Generar Confianza

 

Ha llegado el momento de decirle algo a la comunidad mágica que no quieren escuchar: Una de las razones, sino la principal, por la que el arte mágico ha perdido acogida, es precisamente por culpa de los mismos Magos, que más que no saber respetar el arte, no han sabido respetar al público.

Señores Magos y Mentalistas, los ilusionistas nos debemos al público, y por lo tanto, el burlarse de UN solo voluntario porque con ello el resto del público tendrá una carcajada, es uno de los peores errores que podemos cometer.

Estadísticamente, menos de una persona entre 100.000 tendrá la posibilidad algún día de ver a un mago en vivo y en directo. La magia, es un privilegio, luego ¿Valdrá la pena arruinar ese instante mágico para esa única persona solo porque al hacerlo los demás tendrán una risa adicional?

En el mundo existen dos formas de sobresalir. La primera consiste en trabajar, innovar y adaptarse de manera que uno sea reconocido como la mejor opción disponible; La segunda, consiste en rebajar a los demás de manera que uno parezca ser el menor de todos los males.

Como Magos, al público hay que respetarlo, pues ha decidido invertir su tiempo y dinero en mi producto o servicio.

En una de mis visitas a Las Vegas, decidí ir a ver el show de David Copperfield a última hora, con lo que nos tocó un puesto bastante regular.

Mientras esperábamos, uno de los acomodadores del show se acercó a preguntarnos si estaríamos interesados a tener un puesto en primera fila. La única condición era que una vez empezara el espectáculo, nos cambiarían de puesto a la luz de todos, Copperfield haría un comentario frente a nosotros y quedaríamos ante al público como los que siempre llegan tarde.

¡Era justo! Era un chiste planeado y no teníamos que aceptar si no queríamos. ¿Obtener sillas en primera fila a cambio de que David Copperfield se refiriera a nosotros como los que siempre llegan tarde a su show? ¡Hagámoslo! Esto no era ninguna falta de respeto, por el contrario: El equipo de trabajo de David Copperfield todas las noches ofrece esta posibilidad a alguien del público que siempre acepta la oferta, y nadie se siente ofendido. Por el contrario, uno se siente parte del espectáculo, te pintan la situación de rojo,  y uno queda con una historia que contar, tanto así que yo la estoy contando aquí.

La magia no se da en las manos del mago, como sí en la mente del público. Una sola emoción negativa por una burla o falta de respeto y cualquier efecto se vendrá a pique. Esa persona jamás querrá volver a saber de usted, ni de ningún otro mago, y se enfilará en las listas de esos espectadores que cuando uno les pide subir al escenario se negarán rotundamente.

En el mundo de los negocios –y la vida misma–, hay que entender la diferencia entre necesidades y deseos. Por ejemplo, ¿Si desea viajar a Disney World, que esperaría encontrar? Walt Disney como gran mago y estratega que era, lo tenía bien claro cuando al diseñar y comunicar a sus empleados su estrategia de servicio al cliente, identificó los cuatro deseos de sus visitantes: Querer sentirse especiales, querer ser tratados como personas, querer ser respetados y querer encontrarse con personal que sepa lo que está haciendo.

Cuando el mago respeta al público, este respetará al mago. ¿Puede usted trasladar este concepto a su entorno? Claro que sí: Cuando el negocio respeta a sus clientes, estos respetarán al negocio. Para sobresalir, no hay que rebajar a nadie. A le fecha, no conozco ningún negocio que funcione haciendo que sus clientes lo odien –a excepción quizás del negocio de los impuestos, propio de todo gobierno...–