Cuida Tus Ángulos

 

"Espejito, espejito...".  Tras su paso por el país de las maravillas, Lewis Carroll mandó a su Alicia, a vivir nuevas aventuras a través del espejo en la novela del mismo nombre. Por otro lado una de las características de los vampiros y otros "muertos vivientes" es no poder verse reflejados en los espejos. Y la malvada madrastra de Blanca nieves, tenía por asesor un espejo mágico.

Los espejos siempre han tenido esa connotación mágica y misteriosa, pueden ver las cosas de manera diferente transformando la izquierda en derecha y viceversa; y además son el símbolo por excelencia de la vanidad y el orgullo.

Pero esa magia del espejo viene desde mucho antes de que en la antigua Venecia aprendieran a combinar la plata y el metal para lograr ese efecto reflectivo del que se apropiarían las mujeres para hacerse más hermosas. Antiguamente, dicho efecto reflectivo era buscado con mística por los oráculos para ver el futuro, fue así como la palabra vidente tomó forma, pues no solo se trataba de personas con la capacidad de "ver" el futuro, sino de ver en aquel reflejo del espejo de agua, las señales a interpretar.  Ver el futuro a través de la bola de cristal, es precisamente la evolución de dicha práctica.

Los espejos, son el mejor amigo del mago.  Son un crítico implacable y su director teatral por naturaleza.

Son horas las que el mago pasa al frente del espejo puliendo sus movimientos para hacerlos invisibles. El mago sabe, que si logra pasar la prueba del espejo, será mucho más fácil pasar la del público.

¿Tiene usted y su organización un espejo al cual consultar y frente al cual pulir sus métodos y mejorarlos en silencio? ¿Y quién consulta ese espejo?

Si usted le pide a un niño que analice las fortalezas y debilidades  de su colegio, seguramente hablará de su recreo como una fortaleza y de las tareas que le asignan los profesores como una debilidad–  Si le pide a uno de los profesores que haga el mismo ejercicio, le garantizo que por ningún lado de su análisis aparecerá la palabra recreo. Y si le pide a un directivo del plantel, que también incluya su aporte, este seguramente hablará de los profesores como si fueran una fortaleza.

El punto es que sin importar si en el análisis de fortalezas y debilidades de una organización participan una o cien personas, este análisis terminará siendo solo la opinión de esa o esas personas que la pusieron por escrito. Apegarse de esta, es lo mismo que el mago que no cuida sus ángulos y que cree que lo que él ve, cuando practica o desarrolla un juego de magia, es exactamente lo que su público ve.

Sí, usted necesita conocer sus fortalezas.

Sí, usted necesita conocer sus debilidades.

Sí, usted necesita identificar sus oportunidades.

Sí, usted necesita tomar acciones.

Pero usted y su organización necesitan cuidar sus ángulos de la misma manera del mago y no quedarse con la propia perspectiva de las cosas. Necesitan múltiples espejos, indicadores sencillos que cualquiera pueda entender y obtener inmediatamente para tomar decisiones al instante

¿Es su producto o servicio un "muerto viviente" que no logra reflejarse en ningún espejo?, ¿Un vampiro de energía y recursos que no acepta morir, al mejor estilo Drácula?

Los mejores Magos del mundo filman sus presentaciones. Lo hacen, porque eso es precisamente la forma de verse al espejo y evaluar múltiples ángulos, y no importa cuántas veces hayan realizado el mismo acto, dicha grabación siempre mostrará algo que puede pulirse.

Los Magos suelen decir que cada minuto frente al espejo te mejorará una hora frente al público. Procure contar con unos buenos espejos.

Revise sus indicadores, del mismo modo en que el mago cuida sus ángulos y haga de su consulta un hábito diario; y si nota que alguno de esos ángulos se está descuidando, haga algo. Está bien tener un sueño de aquí a diez años, y escoger una estrategia para los siguientes tres meses. Pero si usted no hace nada a los quince minutos de ver que definitivamente eso que creía no funciona, usted no terminará asombrando a un público, sino engañándose a sí mismo al creerse solito que nadie "le ve el método"... Y nada más lastimero que un mago que no logra asombrar.