EL VALOR DE LA PRETEMPORADA
Si en cualquier equipo la pretemporada tiene un valor singular, para aquel Vélez iba a resultar decisiva en más de un aspecto. Desde lo físico se debía poner a punto al equipo para el posterior desgaste a lo largo del campeonato. Además, se podían realizar trabajos futbolísticos con continuidad para seguir incorporando los conceptos del entrenador. Sin embargo, el dato más significativo de ese momento era la convivencia veinticuatro horas de todos los componentes del grupo. Los jugadores experimentados formaban parte del plantel profesional desde hacía unos cuantos años y entre ellos no había nada para descubrir, pero con el cuerpo técnico la cosa era bien distinta. Era importante ensamblar a los veteranos con los más jóvenes. Compartir tantas horas durante una cantidad importante de días podía servir para terminar de armonizar al plantel.
Varias fechas antes del final de un campeonato, que lo tenía a Vélez alejado de la pelea, Marcelo Bielsa empezó a planificar el trabajo de verano. Para la elección del lugar, la presencia de Macaya volvió a ser importante. El Profe recomendó el Hindú Club de la localidad de Don Torcuato, en la provincia de Buenos Aires, a una hora de Capital.
Una tarde de cielo encapotado, luego de una terrible tormenta con lluvias intensas, el entrenador y su colaborador observaron las instalaciones del club. La mirada exhaustiva del técnico, prestando atención a todos los detalles, transformó la visita en una especie de radiografía del lugar. En el tramo de recorrida de las canchas, luego de inspeccionar el gimnasio, las habitaciones, el comedor y los salones cerrados, los enormes charcos de agua delataban la potencia de las lluvias. Como siempre en momentos de trabajo, nada detenía a Bielsa. Ni siquiera un vendaval.
«¿Qué más querrá averiguar?», se preguntaba Macaya mientras se empapaban de pies a cabeza. «No hay nada que mirar… profesor, esto es fantástico, ¡cómo no me lo dijo antes!», exclamó entusiasmado Bielsa después de varias horas en el club. Los dos estaban pasados por agua. La situación, como tantas otras, había sido insólita. La revisión pasó el examen y allí se empezarían a construir los sueños del campeonato.
Para pensar los trabajos y la evolución respecto del torneo Apertura, el técnico tomó varias decisiones importantes. En primer lugar, le pidió al responsable del fútbol de las categorías juveniles, José Pascuttini, organizar tres días de prácticas con los mejores valores de cuarta, quinta y sexta división. De allí surgirían algunos jugadores que se sumarían a la pretemporada con los profesionales. El caso más destacado fue el de un joven de apenas diecisiete años llamado Lucas Castromán, que podía jugar a lo largo de todo el andarivel derecho. «Lo observé en las prácticas y me sorprendió su coraje para soportar las patadas. Lo presentí guapo y eso me gustó», diría después el técnico.
Con la incorporación de Castromán, que sería la revelación del torneo, también se confirmaba otra idea: Bielsa quería para el Clausura un equipo más veloz, y para eso debía mover algunas piezas. Estaba conforme con el escaso número de lesionados, con el modo que tenía el equipo de sostener el ritmo hasta el fin de los partidos, pero quería un conjunto con jugadores más rápidos.
Cuando los profesionales retornaron de las Fiestas y la exigencia se hizo fuerte, el entrenador comenzó a realizar trabajos en los que rotaba a todos los jugadores, alternando titulares y suplentes y cambiándolos de sector en el campo. Así, Flavio Zandoná en un ejercicio era titular como lateral, luego le dejaba el puesto a un compañero y más tarde retornaba, pero como último hombre. Ese movimiento permanente tenía como objetivo incrementar la competitividad y lograr el máximo esfuerzo de sus pupilos. Al mismo tiempo el mensaje que daba, como en todos los equipos que dirigió, era que todos eran iguales y partían en las mismas condiciones para ganarse un lugar entre los once. La idea en la teoría parecía ser aceptada. La práctica plantearía algo distinto, con una nueva conmoción en el grupo y otra charla de esas que son clave.