Greg Egan (Perth, Australia, 1961) es uno de los escritores contemporáneos de ciencia ficción mejor valorados por crítica y lectores, uno de los maestros indiscutibles de la ciencia ficción «dura»; es decir, rigurosa desde el punto de vista científico. En España tiene publicadas las novelas Cuarentena (Gigamesh, 1992), Ciudad Permutación (Ediciones B, 1994), El instante Aleph (Gigamesh, 1995), Diáspora (AJEC, 1997), Teranesia (AJEC, 1999). y Zendegi (Bibliópolis, 2010), y las recopilaciones de relatos Axiomático (AJEC, 1995), Luminoso (Bibliópolis, 1998). y Oceánico (Cuásar, 2000). Su obra ha cosechado innumerables premios y galardones a lo largo de todo el mundo, entre otros los españoles Ignotus —en cuatro ocasiones— y el Xatafi-Cyberdark de la crítica especializada.

Sus historias se caracterizan por planteamientos siempre vanguardistas, una apabullante riqueza especulativa y una originalidad e inteligencia fuera de lo común. Suelen ser tramas complejas pese a su sencillez formal, que exigen al lector un cierto nivel de conocimiento especializado y giran en torno a la autoconsciencia y, más concretamente, cómo la tecnología influye en la percepción del «yo» a través de campos de estudio como la matemática, la física cuántica, la genética, la biotecnología, la inteligencia artificial, el poshumanismo y el pensamiento racional.

El siguiente relato, mucho más accesible de lo que en él suele ser habitual, da título a su colección Crystal Nights and Other Stories (2009) y resultó finalista del premio British Science Fiction. Narra la historia de un billonario que invierte toda su fortuna en el desarrollo de un potente computador con el que simular un universo al completo y erigirse en demiurgo absoluto. Evolución, inteligencia, libre albedrío y ética son algunos aspectos que trata este excepcional relato.