Hogar para Adultos «Palm Springs»

456 Sunny Road

Palm Springs, California 43098, enero 30, 1978

Al señor

Eli Margulies

Secretario de Asuntos Internos

H. R. Internacional, Comité de Recepción

43 Gramercy Park, New York, NY 10027

Querido señor Margulies:

Durante una semana estuve tratando de encontrarlo por teléfono para pedirle el permiso de transferir al señor Juan José Ramírez a un hospital psiquiátrico de Los Ángeles. Quería saber si usted tenía alguna preferencia en cuanto a hospitales, dado que las tarifas varían, pero en cambio no había alternativa referente a la urgencia de transferir al señor Ramírez a un lugar donde recibiese atención psiquiátrica, pues su estado decaía rápidamente. Estaba extremadamente deprimido, comía cada vez menos, y no se le podía sacar de la cama ni siquiera para paseos cortos en su silla de ruedas.

La presión sanguínea le bajó considerablemente el viernes por la tarde. Como yo sabía que no podría contactar a usted durante el fin de semana, me tomé la libertad de hacerlo trasladar en ambulancia al Hospital del Buen Samaritano de Los Ángeles. El vehículo salió a las 6 PM y a las 8.30 PM recibí el llamado de la doctora Edith Manska comunicándome que el paciente había llegado.

Confiando en que usted comprenderá las decisiones tomadas, lo saluda respetuosamente.

DR. CONRAD SCHROEDER

Director

* * *

H. R. Internacional,

Recepción Committee

43 Gramercy Park, New York, NY 10027

Febrero 2, 1978

Al Sr. Juan José Ramírez,

Pabellón de Psiquiatría,

Hospital del Buen Samaritano

Los Ángeles

Querido señor Ramírez:

Espero que estas pocas líneas lo encuentren en franco tren de restablecimiento. Estuve fuera de la ciudad durante una semana, y de regreso me encontré con la carta del Dr. Schroeder, dándome la noticia de su traslado al Hospital del Buen Samaritano de Los Ángeles.

Al principio me sentí muy decepcionado porque estaba seguro de que toda la molestia y el gasto de su traslado a Palm Springs valdrían la pena. Después de reflexionar mucho considero que lo que ocurrió fue inevitable, usted debe hallarse físicamente agotado después de verse obligado a adaptarse a tantos lugares diferentes en un período de tiempo muy corto. Sugiero que permanezca en el Buen Samaritano tanto como crea necesario. En cuanto a un retorno eventual a Palm Springs, que recomiendo firmemente, por favor hágame saber su opinión al respecto.

Adjunto este sobre abierto que me fuera enviado del Saint Vincent’s Hospital de esta ciudad de Nueva York. No se lo hice llegar antes porque llegó a mi oficina durante mi ausencia. Parece ser que fue hallado debajo del colchón de su cama en seguida después de dejar el Hospital para ser llevado al Aeropuerto. Además, les tomó cierto tiempo despachármelo a mi dirección. Como el sobre dice «A quien corresponda», lo abrí. Conociendo el contenido, me pregunto si usted prefiere que nosotros lo guardemos. En ese caso, por favor mándelo de vuelta con todas las instrucciones que crea necesarias.

Sin más, espero saber de usted pronto, y esperemos que con buenas noticias. Reciba mis augurios de pronta mejoría, suyo,

ELI MARGULIES

Secretario de Asuntos Internos

Saint Vincent’s Hospital, Nueva York

Noche de Navidad 1977

Estos son mi última voluntad y testamento. Tengo el agrado de declarar que poseo un buen regalo para dejar como herencia. Todo lo que tengo son estos cuatro libros, con algunos números escritos en lápiz sobre sus hojas. Pero pueden ser útiles para una persona que aprecio profundamente, mi amigo Larry, el acompañante que trabajó conmigo en estas semanas.

Este ha sido un día muy bueno, y ahora estoy convencido de que las cosas van a mejorar para mí, sin duda, en el futuro.

JUAN JOSÉ RAMÍREZ

* * *

Hospital del Buen Samaritano

Pabellón de Psiquiatría

Los Ángeles, Febrero 4 de 1978

Mr. Eli Margulies

H. R. Internacional

43 Gramercy Park, New York, NY 10027

Querido señor Margulies:

Nos apena tener que anunciarle el fallecimiento del señor Juan José Ramírez, acaecido hace dos días, en la mañana del 2 del corriente mes de febrero.

