Estructurar El Acto Mágico

 

En el mundo de la magia, existe una gran diferencia entre ser un "truquero" y ser un mago de verdad:

Un truquero, es una persona que colecciona "trucos", es un adicto a los secretos... a los "cómo se hace"... No los hace, solo se jacta de conocer sus métodos, y por ello lo que lo motiva no es precisamente el asombrar al público, como sí el creerse poseedor de respuestas a juegos de magia aparentemente incomprensibles –pero inútiles–, aun cuando nunca los realiza.

Por el otro lado, están los Magos, los ilusionistas de verdad. Y si bien estos también coleccionan conocimientos y secretos, su motivación no está en saber cómo se hace, sino "cómo lograr el máximo impacto" tras ejecutarlos. Ya dijimos que un mago sabe que se debe al público, y que la verdadera magia se da cuando en vez de regurgitar truco, tras truco, estos siguen un orden secuencial que lleva al espectador a través de un jardín de emociones, donde el fin último es vivir algo increíble. El foco de un verdadero mago está en darle a sus espectadores algo que los haga sentir especiales, pues sabe que con ello, él mismo, como mago, se hará especial.

La diferencia entre un mago profesional y uno aficionado radica en que el aficionado hace muchos efectos para un mismo público, mientras que el profesional hace los mismos efectos para muchos públicos. Eso es algo que solo se adquiere con el tiempo y experiencia. Todo mago profesional fue aficionado alguna vez. Cuando el mago deja de lado su ego para poder darse al público y se da cuenta que mejor que contar con muchos juegos de magia, lo mejor que puede hacer es, tomar los que más le gustan, pulirlos y estructurarlos para que dejen de ser "trucos" y bajo su presentación  se conviertan en verdaderas obras de arte.

¡El secreto para ello está en estructurar y ordenar! Todo espectáculo de magia al que usted asista, ha sido sometido a una detallada preparación. Cada juego ha sido ubicado en un momento de tiempo determinado con el fin de evocar una reacción específica en el público. Inclusive, el encore que mencionábamos anteriormente, ha sido cuidadosamente implementado dentro de esta estructura.

Cuando se trata de estructurar un acto mágico, primero, el mago toma los juegos que conoce. Los depura y se queda con aquellos que considera son los que más le gustan y con los que cree puede obtener más impacto. Los lista y selecciona el orden en que podría presentarlos para darle variedad al espectáculo y hacer que las emociones del público vayan en aumento.

Ese acto tiene un comienzo, donde se presenta y realiza un juego que pueda ser simple pero que establece las credenciales del mago, ese momento donde genera una primera impresión.

Para nadie es un secreto que la primera impresión es fundamental. Este concepto, que trato en detalle en mi libro SÚPER LENGUAJE CORPORAL, es bien conocido por los magos, y primordial en el mundo de los negocios: El primer efecto que el mago hace en el escenario, no solo ha de ser impactante, sino que deberá servir como tarjeta de presentación para lo que ha de venir en su espectáculo; Del mismo modo, toda persona que trate con un cliente por primera vez, o que venga a sentarse a una mesa de negociación, o que esté siendo considerara para llevar a cabo el trabajo que sea,  habrá de mostrarse como competente y confiable frente a la tarea que estaría por ejecutar.

Luego, viene el acto en sí. Una parte media en donde interactúa con el público, llevándolo a diferentes instancias sobre el arcoíris emocional: Haciéndolo reír, pensar, asombrarse, reflexionar, inspirarse, motivarse, entre muchas otras cosas más.

Finalmente, el acto tiene un cierre, que busca generar el máximo impacto en los asistentes. Y si el mago se ha hecho querer, posiblemente cuente con un encore, algo que, como lo definimos anteriormente, termina siendo un regalo de apreciación por la especialidad del público, una sorpresa más...

Tras estructurar este acto, viene el fogueo: esta secuencia de efectos se presenta ante el público por primera vez para pasar del espejo del mago a la vista del público. Y dependiendo de las reacciones que estos efectos logren, el mago reajustará la secuencia para próximas presentaciones, se hará a nuevas ideas que podrá incorporar, cambiará juegos y orden: iterará esta secuencia buscando sacarle el mayor provecho.

En este punto, usted querido lector, ya se ha hecho a varios juegos de magia, con los que podría montar un pequeño show de magia. Así que le sugiero una estructura para este acto mágico, y se la explico:

Introducción: "Damas  y caballeros, mi nombre es Juan David Arbeláez" le recomiendo que use su propio nombre, "y hoy, quiero compartirles la magia del asombro. Y para comenzar, quisiera realizar una pequeña demostración con tres objetos..."

Efecto: La adivinación de los tres objetos.  Pida los tres objetos prestados, o usted mismo retírelos de su bolsillo. Un juego sencillo pero perfecto para establecer credenciales y picar la curiosidad de los asistentes. Ahora sí entramos en materia, pues el show ha comenzado.

Diálogo: "¿Contamos con algunos jugadores de cartas en el público? Quisiera realizar una demostración con ustedes empleando una baraja de cartas. Usted caballero, ¿qué tan bueno es para el póker? ¿Sabe usted cual es la mejor mano en una partida de póker? En un momento yo voy a hipnotizarlo y convertirlo en el mejor jugador de póker del mundo"

Efecto: El espectador encuentra los 4 ases. En este efecto usted demuestra su habilidad con las cartas y la capacidad de compartir su poder mágico. Espere al aplauso tras el juego, o pídalo para el espectador al terminar. Esto condiciona al público y se convierte en señal de que el efecto ha acabado y ahora se prosigue a algo más.

