Creer En Una Causa

 

Todo individuo y organización, conforme pasa el tiempo y se hace a nuevas experiencias desarrolla una identidad, una forma de hacer las cosas, una colección de valores, principios e intenciones que son los que le motivan a seguir hacia adelante.

Esa motivación, suele ser identificada en las empresas como CULTURA ORGANIZACIONAL, y de la misma manera en que explicábamos al comienzo, como la definición de estrategia suele ser algo gaseoso o abstracto, el concepto de cultura organizacional no se queda atrás.

De hecho, hay quienes cometen el error de considerar dicha cultura como la estrategia de la compañía. Revise un reporte de desempeño y seguro aparecerán, como tallados en piedra, referencias a valores como comunicación, respeto, integridad y excelencia. Sí, todos valores muy bonitos e indiscutibles, pero seamos brutalmente honestos: ¿De verdad son esos valores los que mueven a nuestra organización, O más bien son lo que queremos que crean los de afuera?

Le doy la respuesta con un solo nombre: ENRON. La compañía energética de Texas, que estafó a todo Estados Unidos. Esos cuatro valores –comunicación, respeto, integridad y excelencia– eran precisamente, los que según ellos, eran el motor tras su cultura organizacional.

Hablar es fácil, y por lo tanto cualquier directivo se llenará la boca hablando de los valores que mueven a su organización, pero la gran mayoría de veces solo se tratará de una cortina de humo: palabras bonitas que se ven bien al estar escritas en ese corcho que hay colgado de la pared a la entrada de recepción...

¿Qué es cultura organizacional? Bueno, algunas personas lo definen justamente como lo que mueve a sus organizaciones, otros como "la forma de hacer las cosas", otras personas dirán que es algo así como el software que está instalado en la mente de los empleados, pero la definición que más me gusta es esta: Aquello que hacemos cuando creemos que nadie nos ve.

Todos los seres humanos tenemos prioridades, deseos y motivaciones que determinan cómo nos comportamos y qué hacemos cuando nadie nos ve. Esos, son los verdaderos principios que mueven a una organización, y si esas acciones no corresponden con lo que la compañía define como su cultura organizacional, entonces al igual que el caso de ENRON o del Titanic, vamos a hundirnos.

Muchas compañías creen que el contar con una cultura organizacional es definir una serie de estrictas normas y leyes por las cuales han de regirse todos. Pasan de una cultura organizacional a contar con una policía organizacional. Sí, está bien contar con normas, pero cuando la gente de verdad ama y cree en lo que hace, esas normas pasan a segundo plano y no hay que estarlas repitiendo cada cinco minutos puesto que hacen parte del ADN de los empleados.

¿Puede usted identificar qué es lo que motiva a los Magos de Asombro S.A.?

LA PASIÓN.

La pasión es como una píldora mágica que otorga súper poderes a quien la prueba. Cuando algo nos apasiona, el tiempo se mueve de otra manera. Tenemos la capacidad de dormir y comer menos, y aun así, nuestros niveles de energía se potencian, y jamás parecemos estar satisfechos: queremos hacer más, aprender más, ver más, experimentar más.

No solo eso, sino que cuando nos mueve la pasión, los errores no son más que lecciones de las que aprendemos y hasta disfrutamos, y en las que nos basamos para hacer nuevas iteraciones y avanzar. La pasión es gasolina pura, y motor de creatividad, gusto y placer por lo que hacemos.

¿Y cómo puede promover una organización pasión dentro de sus empleados? Lo siento, pero eso no se hace escribiendo en un papel ni en ese corcho a la entrada que "nos mueve la pasión" o haciéndose a un slogan similar, ni mucho menos diciéndole a los empleados que sientan pasión "porque sí", la pasión es algo que cada quien debe descubrir, pero que la organización puede potenciar y permitir...

Cuando un individuo logra alinear sus habilidades con su trabajo y es reconocido públicamente por ello, la pasión se despierta. Es lo mismo que sucede con el mago que descubre un juego, le llama la atención, lo practica y ensaya frente al espejo, se imagina la reacción que despertaría ante un público, y un día, se enfrenta a este por primera vez, fogueando ese juego de magia que aprendió, y al ejecutarlo magistralmente, es recompensado con el aplauso, del que se vuelve adicto y termina queriendo más.

La herramienta de la subasta de ideas en Asombro S.A empodera a sus Magos a elegir aquellos proyectos en los que consideran pueden aportar. Ellos mismos, pueden alinearse con los proyectos de la organización y eso, ofrece tremendas ventajas:

¿Puede una persona tímida tener éxito en el área de ventas? Tal vez... pero no por mucho tiempo, su personalidad no está alineada con lo que hace.

¿Puede un extrovertido tener éxito todo un día frente a un computador chequeando e-mails de soporte al cliente? Tal vez... pero su forma de ser, tampoco está alineada con lo que hace.

¿Debe entonces la organización permitir total libertad a sus empleados para que escojan en qué trabajar? Seguro eso suena algo fantástico, pero toda empresa puede ahorrarse un gran dolor de cabeza si conociera los talentos de sus empleados, y por talento, no me refiero a la capacidad de Pedro Pérez del departamento de ventas de cumplir la meta todos los meses, como sí por ejemplo, que tiene buena voz y desde pequeño le gusta la locución... ¡ah! Eso es un momento Eureka: Pedro Pérez tiene un talento que podría servirnos en otras áreas de la organización. ¿En cuáles? Ahí es donde el ingenio entra a jugar: Darle un taller de manejo de la voz a aquellos que hacen presentaciones, servir como maestro de ceremonias, o ser la voz del próximo comercial a rotar en radio y televisión son solo algunas ideas.

El asunto es que se le llama talento humano justamente por eso y es una mina de oro. Busque descubrir y alinear los otros talentos de sus equipos con la estrategia de la organización y encontrará más de un atajo para la consecución de sus objetivos. Eso es alinear pasión con estrategia. ¡Eso es pasión organizacional!