22 El caso más notable de falsas calumnias públicas fue el de Eduardo Chibás, prominente figura del Partido Ortodoxo, que abogaba en sus horas radiales por barrer con la corrupción. Se convirtió en un índice acusador de los gobiernos auténticos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, y en un verdadero ídolo del pueblo cubano. Sin embargo, Aureliano Sánchez Arango, Ministro de Educación del Gobierno de Prío, se lo acusó de «maestro de la difamación» y «un falso apóstol de la mentira, la demagogia y de la calumnia». Chibás había acusado a Aureliano «de robarse los fondos de las escuelas públicas para comprar una hacienda en Guatemala». Chibás prometía unas pruebas que no tenía y al no poder producirlas se pegó un tiro durante uno de sus programas radiales, sin darse cuenta que ya no estaba en el aire, el 15 de agosto de 1951, que lo llevó a la muerte pocos días después, el 26 de agosto. Castro intentó utilizar el entierro de Chibás para marchar a Palacio y derrocar a Prío, pero no encontró apoyo. Sin duda la muerte del apasionado líder ortodoxo, que no tenía simpatías por Castro, acabó beneficiándolo. A pesar de que nunca se encontraron pruebas algunas de corrupción departe de Aureliano Sánchez Arango, y de libros escritos por historiadores y descendientes, todavía aparecen referencias a Sánchez Arango que cuestionan su honestidad. Ver, entre otros. Georgie Anne Geyer, El patriarca de las guerrillas. La historia oculta de Fidel Castro, San José, Costa Rica, 1991, pp.73-82<<