3. Sueños de búsqueda
El ruido de la puerta hizo abrir los ojos a Debby. Observó que Lucy entraba con una dulce sonrisa mientras la saludaba diciendo:
—Espero que hayas podido descansar. Te traigo el desayuno.
Su amiga la miró aún adormecida y comentó:
—Muchas gracias, pero no era necesario, podría haber bajado yo a la cocina y prepararlo.
—Sí que lo es. Joshua ha sido claro, tienes que descansar todo el día en la cama.
Debby esbozó una sonrisa y le preguntó:
—Lucy, ¿cuándo me he quedado en la cama todo el día? Ya sabes que me pongo nerviosa…
—Pues ahora debes hacerlo. Tienes que recuperarte —insistió Lucy en tono autoritario.
—¿Dónde está mi comprensiva amiga que me permitía levantarme cuando tenía gripe? —protestó Debby con una sonrisa burlona.
—Es que ahora soy tu enfermera, o tu médico, o lo que sea, y tengo que asegurarme que te recuperes —recordó su amiga.
—Eres su sanadora —puntualizó Joshua con una sonrisa amable desde la puerta, en la que también estaba Jimmy—. Y sí, Lucy tiene razón, no puedes moverte de la cama.
Debby hizo un mohín de protesta y él se conmovió aceptando:
—Puedes bajar después para la reunión que haremos organizativa, pero nada más.
—Y estarás en el sofá sentada con tu manta y sin protestar —añadió Lucy.
—Y yo que pensaba que en el internado la enfermera nos controlaba —refunfuñó Debby con otro mohín.
—Un consejo, no trates de llevar la contraria a un brujo sanador, siempre ganan —comentó Jimmy burlonamente—. ¿Cómo te encuentras? Estás pálida…
—Me encuentro bien —comenzó a decir, pero al ver la mirada reprobadora de sus amigos admitió—. Reconozco que estoy agotada, pero en cuanto descanse se me pasará. Aunque estoy muy preocupada. ¿Sabéis algo de Huck?
Jimmy negó con la cabeza y contestó:
—He hablado con Andrew, de la Hermandad de las Águilas. Él se encargará de avisarnos si tiene noticias de Carl. Eleanor está desde primera hora de la mañana encerrada con Luke, quiero decir, Amanda, intentando buscar algo en los libros para atraer a cambiantes. Supongo que en la reunión nos lo explicarán.
—¿A qué hora es?
—Benjamin ha propuesto a las doce —contestó Jimmy.
—Entonces, allí estaré —afirmó Debby en un tono que no admitía réplica.
—Está bien, pero ahora tienes que tomar tu desayuno —insistió Lucy.
—Sí, mamá.
—Es: «Sí sanadora» —replicó Lucy riendo.
—Yo en tu lugar le haría caso —sugirió Jimmy.
Ella se limitó a tomar la taza de té que él ofrecía y confirmó:
—Nos vemos en la reunión.
—Perfecto. ¿Vienes, Joshua?
—Sí, dejaré que Debby desayune tranquila y descanse. Después de la reunión te reconoceré, ¿de acuerdo?
Debby asintió con la cabeza y Lucy aseguró:
—Yo me quedo con ella y me aseguro de que haga ambas cosas.
Su amiga hizo una mueca de resignación y comenzó a comer, aunque su preocupación por el paradero de Huck hacía que apenas tuviera hambre. Lucy la miró, leyendo sus pensamientos, y la tomó de la mano transmitiéndole su fuerza. Debby la miró a su vez, sabiendo que no estaba sola, pero también que el agujero que sentía en su corazón se iría haciendo más grande a medida que pasaran las horas sin saber nada de Huck. Y eso terminó, definitivamente, de quitarle el hambre.
Media hora más tarde, cuando Debby bajó a la sala común, ya estaban todos reunidos. Amanda y Eleanor estaban sentadas en la banqueta del piano, Benjamin y Zack sentados en el suelo como les solía gustar; y los demás habían ocupado las sillas restantes. Le habían dejado el sofá, con la manta preparada y Debby no pudo evitar comentar:
—Me siento como una anciana.
