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HABÉIS decidido alunizar en Titán, la única luna de Saturno con una atmósfera considerable, una atmósfera cuya masa supera realmente a la de La Tierra.

Una vez allí, lamentablemente, las señales no son más claras que cuando dabais vueltas alrededor de la luna. Al mirar a través de la compuerta, comprendes que sin duda cometiste un error al pensar que averiguarías más cosas en la superficie de Titán.

La atmósfera de Titán se compone casi exclusivamente de nitrógeno y metano. Las densas nubes anaranjadas oscurecen el cielo y la visibilidad de la superficie. La abertura de las nubes, que en ese momento te permite ver Saturno, es un fenómeno que sólo ocurre en contadas ocasiones.

Pese a que la vista es espectacular, no has logrado nada que te permita averiguar el origen de las emisiones.

—Paul, vámonos, aquí perdemos el tiempo.

—Estoy de acuerdo —responde—. ¿A dónde vamos?

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