—Hola. Soy yo. Gracias por contestar. He hecho lo imposible para cumplir el trato, pero ya no podía más… Tengo que abrazarte.

—Estoy en Reus… Y no es broma. Pero salgo para allá ahora mismo.

—No, no puedo esperar tanto, de verdad que no. Además, ya estoy en el coche. Nos vemos a mitad de camino, en Zaragoza. ¿Te encargas tú del hotel?