—En realidad hemos decidido que vas a ser «la pequeña bruja».
Debby esbozó una sonrisa, Eleanor tenía la capacidad de hacerle reír en cualquier circunstancia. Con voz irónica le preguntó:
—¿La «pequeña bruja»?
—Tranquila, yo soy la «pequeña Jedi» —le explicó Lucy entre risas.
—Lo que de paso me ha convertido a mí en el maestro «Yoda» —añadió Joshua.
Todos rieron y Chris preguntó:
—Solo por curiosidad… ¿Cuál es el sobre nombre de Amanda?
Eleanor le sonrió pícaramente y reveló:
—Ella es mi brujita sexi.
Amanda se sonrojó ante el comentario y Chris comentó:
—No puedo estar más de acuerdo, aunque sigo sintiéndome extraño diciendo eso.
La aludida le lanzó un cojín y Eleanor, poniéndose seria, propuso:
—Bien, será mejor que comencemos la reunión.
—¿Sabes algo de Huck? —se apresuró a preguntar Debby.
—Ese es nuestro primer tema…
Mientras lo decía, intercambió una mirada con Amanda, que la instó a decir la verdad.
—Lamento tener que decir que va a llevarnos un tiempo. Amanda y yo hemos comenzado a mirar los libros de la biblioteca. Atraer a cambiantes es peligroso y complicado, nuestra única opción es intentar averiguar cuando están en forma humana y entonces traerlos con un conjuro o bien localizarlos para ir a buscarles. Debby, sé lo desesperada que estás, pero no podemos cometer errores sin poner en peligro no solo a Huck sino también a Carl, así que tendremos que tener paciencia.
La aludida bajó los ojos, intentando evitar que las lágrimas que pugnaban por salir lo consiguieran. Con voz triste indicó:
—Tendré paciencia, pero no esperaré de brazos cruzados. Quiero que me enseñes a usar mis poderes para poder ayudaros a traerlos de vuelta.
Lucy intercambió una mirada con Joshua, y este comentó:
—Estoy de acuerdo, pero no podrá ser antes de una semana, mínimo.
—¿Una semana?
—Debby, cuando los poderes se activan, todos pasamos por unos días de agotamiento, nuestro cuerpo se está acostumbrando a un nuevo caudal de energía. Tú además estuviste a punto de morir a causa de un arma de magia oscura, necesitas tiempo para sanarte. Extenuada no le servirás de nada a Huck y pondrás en peligro tu salud.
Ella torció el gesto y Eleanor le dijo:
—Joshua tiene razón, pero te prometo que en cuanto estés recuperada, y dado que yo activé tus poderes, me encargaré personalmente de tu adiestramiento. ¿Estás de acuerdo?
Debby asintió y Joshua añadió:
—Por mi parte, comenzaré con la formación de Lucy. Ninguno de los dos somos de mucha utilidad para localizar a Carl y a Huck, pero podemos ser necesarios a su vuelta, para ayudarles a volver a la normalidad.
Debby arqueó una ceja al oír esto y Joshua se explicó:
—No es necesario que os asustéis antes de tiempo. Simplemente, hay que estar prevenidos.
—Bien, entonces Joshua y Lucy practicarán sanación; y Eleanor se encargará de enseñar a Debby para que pueda participar en los conjuros. El lazo que la une con Huck y sus poderes nos serán de mucha utilidad cuando estén en pleno funcionamiento —resumió Chris.
—Yo me ocuparé de seguir buscando datos en la biblioteca sobre conjuros para cambiantes —se ofreció Amanda—. Se me dan bien las búsquedas.
—Yo te ayudaré —propuso Benjamin—. De hecho, he pensado que podríamos digitalizar la biblioteca y crear una base de datos que nos facilite el trabajo. ¿Qué te parece?
Amanda le miró aprobadoramente y contestó:
—Eso estaría genial. La biblioteca es muy extensa y cuando únicamente utilizamos los libros para estudiar nos es útil en papel; pero para las urgencias nos sería muy práctico disponer de un buen motor de búsqueda.
—Entonces, yo os ayudaré. Digitalizar todo eso puede ser un trabajo de chinos —se ofreció Zack.
