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TAVIADO con el
equipo de buceo en alta mar, del futuro, inicias optimista y
madrugador tu primera jornada en el Centro Cerrado de
Instrucción Submarina. Te sientes como si te hubieras
sumergido en un cubo de agua helada. Nadie te dijo que el mar
estaba tan frío.
De hecho, casi nadie te ha dicho nada desde que te aerotransportaron a esta base marina construida por el hombre en medio del océano. Los reclutas que se toman en serio el programa submarino se sienten molestos por la presencia de aquellos que, como tú, fueron enviados por la Academia Espacial para que los castigaran o los sometieran a prueba. Pasarás la mayor parte de las tres semanas siguientes bajo el agua, practicando inmersiones de hasta diez horas de duración, cuando en otras circunstancias podrías estar en el espacio exterior.
Como el equipo es compacto, nadar bajo el agua no resulta demasiado difícil. Aunque la presión del aire es alta, las botellas son ligeras. La linterna está situada encima de tu máscara y de tus aletas salen minúsculos chorros que te ayudan a avanzar. Tu arpón motorizado es un modelo de acción rápida que puede disparar hasta ocho proyectiles en menos de treinta segundos.
Una vez en el agua, los reclutas te siguen. Para no estorbarlos —y para evitar que te pateen la cabeza— te alejas cada vez más de la superficie.
Nadie te informó que el océano era tan obscuro.
Vislumbras las colas de diversos peces exóticos que quedan al alcance de tu haz de luz cuando miras furtivamente a tu alrededor, intentando ver en todas direcciones al mismo tiempo.
Algo frío y húmedo, algo más frío aún que el agua, toca tu tobillo. Parece un hocico.
Retrocedes y giras simultáneamente. Nadando descaradamente en el centro de tu haz de luz hay un delfín gigante con el emblema de la ONU tatuado a ambos lados de la cara.
Mejor dicho, tú crees que es un delfín, si bien los de tu época no tienen aguzadas hileras de dientes de diez centímetros, como éste.
Levantas el lanzaarpones, listo para disparar. El delfín es inteligente y amigo del hombre o es una salvaje bestia del futuro que ha sufrido una mutación.
Sea como fuere, tienes que decidir rápidamente si le disparas o no. El brillo de sus ojitos vidriosos demuestra que indudablemente está tramando algo.

Disparas contra el delfín. Pasa a la sección 26.

Bajas el lanzaarpones. Pasa a la sección 24.