fuerza contra su pecho. Dios, como amaba a las dos. También amaba al pequeño que estaba creciendo en el vientre de su mujer.

—Bueno, os dije que no tardaría mucho — dijo mientras se separaba de ellas.

Cuando Anne se volvió a sentar, Devlin se inclinó ante ella para darle un pequeño beso en los labios.

Se sentó a su lado y decidió esperar hasta después de la cena para preguntarle sobre la carta que había enviado a Inglaterra.

Anne estaba contenta, por fin estaban todos juntos. Harris hizo servir la mesa y todos comieron felices y en silencio.

Bueno pequeña — le dijo Anne de pronto mientras cogía a la pequeña en brazos — es hora de irse a la cama.

—Vale, tengo sueño — dijo mientras le daba un beso de buenas noches a su padre — buenas noches papá.

—Buenas noches pequeña, que duermas bien — dijo mientras se levantaba y las acompañaba al pie de las escaleras — te esperaré en el estudio Anne, necesito hablar contigo.

Anne notó la seriedad de su tono y sintió un escalofrío que le corría por la espalda. ¿Qué habrá ocurrido esta vez?, pensó mientras subía a la habitación de la pequeña.

Se entretuvo todo lo que pudo en la habitación de la pequeña, ya que los nervios le estaban matando. Al final decidió que era una tontería preocuparse, él la amaba estaba segura de que no ocurría nada malo.

Salió de la habitación y se dirigió con decisión al estudio. Una vez delante de la puerta suspiró varias veces y tocó.

—Adelante — le dijo Devlin desde dentro.

Cuando entró, cerró la puerta y se acercó a él. Devlin se acercó a ella y la abrazó con dulzura. Después hizo que se sentara en una silla que había cerca de la mesa.

—No pasa nada pequeña — le dijo mientras intentaba calmarla — solo quiero saber a quién has escrito en Inglaterra.

—Oh, eso — se imaginó que Harris se lo había dicho. Parecía ser que en la casa no podía haber ningún secreto para Devlin — le he escrito a mi padre de nuevo. Sé que ya antes le había enviado una carta, pero lo que pasa es que ahora he querido decirle que va a ser abuelo y que soy feliz — se levantó y se abrazó a él — tiene que estar preocupado. Yo le quiero mucho.

—Lo sé mi amor — le dio un pequeño beso en la frente — pero lo más seguro es que ahora tu padre venga a hacernos una visita.

—Oh, ¿crees que hará daño a esta gente? — le preguntó con furia mientras se separaba de él — mi padre es una buena persona Devlin. Si viene aquí es para ver si su única hija es feliz, jamás desataría una guerra.

Dios, estaba furiosa, ¿cómo podía pensar él algo así de su padre? Era inconcebible.

—Sé que es tu padre y quieres defenderlo, pero recuerda...

—¡No Devlin! — gritó con fuerza mientras empezaba a dar vueltas por la sala — mi padre me quiere, y si yo soy feliz él también lo será.

—Maldita sea mujer — la cogió de nuevo entre sus brazos — no hace falta que grites, yo te entiendo a ti — le puso la mano en la boca para que no le interrumpiera — cállate y escucha. Debes entender que yo para tu padre soy el enemigo. Secuestré el barco en el que viajabas y rompí sus planes de casarte con Bill. ¿Crees que va a llegar aquí tan tranquilo? No Anne, no lo hará — la soltó y se dirigió hacía la ventana — pero no importa, tengo suficientes hombres para defenderme.

Oh dios, ¿Devlin quería luchar contra su padre? Ella sabía que lo que había dicho era cierto, pero ella no quería que pelearan entre ellos y que alguno resultara herido, o lo que era mucho peor muerto.

¿Devlin sería capaz de matar a su padre? No estaba muy segura, pero pensaba que si su hija y su gente estuvieran en peligro haría cualquier cosa.

—Está bien — se le llenaron los ojos de lágrimas, pero ella las reprimió. No quería que él viera lo que estaba sufriendo — haz lo que quieras, es tu casa y tus tierras. Yo no cuento nada aquí.

Salió del estudio y subió las escaleras con rapidez. Llegó a su habitación y cerró la puerta. Ahora no quería hablar con él, porque estaba segura de que él subiría.

Se echó en la cama y lloró en silencio.