USO Y FUNCIONAMIENTO
En La constante universal de la vida, Alexander comienza: «Pocos somos, hasta ahora, los que hemos prestado atención a la cuestión de hasta qué punto somos individualmente responsables de los males que afligen a nuestro cuerpo.» La cuestión de la responsabilidad individual está en el centro mismo de su trabajo. Alexander advirtió que nunca se había responsabilizado de su Uso de sí mismo. En lugar de utilizar plenamente su capacidad de opción, se había limitado siempre a hacer lo que «le parecía» bien. Nunca había cuestionado ese Uso no razonado hasta que descubrió que determinados hábitos suyos perjudicaban su funcionamiento. Entonces, cuando al fin decidió ejercitar su capacidad de opción, tuvo que enfrentarse a la casi insuperable fuerza del hábito.
Comentando este descubrimiento, Walter Carrington escribió:
Sus experimentos le llevaron a estudiar procesos de cuya naturaleza sabía muy poco, y de los que nadie, en verdad, sabe mucho todavía. Aún hoy, el organismo humano considerado como un todo sigue siendo territorio en buena parte desconocido por lo que a la observación experimental se refiere. La naturaleza de la relación entre mente y cuerpo aún está por determinar. La relación precisa entre los que denominamos aspectos voluntarios e involuntarios de la conducta humana sigue siendo desconocida, y aunque actualmente sabemos bastante más de lo que se sabía en los primeros tiempos de Alexander sobre la estructura y el funcionamiento del sistema nervioso, la naturaleza exacta de los procesos de la voluntad y el deseo, de la opción y la selección de una respuesta, del pensar y el sentir, y de todos los demás procesos llamados mentales de los que somos subjetivamente conscientes sigue siendo en gran medida un misterio.
Fue el reconocimiento de esta situación lo que condujo a Alexander, para solventar sus necesidades descriptivas, a elegir términos al mismo tiempo tan sencillos y tan libres de connotaciones como fuera posible. Alexander advirtió que la línea fronteriza entre lo voluntario y lo involuntario era demasiado confusa para prestarse a una distinción tajante.