Diálogo: "Más útil que contar con la habilidad de controlar una mano de póker, resulta ser el adivinar las cartas antes de que las repartan. ¿Imaginan lo que uno podría lograr con esta habilidad en un casino en Las Vegas? Caballero, podría usted mezclar bien las cartas. ¡Revuélvalas tanto como pueda!"

Efecto: Predecir la carta. Una predicción increíble a la vista del público. Note que cada juego va siendo más impactante que el anterior. Esto que nos da pie para lo que sigue.

Diálogo: "Eso salió bastante bien y me gustaría llevarlo un poco más lejos. ¿Qué tal que uno pudiera saber qué es lo que piensan los demás y así conocer sus más profundos secretos...?"

Efecto: Adivinar el secreto. El juego puede salir de dos formas, dependiendo de la actitud del espectador escogido. Si el espectador nos sigue la corriente, será un milagro. O, si por el contrario se burla porque descubre el juego –recordemos que este juego requiere echarnos al bolsillo al espectador–, no importa, haremos de este momento una broma con lo que rebajaremos la tensión y explicaremos que "Este es solo un ejercicio para demostrar cuán difícil es adivinar lo que piensa alguien". En cualquiera de los dos casos, este efecto proporciona variedad y ambas emociones resultantes son antesala perfecta para lo que sigue.

Diálogo: "Quisiera ahora llevarlos a un viaje imaginario. ¿A quién no le gusta viajar? Señorita, usted es perfecta para esta siguiente demostración..."

Efecto: Desde Roma con amor. Una predicción imposible y diferente.

Final: Dígale al público cuanto agradece que le hayan permitido compartirles su talento. Dígales que quisiera contarles una pequeña historia y abiertamente tome los reyes, jotas, reinas y ases de la baraja y proceda con el siguiente efecto

Efecto: El Hotel Real. Un efecto fuerte que retoma la baraja, y tiene una historia con la que todos pueden identificarse. En este punto, nuestro acto ha finalizado. Podemos despedirnos, pero contamos con un encore...

Despedida: "Damas y caballeros. Espero hayan disfrutado de este momento mágico. ¡Muchas gracias!"

Encore: Dependiendo de la actitud del público dígales, como si los hubiera escuchado "¿Uno más, uno más antes de despedirme?" y proceda a explicar que realizará uno de los más difíciles actos que jamás se haya intentado. Dele toda la seriedad posible al asunto, usted va a darles "uno más" pero va a jugar con la emoción del público, para que sienta algo diferente. Tome la baraja  y dando la espalda al público saque aparentemente una carta y colóquela sobre la mesa.

Diálogo: Diríjase a alguien, bastante serio que usted en verdad no conozca, pregúntele "¿Usted y yo no nos conocemos, no es así? ¿Qué hay si le digo que bajo esta carta esta justamente su fecha de cumpleaños?"

Efecto: Adivinar el cumpleaños. No es un efecto en sí, pero generará una carcajada y rebajará la tensión creada tras los juegos anteriores. El dar la espalda, le permite al mago sacar la carta trucada para este juego de su bolsillo y colocarla sobre la mesa. Es una emoción diferente tras toda la seriedad inyectada en la presentación, un encore perfecto.

 

Ahí tiene un pequeño acto mágico, bien estructurado y que puede tomar entre 20 a 30 minutos. Tiene una introducción misteriosa, interacción con el público, predicciones, una risa, un final fuerte, una historia y un cierre diferente. Hasta siete efectos en un show que yo mismo he presentado profesionalmente en mis talleres de Magia Estratégica.

Ahora bien, ¿Cómo está estructurado el acto mágico de su organización? ¿Ha pensado usted cuales son los momentos de interacción con su público y en qué orden lo lleva hacia el máximo nivel de asombro? ¿Cuáles son sus diálogos? ¿Cómo sus caminos llevan a Roma? ¿Qué es necesario hacer visible e invisible?

La estructura sigue a la estrategia. Siempre pregúntese ¿Qué orden ha de seguir con el fin de lograr lo que quiere lograr?

Cuando se trata de estructurar, la mayoría de compañías tipo ComoTodos Limitada estructuran sus actos mágicos al revés: Dejan lo mejor para el comienzo y lo peor para el final: Observe los llamados servicios post-venta de cualquier compañía y dígame si no terminan siendo mezquinos; tome por ejemplo las empresas de telefonía celular y dígame si  no da rabia enterarse de que, tras años de ser usted fiel a un plan de pagos, todos los nuevos clientes tienen derechos a planes más económicos y con más prestaciones. ¿Qué acaso eso no es mezquindad?

Organización viene de la palabra orden. Todo orden implica estructura. El mago busca ir produciendo más y mejores emociones en el público, y usted y  su organización deberían buscar lo mismo, no solo con sus clientes sino con sus empleados. Estos flujos siempre deben ir de lo bueno a lo mejor. De lo interesante a lo asombroso.  Del "Humm" al  "¡Wow!".

El mago estructura su show con aquellos efectos que considera sus fortalezas. La organización hace lo mismo con sus ventajas competitivas. Una vez se ha establecido una estrategia y definido una misión, es fundamental estructurar el negocio con el fin de sacar el mejor provecho para el mago –su organización– y el público –sus clientes y empleados–.

Si el asombro es el centro de la magia como estrategia, todo paso que usted dé, habrá de estar enfocado a producir más  y mejor impacto ¡Siempre!

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