—¿Y qué hacemos Chris y yo? —preguntó Jimmy.
Benjamín les miró moviendo las gafas pensativamente y luego propuso:
—Vosotros deberías intensificar vuestro aprendizaje. Después de Eleanor, Chris es el brujo de más poder de la Hermandad, y tú aún tienes que aprender bastante. Os necesitamos al máximo nivel, no solo para traer de vuelta a nuestros amigos, sino también por si esa maldita bruja vuelve a aparecer por el campus.
—Me parece una gran idea —aceptó Jimmy, encantado con la propuesta. Chris podía parecer un bromista al que no le importaba nada, pero era un gran brujo que desde el principio se había encargado de su formación; y estaba seguro de que aún podía aprender mucho de él.
—Ahora que hemos organizado la parte mágica ¿nos ponemos con la logística? Ya sabéis, organización de dormitorios, comidas, limpieza… —propuso Zack.
—Perfecto, comencemos por los dormitorios —sugirió Chris—. Dado que supongo que Jimmy prefiere a Lucy antes que mi maravillosa compañía nocturna, estoy sin habitación. Algo que me dice que a Amanda se le han pasado sus problemas de sueño y compartirá habitación con Eleanor, ¿me equivoco?
La aludida volvió a sonrojarse y se disculpó:
—Lamento esa mentira. Pero, aparte de que no me apetecía ver a ninguno de vosotros desnudaros delante de mí cada noche; el conjuro cesaba cuando dormía, así que me hubierais descubierto.
—¿Quieres decir que has sido una chica todas las noches? —preguntó Chris con sorna—. ¿Y yo me lo he perdido?
—Tranquilo, el salto de cama se lo dejo a Eleanor —indicó Amanda entre risas.
Joshua también rio, pero más seriamente comentó:
—Nos quedan dos habitaciones libres. Así que, Chris, puedes dormir conmigo o coger una de las que están libres.
—¿Sigues despertándote de madrugada a meditar?
—Por supuesto.
—En ese caso seguirás durmiendo solo. O con Carl, el día que os reconciliéis. Ya que dejamos entrar novias brujas no veo porque en un futuro no podemos aceptar novios cambiantes —bromeó Chris.
Joshua fulminó a su amigo con la mirada por el comentario; pero ignorándolo se limitó a decir:
—Bien, puedes ocupar una de esas habitaciones y compartirla con el próximo brujo que entre en la Hermandad. Sigue quedando una habitación libre. Debby, ¿quieres ocuparla tú? —propuso Jimmy.
—Si nos os importa, prefiero quedarme en la de Huck. ¿Crees que a él le molestaría?
—En absoluto —se apresuró a contestar Eleanor, sabiendo que Debby necesitaba desesperadamente estar cerca de las cosas de Huck, como única forma de soportar su ausencia y el miedo a lo que le podría estar ocurriendo.
—Estoy de acuerdo —confirmó Joshua—. ¿Algún cambio más?
—He pensado que Benjamin debería ocupar la habitación libre —propuso Zack.
—Estoy de acuerdo. —Se sumó Chris—. Es lo mínimo después de que nos haya salvado de la presión económica del Círculo de las sombras.
Todos hicieron afirmaciones por el estilo, pero Benjamin les miró tristemente y preguntó:
—Zack, ¿ya no quieres que seamos compañeros? Pensaba que nos lo pasábamos bien juntos…
El aludido se sintió apenado por la mirada de su amigo, y, comprendiendo que había cometido una equivocación, balbuceó:
—Claro que lo hacemos, es solo que pensé que ahora que tú pones el dinero…
Benjamin se levantó, mientras movía las gafas nerviosamente. Dirigiéndose a todos comentó:
—Por si no quedó claro anoche, no quiero volver a oír hablar de mi dinero. Chicos, lo único que ha cambiado es que ahora hay una cuenta bancaria que paga nuestros gastos, de forma que somos independientes. Sé que os cuesta entenderlo, pero me desagrada mucho que me lo recordéis.
—No era nuestra intención —se explicó Chris—. Solo te estamos agradecidos.
