Capítulo 10

Stepney, domingo 5 de junio, 6:20

—Parece satisfecho —comentó Pendragon, que acababa de regresar a su mesa con una gran taza de su café boliviano favorito, sin leche y sin azúcar.

—Porque lo estoy —le respondió Turner yendo hacia él con un ojo puesto en la taza—. Las grabaciones del circuito cerrado municipal han llegado esta noche a las dos de la madrugada y no he podido resistirme.

—Pues entonces sírvase un poco —le ofreció Pendragon, señalándole la cafetera de émbolo.

—Salud, jefe.

—¿Y qué es lo que ha averiguado?

—Mejor que lo vea usted mismo, señor.

La sala multimedia se hallaba tres puertas más allá por el mismo pasillo. Estaba repleta de aparatos electrónicos: dos pantallas planas enormes, una mesa de mezclas de vídeo y una pared llena de dispositivos metálicos como reproductores de DVD, discos duros y maximizadores digitales. Turner se sentó ante el panel de control y Pendragon se acomodó cerca de las pantallas, dejando que el joven subinspector se encargase de la tecnología.

—Como supondrá, hay varias cámaras por Mile End Road. Partiendo del supuesto de que nuestro hombre habría inutilizado las cámaras de la obra nada más llegar, me he centrado en las grabaciones de todas las del circuito de la zona entre la 1:45 y las 2:15. —Conforme hablaba, Turner fue repasando en la pantalla las siete ubicaciones de las cámaras por las calles Mile End Road, Globe Road y White Horse Lane, las tres vías principales a un par de cientos de metros de la obra.

Los coches entraban y salían de la zona, una cámara los captaba y luego era posible seguirlos en una o varias de las otras, antes de desaparecer del encuadre. Se vio una furgoneta blanca en cinco cámaras distintas al pasar por White Horse Lane, girar luego a la izquierda por Mile End Road y, por último, a la derecha en Globe Road; al final se perdía en la noche al norte de la zona monitorizada. Lo que en realidad necesitaban era alguien que entrara por Alderney Road, una bocacalle de Globe Road, y que después ese alguien torciera a la derecha por un callejón lateral que describía una curva hasta Frimley Way. Ni en Alderney Road ni en Frimley Way había cámaras, pero se dieron cuenta de que a todo aquel que salía de Globe Road se le veía luego por una cámara que había cerca del pub Fox’s Head, a unos veinte metros del cruce.

Turner toqueteó en la mesa de vídeo y pasó hacia delante la grabación de varias cámaras. Contemplaron las imágenes mientras el reloj avanzaba a toda velocidad. Un coche rojo pasó como un bólido seguido instantes después por un taxi. En el filo de la imagen apareció un peatón que caminó resueltamente hacia el pub hasta desaparecer de vista.

En el punto 2:07:14 del contador, una figura solitaria vestida con pantalones oscuros y una camisa con el cuello bastante abierto apareció por la primera cámara de White Horse Lane. Avanzó rápidamente en dirección a Mile End Road. Turner fue cambiando de cámara conforme la figura llegaba a la avenida y giraba a la izquierda. Cambió una vez más y pudieron ver que se acercaba a la cámara, atravesaba la calle y doblaba por Globe Road. Cuando pasó por delante del Fox’s Head, ambos policías obtuvieron la mejor vista del individuo. Justo cuando se aproximaba al pub miró a su alrededor y un poco hacia arriba, como oteando el tramo de calle que tenía por delante.

Turner pulsó el botón de la pausa.

—¿Le suena de algo? —le preguntó a su jefe alzando la vista hacia él.

—¿Me puede poner una imagen algo más clara?

—A eso iba.

Se inclinó hacia la pila de aparatos de la pared a su derecha. Giró un sintonizador y le dio a un par de teclas negras de una mesa de mezclas.

—Vamos a acercarlo… —Pulsó más botones y la imagen cambió. Las líneas se perfilaron y en el centro se pudo ver una figura baja y fornida. De repente los rasgos del hombre se hicieron reconocibles.

—Tráigamelo —dijo Pendragon sin cambiar el tono de voz.