Su estado no había mejorado a partir de la llegada. Recibió tratamiento psiquiátrico diariamente pero ninguno de los síntomas decreció. Nuestra impresión es que su delicada condición física no pudo resistir la aguda depresión que lo aquejaba, causada por su largo encarcelamiento en su país de origen. Su presión sanguínea bajó una vez más esa mañana y no hubo modo de revertir su declinación.

No hubo pedidos especiales por parte del paciente durante sus últimas horas de vida. Dijo que se sentiría aliviado de terminar con sus sufrimientos, y que no tenía nada que dejar, excepto unos pocos libros que donaba a nuestra biblioteca. Al preguntársele si prefería ser enterrado en algún lugar especial o ser enterrado, dijo que se debería aplicar el método más económico, ya que los fondos del Comité que usted preside deberían ser destinados a los vivos y no a los muertos.

Esperamos sus instrucciones para proceder obedientemente. Sinceramente suyo.

DR. ALFRED PIÑONES

Director del Pabellón Psiquiátrico

* * *

Lawrence John

147 Carmine St. New York

NY 10014, 17 de febrero de 1978

Mr. Eli Margulies

H. R. International

43 Gramercy Park, New York, NY 10027

Querido señor Margulies:

Acabo de recibir su carta de febrero 15, pidiéndome una declaración escrita referente a las instrucciones contradictorias dejadas por el Sr. Juan José Ramírez respecto al destino de sus libros.

Como usted sabrá, he estado trabajando recientemente en esos textos, descifrando las notas que escribió durante su encarcelamiento. He estado en contacto con las universidades de Columbia y Montreal, las cuales se interesan vivamente en patrocinar esta investigación y hacer que llegue a concretarse en una publicación. Me gustaría continuar este trabajo, el cual demostrará cuáles fueron los logros del señor Ramírez, y no dejar que los libros junten polvo en una biblioteca de hospital. Estoy convencido de que estas notas de prisión tienen un valor histórico y social relevante. Él dedicó los mejores años de su vida a luchar por ideales políticos nobles y seguramente habría deseado que esa lucha fuese retomada después de su muerte. También estaba de acuerdo en que yo trabajase con sus notas y publicase los resultados como parte de un proyecto patrocinado por el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Montreal.

El último día que me desempeñé en mi trabajo de acompañante, el estado del señor Ramírez había empeorado marcadamente, no era ya capaz de razonar y mantener su mente en el presente. Se sentía amenazado por todo y por todos, y me acusó de ser su enemigo. Tuvimos una discusión después de la cual quiso romper toda relación conmigo. Su cambio de opinión, ocurrido durante dicho estado de regresión, no debería pesar de modo tal que se anulase el cumplimiento de sus anteriores deseos.

Lo saluda respetuosamente,

LAWRENCE JOHN

* * *

Human Rights Reception Committee

43 Gramercy Park, New York,

NY 10027, febrero 22, 1978

Sr. Lawrence John

147 Carmine St. New York, NY 10014

Querido señor John:

Gracias por su atenta carta del 17 del corriente. Veo que usted ha comprendido lo difícil de mi posición en este caso. Yo me sentía inclinado a aceptar la solución propuesta por usted, a falta de otras pruebas sobre la determinación del señor Ramírez de no considerar la participación suya.

Desgraciadamente ha surgido otra evidencia, que no me es posible ignorar. Poco después de escribirle a usted recibí la llamada telefónica de una empleada del Hogar «Village», donde estuviera algún tiempo internado el señor Ramírez. Se trataba de la enfermera señora Anne Lewis, quien pedía alguna información sobre el fallecimiento del señor Ramírez.

Por lo que me dijo la señora Lewis, se había enterado de la triste noticia y estaba muy apenada, no se esperaba ese fin tan rápido y quería saber algo más sobre los últimos días del enfermo. Hablando así, me enteré de que ella había conversado por última vez con él pocos momentos antes de dejar el señor Ramírez el Saint Vincent’s Hospital para ser llevado al aeropuerto y volar a California. El señor Ramírez la llamó para despedirse, porque según la señora Lewis ella había sido la única persona con quien había congeniado en el Hogar «Village». Ella lo encontró muy eufórico y lleno de planes, coincidiendo así con mi propia impresión. Pero hablando más la señora me refirió que el señor Ramírez se había quejado mucho de usted en esa conversación y la previno contra usted seriamente. Según el señor Ramírez usted se había comportado mal con él.

Dada la naturaleza del asunto, me vi obligado a preguntarle a la señora Lewis si había encontrado muy alterado al enfermo. Me aseguró que no, que le pareció sobreexcitado pero lúcido. A esa altura de las cosas creí conveniente poner a la señora Lewis al tanto del problema existente con las disposiciones contradictorias. Entonces ella me repitió lo que el señor Ramírez le había dicho. Según esas palabras, usted había maniobrado de modo de excluir al señor Ramírez de la elaboración del proyecto en la Universidad de Montreal, y por eso él no quería tener más contacto con usted.

