27 No pretendo explicar con las mismas causas los grandes fenómenos que se ven en las costas de Suecia, en donde el mar tiene la apariencia de una baja muy desigual en algunos puntos, la que es como de tres a cinco pies en un siglo. (Bruncrona et Hallstroem, en Pogendorff’s Annalen, 1824. St. II, pp. 308-328; Hoff, Geschichte der Erdoberflacke, t. I, pp. 405-406). El gran geólogo, el señor Leopoldo de Buch, ha dado un nuevo interés a estas observaciones, examinando si en vez de lo dicho son acaso algunas partes del continente de la Escandinavia que se elevan insensiblemente (Reise durch Norwegen, t. II, p. 291). Un supuesto análogo ha ocurrido a los habitantes de la Guayana holandesa (Henry Bolingbroke, A voyage to Demerary, p. 148).<<