Benjamin le miró con desidia y recalcó:
—Quiero vuestra amistad, no vuestro agradecimiento; tampoco que me tratéis diferente. Si quisiera dormir solo me compraría una casa en medio del campus; o una mansión en cualquier ciudad del mundo, pero vivo en una Hermandad porque por primera vez tengo familia; así que entended que me moleste que pretendáis quitarme eso.
Espontáneamente, Amanda se levantó y le dio un cálido beso en la mejilla mientras le decía:
—Lo sentimos, Benjamin, no volverá a suceder.
—Yo también lo siento —añadió Zack—. Además, estoy pensando que si te vas de mi habitación, no sé con quién jugaré a la Play hasta quedarme dormido por las noches.
Benjamin sonrió con el comentario y comentó:
—Eso está mejor. Y ahora que estamos con el tema de las habitaciones, propongo que pasemos a un asunto para el que si necesitaremos si no mi dinero mi habilidad informática.
Amanda sonrió al oírlo y explicó:
—Benjamin hablará con el rector, organizará un traslado del Luke imaginario y mi incorporación como Amanda; presuntamente seré una prima suya americana. De este modo me mantengo también fuera del alcance del Círculo de las sombras.
—Pero no tienes acento americano… —puntualizó Jimmy, siempre metódico.
—Tranquilo, al rector solo le preocupa que pague la matrícula y el resto de estudiantes no se juntan con nosotros, así que no habrá problemas —aclaró Benjamín—. Lo que me recuerda que también me encargaré de que os den de baja a las tres en la residencia y paséis a formar parte oficialmente de la Hermandad de la Luz.
—¿Desde cuándo te has vuelto tan eficiente? —se rio Chris.
—Ya lo era. ¿Quién os creéis que ha organizado todos los años vuestras matrículas y quién llevaba la organización de la casa? —confesó Joshua.
El aludido le miró haciendo ademán de protestar, pero su amigo insistió:
—Benjamin nunca ha querido que se supiera que él era quien hacía todo, pero Huck y yo no hubiésemos sabido que hacer sin él, esa es la verdad.
—¿Y por qué nunca has dicho nada? —le preguntó Jimmy.
Benjamin volvió a jugar con las gafas y protestó:
—Chicos… ¿Qué parte de «me encanta pasar desapercibido» no habéis entendido? Si me gustara ser el centro de atención, llamaría a los periodistas y saldría con famosas modelos.
—¿Famosas modelos? ¿Me dejas que me haga pasar por ti? —bromeó Chris.
—No es divertido cuando los que te rodean solo te quieren por tu dinero, créeme.
Lucy le miró comprensivamente y le dijo:
—Está bien, te damos las gracias por todo una última vez y te dejamos tranquilo.
—Pero ¿seguirás organizando tú todo eso? —rogó Chris.
—Por supuesto, ni loco lo dejo en tus manos —se burló Benjamin, más relajado.
Todos rieron, y Amanda comentó:
—Chicas, el tema de la limpieza lo teníamos bastante bien organizado. Cada uno se ocupa de su habitación, y cada día dos de nosotros se ocupan de la limpieza de la casa, normalmente establecemos los turnos por habitaciones.
—Me parece un buen sistema —aceptó Lucy—. Aunque debo confesar que tendréis que enseñarnos a hacer de todo a Debby y a mí, no somos lo que se dice unas expertas…
Jimmy rio y se ofreció:
—Dado que yo seré tu compañero de habitación, yo te ayudaré. Pero Debby, cuando vuelva Huck, lo tienes poco claro, es peor que vosotras dos juntas y casi tan malo como Chris.
—Gracias amigo. Bien, dado que mis habilidades son parecidas a las de Huck, hasta que él vuelva seré tu compañero en la brigada de limpieza, Debby. Ah, y por supuesto tú no haces nada hasta que Joshua te del alta.
—Ya que habláis de mí, supongo que no os importará que me siga ocupando del huerto y las comidas principales, me da pánico lo que podéis hacer si os cedo cualquiera de las dos cosas —expuso Joshua.
—Yo te ayudaré —propuso Lucy—. Al fin y al cabo, tendré que aprender a preparar todas esas infusiones tan increíbles.