Como usted comprenderá, ya existiendo un testigo sobre el caso, se me hace imposible considerar su intervención en algún eventual trabajo que se haga sobre los libros del señor Ramírez. Seguramente algo se hará, no necesariamente con la Universidad de Montreal, con la cual no tenemos establecidas relaciones en el pasado. Le agradecemos de todos modos su indicación respecto al valor de dichos documentos, y sin duda se hará lo necesario para que esos trabajos se publiquen. La institución de que formo parte se interesa vivamente en la discusión de esos temas.

Espero que sepa comprender lo difícil e inevitable de mi decisión, le ruego me disculpe por no haber podido aclarar la situación más rápidamente. Sinceramente suyo.

ELI MARGULIES

Secretario de Asuntos Internos

* * *

Estado de Nueva York

Agencia de Colocaciones

25 Church Street, Nueva York

NY 10013

SOLICITUD DE EMPLEO

Nombre: Lawrence John

Nacionalidad: USA

Domicilio: Carmine 147, Nueva York, NY 10014

Fecha de nacimiento: Febrero 27, 1942

Estado civil: Divorciado

Estudios: Profesorado en Historia, Universidad de Nueva York, egresado 1970.

Empleos previos: Profesor de Historia en la Universidad de San Antonio Abad, Brooklyn, de junio 1971 a diciembre 1973.

Restaurant «The Mikado», MacDougall St., servicio de bar, 1974.

Jardinero, en la propiedad del señor James Austin, East Hampston, New York, 1974-76.

Restaurant «Salerno», Broome St., servicio de mesas, 1977.

Acompañante de gente de edad, 1977-78.

Empleo solicitado: Indeterminado.

(Atención del Sr. Brown, del Depto. de Empleos Profesionales)

Estimado Sr. Brown: Perdone que le escriba así, detrás del formulario, pero no tengo otro papel a mano. No sé si me recordará, hace dos años, en 1976, me llevaron a su oficina porque me negué a aceptar un trabajo de profesor universitario, y eso iba contra las reglas del Seguro Social, es decir que yo no podía cobrar la ayuda del desempleo si rechazaba un trabajo dentro de mi especialidad. Lo que yo pretendía era esperar hasta que apareciera otro trabajo de ayudante de jardinero. Soy muy canoso, ¿me recuerda? Pues bien, acababa de escribir en el formulario —como todos estos años ¡ya son seis!— empleo indeterminado, o sea cualquier cosa con la condición de que fuera modesta. Pero no sé qué idea extraña me ha asaltado y voy a tachar esa última línea.

He cambiado de parecer y ahora estoy dispuesto a volver a un trabajo universitario de responsabilidad. Pero no cualquiera, enseñar no, por ejemplo. Quiero algo en contacto directo con medios de investigación activos, no repetir errores del pasado. Lo ideal sería algo que ver con investigaciones del orden político-social. Digo más, lo ideal sería algo en contacto directo con medios sindicales. ¿No piden los sindicatos asesoría sociológica alguna vez? Claro que no cualquier medio sindical, tendría que ser uno de signo progresista. Y en último caso también reaccionario, sería provechoso ver de cerca cómo operan, no creo contagiarme, eso no se contagia como la gripe virósica. Y siempre se puede hacer algún trabajo de sabotaje. Estoy bromeando. Lo importante es que de veras le prometo dar lo mejor de mí, de pronto me di cuenta que usted tenía razón con sus consejos. Se lo debo todo a usted. Sé que estoy pidiendo una cosa rara, pero tengo la íntima convicción de que algo se podría resolver. De mi parte no hay problema, como lo sabía antes, para mí ya eso es mucho. Vaya a saber por qué esta convicción, de que las cosas pueden ir bien ahora para mí, y nada menos que en un terreno tan duro como el sindical. Me siento optimista por primera vez en mucho tiempo. Debe ser gracias a la buena semilla de su consejo, que germinó por fin. Claro que mientras se presenta algo bueno estoy dispuesto a tomar cualquier trabajo modesto porque hay que comer. Pero solo provisoriamente, mientras aparece la gran oportunidad. Perdone mi informalidad. No estoy bajo el efecto de alguna cosa rara. Odio los excitantes, no bebo ni café.

Espero pronto su llamado, gracias anticipadas.

LAWRENCE JOHN.