5.
La devoción a otra persona, no importa lo santa que sea, no es suficiente para liberar a nadie. No puede haber liberación o salvación sin la experiencia directa de la realidad, por tanto, lo primordial es la verdad, no quien habla de ella. Quienes enseñan la verdad merecen el máximo respeto, pero la forma óptima de mostrar ese respeto es trabajando para realizar la verdad uno mismo. Casi al final de su vida, alguien le presentó sus respetos de forma extravagante, el Buda comentó:
Esta no es la forma de honrar adecuadamente, o presentar respetos, o reverenciar, o venerar a un iluminado. El monje o la monja, el seguidor o la seguidora laico que recorre con resolución el sendero del Dhamma desde sus primeros pasos hasta la meta final, es quien practica el Dhamma de la forma correcta, quien honra, respeta, reverencia y venera al iluminado de la forma más loable