Mensaje nº 169 (Anna Longman / misc.)
Asunto: Ash, crianza del
Fecha: 21/11/00 a las 10:47a.m.
De: Ngrant@
Srta. Longman:
Mientras esperamos, le envío este correo a sugerencia de mi colega el Dr. Ratcliff, que ha tenido la amabilidad de mostrarme los manuscritos en latín que actualmente está traduciendo para usted. Me ha sugerido que haga esto debido a que poseo ciertos conocimientos de aficionado (aunque especializados) acerca de la cría de ratas y su genética.
Aunque Pierce y yo pasamos ayer algún tiempo discutiendo esto, y ahora él está tan informado como yo, me ha aconsejado que sea yo quien le envíe el mensaje personalmente, ya que tengo tiempo.
Puede que usted sepa que en las últimas cuarenta y ocho horas hemos tenido problemas en el yacimiento, y por el momento hay poco que yo pueda hacer excepto observar a los representantes militares del gobierno local pisoteando quinientos años de historia. Por suerte, la mayoría de los hallazgos del yacimiento están cubiertos por la arena, lo que impide que los daños sean grandes. La única ventaja que puedo ver en este retraso es que el gobierno ha cerrado el espacio aéreo sobre la costa, y esto impide una saturación de presencia de medios de comunicación. Aparte de un puñado de fotografías borrosas de satélite, la grabación de la expedición queda en manos de mi propio equipo cualificado de filmación.
Suponiendo que la situación regrese a la normalidad en las próximas veinticuatro horas, como ha prometido el ministro, estaré demasiado ocupada para servirles de ayuda a Pierce o a usted.
En realidad tengo bastante poco que aportar, quizá lo suficiente para una nota a pie de página. Hará algunos años, buscando un hobby relajante, me aficioné a criar variedades de
De hecho, el que entonces era mi marido, Peter Monkham, era biólogo; nunca nos pusimos de acuerdo con esto, aunque sus motivos para tener una licencia de viviseccionista sin duda eran perfectamente válidos para él. Las charlas de Peter sobre el estado de los animales en la naturaleza salvaje (con vidas duras, brutales y cortas, terminadas a manos de algo en un eslabón superior de la cadena alimenticia) solo sirvieron para convencerme de que mis animales en cautividad estaban mejor de lo que habrían estado libres.
Por todo ello, me intrigó descubrir, al leer la traducción de Pierce del manuscrito «Fraxinus» en busca de pistas sobre nuestros descubrimientos tecnológicos, que varias de las mutaciones conocidas de
A partir de lo dicho en el «Fraxinus», parece posible que dichas variedades fueran importadas por mercaderes norteafricanos. ¡El latín es lo bastante explícito como para que yo haya RECONOCIDO algunas variedades! Debería explicar que el pelaje marrón o «
Lo difícil no es conseguir una rata con un determinado patrón de manchas, sino conseguir una que transmita ese mismo patrón a sus descendientes. Dos ratas pueden tener una apariencia idéntica pero tener un historial completamente diferente en sus alelos. La cría de ratas consiste en intentar aislar ciertas características genéticas (sin perder la configuración apropiada de ojo pequeño, orejas bien situadas, buena cabeza, cuartos traseros altos, etc.) y crear una línea específica de ratas que transmita la característica deseada. Sin mantener unos registros minuciosos de qué macho emparejaba con qué hembra, me hubiera resultado imposible seleccionar cuáles de sus crías me servirían para continuar la línea.
Tomemos, por ejemplo, lo que «Fraxinus» describe como una rata «azul». Esto es, una rata en la que se ha conseguido que el color gris azulado de la base del pelo sea uniforme en todo el pelaje. Son criaturas exóticas y muy bonitas, aunque (como de hecho menciona el texto), los primeros intentos demostraron que eran difíciles de conseguir, ya que las azules sufren problemas en el parto. El alelo que lleva el gen para eliminar el «
«Fraxinus» también menciona una rata amarilla y marrón. Estas se conocen como «siamesas», y es el mismo gen responsable de los gatos siameses (y de hecho, de los conejos y ratones de coloración «siamesa»); el pelaje es amarillo pálido, excepto por los cuartos traseros, el hocico y las zarpas, que son de color marrón oscuro. La descripción del «Fraxinus» es excelente.
También puedo decir algo sobre la rata con ojos de diferentes colores: el ojo negro sería natural, y el rojo una consecuencia del albinismo. (A las grises y blancas se las denomina «linces» en el mundillo de las «
A juzgar por la descripción, el pelaje de la rata era o bien «
Una vez crié una línea de «
La rata de «Fraxinus» es especialmente interesante por el hecho de que no es una «
Esto podría deberse a que la moda de la cría de ratas es principalmente un fenómeno del siglo XX (aunque se sabe que las jovencitas de la época victoriana tenían como mascotas ratas enjauladas. Quizá debido a la inmerecida mala reputación de la rata, se ha empleado mucho menos tiempo en su cría especializada que, digamos, el que se ha empleado con los ratones o las diferentes razas de perros y gatos; no obstante, incluso ahora hay dedicados estudiosos aficionados de la genética trabajando en la rata marrón, y me siento animada (aunque un poco rara) al saber que estamos REdescubriendo las muchas posibles variedades de este delicioso, juguetón e inteligente animalillo.
He entrado en tantos detalles sencillamente porque demuestran la enorme SOFISTICACIÓN de la mente medieval. Los manuscritos de Pierce están demostrando ser muy interesantes, ahora que tenemos esos restos tecnológicos para estudiarlos, pero a mí casi me interesa MÁS lo que dicen acerca de la mente de aquella gente, que podía descubrir y hacerse una idea de la herencia genética, y EXPERIMENTAR con ella, mucho antes del Renacimiento y de la Revolución Científica del siglo XVII. Por supuesto, los inicios de todo eso pueden verse en la cría selectiva de caballos y perros, igual que podemos ver una especie de «revolución industrial» medieval en la difusión del molino de agua y el desarrollo armamentístico, pero, por ejemplo, conseguir la rata siamesa demuestra una gran capacidad de atención al detalle científico en una época que es fácil ver como una sociedad dominada por la superstición, constreñida por la teología y de una brutalidad inhumana.
Si puedo serle de más ayuda, por favor, envíeme un correo a la dirección de arriba. Espero ansiosamente su edición del trabajo de Pierce. Puede que le interese que, a la vista de la ayuda que me está proporcionando en la excavación, estoy más que dispuesta a permitirle publicar detalles de nuestros descubrimientos, siempre que estén relacionados con las historias de «Ash», y que se nos cite a la universidad y a mí.
Atentamente,
I. Napier-Grant