—¿Vas a aprender a limpiar y a cocinar a la vez? —le preguntó Jimmy asombrada.
—Sí, y si no quieres dormir con Chris de nuevo, yo en tu lugar no haría ningún comentario burlón acerca de que casi quemé la cocina de tus padres la única vez que tu madre me dejó ayudarla con un pastel.
Jimmy rio a carcajada limpia, pero evitó seguir haciendo comentarios a su novia. Eleanor recordó, intentando restarle importancia:
—Queda un tema pendiente, deberíamos ir a buscar nuestras pertenencias a la residencia…
Debby la miró horrorizada, y sintió enseguida la mano de Lucy sobre la suya mientras la tranquilizaba:
—Tú no tienes por qué ir. Jimmy puede acompañarme a mí, y nosotros traeremos tus cosas.
—Y yo recogeré las de Eleanor, no quiero que ella vaya —se ofreció Amanda.
—Chris y yo también podemos ayudarte con el traslado, si quieres esta tarde. Benjamin estará ocupado con tu cambio de identidad, pero nosotros estamos libres —propuso Zack.
—No es necesario, yo puedo ir… —comentó Eleanor.
—Leny, no creo que sea buena idea…
La mirada comprensiva de Amanda se clavó en la suya. Lo cierto es que, por muy fuerte que quisiera parecer, sobre todo ante Debby, le resultaba horrible el recuerdo de lo que allí había sucedido. Por eso concedió:
—Está bien. Os lo agradezco.
—Yo también. No sería capaz de volver a pisar esas habitaciones, al menos no por ahora —reconoció Debby—. Además, hoy se habrá sabido lo de Allison…
—¿Cómo creeréis que lo habrán explicado? —preguntó Jimmy, convencido de que el Círculo de las sombras no dejaría que hubiera la más mínima sospecha de algo mágico relacionado con el incidente.
—Han dicho que tuvo un accidente de tráfico —les explicó Joshua—. Me informé esta mañana. Os lo iba a decir, pero no sabía cómo sacar el tema.
Todos permanecieron en silencio unos segundos. Puede que a nadie le cayera bien Allison, pero desde luego todos lamentaban que aquella bruja la hubiese dominado hasta matarla.
Joshua se dio cuenta de que había llegado el momento de reflexionar sobre lo sucedido, y fue el primero en hablar:
—Ya hemos agotado bastante a Debby por hoy. Si te parece, te acompaño con Lucy a tu habitación y te reconocemos. Luego bajaremos a preparar la comida.
—He pensado en llamar a que nos traigan la comida hecha hoy, si os parece bien —comentó Benjamin—. Todos tenemos demasiado trabajo para pensar en cocinar.
—Me parece muy bien —convino Joshua con una sonrisa.
Benjamin siempre había sido de gran ayuda, pero ahora veía también su gran generosidad. Sin embargo, sabía que lo último que quería eran más muestras de agradecimiento. Lo único que parecía importarle era tener una familia, y eso si podían dárselo. Así que le palmeó la espalda y se dirigió con Lucy y Debby a la habitación de esta, mientras los demás se iban dispersando poco a poco. Mientras lo hacía, se acordó de Huck y le dijo mentalmente: «Te va a gustar la nueva Hermandad, amigo, te va a gustar de verdad».
Y el mero hecho de hablar con él hizo que una parte de su corazón se sintiera algo más aliviado. Aunque jamás lo confesaría ante Debby, para no empeorar su estado, él también lo echaba mucho de menos. Estaba acostumbrado a que doliera la lejanía de Carl, pero Huck siempre había estado a su lado desde hacía años, desde que se conocieran en un campo de verano para brujos. Él le conocía mejor que nadie, sus miedos, su historia, y por eso él más que nadie sabía también el peligro al que Huck se estaba enfrentando convirtiéndose en un cambiante. Pero también conocía a Carl y sabía que, por mucho que sus padres les hubieran obligado a hacer vidas separadas, ambos primos se añoraban profundamente en secreto; y nunca dejarían que nada malo le sucediera al otro. Y eso también le alivió lo suficiente como para poder concentrarse en la sanación de Debby.